Autor: cris

  • ¿Es prohibido usar short o ropa de baño?

    ¿Prohíbe la Biblia que los creyentes jueguen fútbol, o practiquen cualquier otro deporte utilizando shorts, o que acudan a las playas haciendo uso de ropa de baño? Existen congregaciones evangélicas que lo prohíben y otras que lo permiten aduciendo que irse a los extremos no es bueno. Esta situación me tiene desconcertado y quisiera saber qué dice la Biblia al respecto.

    La palabra de Dios, no contiene ningún mandato en el sentido de que no se debe usar short para practicar algún deporte, o ropa de baño para ir a la playa.

    Si alguna iglesia evangélica prohíbe a los creyentes el uso de short o ropa de baño, será por alguna razón importante para esa iglesia evangélica, más no porque eso es lo que ordena la palabra de Dios. Recuerde que en cosas que no están legisladas clara y específicamente en la Biblia, la iglesia local tiene la facultad de establecer las normas que sean apropiadas para esa iglesia local.

    A lo mejor, en el lugar donde está ubicada alguna iglesia local, es mal visto por la comunidad el que la gente use shorts o ropa de baño. Lo correcto en este caso particular sería que los creyentes que se congregan en esa iglesia local, se abstengan de usar shorts o ropa de baño para no ser de tropiezo a las personas de esa comunidad.

    Es decir que no hay nada de malo en vestir short o ropa de baño. Lo malo está en vestir así, aún sabiendo que esto va a causar un grave daño a personas que piensan que los creyentes no deben vestirse así.

    Es cuestión de a ejercitar el amor, cediendo nuestros derechos, para no ofender a alguna persona. De esto nos habla el apóstol Pablo en un pasaje que aunque no tiene que ver con shorts y ropa de baño, sin embargo, puede ser aplicado a este caso.

    Se encuentra en 1ª Corintios 8: 8-13 que dice: «Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano»

    Una aplicación de este pasaje bíblico al caso que nos incumbe diría más o menos así: Si bien el uso de shorts o ropa de baño no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque usemos shorts o ropa de baño seremos más, ni porque no usemos short o ropa de baño, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, jugando fútbol en short o en la playa con ropa de baño, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a usar short o ropa de baño? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos o hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si el usar shorts o ropa de baño le es a mi hermano ocasión de caer, no usaré short o ropa de baño jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.

    A manera de comentario, si Ud. sabe que a nadie va a ofender usando short o ropa de baño, entonces, adelante, use short o ropa de baño porque esto en sí mismo no es ni malo ni bueno, es simplemente neutro. Insisto en que esto neutro se hace malo cuando a sabiendas ofendemos a un hermano que es débil en cuanto a esto.

    No está por demás señalar que es una norma elemental de la ética cristiana el no provocar sexualmente a otros por medio de la manera como nos vestimos. Así que, si usa short o ropa de baño, Ud. debe cuidar que esta vestimenta no sea provocativa al dejar al descubierto partes íntimas de su cuerpo. Obviamente, un creyente no debería pensar siquiera en acudir a una playa nudista. Pero de aquí, a vestir un short modesto y ropa de baño decorosa, dista mucho.

  • La marca de la bestia

    ¿Qué es la marca de la bestia de la que habla Apocalipsis capítulo 13 versículos 15 al 18?

    Vamos a dar lectura al pasaje bíblico que Ud. ha citado en su consulta. Se encuentra en Apocalipsis 13:15-18 que dice: «Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.»

    De esta manera se engañará a muchos y se conseguirá que esos muchos adoren a la imagen del Anticristo. Los que se resistan a adorar a la imagen del anticristo serán amenazados con la muerte.

    El Anticristo también exigirá que todos lleven una marca en su frente o en su mano derecha, sin la cual no se podrá comprar ni vender, es decir que los que no tengan esta marca estarán condenados a una muerte lenta por falta de provisiones.

    Luego vemos que el número de la bestia o del Anticristo es el 666. El número seis es el número del hombre, representa al hombre. El seis siempre será menos que el 7. El número 7 representa la perfección de Dios. El número 6 nos hace pensar en que el hombre siempre será imperfecto. El Anticristo, el hombre más poderoso que jamás se ha levantado sobre la tierra, sabrá que a los ojos de Dios no es sino un 6, un mero hombre. Jamás podrá ser un 7 como la perfección de Dios. Lo mejor que Satanás puede producir es 6, alejado por siempre del 7 de la perfección de Dios.

