Autor: cris

  • La separación de Judíos que se separaron de sus mujeres no judías.

    Acabo de leer en el libro de Esdras, que los judíos que se habían casado con mujeres no judías, fueron ordenados a separarse. ¿Significa esto que si un creyente hoy en día está casado con un incrédulo deberían también separarse?

    Efectivamente amigo en el libro de Esdras aparece el relato del evento mencionado por Usted en su consulta. Esdras 9:1-2 dice: “Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas n se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.” Cuando Esdras supo de esto, rasgó sus vestidos y su manto, y arrancó pelos de su cabeza y de su barba y se sentó angustiado en extremo. Luego oró a Dios confesando este pecado. El quebrantamiento de Esdras por este pecado contagió a todo el pueblo, y una multitud de Israel, hombres, mujeres y niños lloraba amargamente. Más tarde llegó el momento de hacer práctico este arrepentimiento. Note lo que dice Esdras 10:10-12 “Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel. Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras y de las mujeres extranjeras.” Esta orden de Esdras se cumplió. Observe lo que dice Esdras 10:12 “Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra.” Este episodio se repitió más tarde en los tiempos de Nehemías. Nehemías 13:23 dice: “Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas” La reacción de Nehemías ante este hecho fue severa. Nehemías 13:25 dice: “Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos.” El desenlace fue que Nehemías hizo separar a los judíos de sus mujeres extranjeras. Nehemías 13:30 dice: “Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio.” Muy bien. Si la Biblia no dijera nada más sobre un creyente casado con un incrédulo, entonces lo que se debería hacerse es lo mismo que ordenaron Esdras y Nehemías, es decir la separación. Pero el Nuevo Testamento da enseñanza sobre este asunto. Veamos lo que dice 1 Corintios 7:12-13 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.” En otras palabras, si un creyente, hombre o mujer está casado o casada con una persona incrédula, y esta persona incrédula no tiene ningún problema con eso, entonces el hombre o mujer creyente no debe separarse de su pareja incrédula. Así que, si Usted siendo creyente, está casado con su esposa que es incrédula y ella consiente en vivir con Usted, entonces Usted no debe separarse de ella. Pero ¿Qué pasa si la parte incrédula no quiere saber nada de estar casada con el creyente? Entonces se aplica lo que dice 1 Corintios 7:15 donde leemos: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.” Note que es el incrédulo, quien no quiere seguir casado con el creyente, y es el incrédulo, no el creyente, quien inicia el proceso de separación. En estas condiciones el creyente no puede obligar al incrédulo a seguir con él y debe separarse. Eso es lo que enseña la palabra del Señor.

  • ¿Es contrario a la voluntad de Dios que un hombre creyente contraiga matrimonio con una mujer incrédula?

