Autor: cris

  • Cómo obra el Espíritu Santo en el creyente

    He visitado iglesias donde hablan lenguas extrañas, se caen, se sacuden y hacen otras cosas, todo, según ellos apoyado por lo que la Biblia dice en Hechos 2 y 1ª Corintios 14. Quiero que me orienten porque según ellos, si no hablo en lenguas no he sido bautizado con el Espíritu Santo.

    El tema de su consulta es extremadamente basto, al punto que apenas nos limitaremos a señalar lo más importante.

    Comenzaremos por señalar que el Espíritu Santo actúa en el creyente aún antes de que éste llegue a ser eso, un creyente. De esto nos habla Juan 16:8-11 en donde queda claro que el Espíritu Santo convence al incrédulo en el sentido de poner la clara luz del Evangelio delante de sus ojos espirituales, de tal modo que el incrédulo acepte o rechace el contenido del evangelio.

    Cuando el incrédulo oye y cree a la palabra de Dios expresada en el Evangelio, Dios regenera a ese incrédulo por medio del Espíritu Santo. La regeneración es el acto de Dios por el cual imparte vida espiritual a una persona que estaba hasta ese momento muerta espiritualmente hablando.

    El Espíritu Santo además mora para siempre en el creyente. El Espíritu Santo sella al creyente. Ser sellado con el Espíritu Santo significa certeza de que el creyente es posesión de Dios y que está preservado hasta el día de la redención final.

    El Espíritu Santo otorga dones espirituales a los creyentes con el fin de capacitarlos para que sean útiles en la iglesia. El Espíritu Santo llena a los creyentes para que los creyentes puedan actuar como Cristo actuaría si estuviera físicamente en la tierra. El Espíritu Santo enseña, guía, capacita, ayuda en la oración, y finalmente tiene parte vital en lo que se llama el Bautismo con el Espíritu Santo, que a propósito lo he mencionado al final para ocuparnos de esto con mayor detalle.

    Para entender esta obra del Espíritu Santo es necesario comprender el significado del verbo bautizar en el uso bíblico. Este verbo es la traducción del verbo griego baptizo que se deriva del verbo griego bapto que significa mojar.

    Se usaba entre los griegos para hablar de teñir un vestido, para indicar que se sacaba agua introduciendo una vasija pequeña en otra más grande, etc. Plutarco la usó para indicar que estaba sacando vino introduciendo la copa en un cuenco. Es así como el verbo bautizar en el uso del Nuevo Testamento denota la acción de sumergir, introducir, meter.

    Tenga a la mano este significado del verbo bautizar mientras Alan da lectura al texto bíblico que nos habla del bautismo con el Espíritu Santo y que se encuentra en 1ª Corintios 12:13 que dice: «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.»

    Lo que este texto está afirmando es que todos los creyentes sin excepción, hemos sido bautizados en un cuerpo algún momento en el pasado. ¿Qué significa el verbo bautizar?, ¿Recuerda? Significa introducir, sumergir, meter.

    Por tanto, este texto nos está diciendo que todos los creyentes, sin excepción, hemos sido introducidos en un cuerpo algún momento en el pasado. Ese cuerpo no es otro sino el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Todo creyente sin excepción ha sido introducido en la iglesia de Cristo en algún momento en el pasado. Esta obra de introducir o bautizar se realizó por o con o en el Espíritu Santo.

    ¿Quién es que bautiza al creyente en el cuerpo de Cristo? El Nuevo Testamento jamás habla del bautismo del Espíritu Santo, como dando a entender que es el Espíritu Santo quien bautiza al creyente, porque el Espíritu Santo no es el bautizador. Si el Espíritu Santo no es el bautizador, entonces ¿Quién es el bautizador?

    El Nuevo Testamento nos responde esta consulta. Lucas 3:16 dice: «respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.»

    Estas son las palabras de Juan el Bautista, el precursor de Jesucristo. Juan el Bautista decía que lo único que él podía hacer es bautizar o sumergir en agua, a todos los que creían en su mensaje por supuesto, pero que tras él venía uno que es más poderoso que él, uno tan grandioso que Juan el Bautista no se consideraba digno ni siquiera de desatarle la correa de su calzado. Este personaje majestuoso era Jesús.

    Pero note con atención lo que Juan el Bautista dijo de Jesús al final de este versículo. Él, es decir Jesús, os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan el bautista podía bautizar solo en agua, en cambio Jesús podía bautizar en el Espíritu Santo y fuego. Allí está la diferencia.

    Queda claro entonces que quien bautiza con el Espíritu Santo es Cristo Jesús, y el resultado de esa obra de bautizar con el Espíritu Santo es que el creyente queda introducido en su cuerpo que es la iglesia.

    Otra pregunta importante es: ¿Cuándo ocurre este bautismo con el Espíritu Santo? Dicho en otras palabras, ¿Cuándo introduce Cristo a un creyente en su cuerpo mediante el bautismo con el Espíritu Santo? Pues esto ocurre el instante mismo que el creyente recibe a Cristo como su Salvador personal.

    Por cuanto no existe creyente que no sea parte del cuerpo de Cristo desde el instante que recibe a Cristo como Salvador, igualmente no existe creyente que no haya sido bautizado por Cristo con el Espíritu Santo el momento que recibe a Cristo como personal Salvador. Observe además que el bautismo por el Espíritu Santo es común a todos los creyentes. Ningún creyente queda fuera de esto. Es algo que Cristo hace en el creyente en respuesta a la fe del creyente cuando decide recibir a Cristo como Salvador.

