Gracias por su consulta. Efectivamente, la palabra cruz no aparece en ninguna de las dos epístolas de Pedro y no solo eso, sino que las veces que Pedro hizo referencia a la muerte de Cristo en sus discursos en el libro de los Hechos, tampoco usó la palabra cruz. En lugar de cruz, Pedro utilizó la palabra madero. Así es como aparece en 1 Pedro 2:24 donde dice: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” En su discurso ante el concilio, dijo lo siguiente, según Hechos 5:30 “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero.” ¿Por qué es que Pedro prefería usar la palabra madero en lugar de la palabra cruz? Pues tiene que ver con su trasfondo judío, y su apostolado a los judíos. En la mente de Pedro debe haber estado muy presente lo que dice Deuteronomio 21:22-23 donde se lee: “Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.” Note que el reo no moría al ser colgado del madero. La ley de Moisés no contemplaba la ejecución por medio de colgar al reo de un madero. La forma de ejecutar a un reo en la ley de Moisés era el apedreamiento. Lo que sí contemplaba la ley de Moisés era que en algunos casos, el cadáver de un reo sea colgado de un madero, como una forma suprema de deshonra pública. Aún así, la ley de Moisés establecía un límite para esta pública deshonra de un cadáver. El cuerpo debía ser descolgado del madero antes del anochecer para ser enterrado. Esta enseñanza del Antiguo Testamento seguramente influenciaba fuertemente la mente de Pedro, cada vez que pensaba en la muerte de Cristo. Por eso el uso de la palabra madero en lugar de la palabra cruz. La palabra griega que se ha traducido como madero, tiene varios usos en el Nuevo Testamento. Puede significar un árbol, como en Lucas 23:31 cuando Jesús hablaba del árbol verde. Puede también significar la cruz, haciendo referencia al trozo de madera sobre el cual los romanos clavaban a aquellos que así eran ejecutados. Puede también significar el árbol de la vida del cual habla Apocalipsis 2:7. De modo que, cuando Pedro habla del madero, debemos entender que está hablando de la cruz en la cual Cristo fue crucificado por nuestros pecados. La palabra griega que el Nuevo Testamento traduce como cruz, significa literalmente un palo o un trozo de madera, sobre el cual se clavaba a los malhechores para ejecutarlos. El uso de la palabra madero para referirse a la cruz, también puede tratarse de una figura de lenguaje llamada metonimia, por la cual se designa una cosa con el nombre de otra, tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, o el signo por la cosa significada. A manera de ejemplo, hablamos de las canas para dar a entender la vejez, hablamos de que alguien está leyendo a Cervantes para dar a entender que alguien está leyendo alguna de sus obras, hablamos del acero para referirnos a una espada. Así también se puede hablar del madero para dar a entender la cruz en la cual Cristo murió. La gran pregunta es ¿Qué forma tenía la cruz? Bueno, existen varias posibilidades. Pudo haber sido la cruz commisa, o cruz de Antonio, que se parece a una T o pudo haber sido la cruz griega de brazos iguales, que se parece al signo más, o pudo haber sido la cruz immissa capitata o latina o de brazos desiguales. Esta es la forma de cruz que tradicionalmente ha aceptado el cristianismo. O pudo haber sido la cruz decusata o de Andrés, que se parece a una X. Por el hecho que se hizo poner un título en la cruz por encima de la cabeza de Cristo crucificado, normalmente se da por sentado que la cruz debió haber sido la immissa capitata o latina, la de brazos desiguales. Pero a decir verdad, es totalmente secundario el asunto de la forma de la cruz. Lo importante es que Jesucristo, el Hijo de Dios, se ofreció a sí mismo como ofrenda perfecta por el pecado del hombre. Por ese sacrificio somos salvos los que le hemos recibido como Salvador.
Autor: cris
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¿Quiénes son los dos testigos de Apocalipsis 11?