    La voluntad de Dios con respecto al estado espiritual de los que están por casarse ha sido claramente expresada en su palabra. La voluntad de Dios es que su pueblo escogido no se mezcle con otros pueblos. Note lo que dice Deuteronomio 7:1-3 “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.” Allí lo tiene amigo oyente. Es un claro mandamiento para el pueblo de Israel a no unirse en matrimonio con personas de otros pueblos. La razón para este mandato no es porque el pueblo de Israel sea mejor o superior que los demás pueblos de la tierra o que los demás pueblos de la tierra no sean dignos de emparentarse con el pueblo de Israel. Nada de esto. La razón es puramente espiritual. Note lo que dice el versículo siguiente del pasaje que leímos anteriormente. Se encuentra en Deuteronomio 7:4 donde dice: “Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.” Esta es la razón por la cual Dios no quería que su pueblo escogido se mezcle con los demás pueblos de la tierra. El punto es este: Cuando alguien que es escogido de Dios y sirve a Dios se casa con alguien que no conoce a Dios y que no sirve a Dios, lo más probable que acontezca es que el escogido de Dios sea arrastrado a adorar y servir a dioses ajenos. ¿Ve Usted el punto? La misma idea se encuentra en el Nuevo Testamento. Mire lo que dice 2 Corintios 6:14 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente.” El apóstol Pablo mira a la unión de un creyente con un incrédulo, como un yugo desigual. No sé si Usted habrá visto arar con bueyes. Bueno, habrá notado que los bueyes deben ser de igual tamaño para que puedan estar bajo el yugo y puedan hacer su trabajo. No se puede poner bajo el mismo yugo a un buey adulto y a un ternero recién nacido. Esa es la ilustración que Pablo usa para decir que un creyente no debe unirse en matrimonio con un incrédulo, porque será tan absurdo como intentar poner un buey y un ternero bajo un mismo yugo. Para clarificar más el asunto, Pablo hace varias preguntas retóricas ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? Ninguno. El creyente es justicia, el incrédulo es injusticia. La justicia no puede unirse con la injusticia. ¿Qué comunión la luz con las tinieblas? Ninguna. La luz y las tinieblas se excluyen mutuamente. Donde hay luz no puede haber tinieblas y donde hay tinieblas no puede haber luz. Un creyente es luz, un incrédulo es tinieblas, no pueden tener comunión entre ellos. ¿Qué concordia Cristo con Belial? Ninguna. Cristo es el perfecto, puro y santo Hijo de Dios. Belial es un nombre antiguo para Satanás y encierra la esencia misma de maldad e impiedad. El creyente está revestido de Cristo. El incrédulo está revestido de Belial. Entre los dos no puede haber ningún acuerdo. ¿Qué parte el creyente con el incrédulo? Ninguna. ¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Ninguno. El creyente es templo de Dios. El incrédulo es templo de los ídolos. No puede jamás haber ningún acuerdo entre alguien que es el templo de Dios y alguien que es el templo de los ídolos. Queda claro por tanto que un creyente no debe unirse en matrimonio con un incrédulo. Pero Satanás es muy astuto. Satanás sabe que logrando que un creyente se una en matrimonio con un incrédulo, inutilizará a ese creyente y por eso mete en la cabeza de los creyentes pensamientos muy extraños. Como ese, según el cual Dios no quiere que sea feliz y por eso no quiere que me case con un incrédulo. O como ese otro, según el cual, si me caso con un incrédulo, algún día lograré guiarlo a los pies del Señor. Pensamientos así son una vil mentira de Satanás. No se deje engañar por Satanás amigo oyente. No piense jamás que Dios va a bendecir la unión matrimonial de un creyente con un incrédulo, porque de antemano, Dios ha dicho que un creyente no debe unirse en yugo desigual con un incrédulo.

  • ¿Es correcto que los creyentes vistan de luto cuando muere otro creyente?

    La muerte de un creyente difiere de la muerte de un incrédulo en el sentido que el creyente pasa a disfrutar de sus bienes venideros mientras que el incrédulo pasa a recibir su eterna condenación. Así que, aunque la muerte de un creyente es motivo de profundo dolor para sus allegados, sin embargo, ese dolor se mitiga por la esperanza que tenemos de volver a ver, algún día, al creyente que ha partido a la eternidad. 1 Tesalonicenses 4:13 dice: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” Cuando muere un ser querido siendo creyente, estará presente la tristeza por la separación temporal, pero esa tristeza no debe ser de tal magnitud como si se hubiera muerto algún incrédulo, porque los creyentes tenemos esperanza de resurrección y de un encuentro glorioso con el creyente que ha muerto. Este hecho debe evidenciarse de alguna manera en los creyentes que quedan vivos. Por eso es que muchos creyentes rehúsan vestir duelo. Otros visten duelo pero por un tiempo relativamente corto. La Biblia no es dogmática en este asunto y por tanto el creyente está en libertad de adoptar su propia postura sobre este asunto.

  • En Isaías capítulo 65 se habla de nuevos cielos y nueva tierra, ¿pueden explicarme con mayor detalle?

    En Isaías capítulo 65 se habla de nuevos cielos y nueva tierra. La gente construirá sus casas y habitará en ellas. Dice también que la gente tendrá descendientes. Pero según Mateo 22:30 Jesús dijo que los que resuciten de los muertos no se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. ¿Por qué entonces en Isaías dice que la gente que viva en esos nuevos cielos y nueva tierra tendrán descendientes?

