Autor: cris

  • Murió Enoc o no murió

    Romanos 5:14 dice que reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, pero Hebreos 11:5 dice que Enoc, quien vivió en ese periodo, no murió. ¿Por qué no murió si la muerte reinó desde Adán hasta Moisés?

    Gracias por su consulta. Demos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Romanos 5:12-14 donde dice: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la trasgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.»

    Lo que este pasaje bíblico está diciendo en esencia es que después que Adán pecó, él y sus descendientes solo pudieron engendrar pecadores. Esto para corregir la equivocada noción que los pecadores son solamente los que han quebrantado la ley que Dios entregó a su pueblo mediante Moisés.

    Por esto la Biblia enseña que todo ser humano es pecador. Más adelante, en el mismo pasaje, Pablo se encargará de mostrar que así como por la desobediencia de uno se hundió a todos sus descendientes en el pecado, por la justicia de uno, vino a todos los hombres la justificación de vida.

    Note lo que dice Romanos 5:18-19 «Así que, como por la trasgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.»

    Adán pecó, Adán murió y pasó la muerte a todos los hombres. Cristo, por contraste, vivió justamente, venció la muerte y pasó la vida a todos los que creen en él como Salvador.

    Ahora consideremos el asunto de Enoc. Usted tiene toda la razón en cuanto a que Enoc vivió en el periodo entre Adán y Moisés, es decir antes que la ley de Moisés esté en vigencia. Pero ya quedó claro que el hombre no es pecador porque viola la ley de Moisés sino porque su naturaleza es pecaminosa y esa naturaleza pecaminosa tuvo su origen en Adán.

    A todas luces entonces, Enoc fue pecador y por ser pecador estaba sujeto a la muerte. Pero con Enoc sucedió algo que no es común en todos los pecadores. Note lo que dice Génesis 5:22 «Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas»

    La época en la que vivió Enoc fue un tiempo de total decadencia espiritual. Génesis 6:5 dice al respecto: «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal»

    Pero a pesar de vivir en un mundo sumido en el fango de pecado, la Biblia declara que Enoc caminó con Dios. Interesante esta afirmación. Dios no camina con hombres entregados a cometer pecado. Entonces podemos decir perfectamente que Enoc debió haber sido un hombre transformado de pecador condenado a pecador redimido. Enoc debe haber reconocido que es pecador y que está en camino a su condenación y debe haber confesado su pecado a Dios y debe haber buscado perdón para su pecado en Dios.

    Enoc fue ciertamente un hombre de fe. Su fe era una fe viva. Lo sabemos porque dice la Escritura que Enoc caminó con Dios. Esto significa que Enoc vivió un estilo de vida conforme a las demandas de Dios. No es extraño que haya sucedido lo que relata la Biblia cuando afirma que Enoc desapareció porque le llevó Dios. Enoc no tuvo que saborear la muerte como los demás contemporáneos suyos. Enoc es un vencedor de la muerte.

    Todo fue por fe. Esto es lo que registra en forma magistral el autor del libro de Hebreos cuando en Hebreos 11:5 dice: «Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese transpuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios»

    Enoc tuvo victoria sobre el reino de la muerte, por la fe y por eso no padeció la muerte. En este sentido Enoc es un símbolo o un tipo de los creyentes que estarán vivos cuando venga Jesucristo en las nubes para llevar a su iglesia en lo que se llama el Rapto o el Arrebatamiento.

    Estos creyentes también, como Enoc, serán transpuestos al cielo sin pasar por la muerte. Esto, como resultado de su fe en Cristo, la misma fe que tuvo Enoc, la cual le permitió caminar con Dios. Sí, todos los descendientes de Adán son pecadores y esclavos del reino de la muerte.

    Pero algunos de ellos han logrado su libertad del dominio de la muerte, por la fe en Cristo, por medio de quien son vencedores de la muerte. Enoc fue uno de ellos. Elías fue otro. Los creyentes que estén vivos cuando Jesucristo venga a arrebatar a su iglesia son otros. Los creyentes que tengan que pasar por la muerte, también son vencedores de la muerte, porque al igual que Jesucristo, a ellos también les espera la resurrección gloriosa.