Gracias por su consulta. Es bueno no ser dogmáticos en asuntos secundarios, especialmente cuando perfectamente pueden haber más de una interpretación. El pasaje bíblico en cuestión se encuentra en Apocalipsis 11:3-10. Lo que primero notamos es a Dios anunciando la obra o el ministerio de dos testigos extraordinarios. Consideremos en primer lugar el anuncio del ministerio de los dos testigos. Apocalipsis 11:3 dice: “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.” Es Dios quien hace esta declaración en relación con que en la tribulación dará dos personajes con especial poder y autoridad para predicar un mensaje de juicio y a la vez de salvación. ¿Por qué dos, y no uno solo? Pues porque la Biblia declara que por el dicho de dos o tres testigos morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo. El tiempo que estos dos testigos ejercerán su ministerio se establece claramente. Se trata de 1260 días. Hechos los cálculos tomando en cuenta los 360 días que tiene el año profético, resulta en tres años y medio. Es decir que estos dos testigos estarán predicando en la tierra durante la mitad de la tribulación. La pregunta es: ¿Durante cuál mitad? Para saberlo, es necesario tomar en cuenta que el apóstol Juan señaló que el tiempo que los gentiles hollarán Jerusalén será de 42 meses, equivalentes a tres años y medio. Esto corresponde a la segunda mitad de la tribulación. En cambio ahora, Juan dice que el tiempo que predicarán los dos testigos será de 1260, días, equivalente también a tres años y medio. Pero ¿Por qué en el un caso lo puso en meses y en el otro caso lo puso en días? ¿No será para indicar dos períodos de igual duración pero diferentes en ocasión? Parece que sí. Por tanto, parece que los dos testigos ejercerán su ministerio durante la primera mitad de la tribulación. También notamos que estos dos testigos estaban vestidos de cilicio. El cilicio era una vestimenta rústica. Era la manera de expresar profundo dolor por alguna situación trágica. Algunos profetas que anunciaban castigo inminente de Dios se vistieron de cilicio. En segundo lugar, tenemos el simbolismo de los dos testigos. Apocalipsis 11:4 dice: “Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.” Para entender este simbolismo, es necesario referirnos a los escritos del profeta Zacarías en el capítulo 4. Allí se nos relata la visión de los dos olivos que vertían su aceite en un candelabro todo de oro. El significado de esto es que, en el futuro cercano, el sumo sacerdote Josué y el gobernador Zorobabel, harán una obra en el poder del Espíritu Santo, para motivar al pueblo de Israel a la restauración del templo. Pero en el futuro lejano, significa la obra que harán los dos testigos en la tribulación, quienes con el poder del Espíritu Santo, motivarán al pueblo de Israel a prepararse para la manifestación de Jesucristo, el verdadero Mesías, tan odiado y rechazado por la mayoría de los judíos durante muchos siglos. Por eso es que Juan los llama los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. La luz de estos candeleros guiaba a Jesucristo y la obra se hacía en el poder del Espíritu Santo. En tercer lugar tenemos los poderes especiales de los dos testigos. Apocalipsis 11:5-6 dice: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.” Estos dos testigos eran singulares, ciertamente. El Espíritu Santo les dio poderes especiales para el ejercicio de su ministerio. Todo aquel que quiera dañarlos, terminará carbonizado con el fuego que sale de sus bocas. Todo aquel que diseñe alguna trampa para atraparlos, caerá en su propia trampa. Esto es interesante. Por poner un ejemplo: Si alguien intenta envenenar a los dos testigos, morirá envenenado y los dos testigos no sufrirán ningún mal. Serán prácticamente invencibles mientras dure su ministerio en la tierra. Su poder desborda la imaginación. Entre los dos tendrán el poder para hacer que no llueva el tiempo que quieran y en la parte de la tierra donde quieran. Tendrán el poder para convertir el agua en sangre. Tendrán el poder para traer sobre la tierra cualquier enfermedad o plaga que quieran. Estas obras maravillosas serán las credenciales de estos dos testigos para que todos sepan que son enviados de Dios y que su mensaje es la palabra de Dios. En cuarto lugar enfoquemos nuestra atención sobre la identidad de estos dos testigos. Este es un asunto sobre el cual no existe unidad de criterio entre los intérpretes de la Biblia. Los candidatos son al menos cuatro. Elías, porque en su tiempo tenía el poder para hacer que no llueva, y porque la Biblia profetiza que Elías debe venir antes que venga el Mesías y porque no murió sino que fue arrebatado al cielo. Es sin duda el candidato más fuerte. El segundo candidato es Moisés, porque Dios ya lo usó para convertir agua en sangre y para traer plagas sobre la tierra. Además, aunque murió, nadie sabe donde fue sepultado. También tenemos a su favor que ya apareció junto a Elías en la transfiguración. Es sin duda, también un fuerte candidato. El tercer candidato es Enoc. A su favor está el hecho que no vio la muerte sino que Dios lo traspuso al cielo. En mi opinión, no es un candidato muy fuerte. El cuarto candidato, es Juan el Bautista. Este candidato tiene mucho en contra, porque él mismo declaró que obraba en el espíritu y el poder de Elías, pero que no era Elías. Es evidente que la balanza se inclina a favor de Elías y Moisés como los dos testigos en la tribulación. Sin embargo no se puede ser dogmático en esto. Algún día lo sabremos con precisión, pero no será a este lado del cielo. En quinto lugar tenemos la finalización del ministerio de los dos testigos. Apocalipsis 11:7-10 dice “Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.” La vida de los siervos de Dios es invencible hasta que terminen su misión y Dios se los lleve al hogar celestial. Esto es lo que sucederá con los dos testigos. Una vez que la obra esté terminada, se enfrentarán en guerra con la bestia que sube del abismo es la persona es decir con el Anticristo. Sin saber que Dios está detrás de todo esto, el Anticristo se sentirá victorioso y ordenará que los cadáveres de los dos testigos no sean enterrados, sino que se mantengan al aire libre, en la plaza de Jerusalén, como trofeos de guerra. Jerusalén es comparada con Sodoma por su perversidad y con Egipto por su habilidad para mantener esclavos a mucha gente. Allí, en la plaza de Jerusalén, permanecerán los cadáveres de los dos testigos por tres días y medio. El mal olor de los cuerpos en descomposición irá en aumento, pero como afirma el dicho: Suave perfume es la fetidez del cadáver de un enemigo. Los súbditos del Anticristo en todo el mundo estarán tan felices por la muerte de los dos testigos, que celebrarán una especie de navidad macabra. Se mandarán regalos unos a otros. Será su forma de expresar su alegría porque su héroe, el Anticristo, acabó con quienes causaron tanta incomodidad con su mensaje Cristo céntrico. Finalmente, en sexto lugar tenemos la resurrección y traslación de los dos testigos. Apocalipsis 11:11-14 dice: “Pero después de tres días y medio entró en ellos es espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.” El que ríe al último, ríe mejor, afirma el popular dicho, amable oyente. Eso es lo que pasará en la tribulación. Dios tiene maneras muy llamativas de tapar la boca a sus enemigos. Mientras estarán en fiesta por la muerte de los dos testigos, éstos se incorporarán luego de tres días y medio de estar muertos, y al llamado de Dios, ascenderán al cielo. Maravilloso. Como si eso fuera poco, la tierra temblará con violencia. Se destruirá la décima parte de Jerusalén y morirán siete mil hombres. Es la risa de Dios, digo yo. La gente estará aterrorizada. Algunos reconocerán que es obra de Dios y recibirán a Cristo como Salvador. La mayoría no lo hará.
