Autor: cris

  • Convicción en lo que se dice

    ¿Por qué muchas veces no siento convicción de las palabras que hablo a otros cuando les predico?

    Asumo que Ud. se está refiriendo a compartir el mensaje del Evangelio con los incrédulos.

    La convicción que es indispensable para comunicar efectivamente el evangelio se sustenta en varias cosas.

    Primero, en la seguridad que ese mensaje ha transformado su propia vida. ¿Es Ud. una persona cambiada radicalmente por el mensaje del Evangelio? ¿Puede Ud. ver en Ud. mismo la transformación que Dios hace en la persona que nace de nuevo por el poder del Evangelio?

    Si en su vida no existen cambios radicales como resultado de confiar en Cristo como Salvador, será muy difícil que Ud. trate de vender a otros un mensaje que no ha funcionado en Ud. mismo. Sería como un calvo tratando de vender loción para prevenir la calvicie.

    Segundo, en el conocimiento del mensaje que va a compartir. Procure tener claro en su mente lo que es el Evangelio. Ud. debe comunicar lo que la Biblia dice sobre el estado espiritual del hombre pecador, sobre la consecuencia de ese estado espiritual, sobre la solución que Dios ofrece al hombre pecador y sobre lo que el hombre pecador debe hacer para someterse a la voluntad de Dios.

    Tercero, en la forma como Ud. entrega ese mensaje. Hágalo con amor, con mucho tino, con sabiduría, sin atacar a cualquier religión, con verdadera compasión por la persona que escucha el mensaje. Lo que eventualmente va a cambiar la mente y el corazón de la persona incrédula no son sus palabras sino la palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo. Ud. será solo un medio usado por Dios para comunicar un mensaje.

    Hágalo de la manera más sincera posible. No obligue a la persona a tomar una decisión por Cristo. Deje que la persona decida por Cristo cuando el Espíritu Santo convenza a esa persona que debe hacerlo.

    Cuarto, en la preparación previa a entregar el mensaje. Se trata de que Ud. ore lo más que pueda antes de comunicar a alguien el mensaje del Evangelio. Pida a Dios que le de la actitud correcta y las palabras correctas. Dios intervendrá dándole lo que Ud. ha pedido.

  • Confiar totalmente en Dios

    Quisiera que me aconseje sobre mi relación con mi esposa. Ella es una buena persona, nació en un matrimonio cristiano y toda su vida, hasta antes de casarnos asistía a una iglesia cristiana en la cual era muy dedicada. Yo era en ese tiempo católico. Cuando nos casamos, mi esposa dejó de ir a la iglesia cristiana por algo así como 10 años. Ahora tenemos como un año de ir juntos a una iglesia cristiana y tanto nosotros como nuestros hijos estamos contentos de participar en la escuela dominical. Sin embargo mi esposa es muy propensa a enojarse por cualquier motivo. Parece que ha perdido la fe en Dios durante los casi 10 años que dejó de ir a la iglesia cristiana. ¿Qué puedo hacer para que ella vuelva a confiar totalmente en Dios?

    Tengo al menos un par de inquietudes sobre su consulta.

    La primera es esta: ¿Es Ud. creyente? Recuerde que asistir a una iglesia cristiana no le hace a Ud. automáticamente creyente. Le felicito por estar asistiendo a una iglesia evangélica y por estar contento en esa iglesia.

    Pero ¿Es Ud. creyente? ¿Ha recibido a Cristo como Salvador? Quiera Dios que lo haya hecho. Si no, gracias a Dios que todavía no es tarde para Ud. Hoy mismo Ud. podría hablar con Dios y reconocer que Ud. es un pecado porque así lo dice la Biblia y reconocer que está separado de Dios a causa del pecado y reconocer que Cristo murió en su lugar para pagar lo que Ud. debe a Dios a causa de su pecado y reconocer que la única forma de ser creyente, de ser un hijo de Dios es por medio de recibir a Cristo como su Salvador.

    Mi segunda inquietud es ésta: ¿Es su esposa cristiana? Así como una persona no se convierte automáticamente en caballo por el solo hecho de nacer en un establo, una persona no se convierte automáticamente en un cristiano por el solo hecho de nacer en un hogar cristiano.

    Para ser cristiana su esposa necesitaba haber recibido a Cristo como su Salvador personal.

    Yo conozco a cantidad de personas que asisten regularmente a los cultos de la iglesia evangélica y están muy involucrados en las actividades de la iglesia, pero que no son cristianos, porque nunca jamás han confiado en Cristo como su Salvador personal.

    Por tanto, yo le sugiero que algún momento oportuno se siente Ud. a solas con su esposa y francamente le haga esta pregunta: Querida, ¿A dónde irás cuando mueras? Si su esposa comienza a dudar y no atina una respuesta clara y contundente en el sentido que cuando muera inmediatamente irá al cielo porque ha recibido a Cristo como su Salvador, entonces Ud. sabrá que su esposa no es creyente.

    Lo que es necesario hacer en este caso es compartir con ella el mensaje del Evangelio con la esperanza de que ella reciba a Cristo como Salvador. Perdone que exprese mis dudas sobre la salvación de su esposa. Mis dudas parten del hecho de que su esposa, siendo aparentemente creyente, desobedeció a Dios casándose con Ud. quien en ese momento, hasta donde yo entiendo, no era creyente.

    La Biblia enseña que un creyente no debe tener una relación de enamoramiento con un no creyente, peor casarse con un no creyente. Cuando alguien que se dice ser creyente, sabiendo este mandato de Dios, desobedece en franca y abierta rebeldía hacia Dios, a mi me deja una seria duda en cuanto a su salvación.