  • Dios justifica al impío

    En Romanos 4:5 dice que Dios justifica al impío, pero Proverbios 17:15 dice que el que justifica al impío es abominación a Jehová. ¿Cómo puede ser esto?

    Interesante su consulta. Comencemos por dar lectura al texto que se encuentra en Proverbios 17:15 donde dice: «El que justifica al impío, y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová»

    Para entender lo que este proverbio dice es necesario pensar en un juez injusto. ¿Qué es lo que hace injusto a un juez? Pues absolver al culpable, o al impío y condenar al inocente o al justo. Ambas cosas son abominación a Jehová.

    En la versión Dios habla hoy, leemos este proverbio de la siguiente manera: «Perdonar al culpable y condenar al inocente son dos cosas que no soporta el Señor»

    ¿Ve Usted el asunto? Ahora vamos a la otra cita mencionada por Usted. Se encuentra en Romanos 4:5 pero para incluir el contexto, leamos desde el versículo 1 hasta el versículo 8, donde dice: «¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.»

    Como bien podrá Usted notar aquí, Dios no está absolviendo a un culpable así como lo haría un juez corrupto. Lo que está pasando es que Dios esta viendo el corazón de un culpable y allí en ese corazón existe fe para reconocer que Cristo recibió en la cruz el castigo que ese pecador culpable merecía por su pecado. Por esta fe, Dios perdona a ese pecador.

    La Biblia por tanto declara: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas. Así es como Dios justifica al impío que cree en Cristo como su Salvador. No es que Dios se hace de la vista gorda para dejar pasar el pecado del impío. Dios tuvo que pagar con la vida de su Hijo unigénito, para poder perdonar los pecados del hombre y de esa manera justificar al impío. ¿Ve Usted la diferencia?

  • Hay justos o no hay justos

    Por lo que dice Romanos 3:10, no hay justo ni aun uno, pero Santiago 5:16 dice que la oración eficaz del justo puede mucho. ¿Hay o no hay justos?

    Pongámoslo de esta manera. Justos por sus propios méritos, no existe ninguno. Pero justos por los méritos de Cristo existimos muchos. Me incluyo yo dentro de ellos.

    Permítame demostrarlo bíblicamente. Dios mira el carácter o la naturaleza propia del ser humano y ponga atención a la evaluación que hace de él. Romanos 3:10-18 dice: «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.»

    Bueno, no puede haber descripción más precisa del carácter o la naturaleza propia del ser humano. Por eso es que Romanos 3:23 concluye diciendo lo siguiente: «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios»

    El hombre ha tratado de arreglar este problema por sus propios medios. Lo ha intentado a través de cumplir con ritos religiosos por ejemplo. Otros lo han intentado por medio de hacer buenas obras. Pero note el veredicto de Dios sobre el esfuerzo del hombre para hacerse justo por sus propios medios. Romanos 3:20 en su primera parte dice: «ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él»

    Es imposible que el hombre pueda hacerse justo por sus propias obras. Pero lo que es imposible para el hombre, es muy posible para Dios. Así es, Dios puede declarar justo a un hombre que por naturaleza es injusto. Esto es lo que los teólogos llaman la justificación. Es la obra de Dios por la cual Dios declara justo a un hombre que por fe ha recibido a Cristo como Salvador. Todo es cuestión de fe, mas no de obras.

    Romanos 3:21-22 dice: «Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.»

    ¿Ha recibido Usted a Cristo Jesús como su Salvador personal? Entonces Usted ha sido justificado por Dios, o Usted ha sido declarado justo por Dios.

    Puede ser que en la práctica Usted diste mucho de ser totalmente justo, pero a los ojos de Dios, por la fe, Usted es justo. No por sus méritos sino por los méritos de Cristo, su Salvador. Por esto dijimos al inicio de la respuesta a su consulta, que en verdad no existe un solo justo, por sus propios méritos, pero existimos muchos justos por los méritos de Cristo. Es a estos justos por los méritos de Cristo, a quienes se refiere Santiago en su libro, cuando en el capítulo 5 versículo 16 dice: La oración eficaz del justo puede mucho.

  • Quien escribió Romanos

    Con relación a la Epístola de Pablo a los Romanos, es obvio que tanto su título como su contenido indican que fue escrita por el Apóstol Pablo, sin embargo Romanos 16:22 dice que el escritor de la Epístola es un individuo llamado Tercio. ¿Puede explicarme esta aparente contradicción?