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¿El compromiso es igual de sagrado que el matrimonio?
Me han dicho que cuando una persona se compromete a casarse con otra, ese compromiso es tan sagrado como el matrimonio mismo y que por tanto no se lo puede romper bajo ningún punto de vista. ¿Es esto así?
Bueno, el proceso de matrimonio en los tiempos bíblicos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, difiere totalmente del proceso de matrimonio en el mundo occidental y en la época actual. Los matrimonios judíos eran normalmente arreglados por los padres de los contrayentes y cuando los contrayentes eran niños y sin tomar en cuenta la voluntad de los contrayentes. Eran los padres quienes efectuaban el compromiso matrimonial en lo que se llamaba el desposorio. Para los judíos, el desposorio era un compromiso sagrado como lo llama Usted. Era tan sagrado como el mismo matrimonio. La infidelidad por parte de cualquiera de los desposados era castigada con el apedreamiento. Tal cual como si ya estuvieran casados. José y María la virgen, justamente estaban desposados cuando se halló que ella había concebido del Espíritu Santo. Ponga atención a la reacción de José ante este hecho. Mateo 1:19 dice: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” Observe que José es considerado como el marido de María, a pesar que todavía no se había casado con ella, más aún a pesar que todavía no había vivido maritalmente con ella. Solamente estaban desposados, o comprometidos según la costumbre judía. Pero lo que yo quiero que Usted considere es la reacción de José al saber que su prometida estaba embarazada y él no era culpable de ello. Dice el texto que José no quería infamarla. Esto significa que José no quería denunciar a su prometida, porque sabía que eso tendría como consecuencia que ella sea acusada formalmente de adulterio y sentenciada a morir apedreada. José era justo y amaba tanto a María que estaba pensando dejarla secretamente, esto significa darle carta de divorcio mediante la cual simplemente estaría diciendo: Se ha roto mi compromiso con ella. Así de serio era el compromiso judío, llamado desposorio. Pero insisto nuevamente. Esta era la costumbre judía y además, en los tiempos bíblicos. Nosotros tenemos diferente trasfondo y además vivimos en diferente época. Para nosotros, en nuestra cultura occidental, al menos en épocas recientes, el matrimonio comienza con el enamoramiento, en el cual dos personas, un hombre y una mujer, por su propia voluntad, deciden entrar a un tiempo de conocerse mutuamente con miras a una posible unión matrimonial. Si el asunto prospera, probablemente harán un compromiso más formal para contraer matrimonio. Mientras no se efectúe el matrimonio, el compromiso puede romperse en cualquier momento sin mayores problemas, aparte, por supuesto de las heridas emocionales que son inevitables. Todo esto no significa que se debe tomar ligeramente el enamoramiento o el noviazgo. Siempre será algo muy serio el jugar con las emociones de otra persona. Dios es celoso de esto. Lo aconsejable es buscar la dirección del Señor en oración antes de manifestar interés en alguna chica o en algún muchacho. Es aconsejable también asesorarse con la opinión de personas maduras espiritualmente. Es necesario tomar en cuenta la opinión de los padres de él y de ella. Si todos los involucrados dan luz verde, entonces se puede iniciar la relación de enamoramiento. Pero aún así, los que se comprometen son los que tienen la última palabra, después de Dios, por supuesto. Si uno de ellos detecta algo que no cuadra, es mejor ser franco y transparente y terminar con la relación. Es preferible un momento de dolor ahora que toda una vida de permanente dolor en el futuro.
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Es difícil hablarles a todos sobre su necesidad de salvación en Cristo
Veo con dolor como los perdidos en este país no tienen conciencia del peligro en que están. Son tantos y los que conocemos personalmente al Señor tan pocos. Es difícil hablarles a todos sobre su necesidad de salvación en Cristo. Ha crecido enormemente la inmoralidad, la drogadicción, la corrupción, el desempleo, la delincuencia, el hambre, la pobreza, etc. ¿Qué se puede hacer?