    Concediendo el beneficio de la duda, voy a asumir que tanto su esposa como Ud. son creyentes. Su preocupación es por una falta de madurez cristiana en su esposa para afrontar contingencias de la vida. Sobre esto, me gustaría sugerir dos acciones muy puntuales.

    Primero, procure Ud. vivir en el temor de Dios y en obediencia a la palabra de Dios. No descuide su comunión personal con el Señor. Lea, estudie, medite, memorice la palabra de Dios, ore al Señor en todo momento.

    Después no olvide que Ud. como esposo debe amar a su esposa independientemente de como ella le trate o independientemente de lo que ella haga o deje de hacer. Su amor a ella no debe estar condicionado de ninguna manera. Ud. es la cabeza de su esposa. Esto significa que Ud. debe dar dirección a su esposa. Ud. debe proveer para su esposa. Ud. debe sacrificarse por su esposa. Ud. debe tratar a su esposa como a un vaso frágil.

    Su testimonio intachable en su hogar será un mensaje muy claro de lo que Dios puede hacer para cambiar a una persona.

    Segundo, invierta tiempo en estudiar la palabra de Dios y comparta lo que ha aprendido con su esposa y con sus hijos. La Biblia dice que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios. Si Ud. quiere fortalecer la fe de su esposa, es vital que Ud. enseñe la palabra de Dios a su esposa.

    Quizá Ud. me dirá que Ud. no sabe mucho de la palabra de Dios para enseñar a su esposa. La solución para su problema es sencilla. Estudie la palabra de Dios. Solicite ayuda a los pastores de la iglesia y lo poco o mucho que aprenda compártalo con su esposa.

    Tercero, busque formas de involucrar a toda la familia en la iglesia. Sin forzar ni obligar, haga de la iglesia el centro del contacto social de su familia. Invite a personas de la iglesia a su casa. Visite a personas de la iglesia con su familia. Participe en todas las reuniones de la iglesia con toda la familia. Recuerde que está tratando de recuperar el tiempo que ha perdido durante los 10 años que su esposa se ha desvinculado de la iglesia.

    Cuarto, si existen cosas en el pasado que ofendieron a Dios, es necesario reconocerlas, confesarlas a Dios y apartarnos de ellas. Si existe algo que debilita la fe de una persona, la fe de una familia es el pecado.

    Puede ser que en su hogar exista odio, rencor, orgullo, infidelidad, violencia, etc. De ser este el caso, como familia oren a Dios pidiendo perdón a Dios por el pecado y pidiendo perdón a las personas que resultaron afectadas con el pecado. Es necesario curar cualquier herida que haya habido en el pasado.

    Espero que estas ideas en la práctica sean al menos un comienzo para fortalecer la fe de su esposa.

  • Que son los atributos de Dios

    En cuanto a los atributos de Dios diremos que el término atributo en su aplicación a personas o cosas, quiere decir algo que les pertenece a las personas o cosas.

    Los atributos de una cosa le son tan esenciales que sin ellos no podrían ser lo que son; y esto es igualmente cierto en cuanto a los atributos de una persona.

    Si un hombre fuera despojado de los atributos que le pertenecen, cesaría de ser un hombre, ya que estos atributos son inherentes de aquello que lo constituye en un ser humano.

    Los atributos de Dios son, entonces, aquellas características esenciales, permanentes y distintivas que se pueden afirmar en cuanto a su ser.

    Los atributos de Dios han sido clasificados de diversas maneras. Una de ellas es en incomunicables y comunicables.

    Los atributos incomunicables son aquellos que ninguna analogía tienen con la criatura. Los atributos comunicables son aquellos que tienen una analogía con las propiedades del espíritu humano.

    Los atributos incomunicables de Dios son:

    Primero, la propia existencia, que significa que Dios existe por sí mismo.

    Segundo, la inmutabilidad, que es aquella perfección, por medio de la cual, Dios se despoja de todo cambio no solamente en su Ser, sino también en sus perfecciones y promesas. En virtud de este atributo, Dios queda exaltado sobre todos los sucesos y está libre de todo aumento o disminución, de todo crecimiento y decadencia.

    Tercero, la infinidad, que es aquella perfección por medio de la cual queda libre de todas las limitaciones. Dios no puede estar limitado por el Universo, por el tiempo-espacio del mundo, o confinado al Universo. Dentro de esto está la absoluta perfección de Dios, la eternidad de Dios y la inmensidad de Dios.

    Cuarto, la unidad de Dios, esto significa que Dios es numéricamente uno y que su carácter es único.

    Los atributos comunicables de Dios son:

    Primero, su espiritualidad. Dios es Espíritu.

    Segundo, dentro de lo que podríamos llamar atributos intelectuales, está su conocimiento cuya naturaleza es innata e inmediata. Su alcance es perfecto, lo que se llama omnisciencia. Además está su sabiduría, que es el atributo de Dios por medio del cual Dios mismo produce los mejores resultados posibles con los mejores medios posibles. También tenemos la veracidad de Dios.

    Tercero, dentro de los atributos morales está la bondad de Dios, la santidad de Dios y la justicia de Dios.

    Cuarto, dentro de los atributos de soberanía de Dios, está su voluntad soberana y su soberano poder.

  • La oración

    Deseo saber acerca de la oración.

    Sobre la oración, diremos que orar es hablar con Dios. Esta es una definición simple, así como simples deben ser nuestras oraciones. Al orar, nos transportamos espiritualmente al trono mismo de Dios para conversar con él.

    Por medio de la fe, hablamos a Dios tal como una persona habla a otra conocida y apreciada en alto grado. La oración es más que entregar un pedido a Dios, así como uno entrega un pedido al dependiente de un almacén.

    La oración es la forma como se manifiesta la relación entre Dios y su pueblo.

    En primer lugar, la oración es adoración, es rendir reverencia, es rendir homenaje y es expresión de compañerismo.

