La piratería, como se lo conoce en muchos países latinoamericanos es una práctica ampliamente aceptada que sin embargo es contraria a la ética cristiana. No sólo se copia y se vendan a menor precio la música cristiana, sino también la música secular, los videos, los programas de computación, los libros, las revistas, las medicinas, los repuestos de autos, las prendas de vestir, los perfumes y tantas otras cosas más. Este negocio ilegal genera miles de millones de dólares de ganancias deshonestas, lo cual permite sobornar a las autoridades que deberían ejercer los debidos controles. La piratería es contraria a la ética cristiana por varias razones, dentro de las cuales, al menos podríamos mencionar las siguientes: Primero, porque afecta a los que con mucho sacrificio componen o interpretan o producen determinado producto. Imagine un cantante cristiano, por ejemplo, quien ha creado y cantado hermosas alabanzas y las graba en un disco compacto, y lo pone a la venta a un precio que le permita recuperar lo que ha invertido además de una ganancia razonable. Pero sucede que casi inmediatamente alguien copia el CD y comienza a venderlo a una mínima fracción de su valor original. La gente sin escrúpulos se ve en la disyuntiva de pagar lo que realmente vale el CD o pagar una fracción por ser un CD pirata. ¿Qué decisión cree que va a tomar? Por supuesto. Va a comprar lo más barato y de esa manera va a defraudar al compositor o al cantante. Segundo, porque quebranta las leyes de propiedad intelectual que están vigentes en todos los países. Todo país tiene leyes que protegen la propiedad intelectual y cuando alguien viola esas leyes al copiar sin autorización determinado producto está yendo en contra de las autoridades establecidas por Dios. Romanos 13:1-2 dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
En tercer lugar, la piratería es contraria a la ética cristiana, porque como bien ha dicho, se trata de un fraude. Hablando a los siervos, note lo que les dijo Pablo, según Tito 2:10: no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
Los creyentes no debemos defraudar a nadie. El engaño no debe ser parte de la conducta de los creyentes. 1 Pedro 2:1 dice: Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
De manera que, la piratería de cualquier tipo es una ofensa a las personas que tienen el derecho de propiedad intelectual, es una ofensa a las autoridades establecidas por Dios y es una ofensa a Dios mismo. No está por demás mencionar que peca no sólo el que vende algo que ha copiado sin permiso, sino también el que compra algo que ha sido copiado sin permiso. El viejo adagio según el cual, si todos lo hacen entonces no debe ser malo, no debe ser un justificativo para fomentar la piratería.
¿Cuál es el pecado de muerte del cual habla 1 Juan 5:16? ¿Será el pecado que cometen los guerrilleros cuando masacran niños inocentes o destruyen la naturaleza que Dios creó?
El tema del pecado de muerte ha producido una innecesaria confusión en mucha gente, amable oyente. Satanás ha sacado provecho de esta confusión para hacer pensar a mucha gente que con tal de que no cometan el pecado de muerte, pueden cometer cualquier otro pecado. Por eso es que mucha gente se afana sobremanera para saber cuál es ese pecado de muerte, de modo que puedan cometer los otros pecados con seguridad, entre comillas. Recuerdo el caso de un hombre que con insistencia quería saber si el pecado de muerte es el adulterio. Más tarde se llegó a saber que él vivía en adulterio. Quería saber si el adulterio es pecado de muerte para dejar de adulterar por el temor a morirse o seguir adulterando con confianza, entre comillas. Así que, mi amigo es importante que entendamos bien el pasaje bíblico en el cual se habla del pecado de muerte, para no caer en los errores ya anotados. Se encuentra en 1 Juan 5:14-17 donde dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.” El apóstol Juan está enseñando sobre la oración. Este es el tema central del pasaje. Un principio básico en cuanto a la oración es el orar conforme a la voluntad de Dios. Esto no tiene nada que ver con recitar la frase: En el nombre de Jesús, al final de una oración. Orar conforme a la voluntad de Dios significa tener un claro discernimiento de qué es lo que Dios quiere, mas no lo que yo quiero, y pedir a Dios conforme al deseo de Dios no conforme a mi deseo. A veces, lo que yo deseo no es lo que Dios desearía. Muchos de mis deseos están fuertemente influenciados por mi naturaleza pecaminosa y de ninguna manera pueden ser la voluntad de Dios. Yo podría orar que Dios haga descender fuego del cielo sobre mis enemigos para consumirlos, tal