Bueno, antes de nada permítame felicitarle por ese corazón sensible a las necesidades de otros, que Dios le ha dado en su gracia. No son muchos los creyentes que se conmueven al ver a los millones que ciegamente van camino a su propia destrucción. Por otro lado, es verdad que la maldad en general en el mundo en general, ha llegado a límites jamás sospechados. Solo hace falta ver las páginas de cualquier diario de cualquier ciudad del mundo para reconocer que la humanidad está en su peor momento. El hombre ha tenido éxito en la conquista del espacio exterior, pero ha fracasado rotundamente en la conquista de su propio carácter. Por eso es que el hombre se ha entregado a todos los males que Usted ya las ha notado. La humanidad está viviendo las horas más obscuras de su existencia en lo moral y espiritual. Comparto también su frustración al ver lo mucho que está por hacerse y lo poco que los creyentes podemos hacer. Esto me hace pensar en Jesús cuando contempló las multitudes desamparadas. Mateo 9:36-37 dice: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.” Lo que hay que hacer es tanto, y los que están dispuestos a hacerlo son tan pocos. La mies es mucha, mas los obreros pocos. Así fue en el pasado y sigue siendo también hoy. Pero ponga atención a lo que Jesús dijo a continuación. Mateo 9:38 dice: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Lo que Usted y yo necesitamos hacer antes de nada, es orar al Señor. Orar pidiendo que el Señor de la mies envíe obreros a su mies. Pero esta oración debe ser sincera. La sinceridad se manifestará en una predisposición a ir primero nosotros a la mies del Señor. A veces somos hipócritas cuando pedimos al Señor que envíe obreros a su mies. Decimos al Señor: Envía obreros a tu mies, hacen mucha falta porque la mies es mucha mas los obreros pocos, pero no cuentes conmigo, yo no quiero ir a tu mies. Yo quiero hacer mi vida. Envía a otros. A decir verdad, para pedir al Señor de la mies que envíe obreros a su mies, es necesario que nosotros primeramente ya estemos en la mies. De otro modo, nuestra oración no será sincera. Dios escuchará la oración sincera de un obrero que ya está en la mies y enviará más obreros a la mies para cosechar almas para el Señor. Así que, amigo oyente, si Usted ya está en la obra del Señor, ore a Dios para que haya más obreros que lleven la palabra a los millones de necesitados de salvación. Pero además de orar, es necesario trabajar. Por algo hablamos de la mies del Señor o la obra del Señor. En la mies o en la obra es necesario trabajar y trabajar duro. Por tanto, es necesario mi amigo, que no se limite a sentir compasión por los que necesitan de salvación, sino que abra la boca para hablar de Cristo al mayor número de personas que pueda. Esto fue lo que Pablo recomendó a Timoteo. 2 Timoteo 4:5 dice: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” Una vez que Usted haya ganado a alguien para Cristo, comience a invertir tiempo en esta persona en lo que se llama el discipulado. Enséñele lo que la Biblia habla sobre la salvación, sobre la seguridad de la salvación, sobre cómo hablar a otros de Cristo, sobre la ofrenda, sobre el bautismo, sobre cómo seleccionar las amistades, sobre como vencer tentaciones, sobre cómo escoger una iglesia local sana, sobre como tener un tiempo devocional diario. Eventualmente esta persona habrá crecido espiritualmente y estará en capacidad de guiar a otras personas a Cristo. Es decir que ya existirán dos personas en capacidad de compartir el evangelio de Cristo. Usted y la persona que Usted ganó para Cristo y discípulo. Se habrá doblado el número de obreros. Ahora son dos. Estos dos pueden compartir el evangelio con otras personas y eventualmente ganarán cada uno otra persona para Cristo. Luego vendrá el imprescindible proceso de discipulado y al final de este proceso habrán cuatro obreros capacitados para ganar almas para Cristo. Se habrá doblado el número de obreros en la mies del Señor. Estos cuatro obreros repetirán exactamente el mismo proceso. Al final del proceso habrán ocho obreros. Se habrá duplicado una vez más el número de obreros. Así por el estilo, en teoría, en cuestión de poco tiempo se podrá llegar a los millones de necesitados de salvación. El problema es que muchos de los obreros no hacen la obra de evangelista y de esta manera se atenta contra este proceso de reproducción para atraer obreros a la mies del Señor. Así que amigo oyente, está bien sentirse conmovido ante las multitudes necesitadas de salvación. Está bien reconocer que la mies es mucha mas los obreros pocos. Está bien reconocer que la maldad ha alcanzado niveles nunca antes vistos, pero hace falta más. Hace falta orar al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Hace falta hacer la obra de evangelista, llevando las buenas nuevas a todo aquel que se nos cruce en el camino. Hace falta discipular a los recién convertidos para que ellos a su vez ganen también a otros para Cristo.
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En relación con Juan 19:34, ¿cuál fue el significado de la sangre y el agua?