    Esta es la razón por la cual en el Nuevo Testamento Ud. no encontrará jamás alguna orden o alguna insinuación siquiera en el sentido de que el creyente debe buscar el bautismo con el Espíritu Santo. Si ser bautizados con el Espíritu Santo es tan vital para el creyente, porque de ello depende el estar o no dentro del cuerpo de Cristo que es la iglesia ¿Por qué es que no se ven mandatos a que los creyentes busquen ser bautizados con el Espíritu Santo?

    La razón es muy sencilla. Simplemente porque la Biblia declara que todo creyente es automáticamente bautizado por Cristo con el Espíritu Santo el momento de creer en Cristo como Salvador. Cómo verá Ud. el bautismo con el Espíritu Santo no tiene en absoluto nada que ver con el hablar en lenguas. El hablar en lenguas es un don que dio el Espíritu Santo a algunas personas en determinada época de la iglesia, con un propósito claro y definido.

    El don de lenguas es la capacidad de hablar un idioma que jamás ha sido aprendido por el que ha recibido el don de lenguas. Por ejemplo. Yo nunca he aprendido a hablar en Chino. Si de pronto me encontrara hablando en Chino y hubiera chinos que entendieran lo que yo estoy diciendo, entonces yo podría decir que se ha manifestado el legítimo y bíblico don de lenguas.

    Esto es tan diferente a lo que hoy en día se da por llamar lenguas. Así como no todos los creyentes tienen el don de enseñar o el don de servir o el don de exhortar, etc., no todos los creyentes tienen el don de lenguas, pero como hemos demostrado bíblicamente, en cambio, todos y cada uno de los creyentes hemos sido bautizados por Cristo con el Espíritu Santo.

    Esto es para demostrar que el don de lenguas de ninguna manera es una evidencia de que alguien ha sido bautizado con el Espíritu Santo. Así que, a la pregunta de si Ud. ha recibido el bautismo con el Espíritu Santo, dando por sentado que Ud. es creyente, su respuesta debe ser: Claro, yo he sido bautizado con el Espíritu Santo.

    A la pregunta de si Ud. ha hablado en lenguas como evidencia de que ha sido bautizado con el Espíritu Santo, su respuesta debe ser: No, porque la Biblia no enseña que la evidencia de haber sido bautizado con el Espíritu Santo es la manifestación del don de lenguas.

  • Que es el bautismo en el Espíritu Santo

    He visitado iglesias donde hablan lenguas extrañas, se caen, se sacuden y hacen otras cosas, todo, según ellos apoyado por lo que la Biblia dice en Hechos 2 y 1ª Corintios 14. Quiero que me orienten porque según ellos, si no hablo en lenguas no he sido bautizado con el Espíritu Santo.

    El tema de su consulta es extremadamente basto, al punto que apenas nos limitaremos a señalar lo más importante.

    Comenzaremos por señalar que el Espíritu Santo actúa en el creyente aún antes de que éste llegue a ser eso, un creyente. De esto nos habla Juan 16:8-11 en donde queda claro que el Espíritu Santo convence al incrédulo en el sentido de poner la clara luz del Evangelio delante de sus ojos espirituales, de tal modo que el incrédulo acepte o rechace el contenido del evangelio.

    Cuando el incrédulo oye y cree a la palabra de Dios expresada en el Evangelio, Dios regenera a ese incrédulo por medio del Espíritu Santo. La regeneración es el acto de Dios por el cual imparte vida espiritual a una persona que estaba hasta ese momento muerta espiritualmente hablando.

    El Espíritu Santo además mora para siempre en el creyente. El Espíritu Santo sella al creyente. Ser sellado con el Espíritu Santo significa certeza de que el creyente es posesión de Dios y que está preservado hasta el día de la redención final.

    El Espíritu Santo otorga dones espirituales a los creyentes con el fin de capacitarlos para que sean útiles en la iglesia. El Espíritu Santo llena a los creyentes para que los creyentes puedan actuar como Cristo actuaría si estuviera físicamente en la tierra. El Espíritu Santo enseña, guía, capacita, ayuda en la oración, y finalmente tiene parte vital en lo que se llama el Bautismo con el Espíritu Santo, que a propósito lo he mencionado al final para ocuparnos de esto con mayor detalle.

    Para entender esta obra del Espíritu Santo es necesario comprender el significado del verbo bautizar en el uso bíblico. Este verbo es la traducción del verbo griego baptizo que se deriva del verbo griego bapto que significa mojar.

    Se usaba entre los griegos para hablar de teñir un vestido, para indicar que se sacaba agua introduciendo una vasija pequeña en otra más grande, etc. Plutarco la usó para indicar que estaba sacando vino introduciendo la copa en un cuenco. Es así como el verbo bautizar en el uso del Nuevo Testamento denota la acción de sumergir, introducir, meter.

    Tenga a la mano este significado del verbo bautizar mientras Alan da lectura al texto bíblico que nos habla del bautismo con el Espíritu Santo y que se encuentra en 1ª Corintios 12:13 que dice: «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.»

    Lo que este texto está afirmando es que todos los creyentes sin excepción, hemos sido bautizados en un cuerpo algún momento en el pasado. ¿Qué significa el verbo bautizar?, ¿Recuerda? Significa introducir, sumergir, meter.

    Por tanto, este texto nos está diciendo que todos los creyentes, sin excepción, hemos sido introducidos en un cuerpo algún momento en el pasado. Ese cuerpo no es otro sino el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Todo creyente sin excepción ha sido introducido en la iglesia de Cristo en algún momento en el pasado. Esta obra de introducir o bautizar se realizó por o con o en el Espíritu Santo.