cual como desearon los discípulos de Jesús cuando una aldea de samaritanos se negó a recibirles, pero eso no es la voluntad de Dios y Dios negará una petición de esa naturaleza. Si queremos que nuestras oraciones sean respondidas afirmativamente por Dios, es imperativo que esas oraciones sean hechas conforme a la voluntad de Dios. De otra manera no serán respondidas afirmativamente por Dios. Esta es la enseñanza central del pasaje. Como buen maestro, el apóstol Juan quiere dar un ejemplo de lo que acaba de enseñar, y es allí justamente donde entra este asunto del pecado de muerte. Pero antes de hablar de ello, permítame señalar un par de cosas importantes en cuanto al pecado. Pecado es todo aquello que es contrario al carácter de Dios. Dios es santo, puro y perfecto. Todo lo que no sea también santo, puro y perfecto es pecado. Es decir que a los ojos de Dios no existen categorías de pecado. Sin embargo, las consecuencias del pecado, no son las mismas para todo pecado. Si un niño miente a su madre, aparte de ofender a Dios con lo que ha hecho, lo más que cosechará como consecuencia de ese pecado será una reprimenda de su madre, y eso si la madre se las ingenia para descubrir la mentira. Pero si ese mismo niño lleva un arma a su escuela y dispara a sus compañeros y mata a unos cuantos, además de ofender a Dios, recibirá una fuerte condena. ¿Ve la diferencia? A los ojos de Dios, mentir es tan pecado como matar, pero las consecuencias son totalmente diferentes. Jesús mismo dijo que en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para Corazín y Betsaida. Las consecuencias de los pecados no siempre son las mismas. Otra cosa que debemos tener muy en cuenta es que la Biblia enseña que una manera de disciplinar a los creyentes por parte de Dios es quitándoles la vida. Esto no significa que esos creyentes perderán su salvación o algo por el estilo, simplemente significa que Dios se los lleva al hogar celestial para que no causen más problema en la tierra que el que ya han causado con su pecado. Nuevamente aquí, no todo pecado del creyente es disciplinado por Dios con la muerte y no toda muerte de un creyente es consecuencia de algún pecado. Dios trajo la muerte sobre Ananías y Safira cuando después de vender su heredad retuvieron una parte de ella y el resto la pusieron a los pies de los apóstoles, aparentado que era todo lo que obtuvieron de la venta. Pero Dios no hace lo mismo con tanta gente que hoy en día engaña o mejor dicho pretende engañar a Dios no dándole lo que a Dios le corresponde en la ofrenda. Imagínese si Dios quitara la vida a todo creyente que no da al Señor lo que debe. Las iglesias se quedarían sin miembros. Solo Dios sabe cuándo disciplinar a un creyente con la muerte. Con todo esto en mente, vamos a lo que dice el Apóstol Juan en cuando al pecado de muerte. Recuerde que está poniendo un ejemplo de pedir cosas a Dios en oración conforme a la voluntad de Dios. Se trata de un pecado que comete un creyente y de algún modo, ese pecado, es de conocimiento de otro creyente. Este último creyente puede orar a Dios por ese hermano que ha cometido determinado pecado. Si la voluntad de Dios no ha sido disciplinar con la muerte al creyente que cometió el pecado, Dios contestará la oración del creyente que oró por él creyente que pecó, y Dios le concederá vida. ¿Por qué? No porque el creyente oró con fe o demandó a Dios que no discipline con la muerte al creyente que pecó, sino porque la voluntad de Dios fue no disciplinar con la muerte a ese creyente que pecó. Se trata de una oración hecha en la voluntad de Dios. Pero ahora trasladémonos a otro escenario. Supongamos que la voluntad de Dios ha sido disciplinar con la muerte al creyente que pecó. En este caso, aunque el otro creyente ore con fe y con persistencia para que Dios no discipline con la muerte al creyente que pecó, Dios no contestará esta oración, porque su voluntad es disciplinar con la muerte al creyente que pecó. Se trataría, en este caso, de una oración hecha no en la voluntad de Dios. Así que amable oyente, el pecado de muerte no es una acción específica que Dios siempre disciplina con la muerte. Puede ser cualquier pecado, solo Dios sabe por cual pecado va a disciplinar con la muerte y cuando va a disciplinar con la muerte por ese pecado. Por eso, para no correr ningún riesgo, es mejor tener al pecado lo más lejos posible en nuestras vidas. En conclusión, el pecado de muerte no necesariamente es el pecado que cometen los guerrilleros. En todo caso, es necesario orar por los guerrilleros, rogando a Dios que lleguen al conocimiento de la verdad del Evangelio y que reciban a Cristo como Salvador.