Demos lectura al texto que se encuentra en Juan 19:34 donde dice: “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” Este hecho real de la muerte de Cristo, tiene importancia capital. Por un lado, desde un punto de vista biológico, significa que Jesús había muerto físicamente antes que la lanza del soldado romano abriera su costado. Esto demuestra el error de los que creen que Jesús no murió en la cruz, sino que solamente sufrió un desmayo. Pero por otro lado tiene un significado espiritual muy profundo. La sangre nos debe hacer pensar en que está disponible el perdón absoluto de su pecado para todo pecador. Hablando de Jesús, Juan el bautista dijo lo siguiente, según Juan 1:29 “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Como Cordero de Dios, Jesús tenía que ser ofrecido en sacrificio por el pecado. Tenía que derramar su sangre, porque sin derramamiento de sangre no se hace remisión o perdón de pecado, según Hebreos 9:22. En cuanto al agua, nos debe hacer pensar en la limpieza práctica y constante de la palabra de Dios. Efesios 5:25-26 dice: “así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” La exposición constante a la palabra de Dios permite que el creyente reconozca sus errores y tome las medidas correctivas que sean necesarias. La muerte de Cristo, hace posible que los creyentes sean perdonados de todo su pecado, pasado presente y futuro y permite que los creyentes aspiren a una vida de santidad.
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¿Qué es el Bullingerismo?
El Bullingerismo es un sistema particular de interpretación de la Biblia, desarrollado por el Dr. E. W. Bullinger, cuyo nombre está íntimamente relacionado con un enfoque ultra dispensacional de la Biblia. El Dr. Bullinger fue un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, hoy ya fallecido. Fue un escritor prolífico y al menos en sus inicios fue muy fiel a la sana doctrina, tal cual como aparece en la Biblia. Lamentablemente con el paso de los años, comenzó a desviarse y desarrolló un sistema de interpretación bíblica que ha causado mucho daño al cristianismo. Ignorando por ejemplo lo que Jesús dijo a la nación de Israel, según Mateo 23:38: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta.” En clara alusión a que Dios ha puesto a un lado a Israel temporalmente, el Dr. Bullinger enseñó que todo el libro de Hechos fue el llamado final de Dios a Israel, y que las iglesias de las cuales se habla en ese libro fueron simplemente asambleas comparables a las sinagogas judías, pero que la Iglesia, el cuerpo de Cristo, no llegó a existir sino hasta después de que Pablo fue hecho prisionero por los Romanos. Fallando en reconocer que en el libro de los Hechos, Dios está llamando primeramente de entre los judíos y luego de entre los gentiles, un pueblo para su nombre, lo cual constituye el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, el Dr. Bullinger se confundió totalmente y confundió a muchos otros. Su sistema de interpretación de la Biblia implica en esencia el rechazo de todas las epístolas generales, es decir: Santiago, 1 y 2 de Pedro, 1, 2, y 3 de Juan y Judas, y de todas las epístolas Paulinas que no fueron escritas desde la prisión. Es decir, 1 y 2 a Tesalonicenses, Romanos, 1 y 2 a los Corintios y Gálatas. En lo que a las cartas paulinas se refiere, aceptaba solamente Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón, 1 y 2 a Timoteo y Tito. Por cuanto en las epístolas que Pablo escribió desde la prisión, no hace énfasis en el bautismo en agua, ni la cena del Señor, el Bullingerismo rechaza estas ordenanzas y dice que no tienen aplicación en absoluto para la Iglesia de Cristo. A medida que el Dr. Bullinger iba envejeciendo se iba alejando más y más de la sana doctrina. En su vejez llegó a enseñar la doctrina conocida como “sueño del alma” según la cual, cuando una persona muere, pasa a un estado de inconciencia absoluta hasta el momento de la resurrección. Esto arrastró a que muchos de sus seguidores en Inglaterra, caigan en el error doctrinal conocido como aniquilamiento, que significa que en algún momento Dios eliminará del universo al pecado y a los pecadores. Otros, especialmente en Estados Unidos, fueron arrastrados al error doctrinal conocido como restauración final, que llevado a su máxima expresión obliga a pensar en la restauración final de Satanás y de los ángeles caídos.
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¿Qué habrá pasado con el arca del testimonio que solía estar en el lugar santísimo del tabernáculo y posteriormente en el lugar santísimo del templo de Jerusalén?