    Note como se manifiestan estas cosas en una parte de la oración de Ezequías, que aparece en 2ª Reyes 19:15 que dice: «Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra, tú hiciste el cielo y la tierra.»

    En segundo lugar, la oración es acción de gracias. Así como la adoración, la acción de gracias no demanda nada de Dios y por eso es frecuentemente dejada de lado. Pero fallar en adorar a Dios o en agradecer a Dios es un serio atentado contra Dios. La ingratitud hacia Dios es un terrible mal entre muchos creyentes.

    Es por esto que en la Biblia encontramos textos como Filipenses 4:6 que dice: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.»

    En tercer lugar, oración es confesión. Nunca debemos olvidar que en la oración están teniendo comunión un pecador, aunque redimido por Cristo, con un Dios santo, perfecto y puro. El pecado de un creyente no le hará perder la salvación, pero afectará grandemente la comunión de ese creyente con Dios.

    ¿Cómo restaurar esta comunión con Dios, afectada por el pecado? Aquí entra el recurso bendito de la confesión. Note lo que dice 1ª Juan 1:9 «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»

    No está por demás señalar que a la par de confesar el pecado a Dios en oración es necesario también apartarnos de ese pecado para no caer en el círculo vicioso de pecado-confesión-pecado-confesión.

    En cuarto lugar, oración es petición. Quizá esta es la faceta más popular de la oración. Mire lo que dice Jeremías 33:3 que dice: «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces»

    En quinto lugar, oración es intercesión. Las peticiones tienen en mente a nosotros mismos. La intercesión tiene en mente a otros. Es cuando oramos en favor de otras personas. Un hermoso ejemplo de oración intercesora lo tenemos en el Señor Jesucristo poco antes de ir a la cruz y cuyo registro aparece en Juan capítulo 17. Note lo que dice una parte, los versículos 15-17 «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.»

    Como podrá observar, Jesús no está pidiendo nada a su Padre para él mismo. Su enfoque es totalmente sobre otras personas. Esto es oración de intercesión. Todas estas facetas de la oración deberían estar presentes en una oración equilibrada.

    Recuerde que oración es adoración, oración es acción de gracias, oración es confesión, oración es petición, y oración es intercesión. La oración debe estar dirigida al Padre, en el nombre de Cristo y en el poder del Espíritu Santo.

    Juan 14:13-14 dice: «Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré»

    Estas son palabras de Jesús, el Hijo de Dios. La oración debe ser hecha al Padre en el nombre del Hijo. Otros pasajes bíblicos muestran que el Espíritu Santo también interviene para conocer la voluntad de Dios y orar en esa voluntad. Esto echa por tierra la noción muy popular pero totalmente errada de que a Dios se puede llegar por cualquier camino. El único camino para llegar a Dios es Cristo Jesús.

    Orar en el nombre de Jesús es algo más que simplemente agregar las palabras: En el nombre de Jesús al final de la oración. Significa orar por aquellas cosas que son consistentes con el carácter de Jesucristo. Significa orar con la autoridad del Señor Jesús. Esto es, orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Una oración así será una oración tan atada al corazón de Jesucristo y tan alineada con la voluntad de Dios que el Señor Jesucristo gustosamente firmaría su propio nombre a nuestra oración y su propio Amén también, de tal manera que Jesucristo haría de nuestra oración su propia oración.

    Espero que estas le ayuden a visualizar mejor lo que es la oración.

  • ¿Quién es Eunice?

    El nombre Eunice, aparece una sola vez en el Nuevo Testamento, en 2ª Timoteo 1:5 que dice: «trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.»

    Este texto está hablando de Timoteo. Aquí vemos que este personaje, Timoteo era un creyente de tercera generación, porque la primera generación, Loida, abuela de Timoteo era creyente, la segunda generación, Eunice, madre de Timoteo también era creyente.

    Aunque sin mencionar su nombre, se habla también de Eunice en Hechos 16:1 que dice: «Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego»

    De esto tenemos ya la información sobre Eunice. Se trata de una mujer judía de Listra, casada con un hombre no judío porque dice que era griego, y que fue madre de un gran hombre de Dios llamado Timoteo. Eunice era creyente, al igual que su madre que se llamaba Loida. El nombre Eunice significa victoriosa.

  • Pra qué sirve el ayuno

    Me he encontrado muchas veces en la Biblia con pasajes donde se dice que Jesús ayunó, al igual que sus discípulos y muchas otras personas, pero en sí no conozco el significado del ayuno o las buenas consecuencias que trae. Me gustaría que me informaran ampliamente sobre este asunto.

    El ayuno es simplemente la abstención voluntaria de ingerir alimentos. Son varios los motivos del ayuno voluntario.

    Algunos ayunan para mejorar su salud. Dicen que el ayuno periódico ayuda a desintoxicar el cuerpo humano. Otros ayunan para complacer a sus dioses paganos. Otros ayunan como una disciplina de la vida cristiana. Esto último es lo que nos interesa y nos vamos a centrar en esto.

    Básicamente, el ayuno en la Biblia es visto como una forma de humillación voluntaria.

    Salmo 35:13 dice: «Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno»

    David quería identificarse con el dolor por gente que él conocía y estaba enferma. Por eso se vistió de cilicio, que es una forma de humillarse, pero note que el ayuno también estaba presente.

    El ayuno aclara y libera nuestras mentes para entender lo que Dios está diciendo a nuestros espíritus. Esto condiciona nuestros cuerpos para llevar a cabo su perfecta voluntad. Al perseverar a través de las molestias físicas iniciales y mentales, experimentaremos una calma de alma para concentrarnos en las cosas de Dios sin que ni siquiera los apetitos legítimos del cuerpo interrumpan la dulce comunión con el Señor.