    La repetición de tres 6 probablemente es una alusión a que tres seres imperfectos se unirán al final de los tiempos para desafiar a Dios. Estos tres seres imperfectos son Satanás, el Anticristo y el Falso profeta. Cuando el Anticristo finalmente se manifieste en el mundo, existirá alguna manera de identificarlo a partir de este número del hombre. A lo mejor el nombre del Anticristo tendrá un equivalente numérico de 666. Recordemos que tanto en el idioma hebreo como en el griego y el latín, las letras tienen equivalentes numéricos. Sin embargo, por cuanto este pasaje bíblico revela muy poco sobre lo que significa 666, es preferible no especular más allá de lo que ya se ha señalado.

  • ¿Quién es el anticristo y cómo se manifestará?

    La Biblia nos proporciona bastante información sobre el individuo conocido como el Anticristo, quien aparecerá en el tiempo del fin como cabeza de la confederación de 10 reinos gentiles.

    Permítame un breve recuento de lo que la Biblia dice sobre este siniestro personaje, según el autor Dwight Pentecost en su libro Eventos del Porvenir:

    El Anticristo aparecerá en la escena final de la historia de Israel. No aparecerá sino cuando el día del Señor haya comenzado. Su manifestación está siendo impedida por algo que lo detiene. El Anticristo será gentil, por cuanto sube del mar según Apocalipsis 13 y el mar representa a las naciones gentiles.

    También será la cabeza visible de la forma final del dominio gentil mundial. Como tal será un líder político. Su influencia será mundial, por cuanto reinará sobre todas las naciones. Esta influencia provendrá de la alianza que hará con otras naciones.

    El Anticristo eliminará a tres gobernantes en su carrera al poder. Su surgimiento se producirá mediante su programa de paz. Personalmente se caracterizará por su inteligencia persuasiva y también por su sutileza y astucia, de manera que su posición sobre las naciones será por consentimiento propio de ellas.

    Gobernará sobre su federación de naciones con absoluta autoridad. Esta autoridad se manifestará mediante el cambio de las leyes y las costumbres de las naciones. Su principal interés estará en obtener poder.

    Como cabeza del imperio confederado, hará un pacto de paz por siete años con Israel, que será quebrantado después de tres años y medio. Introducirá un culto idolátrico en el cual se establecerá a sí mismo como dios.

    Tendrá la característica de un blasfemo debido a que asumirá la deidad. Este hombre estará vigorizado por Satanás y será controlado por el orgullo del diablo. Será la cabeza del sistema inicuo de Satanás y su derecho al poder y a la deidad lo probará mediante señales que hará con el poder satánico.

    Este gobernante se convertirá en el gran adversario de Israel. Además, en el tiempo de su surgimiento al poder, será exaltado mediante la intervención de la ramera que será un sistema religioso corrupto, que por consiguiente, busca dominarlo. Este sistema será destruido por el Anticristo, de manera que pueda gobernar sin impedimento.

    Su gobierno terminará mediante un juicio directo de parte de Dios. Este juicio sucederá cuando esté ocupado en una campaña militar en Palestina y será echado en el lago de fuego.

    Hasta aquí lo que el autor Dwight Pentecost señala sobre el Anticristo.

    Pero su pregunta apunta a saber la identidad del Anticristo. ¿Quién cumple con todas las características que proporciona la Biblia?

    Sobre esto se han hecho muchas conjeturas. Se ha pensado que será el sanguinario emperador romano Nerón resucitado. Se ha pensado que será Judas Iscariote resucitado y algún otro personaje perverso del pasado una vez resucitado. También se ha insinuado que el Anticristo podría ser el Papa, o Hitler, etc.

    Pero todo esto no es sino mera especulación sin ningún fundamento bíblico serio. Por lo dicho, es mejor afirmar que la identidad del Anticristo es desconocida, al menos hasta este mismo instante que estoy respondiendo esta consulta.

    La identidad del Anticristo se hará manifiesta tan pronto como la iglesia de Jesucristo sea arrebatada y como yo soy parte de la iglesia de Jesucristo, yo no estaré en la tierra cuando se conozca la identidad del Anticristo. De modo que si Ud. llega a saber el nombre de la persona que ostenta el nada honroso título de Anticristo, eso será porque Ud. no ha participado en el rapto de la iglesia de Jesucristo y consecuentemente ya estará viviendo en lo que la Biblia llama la Tribulación.