Gracias por su consulta. El arca del pacto o el arca del testimonio era una especie de cofre o urna que medía aproximadamente 113 centímetros de largo, por 68 centímetros de ancho y por 68 centímetros de alto. Estaba construida de madera de acacia, cubierta de oro puro por dentro y por fuera, tenía sobre ella una cornisa de oro alrededor. Además tenía cuatro anillos de oro en sus cuatro esquinas, por las cuales se introducía unas varas de madera de acacia cubiertas de oro, con la finalidad de transportarla de un lado a otro. Este cofre estaba cubierto por una tapa conocida como el propiciatorio, el cual estaba construido de oro fino, con dos querubines de oro, labrados a martillo en los dos extremos del propiciatorio. Los querubines extendían por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio. Los rostros de los querubines estaban frente a frente mirando hacia el propiciatorio. Dios se manifestaba a su pueblo desde los dos querubines que están sobre el arca del testimonio. Dentro del arca estaba el testimonio de Dios o los objetos que representan la actividad de Dios entre su pueblo. Estos objetos eran las tablas de piedra en las que estaban grabados los diez mandamientos, la vara de Aarón que reverdeció y una vasija de oro con el maná. En el libro de Deuteronomio capítulo 31 versículo 26 se menciona que al lado del arca estaba el Pentateuco escrito por Moisés. Algunos intérpretes bíblicos creen que en realidad estaba dentro del arca del testimonio. Este mueble estaba localizado en la parte más interior del Tabernáculo, conocido como el lugar santísimo. Más tarde, una vez que se construyó el templo de Jerusalén, el arca del testimonio fue puesta en el lugar santísimo del templo. Una pesada cortina, conocida con el nombre de velo, dividía el lugar santo del lugar santísimo. Solamente el sumo sacerdote y una vez por año, en el día de expiación, podía entrar al lugar santísimo, para rociar el propiciatorio con la sangre de un macho cabrío inmolado. El último rastro del arca en la Biblia, se encuentra en 2 Crónicas 35:3 donde dice: “Y dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel, y que estaban dedicados a Jehová: Poned el arca santa en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Ahora servid a Jehová vuestro Dios, y a su pueblo Israel.” Este texto es parte de las reformas que hizo el rey Josías, en el templo, luego que su abuelo Manases y su padre Amón lo contaminaron colocando y adorando ídolos. Al menos dos cosas son dignas de notarse en este texto. Primero, que el arca fue sacada del lugar santísimo del templo en algún momento antes de lo que relata este texto. Por eso es que Josías está pidiendo a los levitas que pongan el arca santa en el templo que edificó Salomón, hijo de David. El autor Randall Price, en su libro titulado: En Busca de los Tesoros del Templo, sugiere que el arca fue sacada entre los años 695 a 642 cuando el rey de Judá Manases puso ídolos dentro del templo, incluyendo el lugar santo y el lugar santísimo. Segundo, después del reinado de Josías, la condición moral y espiritual del pueblo de Israel no cambió en absoluto. Era inminente por tanto que Dios iba a derramar su ira sobre Israel por medio de entregarles a sus enemigos de turno, los babilonios. Ante este peligro, es muy probable que piadosos levitas se adelantaran a los acontecimientos escondiendo el arca del testimonio, de modo que no sea capturada por los babilonios. Esta hipótesis se ve fortalecida por el hecho que la Biblia no registra que los babilonios hubieran transportado el arca del testimonio en alguna de las tres deportaciones de judíos. Además, hasta donde se sabe, no existe mención de la presencia del arca en el segundo templo. Todo esto ha rodeado de un velo de misterio el destino final del arca del testimonio. Esto ha sido caldo de cultivo para todo tipo de especulaciones. Algunas totalmente disparatadas como las que han enriquecido las arcas de Hollywood, la meca del cine, otras mucho más creíbles, como aquella que el arca del testimonio y algunos otros utensilios del templo están escondidos en alguna cámara secreta subterránea en el sitio donde se levantaba el templo de Jerusalén. ¿Cuán verídico será esto? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Por ahora, solo Dios sabe con certeza lo que sucedió con la famosa arca del testimonio.
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Si Judas Iscariote ya había muerto, y todavía no se había escogido a su reemplazo, ¿Cómo es posible que Jesús resucitado haya aparecido a doce?
Los pasajes bíblicos en Mateo 27:3-5 y Hechos 1:16-19, son dos pasajes muy relacionados, pues ambos muestran el trágico final de Judas Iscariote. Esto lo tengo claro. Pero ¿a quienes se refiere Pablo en 1 Corintios 15:3-5 cuando habla de que Jesús resucitado apareció a los doce? Si Judas Iscariote ya había muerto, y todavía no se había escogido a su reemplazo, ¿Cómo es posible que Jesús resucitado haya aparecido a doce?