    Esto fue lo que pasó con el Señor Jesucristo cuando ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y lo mismo con Moisés y con Elías. Ellos llegaron a un punto, cuando el ingerir alimento dejó de ser atractivo en comparación de la delicia de la comunión con el Señor.

    En estas circunstancias, la persona que ayuna se hará más dócil a la guía del Espíritu Santo.

    Interesante que después de que el Señor Jesucristo terminó de ayunar, dice el Nuevo Testamento en Lucas 4:14 que Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.

    El ayuno trae avivamiento personal y agrega poder a nuestras oraciones. Esto último tiene su explicación en el hecho que ayunando nos ponemos más sensibles a la guía del Espíritu Santo y podemos discernir mejor la voluntad de Dios en determinado asunto y en consecuencia podemos orar a Dios en la voluntad de Dios, mas no en nuestra voluntad.

    La palabra de Dios garantiza que todas las oraciones hechas en la voluntad de Dios van a ser respondidas favorablemente por Dios.

    En esto quisiera ser enfático, el ayuno no es la forma de torcer el brazo de Dios para obligarle a que él haga lo que nosotros queremos. El ayuno no es para chantajear a Dios en otras palabras. Es decir que Ud., por ejemplo, no debe ayunar para pedir a Dios que le haga ganar el premio mayor de la lotería.

    Confiar en la suerte o en la lotería es pecado y por más que Ud. ayune jamás logrará que Dios responda a una oración de esa naturaleza. Debe quedar claro entonces que el ayuno no hace que automáticamente cualquier oración nuestra va a ser respondida por Dios favorablemente, pero nos da la oportunidad de concentrarnos en adorar, auto examinarnos delante de Dios, confesar cualquier cosa que esté mal en nuestras vidas, pedir a Dios perdón por ello y discernir la voluntad de Dios para nuestras vidas para pedir a Dios conforme a esa voluntad.

    En este escenario de cosas, Dios siempre hará algo especial para Ud. bien sea internamente o externamente o ambas cosas, cuando Ud. se niega a Ud. mismo y enfoca su amor, adoración, fe, y obediencia solamente en Él.

    El centro del ayuno debe ser Dios, no Ud.

    Lo dicho, me lleva a la siguiente reflexión, jamás ayune por ayunar o por ver cómo se siente sin comer, uno o dos o más días. Primero ocúpese en conocer el propósito del ayuno y los beneficios del ayuno y cuando esté convencido personalmente de todo eso, entonces ayune. No caiga en el error de pensar que porque tiene la costumbre de ayunar ya está bien con Dios, sin importar que en su vida quizá no hayan pecados visibles, pero se anidan cosas como temor, orgullo, odio, rencor, envidia, chismes, malos pensamientos, ira, etc.

    Cuando ayune, procure buscar un tiempo que se adapte a su horario de trabajo, pues es necesario que tenga tiempos especiales a solas con Dios en oración y meditación en la palabra de Dios. Antes de ayunar, prepárese. Tome conciencia de lo que es el ayuno, establezca un objetivo específico para ayunar.

    ¿Es por renovación espiritual? ¿Es buscando la guía del Señor? ¿Es por sanidad? ¿Es por la resolución de algún problema? ¿Es por gracia especial para manejar una situación difícil? ¿Es por algún problema o amenaza nacional?

    Enfocar sobre las metas le ayudará a sostener su ayuno cuando las tentaciones físicas o las presiones de la vida lo empujen a abandonarlo. Esto es en esencia lo que podemos decir sobre el ayuno.

    Termino con una advertencia. Si ha decidido ayunar, tenga mucho cuidado con no jactarse por ello. El ayuno es un asunto entre Dios y Ud. Esto no significa que sea malo que haya otros que deseen acompañarle en el ayuno. Lo que significa es que Ud. no ande por las calles proclamando que está ayunando.

    Esto es lo que ordenó el Señor Jesucristo en Mateo 6:16-18 que dice: «Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público»

    Note que Jesús no está condenando el ayuno. Lo que está condenando es publicar el ayuno para hacer creer a la gente que el que ayuna es muy espiritual. El que ayuna es muy propenso a ceder a la tentación de jactarse de su ayuno. Esto quizá despierte admiración en algunos y eso será la única recompensa que tendrá el que ayuna.

    Pero habrá perdido la recompensa que puede dar Dios al que ayuna en secreto. En la época de Isaías, era muy popular el ayuno para impresionar a la gente, lo cual no pasaba de ser pura hipocresía religiosa, porque los ayunadores guardaban en su corazón todo tipo de pecado.

    Note como Dios confrontó a estos hipócritas religiosos. Isaías 58:3-9 dice: «¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad.»

    Esta es una severa advertencia de Dios, hecha hace siglos, pero tan pertinente para el día de hoy. Cuidado con esconder pecado detrás del ayuno. El rito no tiene poder para limpiar el corazón.

  • Deseo que mi pareja conozca a Cristo

    Deseo que mi esposa se convierta de corazón a Cristo. Gracias al Señor, yo tengo tres años de leerle la Biblia y siempre busco enseñarle algo, pero a veces se me hace tan difícil, porque las costumbres de ella son tan distintas a lo que le agrada a Dios y rechaza algunas cosas de las Santas Escrituras. Deseo que me ayuden a tener paciencia y saber cómo enseñarle de Dios.

    Su esposa no es creyente y por tres años, Ud. ha estado tratando de enseñarle la Biblia con miras a que su esposa se convierta de corazón. Hasta ahora no ha tenido éxito porque aparentemente su esposa está muy apegada a sus tradiciones religiosas y rechaza algunas cosas que dice la palabra de Dios. Nos pide ayuda sobre cómo tener paciencia para guiar a su esposa a Cristo.