Soy católica y desde que tengo uso de razón me han enseñado que la virgen María no tuvo más hijos aparte de Jesús. Una amiga mía quien es evangélica me ha dicho que la virgen María tuvo otros hijos además de Jesús. Quisiera que me muestre con la Biblia si esto es así.
Efectivamente, la virgen María fue virgen solo hasta que dio a luz a su primogénito Jesús. Después tuvo más hijos con su esposo José. Esto se desprende de lo que enseña la Biblia en varios pasajes bíblicos, entre los cuales me gustaría mencionar los siguientes:
Primero: Hablando de José, con quien había sido desposada María, la virgen, Mateo 1:24-25 dice: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús.”
Interesante. José, con quien fue desposada María, recibió a su mujer, una vez que supo que lo que se había concebido en su vientre fue obra del Espíritu Santo, pero no la conoció, hasta que la virgen María dio a luz a Jesús. Esto significa que José no tuvo relaciones sexuales con la virgen María hasta que nació Jesús.
Note, hasta que nació Jesús. Una vez que nació Jesús, José conoció a María, o José tuvo relaciones sexuales con María, por cuanto los dos estaban legítimamente casados. María por tanto concibió y dio a luz hijos a José su marido.
Incidentalmente note que Mateo dice que José no conoció a María hasta que dio a luz a su hijo primogénito, cuyo nombre fue Jesús. Es decir, que Jesús fue el primogénito de María. Primogénito puede significar el primero de varios, o el más importante de varios. Ambos significados se aplican a Jesús y comprueban que María tuvo más hijos. Jesús fue el primero de varios hijos de María y Jesús fue el más importante de los varios hijos de María.
Pero existe otro pasaje bíblico que se encuentra en todos los evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, en el cual se hace muy evidente que María tuvo más hijos. Leamos Lucas 8:19-21 donde dice: “Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.”
Jesús está poniendo su propósito de cumplir con la voluntad de Dios, sobre sus relaciones familiares. Para Jesús era más importante hacer lo que Dios le mandó a hacer, que atender a su propia familia.
Pero note como el médico e historiador Lucas indica claramente que Jesús tenía madre y hermanos. Interesante que no estaba con ellos José, el esposo de María. Muchos piensan que para entonces ya había fallecido.
Otro pasaje bíblico que nos habla que María tuvo más hijos e hijas es el que se encuentra en el evangelio de Marcos capítulo 6. Durante su ministerio público, Jesús llegó a su tierra y comenzó a enseñar en la sinagoga de ellos. La enseñanza de Jesús fue tan sabia y profunda que los que le oían estaban admirados.
Dejemos que Marcos nos cuente la reacción de los paisanos de Jesús. Marcos 6:2-3 dice: “Y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él”
Allí lo tiene amable oyente. María tuvo como hijos, además de Jesús, a Jacobo, José, Judas y Simón. Además tuvo hijas, cuyos nombres no aparecen en el Nuevo Testamento.
Un texto más que habla acerca de que María tuvo más hijos además de Jesús, se encuentra en Juan 7:2-5 donde dice: “Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él.”
Quienes hablaron así a Jesús, fueron los hermanos de Jesús, es decir: Jacobo, José, Judas y Simón. Todos ellos no creían que Jesús era el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios. Más tarde, después que Jesús murió y resucitó, Jacobo y Judas llegaron a ser fieles discípulos de Cristo. Jacobo llegó a ser pilar en la naciente iglesia cristiana en Jerusalén y escribió el libro de Santiago. Judas llegó a ser un fiel discípulo de Cristo y escribió el libro de Judas.
Por todo lo dicho, podemos afirmar con certeza que María la virgen, fue virgen hasta dar a luz a Jesús. Después tuvo más hijos e hijas como afirma el registro bíblico.
Sabiendo que yo como carne de cerdo, un amigo mío me ha dicho que no debería hacerlo porque eso está prohibido en la Biblia. ¿Dónde dice la Biblia que no se debe comer carne de cerdo?