    Pero Ud. puede evitar correr el riesgo de no participar en el rapto de la iglesia de Jesucristo. La única forma de hacerlo es por medio de recibir a Cristo como su Salvador personal. Si nunca lo ha hecho, yo le animo a que hoy mismo lo haga.

  • Fracaso en el matrimonio mas divorcio

    ¿Qué puede hacer una persona que ha fracasado en su matrimonio para rehacer su vida? ¿Puede divorciarse?

    Recuerde que los fracasos a los ojos de los hombres, son solamente oportunidades a los ojos de Dios. Donde terminan las posibilidades del hombre, allí comienzan las posibilidades de Dios. Digo esto para que nadie piense que ya no hay solución a su problema matrimonial.

    No se debe perder la esperanza. Ese aparente fracaso en el matrimonio puede llegar a ser el punto de partida para que cual ave fénix, el matrimonio se levante de las cenizas. Es necesario dejar entrar a Dios en la solución del problema. Cuando Dios interviene en un matrimonio y ambas partes deciden someterse a lo que Dios dice, el matrimonio se puede levantar y la relación entre los dos puede llegar a ser hermosa. Esta es la voluntad de Dios para los matrimonios.

    Así que es conveniente que cualquier pareja que esté atravesando por problemas matrimoniales se saque de la cabeza la idea que para rehacer la vida, es necesario divorciarse. El divorcio no es la voluntad de Dios.

    La Biblia jamás aconseja a las parejas en problemas matrimoniales que se divorcien. La Biblia enseña la permanencia del matrimonio. Aún cuando uno, o los dos cónyuges han caído en fornicación, es posible una restauración cuando las dos partes están de acuerdo en propiciar esa restauración. Dios tiene todo el poder para curar las heridas que deja la infidelidad en el matrimonio y de esa manera evitar que el matrimonio se destruya.

    Pero para que esto funcione en la práctica se debe partir de un deseo voluntario en los dos cónyuges de no permitir que el matrimonio se destruya. Si esto no existe, no se pueden dar pasos hacia la restauración del matrimonio. De modo que, esto de que una persona ha fracasado en su matrimonio, es muy relativo, porque justo de ese fracaso puede surgir el impulso para arreglar ese matrimonio.

    Solo hay que dar a Dios una oportunidad. Dios no va a hacer su obra de preservar matrimonios en contra de la voluntad de alguien. Todo esto para ayudar a reflexionar a las parejas en conflicto en cuanto a que la felicidad de cada uno dentro de la pareja no está en divorciarse y volverse a casar con otra persona. El problema está en la persona, si la persona se divorcia y se vuelve a casar, el problema persistirá. La única diferencia será que el conflicto será entonces con una persona diferente.

    El divorcio jamás ha sido una solución a los problemas conyugales en la pareja. El divorcio mata algo que Dios ha creado. Cuando dos personas se unen en matrimonio, Dios hace de los dos una sola carne. El divorcio mata lo que Dios ha creado. El divorcio se parece mucho al aborto, en el sentido que ambas acciones matan la obra creativa de Dios.

    En la concepción, Dios hace de dos uno, el aborto mata esa obra que Dios ha hecho. En el matrimonio, Dios hace uno de dos, el divorcio mata esa obra que Dios ha hecho. Las parejas que se divorcian y las parejas que practican un aborto cometen el mismo crimen contra algo que ha sido producto de la obra de Dios.

    Todo esto, para que Ud. tome conciencia en cuanto a que el divorcio no es la voluntad de Dios. Pero a pesar de lo dicho, es triste reconocer que existe el divorcio. No se puede cerrar los ojos a esta lacerante realidad. El divorcio es como el pecado. Aún cuando no es la voluntad de Dios, existe en el mundo. La Biblia dice que es por la dureza del corazón del hombre. A pesar de que el hombre sabe que el divorcio es contrario a la voluntad de Dios, lo realiza, y en eso manifiesta la dureza de su corazón.

    En la época que Cristo estuvo en este mundo en la persona de Jesús, el divorcio era la práctica común en las parejas. Jesús confrontó fuertemente esta práctica y advirtió que el divorcio por cualquier motivo estaba degenerando en una avalancha incontenible de adulterio. Lo mismo pasa con el divorcio en la actualidad. Sin embargo, cuando ha habido fornicación de por medio y una total negativa a reconocer y apartarse de este pecado en uno de los cónyuges, es decir cuando habiendo fornicación se han agotado todas las posibilidades de restauración, entonces el divorcio, no es que es aconsejado u ordenado por la Biblia, sino que simplemente es permitido con todo el dolor y la angustia que esto conlleva porque se estará haciendo algo que no es el ideal de Dios.