    Con mucho gusto. Como Usted bien señala, la paternidad literaria de la Epístola a los Romanos corresponde al Apóstol Pablo, sin la menor sombra de duda. Esto lo podemos apreciar en el título de la Epístola según aparece en la versión Reina Valera y también en varios versículos de la Epístola, como los versículos 1 y 7 donde dice: «Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.»

    Además, el tenor de la Epístola es totalmente Paulino. Dicho esto, pasemos a considerar el texto que aparece en Romanos 16:22 donde dice: «Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor»

    Recuerde que no existe la menor duda en cuanto a que el apóstol Pablo es el autor de la carta. ¿Cómo debemos entonces entender la aseveración de Tercio en el sentido que fue él quien escribió la carta?

    La manera de entender es en el sentido que Tercio fue simplemente el amanuense quien dibujó las letras, pero que el dueño del pensamiento y las palabras fue el apóstol Pablo.

    En otras palabras, el apóstol Pablo dictó la carta a Tercio, quien la registró en forma escrita. Una pregunta que podría hacerse es ¿Por qué Pablo tuvo que recurrir a la ayuda de un amanuense para escribir la carta a los Romanos?

    La razón más probable es porque Pablo sufría de problemas visuales. Un poco antes de la carta a los Romanos, Pablo escribió la carta a los Gálatas y observe lo que dice en Gálatas 6:11 «Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano»

    Parece que Pablo tomó la pluma de escribano y dibujó letras grandes, bien sea para acentuar lo que quería decir, o bien sea porque tenía un problema visual y difícilmente podía dibujar letras normales. Muchos intérpretes bíblicos se inclinan por esto último. Bien podría ser entonces que debido a sus problemas con la vista, Pablo haya tenido que recurrir a un amanuense para escribir la epístola a los Romanos.

  • Pablo profetizo que iban a morir todos

    En Hechos 27:10 Pablo profetiza que el viaje sería con mucha pérdida del cargamento y de vidas humanas. Si embargo, Hechos 27:44 dice que todos se salvaron. ¿Falló la profecía?

    Analicemos los hechos. Vamos a leer Hechos 27:8-12 donde dice: «Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba, diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas. Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí.»

    Pablo estaba en calidad de prisionero, siendo transportado junto con otros presos a Roma, bajo el cuidado de un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. La nave alejandrina en la cual eran transportados, zarpó de Mira y con mucha dificultad, por las condiciones climáticas, llegó a Buenos Puertos. Esperando que el tiempo mejore, se perdió mucho tiempo y llegó el invierno.

    Para todos era conocido que la navegación durante el invierno era muy peligrosa. Por esto Pablo comunicó su preocupación al centurión romano, en cuanto a que zarpar de Buenos Puertos en esas condiciones climáticas pondría en peligro no solo el cargamento, sino la vida de los pasajeros y la tripulación.

    No es que Pablo estaba profetizando que se iba a perder el cargamento y que todos, o algunos iban a morir en el percance. Pablo simplemente estaba haciendo uso de su sentido común para convencer al centurión romano que lo mejor sería pasar el invierno en Buenos Puertos.

    Parece que esa embarcación tenía mucha urgencia por llegar a Roma porque llevaba cereales para el imperio. Además, Buenos Puertos no era un puerto tan bueno como su nombre porque no ofrecía comodidades para los viajeros para pasar el invierno.

    Por eso, decidieron que a pesar de las condiciones atmosféricas adversas debían zarpar de Buenos Puertos, rumbo a Fenice, primera parada en la ruta hacia Roma. Este error de cálculo por parte de la tripulación de la nave, hizo que la embarcación zozobre. Gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas, pero sí se perdió todo el cargamento.

    Así que, Pablo no profetizó o anunció de antemano que se iba a perder el cargamento y las vidas humanas. Lo que hizo, fue simplemente manifestar su preocupación por la navegación en el invierno, porque se pondría en peligro el cargamento y las vidas humanas.

    La advertencia de Pablo no fue escuchada. Sin ser marinero, Pablo tenía más sentido común que los mismos marineros. La tripulación corrió el riesgo de navegar en difíciles condiciones climáticas y las cosas no salieron como ellos pensaban. Zozobró la nave y gracias a Dios no hubo pérdida de vidas humanas aunque se perdió todo el cargamento y la nave alejandrina.