Gracias por su consulta. Seguramente su amigo se estaba refiriendo a la ley de Moisés, dentro de la cual consta una detallada reglamentación sobre lo que el pueblo de Israel podía comer y lo que no podía comer.
Una parte de este reglamento se halla en Levítico 11:2-7 donde dice: “Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis. Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda. También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.”
Esta es la razón por la cual el pueblo de Israel no comía carne de cerdo. Este reglamento estuvo en vigencia mientras la ley de Moisés estuvo en vigencia.
Pero a raíz de la muerte y resurrección de Cristo, la ley de Moisés fue abrogada. Hablando de la ley de Moisés, Hebreos 7:18 dice: “Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de debilidad e ineficacia”
Este es el motivo para afirmar que los que creemos en Cristo ya no estemos bajo la ley de Moisés y por tanto ya no estamos en obligación de cumplir con aquel reglamento sobre lo que se debe comer y lo que no se debe comer.
El mismo apóstol Pedro fue expuesto a esta verdad en visión. Hechos 10:9-16 dice: “Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado a las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo.”
Aunque la visión tenía como propósito mostrar a Pedro que los gentiles también tenían parte en las bendiciones resultantes del evangelio, sin embargo, es muy significativa la manera que utilizó Dios para mostrar este hecho. Puso delante de Pedro todo tipo de cuadrúpedos, el cerdo inclusive, y todo tipo de reptiles y aves. Muchos de estos animales eran inmundos conforme a la ley de Moisés. Luego Dios ordenó a Pedro: Levántate, mata y come. Estando bajo la ley, Dios jamás hubiera pedido esto a Pedro. Dios no puede contradecirse en algo que él mismo previamente ha ordenado.
Pero por el hecho que ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, es absolutamente legítimo que Dios diga a Pedro: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Levántate, mata y come
Otro pasaje bíblico que muestra que para los creyentes que estamos bajo la gracia ya no tienen vigencia las restricciones sobre los alimentos que aparecen en la ley de Moisés es 1ª Timoteo 4:1-5 donde dice: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.”
Así que, no es del todo correcto afirmar que la Biblia prohíbe que se coma carne de cerdo. Esto fue prohibido para el pueblo de Israel mientras estaba en vigencia la ley de Moisés, pero hoy en día, una vez que fue abrogada la ley de Moisés, los creyentes están en libertad de hacerlo.
Sin embargo, es necesario recalcar que la libertad de un creyente maduro para hacer o dejar de hacer ciertas cosas, debe tomar en cuenta la clara enseñanza de la Biblia en cuanto a no ofender al hermano débil. Note lo que dice 1ª Corintios 8:8-9 “Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.”
El hecho de comer o no comer carne de cerdo no nos hace ni mejores ni peores delante de Dios. Sin embargo, debemos tener cuidado de que el uso de nuestra libertad no lastime a un hermano débil. Un hermano débil es aquel que tiene escrúpulos en cuanto a cosas que caen dentro de la libertad que tenemos en Cristo, como esto de comer carne de cerdo, por ejemplo.
Puede ser que haya algún hermano que sinceramente piensa que comer carne de cerdo es pecado. Bueno, si es así, este hermano no debe comer carne de cerdo y los que piensan que no hay problema con comer carne de cerdo, no deben hacer uso de esta libertad en presencia del hermano débil, para no herir su débil conciencia. Eso es lo que aconseja el Nuevo Testamento.
Ponga atención a lo que leo en 1 Corintios 8:10-13 “Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.”
En esencia se trata de ceder a los derechos que tenemos por amor a los demás.
Considere lo que dice Romanos 14:14-15 “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.”
Aplicando este principio a nuestro caso relacionado con comer o no, carne de cerdo, Pablo diría: Yo sé, y estoy seguro de ello porque confío en Jesucristo, que la carne de cerdo no es inmunda en sí misma, pero si alguien piensa que la carne de cerdo es inmunda, para esa persona es inmunda. Pero si por causa de comer carne de cerdo, tu hermano se siente ofendido, tu conducta ya no es de amor. Que tu comida no sea causa de que se pierda aquel por quien Cristo murió.
Esto es la libertad en Cristo, ejercida dentro del marco del amor. De modo que, si Usted no tiene problema en comer carne de cerdo, pero está en presencia de un hermano que piensa que los creyentes no deben comer carne de cerdo, es mejor que ceda su derecho a comer carne de cerdo y evite de esa manera lastimar la conciencia del hermano que piensa que es malo comer carne de cerdo.