    ¿Quién es que bautiza al creyente en el cuerpo de Cristo? El Nuevo Testamento jamás habla del bautismo del Espíritu Santo, como dando a entender que es el Espíritu Santo quien bautiza al creyente, porque el Espíritu Santo no es el bautizador. Si el Espíritu Santo no es el bautizador, entonces ¿Quién es el bautizador?

    El Nuevo Testamento nos responde esta consulta. Lucas 3:16 dice: «respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.»

    Estas son las palabras de Juan el Bautista, el precursor de Jesucristo. Juan el Bautista decía que lo único que él podía hacer es bautizar o sumergir en agua, a todos los que creían en su mensaje por supuesto, pero que tras él venía uno que es más poderoso que él, uno tan grandioso que Juan el Bautista no se consideraba digno ni siquiera de desatarle la correa de su calzado. Este personaje majestuoso era Jesús.

    Pero note con atención lo que Juan el Bautista dijo de Jesús al final de este versículo. Él, es decir Jesús, os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan el bautista podía bautizar solo en agua, en cambio Jesús podía bautizar en el Espíritu Santo y fuego. Allí está la diferencia.

    Queda claro entonces que quien bautiza con el Espíritu Santo es Cristo Jesús, y el resultado de esa obra de bautizar con el Espíritu Santo es que el creyente queda introducido en su cuerpo que es la iglesia.

    Otra pregunta importante es: ¿Cuándo ocurre este bautismo con el Espíritu Santo? Dicho en otras palabras, ¿Cuándo introduce Cristo a un creyente en su cuerpo mediante el bautismo con el Espíritu Santo? Pues esto ocurre el instante mismo que el creyente recibe a Cristo como su Salvador personal.

    Por cuanto no existe creyente que no sea parte del cuerpo de Cristo desde el instante que recibe a Cristo como Salvador, igualmente no existe creyente que no haya sido bautizado por Cristo con el Espíritu Santo el momento que recibe a Cristo como personal Salvador. Observe además que el bautismo por el Espíritu Santo es común a todos los creyentes. Ningún creyente queda fuera de esto. Es algo que Cristo hace en el creyente en respuesta a la fe del creyente cuando decide recibir a Cristo como Salvador.

    Esta es la razón por la cual en el Nuevo Testamento Ud. no encontrará jamás alguna orden o alguna insinuación siquiera en el sentido de que el creyente debe buscar el bautismo con el Espíritu Santo. Si ser bautizados con el Espíritu Santo es tan vital para el creyente, porque de ello depende el estar o no dentro del cuerpo de Cristo que es la iglesia ¿Por qué es que no se ven mandatos a que los creyentes busquen ser bautizados con el Espíritu Santo?

    La razón es muy sencilla. Simplemente porque la Biblia declara que todo creyente es automáticamente bautizado por Cristo con el Espíritu Santo el momento de creer en Cristo como Salvador. Cómo verá Ud. el bautismo con el Espíritu Santo no tiene en absoluto nada que ver con el hablar en lenguas. El hablar en lenguas es un don que dio el Espíritu Santo a algunas personas en determinada época de la iglesia, con un propósito claro y definido.

    El don de lenguas es la capacidad de hablar un idioma que jamás ha sido aprendido por el que ha recibido el don de lenguas. Por ejemplo. Yo nunca he aprendido a hablar en Chino. Si de pronto me encontrara hablando en Chino y hubiera chinos que entendieran lo que yo estoy diciendo, entonces yo podría decir que se ha manifestado el legítimo y bíblico don de lenguas.

    Esto es tan diferente a lo que hoy en día se da por llamar lenguas. Así como no todos los creyentes tienen el don de enseñar o el don de servir o el don de exhortar, etc., no todos los creyentes tienen el don de lenguas, pero como hemos demostrado bíblicamente, en cambio, todos y cada uno de los creyentes hemos sido bautizados por Cristo con el Espíritu Santo.

    Esto es para demostrar que el don de lenguas de ninguna manera es una evidencia de que alguien ha sido bautizado con el Espíritu Santo. Así que, a la pregunta de si Ud. ha recibido el bautismo con el Espíritu Santo, dando por sentado que Ud. es creyente, su respuesta debe ser: Claro, yo he sido bautizado con el Espíritu Santo.

    A la pregunta de si Ud. ha hablado en lenguas como evidencia de que ha sido bautizado con el Espíritu Santo, su respuesta debe ser: No, porque la Biblia no enseña que la evidencia de haber sido bautizado con el Espíritu Santo es la manifestación del don de lenguas.

  • Estará Judas Iscariote ahora mismo en el infierno

    Bueno, hemos señalado que los que han muerto sin el perdón de sus pecados, van inmediatamente al Hades, que es un lugar de tormento en fuego. Allí en el Hades está Judas Iscariote y todos los que mueren sin haber recibido a Cristo como Salvador. En algún momento, todavía futuro, Judas Iscariote resucitará y con él todos los incrédulos por supuesto, y se presentará al juicio del gran trono blanco.

    En este juicio, los incrédulos resucitados, entre los cuales estará Judas Iscariote, escucharán el veredicto de Jesucristo: Al lago de fuego. O al Infierno. El término infierno es la palabra que usó Jesús para designar el lago de fuego, el destino final de los incrédulos.

  • A donde van las almas de los incrédulos inmediatamente después de su muerte

    La palabra de Dios nos ha dejado una historia real que responde justamente su consulta. Es la historia del rico y Lázaro que fue relatada por Jesús y se encuentra en Lucas 16: 19-31 que dice: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no venga ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.»

    Dejemos a propósito a un lado a Lázaro, porque por ahora nos interesa lo que sucedió con el rico, quien dedicó su vida a acumular riqueza y descuidó totalmente su estado espiritual. En algún momento murió. Sus deudos lo sepultaron. El sepulcro fue el lugar donde se puso su cuerpo.