    Los conflictos de pareja no se arreglan con divorcio. Se arreglan con sumisión a los principios bíblicos para el matrimonio.

  • ¿Quiénes pueden predicar el evangelio?

    ¿Pueden predicar el Evangelio las personas que nunca han sufrido alguna prueba? He oído que solamente los que han pasado por grandes pruebas pueden predicar el Evangelio, porque tienen algo interesante que contar.

    El predicar el Evangelio, o mejor, el anunciar el Evangelio, para no dar a entender que solamente estamos hablando de predicar el Evangelio desde un púlpito, es tarea de todo creyente. Eso es lo que el Nuevo Testamento nos enseña en lo que se da por llamar La Gran Comisión.

    Mateo 28:19-20 dice: «Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.»

    Este mandamiento, es general, para todo aquel que ha confiado en Cristo como su Salvador. Nuestra responsabilidad es anunciar las Buenas Nuevas de Salvación o el Evangelio a todas las personas en todo el mundo. Las personas que respondan al Evangelio, recibiendo a Cristo como Salvador, necesitan luego ser discipuladas, por eso dice el texto que debemos ir y hacer discípulos a todas las naciones.

    Como resultado del discipulado, los nuevos creyentes llegarán a saber que necesitan bautizarse en agua en cumplimiento del mandato de Cristo y aprenderán a vivir conforme a lo que Dios ha dicho en su Palabra. Pero esta tarea no es solamente para los pastores o para los que han experimentado alguna prueba difícil y tienen algo para contar a sus oyentes. Esta tarea es para todos en absoluto.

    No importa si seamos pastores o no, no importa si hayamos o no sufrido alguna prueba difícil en nuestras vidas. Ciertamente que no todos podremos predicar el Evangelio desde un púlpito o a través de la radio o a través de la televisión, pero todos nosotros podemos anunciar el Evangelio personalmente a nuestros amigos, a nuestros vecinos, a nuestros familiares.

    Todos nosotros podemos entregar un folleto evangelístico. Todos nosotros podemos predicar el Evangelio sin palabras, por medio de nuestro ejemplo, por medio de nuestras vidas transformadas por el poder de Dios a raíz de que fuimos salvos.

    Recuerde que la gente incrédula no se va a salvar por oír interesantes testimonios de personas que han atravesado por severas adversidades antes o después de recibir a Cristo como Salvador. La gente incrédula se va a salvar por oír con fe los hechos del Evangelio y por depositar su fe en esos hechos y por dejar que se mueva su voluntad para recibir a Cristo como Salvador.

    Las historias interesantes para contar de lo que éramos antes de conocer a Cristo, puede ser que en algo colaboren a la salvación de una persona, en el sentido de ayudar a ver como Dios salvó a alguien, pero definitivamente, lo que transforma a una persona es el poder del Espíritu Santo y el testimonio de la palabra de Dios.

    Así que, si Ud. no tiene nada interesante para contar de su propia experiencia, no se preocupe por eso, sea fiel anunciando el Evangelio y dejando que sea el Espíritu Santo quien grave ese evangelio en el corazón de los que escuchan su mensaje. Dios no nos ha llamado a ser los salvadores de la gente, Dios nos ha llamado solamente a anunciar su mensaje de salvación. Quien salva a la gente es Dios, no nosotros.

  • Escogido de Dios

    ¿Es necesario ser escogido de Dios para poder pedir cosas a Dios?

    Bueno, si cuando Ud. dice escogido de Dios, se está refiriendo a ser hijo de Dios, porque todo hijo de Dios es escogido de Dios, entonces sí, es necesario ser hijo de Dios para pedir cosas a Dios.

    Mateo 6:6 dice: «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que esta en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público»

    Este texto es parte de una hermosa enseñanza del Señor Jesucristo sobre la oración. Pero rescatemos lo que nos interesa. Notamos que la oración es de un hijo a su Padre. El incrédulo no es hijo de Dios. Dios no es Padre de un incrédulo, por eso dijimos que para pedir a Dios cosas en oración es necesario ser hijo de Dios o escogido de Dios. Pero si cuando Ud. habla de ser escogido de Dios se está refiriendo a algún tipo especial de hijo de Dios que está más cerca de Dios, entre comillas, entonces no hay tal.

    El oído de nuestro Padre celestial está tan atento al más humilde de los hijos de Dios como al más apergaminado de los hijos de Dios. Así que no pida a alguien que ore por Ud. porque supuestamente Dios escucha más a esa persona.