¿Por qué mucha gente sigue comiendo carne de cerdo a pesar que Dios prohibió comer esta carne en el Antiguo Testamento?
Muchas gracias por su consulta. Efectivamente, el cerdo era considerado como animal ceremonialmente inmundo dentro de la ley de Moisés, porque no cumplía con los requisitos para ser considerado como animal ceremonialmente limpio. Levítico 11:1-8 dice: Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles: Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra. De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis. Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo. También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo. Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda. También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo. De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos.
Por lo que dice esta Escritura, los judíos no debían ni tocar la carne de este animal y si lo hacían quedaban inmundos hasta la noche. Muy bien. ¿Pero por qué es que ahora muchas personas no sólo tocan carne de cerdo sino que la comen? La razón es porque en la actualidad no estamos más bajo la ley de Moisés sino bajo la gracia. A nosotros se aplica pasajes bíblicos como el que tenemos en Colosenses 2:16-17 donde dice: Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
Por estar bajo la gracia, los creyentes tenemos plena libertad de comer o no comer carne de cerdo y nadie tiene el derecho de juzgarnos si lo hacemos o no lo hacemos. Sin embargo, debemos tomar en cuenta los principios bíblicos para no herir a un hermano débil, conforme a lo que dice Romanos 14:1-3 donde leemos: Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
Que el Señor le otorgue discernimiento espiritual para no menospreciar ni juzgar al hermano que come carne de cerdo.
¿El matrimonio entre primos en primer grado es condenado por la Biblia?
Gracias por su consulta amable oyente. Su inquietud se inscribe dentro de lo que se llama el matrimonio entre parientes cercanos. Al respecto, permítame señalar lo siguiente: La revelación de Dios es progresiva, y en el caso de los matrimonios se lo puede notar con mucha facilidad.
Cuando Dios creó a Adán y Eva les dio la orden de fructificar y multiplicarse sobre la faz de la tierra. En cumplimiento de este mandato, la Biblia registra en Génesis 5:4 que Adán y Eva tuvieron una familia muy numerosa. Leo este texto: Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.
Muchos piensan erróneamente que Adán y Eva tuvieron solamente tres hijos, Caín el primogénito, Abel a quien asesinó Caín, y Set, el hijo que reemplazó a Abel. Pero la Biblia dice, conforme al texto leído que Adán y Eva engendraron hijos e hijas. ¿Cuántos? No se puede saber, pero imagine cuántos hijos habrán tenido si Adán vivió ochocientos años después de engendrar a Set. Pero detengámonos para la reflexión. Para que la especie humana continúe propagándose, fue necesario que los hijos de Adán y Eva se hayan tenido que casar entre hermanos. Más adelante en el tiempo, además de casarse entre hermanos, seguramente se casaron entre primos o entre tíos y sobrinos. Este fue el caso de Nacor, un tío con Milca, una sobrina. Génesis 11:27-29 dice: Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot.
Gen 11:28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.
Gen 11:29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.
Todas estas uniones fueron permitidas por Dios. En aquel tiempo, la composición genética de los moradores de la tierra era tal que no representaba problema alguno para la descendencia, el casarse entre parientes tan cercanos como hermanos o primos o sobrinos.
Pero lo interesante del caso es que unos 700 años después, Dios dio a Moisés mandamientos para el pueblo de Israel, entre los cuales había cosas que tenían que ver con el matrimonio. Estos mandamientos establecían restricciones en lo que tiene que ver con el grado de consanguinidad de los contrayentes.
Observe lo que dice Levítico 18:6; “Ningún varón se llegue a parienta próxima alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová”.
Este mandamiento incluiría el matrimonio entre primos. Si fuera así: ¿Por qué la Biblia prohibiría este tipo de uniones matrimoniales? Pues la razón no es para coartar la libertad del hombre sino para procurar el bienestar del hombre, por cuanto, a estas alturas de la existencia de la humanidad, la composición genética de los seres humanos se había degradado tanto, que era muy probable que la descendencia de parejas que tienen un parentesco cercano, nazca con serios defectos genéticos. Si este peligro existía cuando Dios dio mandamientos a Moisés, cuánto más hoy en día, cuando vivimos miles de años después. Así que, si nos fundamentamos en el mandamiento del Antiguo Testamento es recomendable no casarse entre primos. El Nuevo Testamento no ordena ni condena el matrimonio entre primos, pero por el antecedente del Antiguo Testamento es preferible evitar el matrimonio entre primos. ¿Para qué correr riesgos que perfectamente pueden evitarse?