  • Pablo sabia que iba sufrir al ir a Jerusalén

    ¿Cómo pudo decir Pablo, en Hechos 20:22 que iba a Jerusalén sin saber lo que allá le iba a acontecer, si el Espíritu Santo le anunció que iba a ser entregado en manos de los gentiles, según Hechos 21:11?

    Interesante su consulta. Para entenderlo es necesario mirar algunos textos acerca de cómo surgió la idea de Pablo para ir a Jerusalén.

    Durante su tercer viaje misionero, Pablo planificó su futuro itinerario. Lo tenemos en Hechos 19:21 donde dice: «Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma.»

    Fue así como envió a Timoteo y Eraso a Macedonia y él se quedó por algún tiempo en Asia.

    Fue allí cuando estalló el conflicto en Efeso causado por los plateros que fabricaban estatuillas de la diosa Diana. Una vez que cesó el alboroto, Pablo se despidió de la iglesia y salió para Macedonia. Después llegó a Grecia. En su camino hacia Jerusalén pasó por Troas y Mileto.

    Fue aquí, en Mileto, donde Pablo hizo llamar a los ancianos de Efeso para despedirse de ellos antes de marchar hacia Jerusalén. En su despedida, note lo que les dijo según Hechos 20:22 «Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer»

    Pablo habla de un deseo muy profundo de su corazón por ir a Jerusalén. A eso se refiere la frase: ligado en espíritu. Sin embargo, Pablo sabía que su estadía en Jerusalén no iba a ser sin contratiempos.

    Ponga atención a lo que dice Hechos 21:23 «salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones»

    Pablo sabía que su tiempo en Jerusalén no iba a ser un lecho de rosas. Le esperaban prisiones y tribulaciones. Pero Pablo no sabía detalles de ello. No sabía quien le iba a acusar, de qué le iban a acusar, dónde le iban a encarcelar, etc.

    A esto se refirió Pablo cuando dijo que no sabía lo que le iba a acontecer. Muy bien. Pablo se despidió con lágrimas de los ancianos de Efeso y partió hacia Cesarea. El barco en que viajaban hizo una parada en Tiro. Allí se quedó Pablo por siete días y los discípulos que allí había trataban de disuadir a Pablo que vaya a Jerusalén, porque el Espíritu se había encargado de mostrarles a estos discípulos también que Pablo iba a sufrir prisiones y tribulación en Jerusalén.

    Pablo no cedió a las advertencias y salió hacia Cesarea. Allí posó en casa de Felipe, el Evangelista, quien tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Mientras Pablo estaba con esta familia, vino a Cesarea, desde Judea un profeta llamado Agabo. Cuando este profeta vio a Pablo, tomó el cinto de Pablo y atándose los pies y las manos dijo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.

    Recién ahora, Pablo sabía algunos detalles de las prisiones y la tribulación que le esperaban en Jerusalén. Eran los judíos quienes estaban detrás de todo. Agabo y los que con él estaban pensaban que esta profecía haría desistir a Pablo de ir a Jerusalén.

    Pero note lo que Pablo dijo. Hechos 21:12-14 dice: «Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.»

    Pablo pues, llegó a Jerusalén. El resto de la historia muestra como fue acusado y maltratado por los judíos y finalmente encarcelado, tal cual como se había profetizado. Así que, cuando Pablo dijo que iba a Jerusalén y que no sabía lo que le iba a pasar allí, en realidad estaba diciendo que no sabía detalles de lo que le iba a pasar allí, porque por el Espíritu Santo ya sabía que iba a padecer prisiones y tribulación.

  • Pablo desobedeció al Espíritu Santo

    Según Hechos 16:6 el Espíritu Santo prohibió a Pablo que predique el Evangelio en Asia, pero según Hechos 19:10 y 22 Pablo predicó el Evangelio en Asia. ¿Será que Pablo desobedeció al Espíritu Santo?

    No. Pablo no desobedeció al Espíritu Santo de ninguna manera. Vamos a explicarlo.