    Gracias por su consulta querido amigo. Vamos a dar lectura al pasaje bíblico al cual Usted hace referencia en el libro de Isaías. Se encuentra en el capítulo 65 versículos 17 a 25 donde dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.” En este pasaje bíblico cargado de significado, encontramos fusionados dos reinos que Dios ha prometido a su pueblo escogido Israel. El primero que es mencionado se refiere a un reino eterno en los nuevos cielos y la nueva tierra que Dios va a crear. Sobre este reino tratan pasajes como Isaías 61:6 donde dice: “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá” Esto se refiere al reino de Israel en los nuevos cielos y en la nueva tierra. Será un reino para siempre, eterno. No se dan muchos detalles sobre este reino en el libro de Isaías. Es necesaria la profecía del Nuevo Testamento para saber como será este reino. Aparece en Apocalipsis 21:1-8 donde dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Este es el estado eterno, prometido a Israel y ciertamente también a todos los que hemos confiado en Cristo como Salvador. Los súbditos de este reino serán los ángeles de Dios y todos los salvos resucitados, y por tanto, con cuerpos glorificados. En este reino los súbditos no tendrán descendientes, según lo que enseña la palabra de Dios en Mateo 22:30 donde dice: “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.” Esto es lo que podemos decir acerca del aspecto eterno del reino que Dios ha prometido a Israel. Pero en segundo lugar, en el pasaje de Isaías 65, existe también un aspecto temporal del reino que Dios ha prometido a Israel. Este reino es conocido como el reino milenial. Dura mil años y tendrá lugar en la tierra actual, no en los cielos nuevos y la tierra nueva, los cuales serán creados por Dios. Es a este aspecto temporal del reino, al cual se refiere Isaías, a partir del versículo 18 del capítulo 65, hasta el final del libro. Pasaje que ya fue leído al iniciar la respuesta de esta consulta. Varias cosas dignas de mencionar aparecen en este pasaje. Será un reino caracterizado por el gozo y la alegría. Nunca más se oirá en el reino voz de lloro, ni voz de clamor. Será un reino donde habrá longevidad. Esto significa que las enfermedades serán cosa del pasado. No habrá allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla. Será un reino donde la muerte estará reservada como medida de disciplina para el pecador. El pecador de cien años será maldito dice el texto. Será un reino donde habrá absoluta prosperidad. La gente edificará sus casas y morará en ellas sin temor de cualquier desgracia. La gente plantará sus viñas y habrá fruto abundante. La gente disfrutará de todo lo que haga con sus manos. Nadie trabajará en vano. Será un reino donde no habrá guerra ni violencia ni corrupción, ni injusticia. Dice el pasaje leído que no edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma. Será un reino de gente bendecida. Dice el texto que nadie dará a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. En esto Usted notará que en este reino, el reino milenial, la gente se casará y tendrá sus hijos. Esto no es de sorprender porque los que entren al reino milenial serán seres humanos de carne y hueso. Estos seres humanos serán creyentes. Serán los creyentes, tanto de Israel como gentiles, que quedaron vivos hasta el final de la tribulación y presenciaron la segunda venida de Cristo. Estos creyentes tendrán la naturaleza pecaminosa como todo creyente en este mundo, por tanto sus hijos vendrán al mundo separados de Dios, así como vinimos todos al mundo, y si quieren ser salvos tendrán que recibir a Cristo como Salvador. La tierra comenzará a repoblarse porque durante la tribulación morirán miles de millones de personas. Será también un reino donde habrá total comunión con Dios. Dice el texto leído que Dios responderá a los suyos antes que oren y mientras estén orando ya recibirán respuesta a sus oraciones. Será un reino en el cual la naturaleza será transformada. No habrá hostilidad del reino animal en ningún sentido. El lobo y el cordero serán apacentados juntos y el león comerá paja como buey, y el polvo será alimento de la serpiente. En ese reino no habrá depredadores. Los animales que hoy son carnívoros se transformarán en herbívoros. No afligirán, ni harán mal en toda la creación de Dios. Así que amable oyente. En el reino eterno no habrá nadie casándose ni dándose en casamiento. Pero en el reino temporal, el reino milenial, habrá seres humanos casándose y dándose en casamiento y por tanto habrá descendientes.

  • ¿Cómo murió Judas Iscariote?

    Mateo 27:5 dice que Judas Iscariote murió ahorcado, pero Hechos 1:18 dice que Judas Iscariote murió al caerse de cabeza y reventarse por la mitad. ¿Cómo mismo murió?