Gracias por su consulta. Efectivamente, queda fuera de toda duda que Judas Iscariote murió antes de la muerte de Jesús y en consecuencia antes que Jesús resucite. Un examen cronológico de los eventos ocurridos el día que murió Jesús, mostrará que temprano a la mañana, el Sanedrín llevó atado a Jesús ante Poncio Pilato, para entregarle a la muerte. Entre tanto, Judas Iscariote viendo que Jesús estaba por ser condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Los principales sacerdotes y ancianos respondieron a Judas: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Judas Iscariote entonces, salió, y fue y se ahorcó. Jesús por su lado, después de ser interrogado por Poncio Pilato, fue enviado ante Herodes para ser interrogado. Después fue llevado de vuelta a Poncio Pilato, para ser finalmente entregado a la muerte. Así que, Judas Iscariote estaba bien muerto antes que Jesús ofrende su vida en la cruz por el pecado de la humanidad. Ahora tratemos de ubicar en el tiempo, cronológicamente, el momento cuando se escogió el reemplazo de Judas Iscariote. El relato de esto aparece en Hechos capítulo 1. Allí notamos que estando Jesús con sus discípulos en el monte de los Olivos, viéndolo ellos, Jesús fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Después, los discípulos volvieron a Jerusalén y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Note que en la lista constan los nombres de solamente once apóstoles. Todo el grupo estaba perseverando unánime en oración y ruego con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con los hermanos de Jesús. Fue en este momento cuando Pedro se levantó en medio de los hermanos, quienes eran como 120 en total y habló sobre la necesidad de escoger a uno que reemplace a Judas Iscariote. Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías y desde ese momento Matías fue contado con los once apóstoles. Es decir que recién en este momento se completó el número de los doce. Pero no pierda de vista que esto ocurrió después que Jesús fue tomado al cielo. De manera que tiene mucho sentido su preocupación amigo oyente. Demos lectura al pasaje bíblico que se encuentra en 1 Corintios 15:3-8 donde dice: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aun, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” No hace falta mucha argumentación para determinar que lo que Pablo está afirmando, en relación con las apariciones de Jesús resucitado, aconteció, como es obvio antes que Jesús sea ascendido a la gloria de su Padre. Durante este tiempo, como quedó demostrado anteriormente, había solamente once apóstoles, y no doce, debido a que Matías no había ocupado todavía el lugar que quedó vacante por la muerte de Judas Iscariote. Pero note que Pablo dice que Jesús apareció a los doce. ¿Cómo entender esto? Pues la única explicación es que la frase: los doce, no se refiere al número de personas que forman el grupo, sino a la calidad de las personas que forman el grupo. Los doce, es una frase equivalente a decir: los apóstoles. Cuando Pablo dice que Jesús apareció a los doce, está dando a entender que apareció a los apóstoles, quienes en ese momento solamente eran once. Más tarde, una vez que Jesús ya fue ascendido a la gloria y una vez que se escogió a Matías como el apóstol número doce, el grupo de los doce contó con doce apóstoles.
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¿Qué consejos me pueden dar para que yo pueda evangelizar en mi comunidad?
Felicitaciones por el deseo que tiene de que la gente de su comunidad conozca a Cristo como Salvador. Para responder a su consulta, me gustaría hacer referencia al episodio cuando Jesús devolvió la vista a un ciego de nacimiento. Este hecho espectacular despertó enorme inquietud entre los enemigos de Jesús, quienes comenzaron a acosar al ciego que había recibido la vista, tratando que reconozca que Jesús es pecador. La respuesta de este hombre fue muy interesante y útil para nuestro propósito de ser buenos comunicadores del evangelio. Juan 9:25 dice: “Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo” Qué interesante. Los enemigos de Jesús querían arrastrar a este hombre hacia un debate teológico acerca de si Jesús era o no pecador. Pero este hombre no se prestó para esto. Simplemente dijo: Si es pecador, no lo sé. Con esto estaba diciendo que no estaba dispuesto a debatir teología con los enemigos de Jesús. Pero ponga atención a lo que este hombre dijo después: Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. El hombre se limita a señalar los hechos y nada más que los hechos. El mismo era una prueba de la veracidad y autenticidad de esos hechos. Igual tiene que ser con Usted en su labor de comunicar el evangelio a la gente de su comunidad. Algunos tratarán de arrastrarle a algún debate teológico. No lo permita. No caiga en ese error. No tiene sentido que un creyente se embarque en un debate teológico con un incrédulo. Lo que debe hacer es lo que hizo aquel ciego que recibió la vista. Limítese a declarar los hechos. Hable de lo que Usted era antes de recibir a Cristo como su Salvador. Luego hable de lo que Usted es después de recibir a Cristo como Salvador. Debe enfocarse en cosas que sean obvias para la persona con quien esta Usted hablando. Para poder hacer esto, Usted necesita ser un hombre de buen testimonio. Viva lo que cree. Ponga en práctica lo que Usted sabe de la palabra de Dios. Además, Usted necesita comunicar el fundamento bíblico sobre el cual Usted descansa para saber que es salvo. Cite la Biblia textualmente, sabiendo que la fe es por el oír y el oír por la palabra de Dios. Es necesario que Usted cite o lea textos que hablen que el hombre es pecador. Luego es necesario que cite o lea textos que muestren que por ser pecador, el hombre está condenado a muerte. Después hace falta citar o leer textos que hablen sobre lo que Jesucristo hizo por Usted al morir en la cruz del Calvario. Muestre con la Biblia que Cristo tomó el lugar del pecador y murió en lugar del pecador. Finalmente cite textos que hablan sobre la necesidad de que el hombre reciba por la fe a Cristo como su Salvador. Esto es todo. Si Usted lo hace con amor, amabilidad, respeto y genuino interés en la otra persona, Dios añadirá su bendición a su obra de evangelizar.
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¿Cuántas muertes suceden al hombre con y sin Cristo en su corazón?