    Me gustaría comenzar por felicitarle por su deseo de ver a su esposa viniendo al pie del Calvario para recibir a Cristo como su Salvador. Por ahora Ud. no ha visto todavía este milagro, porque es un milagro que cualquier persona pase de muerte a vida al confiar en Cristo como Salvador.

    La paciencia que tanto Ud. necesita debe surgir del hecho de confiar en el Señor en el sentido que cuando sea el tiempo del Señor, Él va a llevar a la salvación a su esposa.

    La salvación es un asunto privado entre una persona y Dios. Ud. puede ser el canal para que su esposa escuche el mensaje de Salvación en Cristo, pero Ud. no es el que va a convertir a su esposa. De modo que no se sienta culpable porque su esposa todavía tarda en recibir a Cristo como Salvador. Me gustaría recomendarle algunas acciones que podrían ayudarle a esperar con paciencia la salvación de su esposa.

    Primero, ore con fervor. La palabra de Dios dice que la oración del justo puede mucho. Con toda la fe que pueda, pida a Dios que en su gracia traiga a la salvación a su esposa. La voluntad de Dios es que ningún pecador perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Pida a Dios entonces que Él traiga a la salvación a su amada esposa. Si considera pertinente y así le guía el Señor, ayune y ore por este asunto. No se desanime si no ve resultados inmediatos. A veces Dios nos hace esperar para enseñarnos a depender de él.

    Segundo, viva en la práctica lo que Ud. sabe en la teoría. Esto significa que mantenga un buen testimonio en su hogar en general y hacia su esposa en particular. La Biblia enseña que Ud. debe amar a su esposa sin importar lo que ella piense de Ud. y de lo que Ud. cree.

    No manipule a su esposa. No le diga cosas como por ejemplo: Si tú entregaras al Señor, yo te amaría más o yo te daría esto o aquello. Provea para su esposa, respete a su esposa. Trate a su esposa como a vaso frágil. Todo esto hará que su esposa vea en Ud. una persona diferente y eventualmente, ella también deseará experimentar el mismo cambio.

    La Biblia aconseja a las mujeres creyentes que tengan buen testimonio delante de sus maridos incrédulos para que eventualmente esos maridos incrédulos lleguen a conocer a Cristo como Salvador viendo la conducta de ellas.

    1ª Pedro 3:1 dice: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas.»

    Lo mismo podría darse en el caso inverso. Es decir que un marido creyente debe tener un buen testimonio delante de su esposa incrédula, para que eventualmente esa esposa incrédula, llegue a conocer a Cristo como Salvador al mirar la conducta de su esposo creyente. Más es cuestión de actuar que de hablar.

    Tercero, le recomiendo que con mucho tino comparta el evangelio con su esposa incrédula. Su esposa lamentablemente está muerta espiritualmente. De modo que no espere que ella aprenda la Biblia como si fuera creyente o que actúe como una esposa creyente. Ella es un árbol malo que no puede dar un fruto bueno. Primero tiene que llegar a ser buen árbol para luego producir fruto bueno. La Biblia enseña que las cosas espirituales son locura para los incrédulos. Ellos no lo pueden entender. No pretenda que su esposa asimile la Biblia como si fuera creyente. Limítese a compartir el evangelio de la forma más cariñosa y amable posible.

    Cuarto, no fuerce a su esposa a asistir con Ud. a los cultos o a las reuniones de la iglesia o a orar o a cantar himnos, etc. Esta actitud lo único que producirá es mayor rebeldía en su esposa.

    Espero que estas ideas le sean de alguna ayuda.

  • Caricias en el noviazgo

    Efectivamente, hace un tiempo atrás, tratamos el caso de las caricias en el noviazgo, pero a lo mejor no profundizamos mucho sobre el efecto pernicioso de este comportamiento en las señoritas.

    Por tanto, permítame mencionar los estragos más evidentes, a la luz de la experiencia pastoral, tratando casos de señoritas que han transitado por este tortuoso sendero.

    Primero, el problema de un espíritu sucio. Cuando una señorita deja que su novio o enamorado toque partes íntimas de su cuerpo, el espíritu de esa señorita queda manchado, porque esa señorita sabe que ha transgredido cantidad de mandamientos expresados en la palabra de Dios relativos a la pureza con la cual las chicas deben ser tratadas por los chicos.

    Solamente como ejemplo permítame citar un par de textos. 1ª Timoteo 5:1-2 dice: «No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza»

    Según este texto, las jovencitas deben ser tratadas por los varones, como hermanas. Un varón, en su cabal juicio, no anda tocando partes íntimas del cuerpo de sus propias hermanas, ¿verdad? Por supuesto que no. Los varones tratan con toda pureza a sus hermanas y ese es el modelo de trato de cualquier joven a su novia o enamorada. Las chicas saben esto, pero cuando permiten que sus novios las acaricien, inmediatamente saben que han desobedecido la palabra de Dios al haberse prestado para que las traten de una forma impura y esto ensucia su espíritu.

    2ª Timoteo 2:22 dice: «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor»

    Las caricias de los novios despiertan pasiones juveniles en las novias. Eso lo sabe toda chica que ha permitido que su novio le acaricie. Pero ¿qué es lo que dice la Biblia? La Biblia dice: «Huye también de las pasiones juveniles»

    Una chica que se deja tocar por su novio no está huyendo de las pasiones juveniles y está de esa manera violando un mandato de la palabra de Dios. Esto hace que el espíritu de una chica así quede manchado. Tenemos entonces que las caricias en el noviazgo ensucian el espíritu de una chica. Pero no solamente eso, las caricias en el noviazgo ensucian el alma de una chica.

    El alma de una jovencita que no ha sido tocada o acariciada por ningún varón, es como una sábana blanca, pero cuando esa chica permite que su cuerpo sea acariciado por su novio, en esa sábana blanca aparecen manchas indelebles. No se puede caminar por el barro sin que el barro salpique la vestidura.