    Leamos Hechos 16:6 donde dice: «Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia»

    Este evento ocurrió durante el segundo viaje misionero de Pablo. La idea original o el deseo de Pablo fue ir a la provincia romana de Asia para predicar el Evangelio allí, pero el Espíritu Santo no se lo permitió.

    Obediente a esta prohibición, Pablo cambió rumbo y fue hacia Misia. Una vez allí, Pablo intentó ir a Bitinia pero nuevamente el Espíritu Santo no se lo permitió.

    Fue así como Pablo, pasando junto a Misia, descendió a Troas. Fue allí donde Pablo vio en visión a un varón Macedonio, en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Pablo obedeció la visión y partió para Macedonia, dando por cierto que Dios le estaba llamando para que anunciase el Evangelio allí.

    Esto abrió la puerta para el fructífero ministerio de Pablo y sus acompañantes en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Vemos aquí al Espíritu Santo dirigiendo la labor Evangelística de Pablo.

    La razón del Espíritu Santo para no permitir que Pablo predique el Evangelio en Asia, fue simplemente porque no era el tiempo de Dios.

    Más tarde, Pablo dio inicio a su tercer viaje Misionero. Ahora ya era el tiempo de Dios para ir a Asia. Partió por orden a la región de Galacia y de Frigia. Visitó las regiones superiores y eventualmente llegó a Efeso, la primera ciudad en Asia.

    Pablo comenzó a enseñar en la sinagoga de los judíos por espacio de tres meses. Cuando los judíos rechazaron el mensaje de Pablo, se separó de ellos y se quedó en Efeso por espacio de dos años.

    Note lo que dice Hechos 19:10 «Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.»

    Allí lo tiene. No es que Pablo desobedeció la prohibición del Espíritu Santo de ir a Asia. Esa prohibición se dio en el segundo viaje misionero de Pablo. Pero para el tercer viaje misionero de Pablo, la prohibición ya no estaba más en vigencia. Ahora era el tiempo de Dios para que Pablo predique el Evangelio en Asia. Pablo lo hizo y Dios añadió su bendición a raudales.

  • Es voluntad de Dios tener Defectos Físicos

    Hace algunos años atrás, conoció a una hermana en la fe de quien se enamoró. Luego de hablar con ella y de ponerse de acuerdo, entre los dos para ser oficialmente enamorados, decidieron hablar con los padres de ella. Los padres de ella no aprobaron la relación de enamoramiento, aduciendo que su hija debía primero terminar sus estudios universitarios. Ud. piensa que la falta de acuerdo de los padres de la joven se debe en realidad a un defecto físico que tiene este joven y al hecho que no tiene un título universitario como ella va a tener dentro de poco. Nos pregunta si será opuesto a la voluntad de Dios que se case con ella aun cuando los padres de ella no estén de acuerdo.

    Permítame comenzar señalando que el enamoramiento o noviazgo es algo en lo cual no solo interviene la voluntad de los enamorados o novios.

    Un enamoramiento que agrada a Dios, debe comenzar con la aprobación de Dios. Es decir que se debe respetar los principios bíblicos para el enamoramiento y se debe orar mucho para buscar la voluntad de Dios en cuanto a ello.

    Luego, es importante y necesario buscar el consejo de los ancianos o pastores de la iglesia. Estas personas han sido puestas por Dios en las iglesias locales para pastorear la grey. Es necesario por tanto pedir el consejo de ellos antes de entablar una relación de enamoramiento.

    Después es necesario pedir el consejo de los padres. Tanto del joven como de la joven. Si la voluntad de Dios parece ser que la relación prosiga y no hay oposición de los ancianos o pastores y tampoco de los padres, entonces recién allí se debe iniciar la relación de enamoramiento propiamente dicha.

    Usted, debe saber que si Dios quiere que Usted se case con esa joven de quien está enamorado, Dios mismo se encargará de que los ancianos o pastores apoyen la relación y que los padres tanto suyos como los de ella también apoyen la relación.

    En su caso, al menos los padres de la joven no están de acuerdo con la relación. Me da la impresión que Usted se ha apresurado a comenzar la relación de enamoramiento sin contar con la aprobación previa de los padres de ella.

    Esto traerá como consecuencia que la relación entre Ustedes dos no marche normalmente, porque tendrán que verse a escondidas de los padres de ella y lo peor, tendrán la conciencia manchada porque saben que están haciendo algo que no está bien del todo.