Mi esposa se ha vuelto totalmente indiferente en cuanto al sexo y eso me ha conducido a recurrir a la masturbación. ¿Cuál es su opinión sobre este asunto?
Por la manera como ha planteado su consulta, parece que tiene claro en su mente que su esposa es la culpable de los problemas en el área de intimidad sexual. Con todo el amor y el respeto, le aconsejo en primer lugar a que no se apresure identificando al culpable porque puede ser que efectivamente sea ella la culpable, pero también puede ser que Usted sea el culpable, pero lo más probable es que los dos sean culpables. Mientras más trato conflictos de parejas en el área sexual, más convencido estoy que la culpa de los problemas en el área sexual siempre es compartida entre el esposo y la esposa. De modo que, en segundo lugar, mi consejo es que hable franca y abiertamente con su esposa y entre los dos reconozcan que tienen un serio problema en el área de intimidad sexual. Si no logran sobrepasar esta etapa va a ser difícil implementar una solución.
Nadie recurre a un médico antes de reconocer que tiene una enfermedad. Deben reconocer que están enfermos en lo referente a su relación de pareja. Cuando entre los dos reconozcan eso, en tercer lugar, les recomiendo que busquen un consejero capacitado bíblicamente para tratar este asunto. Puede ser un pastor, o un anciano o un consejero familiar. Si no tiene confianza con el pastor o el anciano de su iglesia, busquen alguien que les inspire algo de confianza. Debería ser alguien que conozca de la Biblia para que sus consejos sean fundamentados en la Biblia. Cuando se reúnan con el consejero, traten de estar los dos, no cada uno por su lado, porque de esta manera el consejero podrá guiarles a identificar la parte que cada uno tiene en el conflicto. Ante el consejero, los dos deben ser absolutamente veraces y concretos de modo que puedan identificar correctamente el problema y plantear una solución bíblica. Todo esto va a funcionar bien, en la medida que los dos se sometan al proceso de consejería.
En cuarto lugar, acérquense más a Dios por medio de su palabra y la oración. Seguramente esto será parte de la solución recomendada por el consejero. Dice que ante el problema que está teniendo con su esposa ha tenido que recurrir a la masturbación para satisfacer su legítimo deseo sexual. El sexo fue dado por Dios al hombre y a la mujer para que lo disfruten en pareja, una vez que se han casado. La relación sexual en una pareja de esposos funciona bien cuando él se entrega a ella sin reservas y cuando ella se entrega a él sin reservas. De otro modo uno de los dos se sentirá utilizado o abusado. La masturbación es el goce sexual solitario, algo contrario al propósito de Dios para el sexo. De modo que la solución a su problema de intimidad con su esposa no es la masturbación. La solución se dará cuando entre los dos, y tal vez con la ayuda de un consejero, identifiquen con veracidad la raíz del problema y pongan en práctica los pasos sugeridos para arreglar el asunto. La raíz del problema puede ser espiritual o emocional o inclusive física, pero nunca se sabrá hasta que se decidan a enfrentar el problema con madurez y con un sincero deseo de buscar una solución.
En el libro de Esdras, que los judíos que se habían casado con mujeres no judías, fueron ordenados a separarse. ¿Significa esto que si un creyente hoy en día está casado con un incrédulo deberían también separarse?