    Pero qué pasó con su alma. El texto leído dice que fue a un lugar que la Biblia llama Hades, que básicamente significa el mundo invisible. Pero en este lugar, el rico no estaba inconsciente, o dormido, sino plenamente consciente, plenamente despierto. Por eso dice el texto leído que se dio cuenta que estaba en tormentos.

    En estas condiciones, alzó sus ojos y el tormento se hizo más grande cuando vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro en su seno. Ahora el rico sabía lo que se había perdido por no arreglar sus cuentas con Dios mientras estuvo en vida. Al mirar su precaria situación, se puso a gritar a todo pulmón: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.

    Note que el Hades, el lugar donde van las almas de los incrédulos inmediatamente después de morir es un lugar de tormento en fuego. Nuevamente se ve que es un lugar donde sus ocupantes están plenamente conscientes no solo de su propia situación sino de la situación que están aquellos que recibieron el perdón de pecados por parte de Dios.

    En su respuesta Abraham se limitó a explicar que fue la propia decisión del rico lo que le condujo al lugar donde se encontraba ahora. Claro, el rico vivió para la riqueza y no tuvo tiempo para pensar en que estaba perdido espiritualmente hablando. Además Abraham informó al rico que no hay manera de que alguien pueda salir de ese lugar de tormento llamado Hades.

    Y finalmente Abraham explicó al rico que no existe manera de que un muerto pueda comunicarse con el mundo de los vivos. Ojo con los espiritistas. Cuando un espiritista dice que puede hacer oír la voz de alguien que ha muerto, está mintiendo. Se oirán voces, me imagino, pero no serán voces de muertos sino voces de demonios que están listos para engañar a los que practican el espiritismo.

    En resumen, cuando un incrédulo muere, su cuerpo va al sepulcro pero su alma va a un lugar de tormento, llamado Hades. Allí permanecerá hasta el Juicio del gran trono blanco, cuando será lanzado al lago de fuego.

  • Cómo sé que estoy enamorado de una chica y si esto es de Dios

    Asumo que Ud. es creyente por el hecho de haber recibido a Cristo como su Salvador personal. Bajo esta premisa, Ud. podría saber si está enamorado haciéndose las siguientes preguntas:

    Primero: ¿He orado fervientemente al Señor por una enamorada, aún antes de conocer a la chica que ahora me gusta? En el caso del creyente, el enamoramiento comienza no cuando se encuentra con una chica que es muy atractiva físicamente y su corazón late más aprisa cuando se encuentra con ella, sino cuando en la comunión íntima con el Señor en su Palabra y la oración ruega a Dios por que Dios traiga a su vida la persona con quien Ud. va a compartir el resto de sus días como esposa.

    Ningún joven creyente debería entrar al enamoramiento sin antes haber cultivado una íntima comunión con el Señor. Me imagino que Ud. conoce a una chica que le gusta mucho. Si Ud. no ha estado en comunión con el Señor con anterioridad, y siente una atracción hacia esa chica, seguramente no es Dios quien esté poniendo esa atracción en Ud. sino sus hormonas, su instinto por tener una compañera.

    La base del enamoramiento no es el atractivo físico entre la pareja de enamorados, tampoco es el amor entre enamorados. La base del enamoramiento debe ser la voluntad de Dios quien pone en el corazón de los dos el deseo de unir sus vidas en matrimonio.

    Ya que hemos hablado de matrimonio, permítame una advertencia: Si no piensa casarse con aquella chica, no pierda su tiempo y su santidad enamorándose de esa chica. El enamoramiento no es un pasatiempo. El enamoramiento no es un día sí y el siguiente no. El enamoramiento guiado por el Señor es la antesala del matrimonio.

    La segunda pregunta que debe hacerse para saber si Ud. está enamorado de determinada chica es la siguiente: ¿Es esa chica creyente? La Biblia es clara en manifestar que la voluntad de Dios es que un creyente se enamore y se case exclusivamente con otro creyente del sexo opuesto.

    2ª Corintios 6:14 dice: «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?»

    Un enamoramiento entre un creyente y un incrédulo es contrario a la voluntad de Dios. Si la chica que a Ud. le gusta no es creyente y Ud. siente una atracción hacia ella, no es Dios quien ha puesto esa atracción en Ud. Esa atracción es fruto de su propio deseo, de su propia pasión. Si Ud. persiste en esa unión desigual, Ud. lo lamentará grandemente tarde o temprano, probablemente más temprano que tarde.

    Cuando alguien está en este caso, la pasión es tan fuerte que anula a la razón. El joven o la joven creyente razona más o menos de la siguiente manera. Bueno, yo soy creyente, él o ella no es. Qué buena oportunidad para guiarle en los caminos del Señor por medio de enamorarme de él o de ella. Parece lógico, pero el problema está en que este razonamiento contradice la palabra de Dios cuando dice que los creyentes no deben unirse en yugo desigual con los incrédulos.

    Un buen fin, que es llevar a un incrédulo a los pies del Señor, no debe llevarse a cabo con un mal medio, como esto de unirse en yugo desigual con un incrédulo. El fin no justifica el medio. Asumamos que Ud. ha orado al Señor por una enamorada y la chica que le gusta es creyente. Entonces debería hacerse una tercera pregunta: ¿Están mis padres, los padres de ella y los líderes de la iglesia de acuerdo con esta relación? Quizá Ud. dirá: ¿Qué tienen que ver mis padres en algo que es asunto mío? ¿Qué tienen que ver los líderes de la iglesia en mis cosas personales?