La palabra del Señor nos habla de tres tipos de muerte. La espiritual, la física y la eterna. La muerte espiritual significa la separación entre el alma y Dios. Esta muerte fue la primera consecuencia del pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Dios es santo, y no puede tener comunión con el pecador, por tanto el pecador se separó de Dios y juntamente con él, todos sus descendientes. La muerte espiritual es el estado en el cual vienen al mundo todos los seres humanos. Romanos 5:12 declara esta verdad cuando dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” Muy bien. Por otro lado, la muerte física significa la separación entre el alma y el cuerpo. Esta muerte también es una consecuencia del pecado de Adán y Eva, pero no aconteció el mismo instante que ellos cayeron en pecado. Adán murió físicamente 930 años después que murió espiritualmente. A diferencia de los ángeles, el hombre fue creado con una naturaleza inmaterial y una naturaleza material. La naturaleza inmaterial recibe información exterior a través de los sentidos. El cuerpo es el órgano a través del cual, la naturaleza inmaterial toma contacto con otros seres humanos y con el mundo que les rodea. Cuando alguien muere, la naturaleza inmaterial pierde el contacto con la naturaleza material y por lo que sabemos, las almas de los que han muerto no tienen más contacto con los que están vivos ni con el mundo que les rodea. El cuerpo, compuesto de más de 30 diferentes elementos químicos regresa a la tierra de donde fue tomado, en espera de la resurrección, ya sea para vida o para condenación. En cuanto a la muerte eterna, ésta tiene lugar cuando alguien que estando en el estado de muerte espiritual, se muere físicamente. Este estado ha sido descrito como la muerte espiritual en su máxima expresión. En estas circunstancias, la persona que ha muerto recibe todo el peso de la ira de Dios. La separación de Dios, quien es la fuente de la vida y del gozo, es entonces, total, esto significa la muerte en el sentido más terrible de su significado. Sobre esta muerte hace referencia Apocalipsis 14:11 donde dice: “y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche…” De modo que, existen tres tipos de muerte, la espiritual, la física y la eterna.”
¿Y todas las personas van a pasar por estos tres tipos de muerte?
Por la gracia y misericordia de Dios, no todos vamos a pasar por estos tres tipos de muerte. Permítame explicarlo así: Ninguno de nosotros puede evitar la muerte espiritual. Simplemente venimos a este mundo en estas condiciones. Romanos 3:23 dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Según lo que dice este texto, toda persona nace muerta espiritualmente. Por eso todo ser humano es considerado pecador. Pero algunos de nosotros, hemos recibido el perdón de nuestros pecados, el cual nos fue ofrecido gratuitamente por Dios en Cristo. De esta manera ya no existe motivo para que un pecador perdonado por Dios siga separado de Dios. En otras palabras, alguien que tiene a Cristo Jesús en su corazón ha vuelto a nacer a una nueva vida de relación estrecha con Dios. Una persona en estas condiciones, ha dejado de estar muerta espiritualmente, y ha pasado a estar viva espiritualmente. Esto fue justamente lo que Jesús dijo a Marta según Juan 11:25-26 donde leemos: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” De modo que al recibir a Cristo como Salvador, resucitamos o nacemos de nuevo espiritualmente y en estas condiciones jamás llegaremos a experimentar la muerte eterna.
¿Y por qué los creyentes no han sido librados de la muerte física?
La muerte física en un creyente es la única muerte que experimentará, y eso, si es que el Señor tarda en su venida por su pueblo en lo que se llama el arrebatamiento. Pero aunque el creyente muera físicamente, esa muerte no es castigo por el pecado, por cuanto Cristo con su muerte pagó todo lo que el pecador merece. La muerte física del creyente puede ser una medida de disciplina por algún pecado en el creyente o simplemente la partida para estar con Dios en el cielo cuando el creyente ha cumplido con el propósito que Dios tenía para él en este mundo.
¿Y qué pasa cuando una persona muere sin haber recibido a Cristo como Salvador?
Esto es lo peor que puede pasar a una persona. Por el hecho de no haber recibido el perdón de sus pecados, esta persona estaba muerta espiritualmente o separada de Dios, y si en esas condiciones le sobrevino la muerte física, se acabó para esta persona la oportunidad de arreglar su problema de pecado con Dios. Lo único que le espera es la muerte eterna, lo cual implica pasar la eternidad en un lugar de tormento en fuego. Los creyentes nacen dos veces y mueren solo una vez, pero los incrédulos nacen solo una vez y mueren dos veces. Si Usted, amigo oyente, quiere experimentar la muerte una sola vez, es necesario que Usted nazca de nuevo. Para ello, lo único que necesita hacer es reconocer que Usted es un pecador, o dicho en otras palabras que Usted está muerto espiritualmente y por tanto está separado de Dios. Luego necesita reconocer que por ser pecador, Usted está en peligro de morir físicamente y sellar para siempre su destino eterno en un lugar de tormento en fuego, lo que se llama la muerte eterna. Después necesita reconocer que Cristo tomó el lugar que a Usted le corresponde y murió en la cruz por Usted, de modo que Usted quede libre del castigo por su pecado. Por último, por la fe, tiene que recibir a Cristo como su único y personal y suficiente Salvador. Esta decisión le dará derecho para ser considerado hijo de Dios. En consecuencia, usted habrá nacido de nuevo. Si todavía no ha tomado esta decisión, hágalo hoy mismo y póngase en contacto con nosotros para enviarle gratuitamente literatura que le será útil para su crecimiento espiritual.