Efectivamente amigo oyente, en el libro de Esdras aparece el relato del evento mencionado por Usted en su consulta. Esdras 9:1-2 dice: “Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas n se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.” Cuando Esdras supo de esto, rasgó sus vestidos y su manto, y arrancó pelos de su cabeza y de su barba y se sentó angustiado en extremo. Luego oró a Dios confesando este pecado. El quebrantamiento de Esdras por este pecado contagió a todo el pueblo, y una multitud de Israel, hombres, mujeres y niños lloraba amargamente. Más tarde llegó el momento de hacer práctico este arrepentimiento. Note lo que dice Esdras 10:10-12 “Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel. Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras y de las mujeres extranjeras.” Esta orden de Esdras se cumplió. Observe lo que dice Esdras 10:12 “Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra.” Este episodio se repitió más tarde en los tiempos de Nehemías. Nehemías 13:23 dice: “Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas” La reacción de Nehemías ante este hecho fue severa. Nehemías 13:25 dice: “Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos.” El desenlace fue que Nehemías hizo separar a los judíos de sus mujeres extranjeras. Nehemías 13:30 dice: “Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio.” Muy bien. Si la Biblia no dijera nada más sobre un creyente casado con un incrédulo, entonces lo que se debería hacerse es lo mismo que ordenaron Esdras y Nehemías, es decir la separación. Pero el Nuevo Testamento da enseñanza sobre este asunto. Veamos lo que dice 1 Corintios 7:12-13 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.” En otras palabras, si un creyente, hombre o mujer está casado o casada con una persona incrédula, y esta persona incrédula no tiene ningún problema con eso, entonces el hombre o mujer creyente no debe separarse de su pareja incrédula. Así que, si Usted siendo creyente, está casado con su esposa que es incrédula y ella consiente en vivir con Usted, entonces Usted no debe separarse de ella. Pero ¿Qué pasa si la parte incrédula no quiere saber nada de estar casada con el creyente? Entonces se aplica lo que dice 1 Corintios 7:15 donde leemos: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.” Note que es el incrédulo, quien no quiere seguir casado con el creyente, y es el incrédulo, no el creyente, quien inicia el proceso de separación. En estas condiciones el creyente no puede obligar al incrédulo a seguir con él y debe separarse. Eso es lo que enseña la palabra del Señor.
La voluntad de Dios con respecto al estado espiritual de los que están por casarse ha sido claramente expresada en su palabra. La voluntad de Dios es que su pueblo escogido no se mezcle con otros pueblos. Note lo que dice Deuteronomio 7:1-3 “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.” Allí lo tiene amigo oyente. Es un claro mandamiento para el pueblo de Israel a no unirse en matrimonio con personas de otros pueblos. La razón para este mandato no es porque el pueblo de Israel sea mejor o superior que los demás pueblos de la tierra o que los demás pueblos de la tierra no sean dignos de emparentarse con el pueblo de Israel. Nada de esto. La razón es puramente espiritual. Note lo que dice el versículo siguiente del pasaje que leímos anteriormente. Se encuentra en Deuteronomio 7:4 donde dice: “Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.” Esta es la razón por la cual Dios no quería que su pueblo escogido se mezcle con los demás pueblos de la tierra. El punto es este: Cuando alguien que es escogido de Dios y sirve a Dios se casa con alguien que no conoce a Dios y que no sirve a Dios, lo más probable que acontezca es que el escogido de Dios sea arrastrado a adorar y servir a dioses ajenos. ¿Ve Usted el punto? La misma idea se encuentra en el Nuevo Testamento. Mire lo que dice 2 Corintios 6:14 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente.” El apóstol Pablo mira a la unión de un creyente con un incrédulo, como un yugo desigual. No sé si Usted habrá visto arar con bueyes. Bueno, habrá notado que los bueyes deben ser de igual tamaño para que puedan estar bajo el yugo y puedan hacer su trabajo. No se puede poner bajo el mismo yugo a un buey adulto y a un ternero recién nacido. Esa es la ilustración que Pablo usa para decir que un creyente no debe unirse en matrimonio con un incrédulo, porque será tan absurdo como intentar poner un buey y un ternero bajo un mismo yugo. Para clarificar más el asunto, Pablo hace varias preguntas retóricas ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? Ninguno. El creyente es justicia, el incrédulo es injusticia. La justicia no puede unirse con la injusticia. ¿Qué comunión la luz con las tinieblas? Ninguna. La luz y las tinieblas se excluyen mutuamente. Donde hay luz no puede haber tinieblas y donde hay tinieblas no puede haber luz. Un creyente es luz, un incrédulo es tinieblas, no pueden tener comunión entre ellos. ¿Qué concordia Cristo con Belial? Ninguna. Cristo es el perfecto, puro y santo Hijo de Dios. Belial es un nombre antiguo para Satanás y encierra la esencia misma de maldad e impiedad. El creyente está revestido de Cristo. El incrédulo está revestido de Belial. Entre los dos no puede haber ningún acuerdo. ¿Qué parte el creyente con el incrédulo? Ninguna. ¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Ninguno. El creyente es templo de Dios. El incrédulo es templo de los ídolos. No puede jamás haber ningún acuerdo entre alguien que es el templo de Dios y alguien que es el templo de los ídolos. Queda claro por tanto que un creyente no debe unirse en matrimonio con un incrédulo. Pero Satanás es muy astuto. Satanás sabe que logrando que un creyente se una en matrimonio con un incrédulo, inutilizará a ese creyente y por eso mete en la cabeza de los creyentes pensamientos muy extraños. Como ese, según el cual Dios no quiere que sea feliz y por eso no quiere que me case con un incrédulo. O como ese otro, según el cual, si me caso con un incrédulo, algún día lograré guiarlo a los pies del Señor. Pensamientos así son una vil mentira de Satanás. No se deje engañar por Satanás amigo oyente. No piense jamás que Dios va a bendecir la unión matrimonial de un creyente con un incrédulo, porque de antemano, Dios ha dicho que un creyente no debe unirse en yugo desigual con un incrédulo.