    Estas preguntas tienen respuesta en la palabra de Dios. Colosenses 3:20 dice «Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor»

    Los hijos creyentes deben andar en sumisión a sus padres, aún cuando sean mayores de edad. Por tanto, una decisión tan importante como aquella de enamorarse de alguien debe ser en total acuerdo con los padres tanto suyos como de la chica que a Ud. le gusta. No es prudente un enamoramiento a espaldas de los padres o peor todavía, en contra de la voluntad de los padres. Ahora, Hebreos 13:17 dice: «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no es provechoso»

    Los pastores o líderes de la iglesia local donde Ud. se congrega han sido puestos por Dios como autoridades sobre la congregación. Su responsabilidad es sujetarse a ellos. Ud. por tanto está en la obligación de buscar el asesoramiento de ellos para saber si debe o no entablar una relación de enamoramiento con alguien. No desprecie a los pastores de su iglesia haciendo cosas que ellos no han sido al menos informados. Asumamos que tanto sus padres como los líderes de la iglesia están de acuerdo con su probable relación de enamoramiento.

    La cuarta pregunta que debe hacerse sería: ¿Está la chica que me gusta, dispuesta a tener una relación de enamoramiento conmigo? Ud. puede haber estado orando por una enamorada, esta chica puede ser creyente, Ud. puede haber obtenido el apoyo de sus padres y de los líderes de la iglesia local, pero eso no significa que ya es enamorado de ella, porque falta que ella dé su palabra de aceptación.

    Para eso, yo le recomendaría que Ud. de una manera muy madura y respetuosa hable con ella para indicarle que Ud. ha estado orando por ella para que sea su enamorada y que le gustaría saber si ella está de acuerdo con eso. No cometa el error de exigir una respuesta ese mismo instante o al día siguiente o la semana siguiente, etc. Recuerde que Ud. está tratando de hacer las cosas en la voluntad de Dios y si es de Dios, Ud. no tiene por qué apresurar las cosas. Pida a la chica que comience a orar por este asunto, y cuando ella esté segura que Dios ha respondido a su oración sobre este asunto, que le haga conocer.

    La chica entonces tendrá que seguir los mismos pasos que Ud. ha dado, es decir, debe esmerarse por tener una comunión íntima con el Señor, debe orar al Señor sobre este asunto, debe buscar la guía de la palabra de Dios, debe consultar a sus padres y a sus pastores y si todo concuerda debería hablar con Ud. para comenzar la relación de enamoramiento.

    Recién allí, se podría decir en honor a la verdad que Ud. sabe a ciencia cierta que está enamorado y que eso es la voluntad de Dios. Lo que hemos sugerido no concuerda con la costumbre de enamoramiento que prevalece en el mundo. La razón es muy sencilla. El enamoramiento al estilo del mundo se fundamenta en lo físico y deja a un lado lo espiritual. Según el mundo, si a Ud. le gusta una chica, simplemente va, le habla y de frente le dice que ella le gusta y que le encantaría ser enamorado de ella. Si Ud. cae bien a la chica, ella también dirá que Ud. le gusta y eso es todo. Ya son enamorados.

    Pero note que todo gira alrededor de lo físico, de lo que perciben los ojos, de lo material. Dios no tiene nada que ver en este plan. No es extraño que enamoramientos que comienzan así terminan mal y cuando llegan a matrimonio, la posibilidad de éxito es mínima. No juegue a la ruleta rusa. Ud. conoce al Señor, deje que el Señor guíe el proceso de enamoramiento. Dios sabe lo que es mejor para Ud. y cuando permitimos que Dios maneje nuestros asuntos tenemos garantizado el éxito tanto en el enamoramiento como en el matrimonio.

  • Deseo saber más sobre cómo recibir el Espíritu Santo

    Bueno, por el tono de su pregunta me imagino que Ud. sabe algo sobre cómo recibir el Espíritu Santo y desea saber más sobre ello. Yo no sé qué es lo que Ud. sabe o hasta donde Ud. sabe y por eso prefiero ir al inicio mismo de este vital asunto.

    Algo muy básico e importante es que Ud. debe saber que ningún incrédulo tiene el Espíritu Santo. Leamos un texto donde esto se hace muy evidente. Romanos 8:9 «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él»

    Por cuanto el Espíritu Santo mora en el creyente, ese creyente debe vivir según el Espíritu Santo y no según la carne o según la vieja naturaleza. Esto es lo que está enseñando el apóstol Pablo.

    Pero note lo que dijo Pablo al final del versículo. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. En otras palabras si alguien no tiene el Espíritu Santo no es creyente, no pertenece a Cristo. Por esto fue que señalamos que los incrédulos no tienen el Espíritu Santo.

    Al hablar de incrédulos, no lo hacemos en tono peyorativo, se trata simplemente de un término para describir a la persona que jamás ha recibido a Cristo como su personal Salvador. La gran pregunta ahora es: ¿Cómo puede una persona recibir el Espíritu Santo? La respuesta es sencilla. Para eso se necesita primeramente recibir a Cristo como Salvador personal.

    Efesios 1:13 dice: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa»

    Allí lo tiene mi. Este texto lo dice todo. Pablo está hablando a los creyentes en Efeso, y les dice que ellos, como primera cosa, oyeron la palabra de verdad, el evangelio de la salvación. La Biblia enseña que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios. Para tener a Cristo, o ser salvos, se necesita oír el mensaje del evangelio.

    Este mensaje en esencia dice que todo hombre es pecador, que todo hombre está separado de Dios a causa de su pecado, que Dios ama al pecador y por ese amor dio a su Hijo unigénito para que muera en la cruz en lugar del pecador, que el Hijo de Dios resucitó de entre los muertos para ofrecer perdón de pecados a todo aquel que en él cree y que para ser salvo solamente hace falta recibir a Cristo como Salvador.