  • Dios da lo que él dispone

    ¿Si Dios da lo que él dispone, entonces que sentido tiene pedir lo que uno desea?

    Dios ciertamente tiene la última palabra en cuanto a la respuesta a nuestras oraciones, pero esto de ninguna manera impide que nosotros hagamos conocer nuestros deseos a Dios en oración. Es por eso que tenemos una cantidad de mandamientos en el sentido de orar sin cesar.

    Permítame solamente citar uno de estos mandamientos. Mateo 7:7-11 dice: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?»

    Allí lo tiene Jesús nos exhorta a pedir, buscar, llamar. En respuesta nuestro Padre celestial dará, hará que encontremos, y nos abrirá puertas al deseo cumplido. Es la palabra de Cristo Jesús quien no puede mentir porque es Dios. Todo aquel que pide, recibe, el que busca, halla y al que llama se le abrirá. Recuerde que somos hijos de Dios por medio del sacrificio de Cristo.

    Si Ud. tiene un hijo, y si su hijo le pide algo, Ud. procurará satisfacer ese pedido. Ciertamente que no dará todo lo que su hijo pida, porque a veces los hijos no saben lo que están pidiendo. Si su hijo le pidiera por Navidad una metralla de verdad como juguete, ciertamente Ud. no le daría, porque Ud. tiene la última palabra a la hora de dar o no dar.

    Igual es con Dios. A veces nosotros como sus hijos pedimos cosas nocivas para nosotros mismos y gracias a Dios que Dios no nos concede el pedido, porque sería fatal para nosotros. Pero no siempre pedimos cosas que revisten peligro para nosotros mismos. La mayoría de las veces pedimos cosas legítimas y Dios se deleita en conceder el pedido como un buen Padre. De aquí la importancia de pedir cosas conforme a la voluntad de Dios, no conforme a nuestra voluntad.

    Note lo que dice 1ª Juan 5:14-15 «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.»

    Los pedidos conforme a la voluntad de Dios hechos a Dios en oración tienen garantía de ser respondidos positivamente. La responsabilidad de todo creyente no es cruzarse de brazos y esperar que Dios haga buenamente lo que quiera, porque Él tiene la última palabra en lo que nos da, la responsabilidad del creyente es discernir la voluntad de Dios para pedir a Dios las cosas que son conforme a la voluntad de Dios.

    Por eso, una parte de lo que llamamos el Padrenuestro dice: Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. La idea al orar no es que se haga la voluntad del hombre en el cielo sino que se haga la voluntad de Dios en la tierra. Cuando vemos a la oración en esta manera, es un deleite orar y más deleite ver que las oraciones son respondidas por el Señor.

    Así que, no desmaye en su oración. Siga orando y aprendiendo a discernir la voluntad de Dios para que sus pedidos de oración sean conforme a la voluntad de Dios. Solo así verá que los deseos de su corazón son cumplidos.

    Esto es en esencia lo que nos enseña Salmo 37: 4 que dice: «Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.»

    Si Ud. se deleita en Jehová, discernirá la voluntad de Jehová y pedirá a Jehová cosas conforme la voluntad de Jehová y Dios se deleitará en conceder todo lo que Ud. pida. La oración es para eso.

  • Atributos de Dios

    ¿Qué significan los siguientes atributos de Dios, omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia y cómo se aplican a la vida personal de un creyente?

    Muy bien, vayamos a su consulta. Ud. nos pregunta sobre el significado de tres atributos de Dios: omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia y además la forma como estos atributos se aplican a los creyentes.

    Antes de hablar de cada uno de estos atributos, permítame indicar que la palabra atributos denota lo que es de propiedad intrínseca del sujeto, por lo cual se distingue o se identifica. Es decir que los atributos indican el carácter de una persona.

    Los teólogos han identificado no menos de catorce atributos de la persona de Dios. Algunos de estos atributos son incomunicables al hombre, como los tres que Ud. ha citado en su consulta, mientras que otros con comunicables al hombre como por ejemplo el amor.

    Ahora que tenemos una idea acerca de qué son los atributos de Dios, consideremos el primer atributo que a Ud. le interesa.

    La omnisciencia. La palabra omnisciencia viene de dos palabras latinas, omnis que significa todo y scientia que significa conocimiento. Dios es un Espíritu, y como tal, tiene conocimiento. Es un Espíritu perfecto, y como tal, tiene conocimiento perfecto. Este término denota la inteligencia infinita de Dios: Su conocimiento de todas las cosas.