    Puesto en términos bíblicos sonaría como lo que dice en Proverbios 6:27-29: «¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Así es el hombre que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare»

    Así es, no se puede tener un alma pura y a la vez andar en caricias en el noviazgo. Hemos visto entonces que las caricias en el noviazgo ensucian el espíritu y el alma de las chicas. Pero no todo queda allí.

    En tercer lugar, las caricias en el noviazgo ensucian el cuerpo de una chica. El cuerpo de una chica acariciada por su novio lleva un letrero quizá invisible para otros, pero muy visible para ella misma y en cual aparece la leyenda: De segunda mano.

    O en las más audaces, de tercera o cuarta o quinta mano. Las chicas que se dejan acariciar de sus novios piensan que nadie aparte de sus novios va a saber lo que hacen a solas. Pero no hay tal Dios sabe todo, porque todo aconteció en su presencia y además los muchachos se jactan de su conducta con sus novias cuando están con otros muchachos. Es así como se desploma el prestigio de las chicas en su círculo de amistades.

    Para ilustrar este hecho, una vez llevé una docena de hermosas rosas rojas a una reunión de jóvenes en la iglesia. Puse las rosas en un florero y pedí que uno de los asistentes pasara y tomara la rosa que a él le parecía más bonita y que la examinara bien, la oliera, tocara sus suaves pétalos y luego la pasara a otro de los asistentes hasta que todos hubieran hecho lo mismo. Una vez que todos tocaron, y olieron a esa pobre rosa, pedí que la devolvieran al florero. Luego pedí que los varones pasaran de uno en uno y tomaran una de las rosas que estaban en el florero, la que más les gustara. ¿Sabe lo que pasó? Nadie tomó aquella rosa que anduvo de mano en mano. Claro, como todos la tocaron, la pobre rosa quedó toda marchita. Tenía un letrero invisible, pero que comunicaba a gritos: He sido tocada por todos, estoy marchita. La enseñanza fue muy obvia.

    El mensaje a las chicas fue contundente. Así como nadie quiere una rosa tocada por todos, nadie quiere para esposa una chica que ha sido tocada por todos. Así es, el cuerpo se ensucia cuando una chica permite que su novio la acaricie.

    En resumen entonces, las caricias en el noviazgo ensucian espíritu, alma y cuerpo de las chicas que se prestan para ello.

    Pero hay algunas preguntas que a lo mejor están en las mentes de algunas de nuestras amigas, jóvenes especialmente.

    En primer lugar, ¿cuál es el propósito de las caricias en la pareja?

    Las caricias son parte de la relación íntima en la pareja. Son en realidad la antesala o la preparación para el acto sexual en la pareja. Por eso, las caricias deben estar reservadas para el matrimonio. Proverbios 6:18-19 dice: «Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en s amor recréate siempre»

    El autor del libro está hablando de la intimidad de una relación en pareja y textualmente dice que el esposo halla satisfacción en las caricias de la esposa. De aquí justamente nace uno de los peligros de entrar a las caricias en el noviazgo.

    Como las caricias son la preparación para el acto sexual, muchas parejas que andan por este sendero terminan cometiendo el pecado de fornicación o lo que también se llama una relación sexual prematrimonial.

    Las parejas de novios normalmente piensan que una relación de noviazgo sin caricias es insípida. Piensan que las caricias son la expresión del amor que se tiene el uno para el otro. ¿Es real esto?

    Pensar que el amor se expresa con caricias, es un concepto inexacto de lo que es el amor y de lo que son las caricias. Ya hemos visto que las caricias tienen que ver con la relación íntima en la pareja. Por otro lado el amor es la acción de sacrificio en favor de la persona amada. Las caricias en el noviazgo de ninguna manera pueden considerarse acciones de sacrificio. Nadie puede decir que se está sacrificando al acariciar.

    Las caricias en el noviazgo tampoco buscan el beneficio de la persona amada, sino que son la forma más egoísta de buscar la satisfacción propia, especialmente por parte de los muchachos.

    En conclusión entonces, si alguien piensa que porque ama a alguien tiene licencia para acariciar, debe revisar su concepto de amor.

    Y, si una pareja ya ha entrado en esto de las caricias en el noviazgo, ¿qué deberían hacer para salir de ese estado?

    Si no son creyentes, deberían primero buscar una relación personal con Dios por medio de recibir a Cristo como Salvador y luego deberían buscar someterse a lo que Dios dice sobre esto de las caricias.

    Si ya son creyentes, y es alarmante el número de jóvenes creyentes que piensan que no hay nada de malo con las caricias en el noviazgo, deben reconocer el peligro de ello, por las razones que hemos expuesto, deben confesar a Dios como pecado, deben perdonarse mutuamente por haber incursionado donde no debían y deben abandonar la práctica de acariciarse durante el noviazgo.

  • ¿Es malo comer carne de res en la semana santa?

    La Biblia es muy clara al afirmar que a raíz de la muerte y resurrección de Cristo, se abolió la ley de Moisés, la cual, en una de sus partes hacía distinción entre los alimentos considerados ceremonialmente limpios y alimentos considerados ceremonialmente impuros.

    Dejemos por el momento a un lado la semana santa y concentrémonos en los alimentos en general, dentro de ello, la carne de res, por supuesto.

    La abolición de la ley de Moisés se hizo evidente cuando Pedro el apóstol tuvo una visión muy interesante. Su relato se encuentra en el libro de Hechos, capítulo 10, versículos 9-16 donde dice: “Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo”

    Esta visión fue una especie de lección objetiva para que Pedro reciba a los gentiles y de esa manera cumpla el propósito de Dios de tomar pueblo para su nombre de entre los gentiles. Pero esa experiencia de Pedro nos muestra también que había llegado a su fin las distinciones entre alimentos limpios y alimentos impuros.