    Para responder esta consulta es necesario reconocer que varios eventos se relatan más de una vez en la Biblia y cada relato contribuye con detalles para tener un cuadro completo de lo que sucedió. Esto acontece justamente con la manera como murió Judas Iscariote. Veamos qué es lo que tenemos en el relato de Mateo. Leo Mateo 27:5 donde dice: “Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó” Según este relato, Judas Iscariote murió ahorcado. Pero ahora leamos el mismo evento relatado en Hechos 1:18 donde dice: “Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron” Según este relato, Judas Iscariote murió al caerse de cabeza y reventarse por la mitad al punto que todas sus entrañas se derramaron. Aquí tenemos los dos relatos de un mismo evento. ¿Son contradictorios? De ninguna manera. Lejos de ser contradictorios son complementarios. Uno de los relatos provee de ciertos detalles y el otro los completa. Nuestra función como intérpretes de la Biblia es integrar estos dos relatos. En este caso perfectamente podemos decir que Judas Iscariote decidió suicidarse colgándose de algún lado. De dónde exactamente queda para su imaginación. Quizá fue la rama de un árbol o de alguna viga. En todo caso, algo debió haber pasado mientras estaba colgado. A lo mejor se rompió la rama si se colgó de un árbol o tal vez se rompió la cuerda, y como resultado se cayó de cabeza contra el suelo y se partió por la mitad y se le salieron las entrañas. ¿Estaba ya muerto cuando se dio contra el suelo? O se murió del golpe. Podría ser lo uno o lo otro, o ambos. En todo caso, murió ahorcado y reventado. Vistas así las cosas no existe contradicción alguna.

  • Estoy tan lastimada emocionalmente y espiritualmente que me parece que esas heridas nunca van a sanar. ¿Puede ayudarme de alguna manera?

    Nos escribe una amiga Dice así: Soy creyente y estoy atravesando por una situación de mucho dolor a causa de una mala decisión que tomé hace poco. Mi corazón se ha hecho pedazos. Estoy tan lastimada emocionalmente y espiritualmente que me parece que esas heridas nunca van a sanar. ¿Puede ayudarme de alguna manera?