    Juan Calvino definió omnisciencia como ese atributo a partir del cual Dios se conoce a sí mismo y todas las otras cosas en un acto eterno y de lo más simple. A la sabiduría se la puede clasificar debajo de la omnisciencia; es aquella a partir de la cual Dios produce los mejores resultados posibles a través de los mejores medios posibles. La sabiduría también parece incluir principios morales tanto como capacidad intelectual, tal como se ve en Job y Proverbios, donde se abarcan las cualidades prominentes de un hombre ideal, combinando en sí mismo todas las excelencias morales e intelectuales.

    En esencia, Dios es omnisciente, su entendimiento es infinito, su inteligencia es perfecta.

    De este atributo nos habla la Biblia en Romanos 11:33 que dice: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!

    La omnisciencia de Dios se aplica en muchos sentidos al hombre en general y al creyente en particular. Dios sabe las obras o acciones de todos los hombres. Es absurdo pensar que podemos hacer algo sin que Dios no lo sepa. Dios está al tanto de las palabras que dice el hombre. Cuidado con que de nuestra boca salgan palabras sucias u ofensivas. Dios conoce los pensamientos y motivaciones del hombre. Dios no necesita que el hombre hable para saber lo que está pensando. Dios lee el corazón del hombre. Dios es omnisciente. Dios conoce como nos sentimos. Dios sabe si estamos tristes o alegres. Dios sabe si estamos confiados o temerosos. Dios sabe si estamos tranquilos o agitados. Dios sabe todo esto.

    Qué grato es tener un Dios que conoce absolutamente todo sobre mí. A la vez, qué responsabilidad. A Dios no se le puede engañar aparentando algo que no somos, porque Dios sabe todo.

    Ahora vayamos al otro atributo de Dios que a Ud. le interesa, la omnipresencia de Dios.

    La palabra omnipresente viene de dos palabras latinas; omnis que significa todo, y praesum, que significa estar a mano o presente.

    Las Escrituras presentan a Dios llenando la inmensidad; Él está presente en todas partes, y no hay ningún punto en el universo donde no esté.

    Se dice que un filósofo pagano le preguntó a un cristiano: ¿Dónde está tu Dios?, y el cristiano contestó: Déjame preguntarte primero a ti: ¿Dónde no está?.

    De esto nos hablan muchos pasajes Bíblicos, de entre los cuales vamos a tomar Salmo 139:7-10 que dice: «¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.»

    El hecho que Dios sea omnipresente tiene una aplicación muy importante a los hombres en general y a los creyentes en particular. El creyente encuentra gozo y consuelo en el hecho que Dios es omnipresente. Es imposible pensar en algo más aterrador que el hecho de que el Ser invisible, pero siempre presente, nos considere de una manera hostil.

    Es inconcebible la agonía que tendríamos al saber que nuestro enemigo invisible esté en algún lugar donde no esté también Dios. Ya sea que camine por el campo o por las calles de la ciudad, Él está a mi lado; aunque yo puedo olvidarlo en el trajín del día, Él nunca me olvida. Cuando me sumerjo en la inconsciencia del sueño, Él está siempre vigilante. No puedo huir de su presencia, no importa donde vaya, aquel que vigila el universo es el mismo que me guía, conduce y guarda. Bajo el gobierno de Dios no puede escaparse ningún pecador al ojo del Juez de toda la tierra. El hecho que Dios nos ve debería servirnos como advertencia para guardarnos de pecar, pero también para conducirnos a la justicia o rectitud.

    Finalmente vayamos al tercer atributo de Dios que a Ud. le interesa. Se trata de la omnipotencia.

    La palabra omnipotencia, viene de dos palabras latinas, omnis que significa todo y potens que significa poder.

    Es decir que omnipotencia denota todo poder. Mediante este atributo de Dios se quiere decir que su poder es ilimitado, es decir que Dios tiene poder para hacer cualquier cosa que escoja hacer. La omnipotencia de Dios es ese atributo de Dios por el cual Él puede hacer que suceda cualquier cosa que quiera.

    La omnipotencia de Dios no significa el ejercicio de su poder para hacer algo que sea inconsistente con la naturaleza de las cosas, tal como hacer que no haya ocurrido un acontecimiento del pasado, o trazar un línea más corta que la recta entre dos puntos dados.