    Este es el mensaje que es necesario oír, este es el mensaje de Salvación. Pero no es suficiente oír. Pablo dijo a los Efesios: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él. Es necesario creer lo que dice el mensaje de salvación. El mensaje de Salvación es la palabra de Dios. Cuando se cree en el mensaje de salvación se está creyendo a Dios. Pero cuando se rechaza el mensaje de salvación se está rechazando a Dios. Pero creer no es solo un mero asentimiento intelectual.

    Mucha gente dice que cree en Cristo, pero no confía en Cristo. Permítame ilustrar la diferencia por medio de una ilustración.

    Un famoso equilibrista francés decidió desafiar la gravedad caminando por un cable templado sobre las colosales cataratas del Niágara. El día indicado para la hazaña, se congregó una gran multitud para contemplar la proeza. El equilibrista subió al cable, tomó su barra de equilibrista y con una precisión escalofriante caminó sobre el cable hasta el otro lado de la catarata, allí dio vuelta y retornó de la misma manera al sitio de partida. La gente aplaudió entusiasmada. Para su segundo número, el equilibrista puso una carretilla o un carro pequeño de mano sobre el cable. Tomó su barra de equilibrista y preguntó a la multitud: ¿Cuántos creen que puedo ir al otro lado y volver con esta carretilla? La multitud respondió jubilosa: Tu puedes, tu puedes. El equilibrista tomó la carretilla, se armó de su vara de equilibrista y con una destreza asombrosa fue y volvió al punto de partida. La gente deliraba. El equilibrista preguntó entonces: ¿Cuántos de Ustedes creen que puedo llevar a una persona dentro de la carretilla? La gente clamó: Tú puedes, tu puedes. Luego el equilibrista dijo a la multitud: Muy bien, ¿Quién de Ustedes se presta de voluntario? La multitud enmudeció. El silencio indicó que nadie estaba dispuesto a subirse a la carretilla. Todos creían que el equilibrista podía ir al otro lado de la catarata llevando la carretilla con una persona dentro de ella, pero nadie confiaba como para subirse en la carretilla.

    Bueno, con el mensaje del evangelio pasa igual. Todos dicen que creen, pero pocos confían. Cristo Jesús dice: Si crees, súbete a la carretilla. Si Ud. cree al mensaje del evangelio es necesario que Ud. este mismo instante, reciba a Cristo como su Salvador. Hable con Dios, en oración y dígale que Ud. es un pecador, que Ud. está separado de Dios por el pecado, que Ud. está camino a su eterna condenación.

    Luego diga a Dios que cree de todo corazón que Dios le ama y que por ese amor Dios dio a su Hijo Jesucristo para que muera en el lugar que a Ud. le corresponde. En consecuencia, dígale a Dios que Ud. recibe a Cristo como su Salvador. Entonces ocurrirá el milagro más espectacular que Ud. pueda pensar. ¿Recuerda lo que dijo Pablo a los Efesios en el texto que fue leído?

    Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Allí lo tiene. La persona que por fe ha recibido a Cristo como Salvador, una vez que ha creído en el mensaje del evangelio, es sellada por Dios con el Espíritu Santo.

    En otras palabras, recibe el Espíritu Santo como un sello que garantiza que ese creyente pertenece a Dios, que ese creyente está seguro y que ese creyente es genuino. Esta es la forma como se recibe el Espíritu Santo. Cómo Ud. verá, el recibir el Espíritu Santo no tiene nada que ver con pedir a Dios en oración que lo de, o con ayunar o con alguien le haga caer al suelo, o con que alguien le ponga las manos en la cabeza, etc.

    Tiene que ver con oír el mensaje del evangelio, con creer el contenido de ese mensaje y consecuentemente con recibir a Cristo como Salvador. Ese momento la persona deja de ser incrédula y pasa a ser salva y automáticamente recibe de Dios el Espíritu Santo como un sello de garantía. Una vez que el Espíritu Santo llega a morar en un creyente, no se va nunca más de él.

    Juan 14:16-17 dice: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.»

    La promesa de Jesucristo es que una vez que el Espíritu Santo ha sido dado a un creyente es imposible que se vaya de ese creyente. No es bíblico por tanto el abrigar temor de que el Espíritu Santo vaya a salir de nosotros.

  • Necesito una pareja, que puedo hacer

    A veces siento que necesito alguien a mi lado, es decir una pareja. Llevo como dos meses en los caminos del Señor y a causa de eso terminé con mi novio, pero me siento sola. ¿Qué puedo hacer?

    Gracias por su consulta mi amiga. Ud. dice que a veces siente que necesita un compañero, con quien compartir como esposo el resto de sus días en la tierra. Este sentimiento es muy legítimo, mi amiga. Cierto que Dios capacita a algunos de los suyos para poder vivir solteros, pero la mayoría de nosotros, diría yo, no hemos sido capacitados por Dios de esa manera y por eso nos hemos casado y por eso Ud. siente que también debe casarse. Mi primera recomendación sería que Ud. se esfuerce por estar en la más estrecha comunión posible con el Señor.

    Mire lo que dice Salmo 37:4 «Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón»

    Ud. tiene un deseo en su corazón, Ud. quiere encontrar su pareja. Si desea que el Señor conceda esa petición Ud. necesita deleitarse en Jehová. Deleitarse en Jehová significa encontrar en Jehová la fuente de su gozo más sublime. Esto es algo que se logra invirtiendo tiempo diariamente en la palabra de Dios y en la oración.