    Si los ancianos o pastores o los padres, no están de acuerdo, lo menos que Ustedes dos deberían hacer es postergar la relación de enamoramiento, hasta que Dios cambie el corazón y la mente de los ancianos o de los padres para apoyar la relación de enamoramiento.

    Si eso nunca pasa, entonces Ustedes ya tienen la respuesta de Dios sobre esa relación. Significará simplemente que eso no es la voluntad de Dios.

    En relación con su pensamiento que los padres de la joven no aprueban la relación de enamoramiento con Usted debido al defecto físico que Usted tiene y debido a que Usted no tiene un título universitario como ella va a tener dentro de poco, le sugiero que con mucho tino y amor fraternal hable sobre eso con ellos.

    Quizá pueda hacerles notar que el valor de una persona no está dado por los rasgos físicos que posea ni por los títulos que se ostente. Recuerde el dicho: El hábito no hace al monje. El valor de la persona está dado por el carácter de la persona. Si Usted cultiva su carácter en el temor de Dios y es un hombre maduro en la fe y en la virtud cristiana, Usted es un hombre de gran valía. Trate de compartir este pensamiento con los padres de la joven.

    Por último quisiera referirme a su inquietud acerca de sí será la voluntad de Dios que Usted se case con ella aún en contra de la voluntad los padres de ella. Yo tengo mis reservas en cuanto a esto. La Biblia enseña a honrar a los padres por medio de la obediencia. Si la joven vive con sus padres, es imprescindible que ella les obedezca en todo, sin importar la edad que tenga.

    Yo le aconsejaría que siga orando y esperando en Dios. Espere al menos hasta que la joven termine de estudiar para ver si mientras tanto el Señor cambia la mente de los padres de la joven para que apoyen la relación de enamoramiento con Usted. Ore mucho mientras tanto. Puede ser que el Señor tenga diferentes planes para Usted y para ella. Recuerde que los planes del Señor siempre serán los mejores planes. El hombre puede tener buenos planes, pero los mejores planes son siempre los del Señor.

  • Es de vital importancia leer toda la biblia

    ¿Es de vital importancia leer toda la Biblia? Pregunto esto, porque he oído que lo que se debe leer es solamente el Nuevo Testamento aunque sea una vez al año.

    Demos lectura al texto que se encuentra en 2ª Timoteo 3:16 donde dice: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia»

    Cuando este texto habla de toda la Escritura, se está refiriendo a la Biblia en general. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son inspirados por Dios. Son la palabra de Dios, no del hombre.

    Siendo así, el creyente debe poner atención tanto a lo que dice el Antiguo Testamento como lo que dice el Nuevo Testamento. Debe leer tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento.

    Por supuesto que el creyente debe ser muy cuidadoso para trazar bien la palabra de Dios. Esto significa entre varias cosas reconocer que lo que el Antiguo Testamento anticipó o lo presentó mediante símbolos, tuvo su cumplimiento en el Nuevo Testamento, con la venida de Cristo en la persona de Jesús.

    Del Antiguo Testamento podemos aprender tantas buenas y preciosas lecciones espirituales como del Nuevo Testamento. Por tanto, yo le animo a que diseñe un sistema de lectura bíblica que combine tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.

  • Cuanto debo dar al señor

    ¿Cuánto de mis ingresos debo dar al Señor? Según algunos debe ser el diezmo o el 10%. ¿Qué dice la Biblia?

    A Usted le interesa saber específicamente cuánto se debe dar al Señor. Por ahora entonces dejemos a un lado cosas importantes como la actitud para dar al Señor, dónde dar al Señor, cuándo dar lo que es para el Señor, qué dar al Señor, además del dinero, etc.

    La Biblia nos habla de todo esto, pero a Usted, por ahora le interesa saber cuánto debemos dar al Señor. De hecho, Usted ha oído mucho acerca de lo que se llama el diezmo. Esto significa dar al Señor el 10% de nuestros ingresos.

    Pero antes de llegar a una conclusión sobre esto, examinemos primero los hechos.