    Es imposible que Dios mienta, peque, muera, diga que es correcto algo incorrecto, o acepte algo que Él aborrece. Todas estas cosas son contrarias al carácter de Dios y en consecuencia Dios no las hará jamás. Hacer tales cosas no implicaría poder, sino impotencia. Dios tiene todo poder para hacer lo que es consistente con la perfección infinita: todo el poder para hacer lo que es digno de Él mismo.

    Un texto que nos habla claramente de la omnipotencia de Dios se encuentra en Mateo 19:26 que dice: «Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible»

    En cuanto a la aplicación de la omnipotencia en la esfera del hombre, diremos que la omnipotencia de Dios se manifiesta de muchas maneras.

    Por un lado, no hay obstáculos que no pueda vencer para llevar a cabo sus propósitos, ni está limitado en cuanto al uso de medios. También puede actuar directamente sin medios para el logro de sus fines.

    En esencia, por el hecho que Dios es omnipotente, el creyente puede estar totalmente seguro al poner su confianza en Dios. Muchas veces sabemos esto intelectualmente, pero se nos dificulta el ponerlo en práctica. Esta es la razón por la cual muchos creyentes viven preocupados, angustiados, dudosos, etc. Si tenemos un Dios omnipotente, los creyentes deberíamos abandonar la preocupación por ejemplo, porque Dios está en control de cualquier cosa que nos esté pasando y Él puede hacer lo que Ud. menos se imagina para que aquello que parece un caso perdido se torne en algo que traiga honra y gloria al nombre de Dios.

  • Donde están los grandes hombres de Dios

    ¿Viven en algún lugar, o con Dios, los grandes hombres de Dios del Antiguo y Nuevo Testamento? Digamos Abraham, Isaac, Moisés, David, Enoc, Isaías, los apóstoles, María la madre de Jesús y algunos santos que tiene la religión Católico Romana. ¿No será que estas personas están esperando la segunda venida de Jesucristo para pasar a vivir con Dios?

    Permítame señalar antes de nada que cuando hablamos de santos para referirnos a personas, no estamos diciendo que existen personas que nunca pecan, ni que existen personas que han tenido poderes extraordinarios como para realizar todo tipo de milagros, peor aún que santos se refiere a miembros de alguna orden religiosa cualquiera que sea.

    Santos somos todos aquellos que por fe hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador y de esa manera hemos sido apartados del mundo para Dios. Este es el concepto de un santo. Veamos la evidencia bíblica de lo que acabamos de afirmar.

    Efesios 1:4 dice: «según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él»

    Los que somos salvos por haber recibido a nuestro Señor Jesucristo como Salvador, habíamos sido previamente escogidos por el Padre en Cristo, antes que naciéramos, en realidad antes de la fundación del mundo, con el propósito de que seamos santos y sin mancha delante de Dios.

    Por la sola fe en Cristo como Salvador, un hombre pecador como yo, soy hecho santo por Dios en Cristo Jesús y en esas condiciones estoy sin mancha delante de Dios.

    En otras palabras todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador es santo delante de Dios, no importa si ya ha muerto o está vivo. Dicho esto, vayamos al grano con su consulta. Ud. nos pregunta si viven en algún lugar o con Dios los grandes hombres de Dios del Antiguo y Nuevo Testamento, como por ejemplo, Abraham, Isaac, Moisés, Enoc, Isaías, los apóstoles, María la madre de Jesús y los santos en general.

    Asumiendo que todas estas personas y millones de otros como ellos, fueron salvos porque confiaron en Cristo como Salvador, sin importar si vivieron en el Antiguo Testamento o en el Nuevo Testamento, debemos declarar que estas personas están en alma y espíritu con Dios en el cielo.

    Los cuerpos de estas personas, excepto los de Enoc y Elías, quienes no murieron sino que fueron trasladados al cielo, están sepultados y desintegrados en algún lugar en la tierra y están esperando el momento de la resurrección de los santos cuando esos cuerpos se levantarán de sus tumbas en un estado de glorificación.

    Permítame citar dos pasajes bíblicos para corroborar lo que hemos dicho.

    El primero se encuentra en Lucas 20:37-38 que dice: «Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven»

    Estas palabras de Jesús fueron dichas a algunos de los saduceos, los cuales negaban la resurrección de los muertos. Jesús reafirma que los muertos van a resucitar, no importa si han confiado o no en Cristo como Salvador. Los que han confiado en Cristo como Salvador resucitarán a vida eterna. Los que no han confiado en Cristo como Salvador resucitarán a vergüenza y confusión perpetua.