    Mi segunda recomendación es que mientras espera la respuesta de Dios a su oración, no se desespere. Las mujeres solteras suelen entrar en un estado de desesperación cuando ven que los años pasan y Dios no trae el príncipe azul. Presas del pánico son propensas a tomar decisiones que acarrean dolor y angustia. Recuerde el dicho. Más vale ser soltera que desear serlo.

    Mi tercera recomendación es que de antemano, Ud. someta al Señor el asunto de su pareja. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que en oración Ud. diga a Dios que Ud. va aceptar cualquiera que sea la voluntad de Dios para su vida. Si Dios desea que Ud. permanezca soltera, Ud. lo recibirá con gozo. Si Dios desea que Ud. se case, Ud. también lo recibirá con gozo. Lo que hace falta es que Ud. ponga sobre el altar de sacrificio a Dios ese anhelo que tiene por casarse. Esa ofrenda será tomada por el Señor y Dios sabrá lo que hace, y lo que Dios hace siempre es lo mejor.

    Mi cuarta recomendación es que Ud. no ponga en juego su testimonio como creyente con tal de encontrar una pareja. La Biblia enseña que Ud. no debe poner sus ojos sobre un hombre incrédulo. La Biblia enseña que Ud. no debe hacer pareja con alguien en contra de la voluntad de sus padres o de los líderes de la iglesia. La Biblia enseña que Ud. no debe adoptar una conducta provocativa a los hombres para atraer la atención de ellos. Recuerde que Ud. está dependiendo de la guía del Señor para saber con quien va a casarse.

    Una joven hermana era partidaria de vestirse provocativamente bajo el criterio de que si no se exhibe la mercadería no acuden los compradores. Pues el comprador que acudió le salió un canalla en el más amplio significado de la palabra y ahora esta pobre joven hermana lleva sobre sus hombros el peso de una decisión mal tomada.

    No comprometa sus convicciones amiga oyente, por el solo hecho de encontrar con quien casarse. Mientras espera, confíe en Dios. Ud. dice que a veces se siente sola. Bueno, Ud. no está sola jamás. Dios está siempre a su lado y Ud. debe aprender a disfrutar de su presencia. Es muy probable que hasta que Ud. aprenda a no sentirse sola porque tiene a Dios junto a Ud. Dios no va a traer una pareja a su vida. No porque Dios quiera hacerle sufrir, sino porque Dios quiere enseñarle a que la fuente de su verdadero gozo y seguridad no debe ser la persona con quien Ud. se case sino la persona de Dios.

    Espero que estas ideas le ayuden a formar una pareja feliz, una pareja que sea un buen ejemplo de lo que Dios puede hacer en personas que se someten a él.

  • Cómo puedo vencer la tentación a la pornografía

    La pornografía , es uno de los tantos usos impropios del sexo. Como Ud. sabe, el sexo fue creado por Dios y es por tanto algo puro. En su soberanía, Dios limitó el uso del sexo a la relación de un hombre con una mujer quienes previamente se han unido en matrimonio.

    Todo uso del sexo fuera del marco legítimo que Dios ha establecido para su uso, es contrario a la voluntad de Dios. La pornografía cae dentro de este uso inapropiado del sexo. Por otro lado, la tentación al mal uso del sexo es extremadamente poderosa. Por eso, la Biblia recomienda huir de las tentaciones de índoles sexual.

    2ª Timoteo 2:22 dice: «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.»

    Ante una tentación de índole sexual, la responsabilidad de todo creyente es huir. Huir significa alejarse lo más lejos posible y lo más pronto posible. Esto es lo que Ud. necesita hacer para no caer en la tentación a la pornografía.

    Parte del huir para Ud. implicará destruir todas las revistas pornográficas que tenga escondidas en algún lado. Implicará alejarse de los amigos que le incitan a la pornografía. Implicaría que deje de frecuentar lugares en los cuales Ud. sabe que sus ojos van a ser expuestos a la pornografía. Implicaría cambiar de canal o apagar el televisor cuando aparece una escena escabrosa. Implicaría abstenerse de ir al cine. Implicaría dejar de oír chistes obscenos que son comunes en la rueda de amigos.

    La idea no es que Ud. se vuelva legalista o mojigato, la idea es que Ud. está huyendo de las pasiones juveniles como una medida necesaria para evitar caer en la pornografía. Pero por otro lado, además de huir en el sentido de alejarse de la tentación sexual es necesario huir hacia el refugio que ofrece la palabra de Dios, la Biblia.

    Ponga atención a lo que dice Salmo 119: 9-11 «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.»

    El salmista hace una gran pregunta: ¿Con qué limpiará el joven su camino? Es de cierto modo la misma pregunta que Ud. se ha hecho. ¿Cómo puedo vencer la tentación a la pornografía? La respuesta es con guardar la palabra de Dios. Guardar la palabra de Dios significa conocer la palabra de Dios, entender la palabra de Dios, meditar en la palabra de Dios, memorizar la palabra de Dios y practicar la palabra de Dios.

    Por eso dice el texto: En mi corazón, o en mi proceso de pensamiento, he atesorado la palabra de Dios y eso me ha permitido no pecar contra Dios. Si Ud. , no quiere ceder a la tentación de la pornografía, necesita huir de todo lo que tenga que ver con ello y llenar su mente con la palabra de Dios. Esto le permitirá pensar como Dios piensa, amar lo que Dios ama, odiar lo que Dios odia y vivir como Cristo vivió cuando estuvo en la tierra.

  • Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida

    Alguien ha dicho muy bien, que quien está más interesado en que conozcamos su voluntad es Dios mas no nosotros. Siendo así, es de esperarse que Dios nos haya dejado algún patrón o modelo para saber cuál es su voluntad. Es en este sentido, que me gustaría sugerir a Ud. los siguientes pasos.

    Primero, establezca una comunión íntima con el Señor. Salmo 25:14 dice: «La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.»

    Dios está interesado en hacer conocer su pacto o su voluntad a los hombres, pero este privilegio no lo pueden disfrutar todos los hombres, ni siquiera todos los hombres creyentes, este privilegio está restringido a los hombres que tienen íntima comunión con Dios.

    Si Ud. verdaderamente desea conocer la voluntad de Dios, Ud. debe estar en íntima comunión con Dios. La comunión íntima con Dios se obtiene al invertir tiempo en leer, estudiar, meditar, memorizar y obedecer su palabra y en orar. Cuando Ud. se introduce en la palabra de Dios, Dios le habla por medio de ella y cuando Ud. ora, Ud. habla a Dios. Así es como se va fomentando la íntima comunión con Dios. Dios jamás revelará su voluntad a creyentes negligentes en invertir tiempo en la palabra de Dios y en la oración.

    Segundo, busque el consejo de personas que estén en autoridad sobre Ud. Proverbios 11:14 dice: «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad»

    Dios dice en su palabra que en la multitud de consejeros hay seguridad. Después de haber logrado esa comunión íntima con Dios, es necesario que Ud. se asesore con personas que han sido puestas por Dios sobre Ud. como autoridad. Si Ud. es un hijo que todavía vive bajo el mismo techo de sus padres, busque el consejo de sus padres. Por regla general, no haga nada que sus padres no estén de acuerdo. También busque el consejo de los pastores o ancianos de su congregación. No tenga temor de compartir con estas personas lo que Ud. está pensando hacer y pida el consejo de ellos. Dios manifiesta también su voluntad a través de una palabra sabia de estos hombres de Dios.

    Tercero, tome en cuenta la paz que se siente cuando uno sabe que está por hacer la voluntad de Dios. Filipenses 4:7 dice: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»

    La paz de Dios es como un guardián que nos mantiene en las cosas que Cristo Jesús quiere que hagamos. Todo este proceso funcionaría así, mediante un ejemplo hipotético.

    Digamos que Ud. quiere casarse pero no sabe con quien. Pues, el primer paso es establecer una íntima comunión con Dios. Lea, estudie, medite, memorice y practique la palabra de Dios. Ore fielmente a Dios sobre su deseo de casarse. Pida a Dios que le traiga una chicha creyente dispuesta a casarse con Ud. Una chica que a Ud. le guste y que Ud. también le guste a ella. Cuando parezca que el Señor está respondiendo a su oración, porque ya apareció una chica que podría ser una buena candidata, hable con sus padres sobre el asunto, luego hable con los pastores o ancianos de la iglesia sobre lo mismo.

    Pida la opinión de ellos. Si todos están de acuerdo, pregúntese a Ud. mismo: ¿Cómo me vería yo casado con esa joven? ¿Se siente a gusto? ¿Tiene paz en su corazón? Si es así, ya ha conocido la voluntad de Dios acerca de con quien casarse. Pero si no tiene paz, si se siente intranquilo, si está preocupado o dudoso, lo menos que puede hacer es esperar hasta que sienta paz sobre el tema. No haga cosas sobre las cuales está dudoso porque eso es pecado. Esto se puede aplicar a todos los asuntos importantes o no importantes que debemos decidir.

    Yo sé que lo dicho no es sencillo aplicar y por eso los creyentes intentan buscar un atajo, algo más simple. Qué bueno sería si el Señor me diera un sueño o una visión o dejara caer del cielo un papel diciéndome lo que debo hacer. Pero Dios no funciona así. Dios hace conocer su voluntad por medio de la palabra de Dios, por medio de personas de Dios y por medio de la paz de Dios.

  • Cómo debo orar por la salvación de mi familia

    Algunas personas dicen que Dios va a salvar a toda la familia de aquel que recibe a Cristo como Salvador, según lo que dice Hechos 16:31.

    Qué tal si damos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en Hechos 16:31 y dice: «Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa»

    Estas, fueron las palabras que Pablo y Silas dijeron al carcelero de Filipos, cuando éste preguntó: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Una lectura rápida ha hecho pensar a muchos que si alguien cree en Cristo como Salvador, automáticamente también se va a salvar su familia. Pero el texto no está diciendo eso. La salvación es un asunto personal entre el pecador y Dios. Una paráfrasis de Hechos 16:31 podría decir lo siguiente: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y si los miembros de tu casa también creen en el Señor Jesucristo, ellos también serán salvos.

    Esto se confirma por lo que dice Hechos 16:32 «Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa»

    Allí lo tiene amigo oyente, la palabra del Señor tenía que ser predicada no solo al carcelero de Filipos sino también a todos los miembros de su casa, de modo que los que crean en el Señor Jesucristo sean salvos. Si la salvación de los miembros de la casa del carcelero de Filipos fuera resultado de la salvación del carcelero de Filipos, no hubiera sido necesario que la palabra del Señor se les predique a todos, pero se les predicó porque cada uno de los miembros de la casa del carcelero de Filipos necesitaba tomar una decisión personal de recibir a Cristo como Salvador para ser salvos.

    De modo que, gracias a Dios porque Ud. ha llegado a ser salvo, pero eso no salvará automáticamente a todos los miembros de su familia. Es necesario por tanto que Ud. ore a Dios por la salvación de ellos, que les predique el mensaje del evangelio, que de un buen testimonio para que sus familiares puedan ver en Ud. los cambios que produce la fe en Cristo Jesús.