    1ª Timoteo 4:4-5 dice: “Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”

    Así que, todo alimento que existe en el mundo es bueno. No hay ningún impedimento bíblico para comer carne de res, o de cerdo, o de conejo o de cualquier otro animal.

    Es conveniente sin embargo tomar en cuenta el principio de no ser tropiezo para algún creyente que en su conciencia está convencido que comer tal o cual alimento es malo para él.

    1ª Corintios 8:13 dice: “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.”

    Esto en cuanto a los alimentos.

    Ahora viene el asunto de la semana santa. Yo siempre tengo problema con esto de la semana santa, porque la idea que esto comunica a mi mente es que las otras semanas del año no son santas. Pero yo sé que todos los meses del año son santos, todas las semanas del año son santas y todos los días del año son santos, porque todo esto es de Dios.

    La idea de una semana santa, en la cual la gente se esfuerza por refrenar el pecado, aunque el resto del año, las 51 semanas restantes, viva en pecado, no tiene en absoluto fundamento bíblico. Pero alguno dirá: El hecho que en semana santa se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, ¿no hace de esta semana, una semana especial? ¿Una semana santa? Pues no.

    La Biblia condena la celebración de fiestas religiosas. Note lo que dice Colosenses 2:16-17 “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuando a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”

    Los falsos maestros del primer siglo, ponían gran énfasis en abstenerse de ciertos alimentos y en la observancia de ciertas fiestas religiosas, pero Pablo dice: Estas cosas son sombras que ya han sido disipadas por la presencia de Cristo.

    De modo que la semana santa, es como cualquier otra semana del año, una semana para buscar glorificar a Dios como se lo debe hacer en cualquier otra semana del año. Con lo dicho no estoy afirmando que sea malo hacer memoria de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, pero esto podemos hacerlo inclusive cada semana del año.

    Algunas iglesias o asambleas celebran la cena del Señor cada primer día de la semana y en eso hacen memoria de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. ¿Por qué esperar solo una semana señalada para recordar el cruento sacrificio de Cristo? Sobre la base de todo lo dicho hasta aquí, no existe en absoluto fundamento bíblico para afirmar que no se debe comer carne de res durante la semana santa.

    Todos los alimentos son limpios y todas las semanas son santas. La instrucción para no comer carne de res en semana santa no proviene de Dios sino del hombre. Es un mandamiento de hombres.

    La Biblia advierte severamente en contra de someterse a mandamientos de hombres. Note lo que dice Tito 1:13-14 “Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”

    Cuidado con hallarse obedeciendo mandamientos de hombres como si fueran mandamientos de Dios.

  • Como murió Jesús

    Sé que algunos médicos han hecho algún tipo de análisis de las causas, desde el punto de vista médico, que produjeron la muerte de Jesús en la cruz. ¿Tienen Ustedes algo así?

    Con mucho gusto me gustaría compartir con Usted el análisis médico de la muerte de Jesús, realizado por el Dr. Ricardo Hidalgo, tal como apareció en una revista publicada por el diario Hoy de Quito, Ecuador.

    Dice así este doctor: Con el conocimiento de las prácticas de crucifixión y de algunos detalles anatómicos, se puede reconstruir algunos aspectos de la forma de ejecución por crucifixión.

    Cada herida aparentemente tenía la intención de producir una larga agonía y contribuir a la muerte de la víctima. Los azotes previos a la crucifixión debilitaban al mártir y si la hemorragia era considerable, se producía una hipotensión ortostática, o una pérdida de presión sanguínea y un shock hipovolémico. O el shock por la pérdida de volumen sanguíneo producido por alguna hemorragia.

    Cuando la víctima era lanzada hacia el piso sobre su espalda, en preparación para una transfixión de sus manos, o la acción de herir pasando de parte a parte, sus heridas de flagelación probablemente volvían a abrirse y se contaminaban en el suelo. Más aún, en cada respiración, las heridas dolorosas del flagelamiento eran raspadas con el madero áspero en el que colgaba.

    Como resultado, la pérdida de sangre proveniente de la espalda seguramente continuaría durante la crucifixión. Con los brazos estirados pero no en forma tirante, las muñecas eran clavadas al patíbulo. Se ha demostrado que los ligamentos y los huesos de la muñeca pueden soportar el peso del cuerpo suspendido.

    En cuanto a los clavos de hierro, seguramente eran guiados entre el radio y los huesos del carpo, o entre las dos filas de huesos del carpo, ya sea próximos o a través del flexor retináculum y los ligamentos intercarpianos.

    A pesar de que el clavo podía pasar entre los elementos óseos y no producir ninguna fractura, posiblemente la herida perióstica era muy dolorosa, periostio es la membrana fibrosa adherida a los huesos, que sirve para su nutrición y renovación.

    Mas aún, el clavo podría cortar el nervio mediano, sensitivomotor, que al ser estimulado produciría descargas de dolor en ambos brazos. A pesar de que la lesión del nervio mediano provocaría una parálisis de una porción de la mano, las contracciones isquemáticas, por falta de circulación sanguínea adecuada, y el daño de varios ligamentos podrían provocar un desgarro.

    En cuanto a los pies, estos eran sujetados a través de unos clavos de hierro colocados entre el primero y segundo espacio intermetatarsiano, justamente cerca de la articulación tarsometatarsiana. Es lógico afirmar entonces que el nervio peróneo y las ramas medias y laterales de los nervios plantares podrían lesionarse con los clavos.

    A pesar que la flagelación pudo haber producido una considerable pérdida de sangre, la crucifixión más bien era un proceso de pérdida de poca sangre, ya que la mayoría de las arterias o el arco plantar profundo eran los lugares anatómicos favoritos de la transfixión, o el herir de un lado a otro con algo punzante.