    La resurrección de los muertos que confiaron en Cristo como Salvador fue enseñada por Moisés cuando al hablar de Jehová dijo que era el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Tanto Abraham, como Isaac y Jacob habían muerto siglos antes que Moisés dijera estas palabras, lo cual demuestra que Abraham, Isaac y Jacob estaban vivos en algún lado que no era la tierra.

    Jesús reafirmó esto cuando concluye su razonamiento afirmando que Dios no es Dios de muertos sino de vivos, pues para él todos viven. Un examen más detallado del testimonio bíblico mostrará que el lugar donde estaban viviendo Abraham, Isaac y Jacob era lo que la Biblia llama el seno de Abraham o el paraíso.

    Cuando Cristo murió y resucitó, consumando su obra de redención, todos los muertos que en vida pusieron su confianza en Cristo, están ahora en el cielo con Dios.

    Una pregunta, para aclarar la idea. ¿Cómo es que Abraham, Isaac y Jacob y otros como ellos confiaron en Cristo como su Salvador cuando Cristo todavía no había venido al mundo en la persona de Jesús?

    Lo que pasa es que los santos de antes de la muerte y resurrección de Cristo, miraban con los ojos de la fe, hacia adelante en el tiempo, al momento cuando Cristo iba a ser sacrificado.

    Todo lo que ellos hacían en obediencia a lo que Dios les había ordenado fue un acto de fe que apuntaba al instante supremo cuando el Cordero de Dios, Cristo Jesús se iba a ofrecer a sí mismo como sacrificio por el pecado. Los santos de después de la muerte y resurrección de Cristo, miraban con los ojos de la fe, hacia atrás en el tiempo, al momento cuando Cristo fue sacrificado por nuestros pecados.

    En todo caso, tanto los santos del Antiguo Testamento como los santos del Nuevo Testamento somos salvos por fe en la perfecta obra de Cristo en la cruz del Calvario.

    La segunda cita bíblica que me gustaría traer a colación en relación a este asunto se encuentra en 2ª Corintios 5:6-9 que dice: «Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.»

    El creyente de la actualidad, es decir su alma y espíritu pueden vivir en uno de dos lugares. En el cuerpo mientras está con vida en este mundo, o en el cielo cuando sale de este mundo. No existe lugar intermedio. No hay limbo ni purgatorio.

    Por todo lo dicho los creyentes, desde el más renombrado hasta el más ignorado, no importa si vivió en el Antiguo o el Nuevo Testamento, vive en alma y espíritu en el cielo con Dios y algún día también su cuerpo que por ahora está en alguna tumba en la tierra resucitará.

  • ¿Ha resucitado ya Moisés?

    ¿Ha resucitado ya Moisés? ¿Para qué apareció junto a Elías en la transfiguración?

    Moisés no ha resucitado todavía. La resurrección de Moisés y de todos los santos del Antiguo Testamento ocurrirá al final de la Tribulación.

    Daniel 12:1-3 dice: Daniel 12:1-3 dice: «En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud como las estrellas a perpetua eternidad»

    Esta es la profecía de Daniel en relación al futuro de Israel. La profecía nos habla de un tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces. Este tiempo de angustia no puede ser otro que la gran tribulación o el tiempo de angustia para Jacob.

    La promesa de Dios es que el guardará a su pueblo escogido durante este terrible tiempo de angustia. Una vez que este tiempo de angustia termine, dice el texto que muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados. Dice muchos porque otros ya fueron despertados del polvo de la tierra al inicio de la tribulación, es decir la iglesia de Cristo. Algunos resucitarán para vida eterna. Dentro de este grupo está Moisés, al igual que Abraham, Isaac, Jacob, etc., etc.

    Otros resucitarán para vergüenza y confusión perpetua. Otros pasajes bíblicos muestran que la resurrección para vergüenza y confusión perpetua ocurrirá al final del reino milenial de Cristo. Todo esto para que Ud. esté informado que Moisés todavía no ha resucitado. Ud. se pregunta también para qué apareció Moisés junto a Elías con Jesús en la transfiguración.

    Bueno, Moisés representa la ley y Elías representa a los profetas. Tanto la ley como los profetas predijeron la muerte de Cristo y en la transfiguración, los tres, Jesús, Moisés y Elías estaban hablando entre ellos acerca de la partida que iba Jesús a cumplir en Jerusalén, donde fue crucificado. Sobre esto nos habla el libro de Lucas. No está por demás insistir que Moisés no había resucitado aún cuando apareció junto a Jesús y Elías en la transfiguración.