    A este respecto, quisiera que me acompañe a considerar una fascinante historia en la cual Jesús en persona alabó el dar de una persona. Si Jesús alabó el dar de esta persona, ciertamente esta persona habrá hecho lo correcto acerca del dar, incluyendo el cuánto.

    La historia se encuentra en Marcos 12:41-44 donde dice: «Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba como el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.»

    Interesante historia. Jesús está contemplando a la gente mientras daba para el Señor. Su atención se fijó en el bolsillo de esta gente.

    Interesante que Jesús pone atención en el bolsillo de la gente. No para sacar provecho de la gente, como hacen muchos pseudos ministros del evangelio, sino porque como dice su palabra, donde está el tesoro allí está el corazón del hombre.

    Interesante también que Jesús se fijó más en lo que la gente retenía, que en lo que la gente daba.

    Así es. Dios está más interesado en lo que retenemos en el bolsillo que en lo que le damos a él. ¿Por qué? Pues porque lo que retenemos en el bolsillo es la medida de nuestro compromiso con él. Si a él le damos una miseria y nosotros nos quedamos con la mayor parte, entonces eso indica que nos interesa más nuestro bienestar propio que el Señor y su obra.

    Muy bien. Jesús vio a muchos ricos que depositaban su ofrenda en el arca diseñada para ello. Pero al mirar los bolsillos de estos ricos, Jesús vio que habían dado de lo que les sobraba. Pero también vio a una viuda pobre. Ella se acercó al arca de las ofrendas y depositó allí dos blancas, o un cuadrante. La cantidad que esta pobre viuda depositó en el arca, no llamó tanto la atención de Jesús, como lo que quedó en el bolsillo de la viuda pobre.

    Recuerde que a Dios le interesa más lo que se queda con nosotros que lo que le damos a él. En el bolsillo de la viuda pobre no quedó ni un solo centavo diríamos hoy. La viuda pobre había echado todo lo que tenía, todo su sustento. Jesús alabó esta acción de la viuda.

    Observe con atención. La viuda no dio el 10% ni el 20%, ni el 50%, ni el 90%. La viuda dio el 100%. Muchos dirán: Pero si yo doy el 100% al Señor, entonces ¿De qué voy a vivir? ¿Con qué voy a comer? ¿Cómo voy a sustentar a mi familia? Son cuestionamientos válidos.

    Pero ¿sabe una cosa? Ese no es su problema. Es problema de Dios y él sabe resolver los problemas a la perfección. Por supuesto que Dios no espera que siempre demos el 100% de nuestros ingresos, pero no sería malo hacerlo de vez en cuando, al igual que la viuda pobre.

    Lo que Dios espera es que seamos generosos en nuestro dar, que haya un sentido de sacrificio en nuestro dar, no para ganarnos la salvación o para apaciguar la conciencia por algo malo que hicimos, sino para mostrarnos a nosotros mismos que estamos más interesados en él que en nosotros mismos.

    Eso fue lo que hicieron las iglesias de Macedonia, según el testimonio de Pablo en 2ª Corintios 8:3 donde dice: «Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas»

    Las iglesias de Macedonia no limitaron su dar al 10% ni al 20% ni a cualquier otra proporción fija. Dice el texto que dieron conforme a sus fuerzas y aun más allá de sus fuerzas. Esta es la medida del dar al Señor.

    Note como instruye el apóstol Pablo con relación al cuánto se debe dar al Señor. 2ª Corintios 9:7 dice: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.»

    Pablo no dice: Cada uno dé el 10 o el 15 o el 20%, etc. Dice cada uno dé como propuso en su corazón. Eso significa lo que Dios le guíe a dar, entre el 0 y el 100%. El porcentaje en mucho dependerá de la manera como Dios le ha prosperado.

    1ª Corintios 16:2 dice: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.»

    Intentemos hacer una conclusión sobre la base de todo lo dicho. El Nuevo Testamento, no ordena una proporción determinada para dar al Señor. Dice que debe ser algo dirigido por Dios, dice que debe ser algo que guarda relación a lo que Usted ha percibido, dice que debe ser conforme a sus fuerzas y aun más allá de sus fuerzas, ejemplo de la viuda pobre.

    Finalmente, la Biblia presenta una hermosa promesa para los que dan generosamente. Lea atentamente lo que dice 2ª Corintios 9:6 «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.»