El rapto o arrebatamiento no es una teoría inventada ni por Scofield ni por cualquier otro ser humano. No es una teoría sino una doctrina que claramente es expuesta en 1 Tesalonicenses y está implícita también en otros libros del Nuevo Testamento, dentro de los cuales ciertamente en el libro de Apocalipsis. Permítame por tanto dar lectura al pasaje bíblico en 1 Tesalonicenses, donde aparece la doctrina del rapto o arrebatamiento. Se encuentra en el capítulo 4 versículos 13 a 18.
La Biblia dice: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Los que han muerto habiendo recibido a Cristo como su Salvador van a resucitar. Los creyentes que estén vivos el momento del rapto o arrebatamiento van a ser transformados, según lo que dice 1 Corintios 15:51-53, donde leemos: He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Inmediatamente, todos juntos van a ser arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire. Esto es tan claro, que no entiendo como alguien pueda decir que es una teoría inventada por un ser humano. El rapto o arrebatamiento está implicado en varios libros del Nuevo Testamento, por ejemplo, en Apocalipsis. Es interesante notar que en los capítulos del 1 al 3 aparece profusamente la palabra iglesia, pero a partir del capítulo 4 hasta casi el final del libro no aparece en absoluto la palabra iglesia. ¿Por qué será? Pues porque se asume que la iglesia no va a estar presente en la tierra durante el tiempo de la tribulación, cuando acontecerán todos los eventos que aparecen a partir de Apocalipsis 4. Esto implica que, de alguna manera, la iglesia va a ser sacada de la tierra antes que acontezca la tribulación. El arrebatamiento de la iglesia no es un mito inventado por alguien, sino una doctrina expuesta en la Biblia.
La ley de Moisés permitía los juramentos en algunas circunstancias. Por ejemplo, note lo que tenemos en. Números 5:19-21 donde dice: Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;
Conjurar significa pedir a alguien que diga algo bajo juramento. Es natural entonces concluir que, lo que la ley de Moisés condenaba es el perjurio o el juramento en falso. Note lo que dice por ejemplo Levítico 19:12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
Ahora bien, leamos lo que dice Mateo 5:33-37 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
El Señor Jesús recordó a sus oyentes lo que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Si la ley de Moisés permitía jurar en determinadas circunstancias y condenaba el perjurio, entonces ¿qué es lo que está prohibiendo el Señor Jesús? No pueden ser los juramentos, porque entonces estaría quebrantando la ley de Moisés. Lo que está prohibiendo el Señor Jesús era la práctica común de los judíos de su tiempo en cuanto a los juramentos. Sucede que los juramentos llegaron a ser objeto de tanto abuso por parte de los judíos del tiempo del Señor Jesús, que a sabiendas que estaban diciendo algo falso, juraban, pero para supuestamente no traer condenación sobre ellos, evitaban nombrar a Dios, y juraban en falso nombrando el cielo, o la tierra, o Jerusalén, o su cabeza. De esta manera pensaban que nos les iba a pasar nada malo por jurar en falso.
Este pasaje bíblico no está prohibiendo los juramentos, sino los juramentos en falso para engañar a otros. El creyente no debería tener necesidad de recurrir a los juramentos para que la gente acepte como verdadero lo que está diciendo. Por eso es que los creyentes no andamos jurando por aquí y por allá en nuestra conversación diaria. Siendo esta la situación, entonces, no hay ningún problema para que en los casos legítimos donde se requiere un juramento, los creyentes juren, como por ejemplo ante un juez en una corte o ante alguna autoridad antes de asumir una responsabilidad, o como menciona en su consulta, cuando las leyes de un país determinan que sus ciudadanos prometan lealtad a su bandera con juramento.