    Hoy sabemos que el mayor efecto patofisiológico de la crucifixión es la interferencia con la respiración normal, particularmente con la exhalación. El peso del cuerpo tirando hacia abajo con los brazos abiertos tiende a colocar los músculos intercostales en un estado de inhalación y por ende obstaculiza una exhalación que es pasiva.

    De acuerdo con esto, la exhalación era primordialmente diafragmática, y la respiración se hacía muy superficial. Es habitual que esta forma de respiración no supla las necesidades de oxígeno, y como resultado se produzca una hipercarbia o un aumento de la concentración de anhídrido carbónico en la sangre.

    La presencia de calambres musculares, debido a la fatiga y a la hipercarbia, dificultaría la respiración aún más. Para una exhalación adecuada se precisa elevar el cuerpo utilizando como apoyo los pies, la flexión de los codos y hacer movimientos de aducción de los hombros.

    Sin embargo, esta maniobra coloca todo el peso del cuerpo sobre los huesos del tarso y producirían un dolor severo. Más aún, la flexión del codo causa la rotación de las muñecas alrededor de los clavos de hierro, provocando un dolor pronunciado a lo largo del nervio mediano.

    Levantar el cuerpo también sería una acción muy lacerante, ya que apoyaría la espalda sangrante en el poste de madera. Los dolores musculares y una parestesia, o sensación de adormecimiento u hormigueo, de los brazos se añadirían a la posición incómoda.

    Como resultado, cada esfuerzo para respirar sería más agobiante y llevaría a la asfixia.

    Como vemos, la causa de la muerte por crucifixión es entonces multifactorial, pero lo más importante quizá sea el shock hipovolémico, por la súbita pérdida del volumen sanguíneo, y la asfixia.

    Otros factores contribuyentes podrían ser la deshidratación, arritmias cardíacas producidas por el estrés y un fallo congestivo del corazón, con una acumulación rápida de líquido en la pleura y pericardio.

    La crucifractura, es decir la ruptura de las piernas por debajo de las rodillas podía acelerar la muerte por asfixia. Ya que los israelitas no querían que los cuerpos permanecieran en la cruz después del ocaso, al empezar el Shabat, pidieron a Poncio Pilato que ordene su crucifractura para apresurar la muerte.

    Los soldados rompieron las piernas de los dos ladrones, pero cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, traspasaron su costado con una lanza de infantería y de la herida salió un fluido de sangre y agua.

    En relación con la muerte de Jesús, dos aspectos han sido la fuente de gran controversia, a saber: la naturaleza de las heridas en su costado y su muerte después de pocas horas en la cruz.

    El evangelio de Juan describe el repentino flujo de sangre y agua a través de la cortadura. Algunos autores han interpretado que el flujo de agua que salía de su costado, podía ser orina debido a una perforación en la línea media abdominal que logró traspasar la vejiga.

    Sin embargo, la palabra griega utilizada por Juan claramente denota la lateralidad e implica la ubicación en las costillas. Es por eso que, probablemente, la herida fue torácica, muy lejos del abdomen. A pesar de que el sitio de la herida no está señalado por Juan, tradicionalmente ha sido presentado en el costado derecho.

    Apoyando esta tradición también se ha postulado que probablemente se provocó la perforación de la pared de la aurícula derecha, o del ventrículo del mismo lado. Es por eso, que el agua posiblemente fue el líquido pleural o pericárdico, y pudo haber precedido a un sangrado profuso proveniente del ventrículo.

    La muerte de Jesús después de seis horas en la cruz sorprendió aun a Poncio Pilato. El hecho de que Jesús gritara en voz alta y luego dejara caer su cabeza y muriera, sugiere la posibilidad de una muerte súbita por rotura cardiaca o arritmia letal.

    En el momento de la crucifixión y de la flagelación, con una hipovolemia, o falta de volumen sanguíneo e hipoxemia, o falta de oxígeno en la sangre, concomitantes, y quizá con un estado de coagulación alterado, pudo provocarse un estado de hipercuagulabilidad con formación de trombos que embolizaron la circulación coronaria y produjeron un infarto agudo de miocardio transmural.

    Las vegetaciones valvulares trombóticas pueden desarrollarse bajo condiciones traumáticas agudas, y hoy sabemos que la rotura de la pared del ventrículo izquierdo también puede ocurrir en las primeras horas que siguen a un infarto masivo.

    En otro orden de cosas, también es probable que se produjera una arritmia cardiaca fatal. Entonces, permanece la incertidumbre de si la muerte de Jesús fue debido a una rotura cardíaca o a un fallo cardiorrespiratorio. Claramente se ve que el peso de la evidencia histórica y médica indica que Jesús murió antes de que le perforasen su costado, apoyando la visión tradicional de que lanza penetró entre sus costillas y atravesó probablemente no solo el pulmón derecho, sino también el pericardio y el corazón. Hasta aquí el escalofriante recuento de lo que pudo haber pasado con Jesús en la cruz, desde el punto de vista médico.

    La pregunta obligada es ¿por qué? La respuesta aparece en la Biblia. Considere lo que dice Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”

    Allí lo tiene Jesucristo pasó por todo esto, que ha sido analizado desde el punto de vista médico, para que Usted y yo seamos librados del castigo por nuestro pecado.

    Cristo murió en lugar del pecador para que el pecador pueda ser perdonado. Todo fue por el amor que Dios tiene al pecador. Por amor, Jesús fue abandonado de su padre para que su padre pueda ampararnos a nosotros. Por amor, Jesús se hizo pecado para que nosotros podamos estar libres del pecado. Por amor, Jesús probó la muerte para que nosotros podamos tener vida. Qué grandioso es nuestro Dios y nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.