    Con mucho gusto amiga. La ayuda que vamos a proponer parte de los principios que se hallan en las Sagradas Escrituras. Usted dice en su carta que ha tomado una mala decisión en el pasado. Seguramente cometió algún pecado, a pesar que sabía que no lo debía hacer. Recuerde lo que dice Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.” No tiene sentido esconder los pecados cometidos, amiga oyente. El que encubre sus pecados no prosperará dice el texto. Después de cometer pecado con Betsabé, David encubrió su pecado por varios meses, quizá inclusive años. En estas condiciones, su vida fue un desastre total. Ponga atención a lo que estaba pasando con David mientras tenía pecado oculto en su vida. Salmo 32:3-4 dice: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano” Mientras David guardó su pecado, estaba padeciendo físicamente, emocionalmente y espiritualmente. Su cuerpo se iba consumiendo. Su alma no pensaba en otra cosa sino en derramar lágrimas todo el día. Su espíritu estaba en mortal angustia. Era como si la mano de Dios le estuviera aplastando. Lo que antes de caer en el pecado era un verde y fértil campo se había convertido en un árido desierto en pleno verano. Así es como se sentía David. Pero llegó un momento cuando David fue confrontado con su pecado y se vio obligado a confesarlo. Esto trajo el alivio que tanto necesitaba. Salmo 32:5 dice: “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” Ahora David sabía que el dolor en su cuerpo, la angustia en su alma y la desolación de su espíritu era la forma de Dios para conducirle al punto de reconocer su pecado, confesarlo y apartarse del mismo. Cuando confesó su pecado David fue perdonado por la misericordia de Dios y esto trajo alivio a su cuerpo, a su alma y a su espíritu. ¿No será que Dios está haciendo lo mismo con Usted, amiga oyente? ¿No será que el dolor, la angustia y la soledad que Usted está experimentando es la mano de Dios sobre su vida para llevarle al punto de confesión de su pecado? Si todavía no lo ha hecho, yo le invito a que lo haga este mismo instante. No espere más. Se está haciendo tremendo daño a Usted misma al encubrir su pecado. No se justifique de ninguna manera. Simplemente hable con Dios y dígale con sus propios labios lo que hizo mal. Como consecuencia Dios le perdonará como lo hizo con David. Usted entonces habrá hallado misericordia según lo que leímos en Proverbios 28:13. La etapa de disciplina de Dios al pecador es realmente dolorosa, pero tiene un buen final. Tiene un buen propósito. Quisiera que ponga atención a lo que dice Hebreos 12:11 donde dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” La disciplina tiene un presente que está caracterizado por la tristeza, no por el gozo. Pero la disciplina tiene también un futuro. El futuro de la disciplina está caracterizado por fruto apacible de justicia. Esto es lo que persigue la disciplina de Dios. Pero es posible que Usted ya haya confesado su pecado y aún así se siente terriblemente mal. Si ese es el caso, su problema puede estar asociado con un sentimiento de culpa por el pecado que cometió. La manera de salir de este abismo de culpabilidad es por medio de la fe. Fe en lo que dice la palabra de Dios. Note lo que dice 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” Si Usted, amiga oyente, ya ha confesado a Dios su pecado con absoluta sinceridad y transparencia, entonces, como resultado, Dios ha perdonado ya su pecado. Pero no solamente eso. El texto leído dice además que Dios le ha limpiado de toda maldad. Usted ha sido lavada de cualquier cosa que haya hecho. Esa es la promesa de la palabra de Dios. Qué grandioso es lo que dice Isaías 1:18: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” Esta es la palabra de Dios para los que por medio de la confesión de pecado se han puesto a cuentas con Dios. Así que, mi amiga, asumiendo que Usted se ha puesto a cuentas con Dios en cuanto al pecado que cometió, entonces su maldad, siendo como la grana, como la nieve ya ha sido emblanquecida. Siendo roja como el carmesí, ha llegado a ser como blanca lana. Usted tiene que aceptar esta palabra por fe mi amiga. Cada vez que en su vida surjan esos pensamientos de sentirse sucia por lo que hizo, o de sentirse culpable por lo que hizo, o de sentirse como con una herida abierta por lo que hizo, Usted tiene que reconocer que eso que está sintiendo no viene de Dios, porque Dios ya ha dicho que Usted ha sido lavada de su pecado. Si esto no viene de Dios entonces debe venir de Usted mismo o del enemigo de nuestras almas. Confronte estos malos pensamientos con la palabra de Dios. Observe lo que dice Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Cuando esté tentada a lamerse las heridas causadas por lo que hizo, no ceda a esa tentación. Piense más bien en lo que es verdadero, en algo que es honesto, en algo justo, en lo puro, en lo amable, en lo que es de buen nombre, en lo que tiene virtud, en lo que es digno de alabanza. Quizá Usted podría orar, o podría cantar, o podría leer la palabra de Dios o un buen libro. Ocupe la mente en cosas así. Le garantizo que poco a poco irá dejando atrás esos sentimientos tan terribles de culpabilidad. Le recomiendo también que procure rodearse de personas que necesiten de Usted, como una manera de ocupar su mente en ayudar a esas personas. Mientras menos piense en Usted misma y más piense en los demás, más pronto superará esa crisis de sentirse culpable. No olvide que Dios está en Usted, con Usted y por Usted. Que la gracia de Dios le ayude a superar su situación.

  • ¿Cómo puedo hacer para mejorar mi tiempo de devociones con Dios?

    Crecí en un hogar cristiano y gracias a Dios comprendo y discierno las cosas espirituales, y lo digo sin jactarme; por esa razón es que me cuesta entenderme a mi misma. ¿Por qué no puedo serle fiel en mi devocional? No es que no tenga tiempo o que no pueda despertarme temprano para orar, es que no tengo ganas de hacerlo!! Eso me causa mucha tristeza porque yo le amo a Él y me duele estar lejos de Él y me duele no ser capaz de auto disciplinarme. No sé porque no lo logro!! He pensado en tantas razones por las que puedo estar comportándome de esta manera. Le pido perdón, lo intento otra vez, pero fallo de vuelta. Cuando recapacito, con dolor termino llorando en su presencia, pero cada vez son mas pocas las veces en que termino así. No hay nada en mi vida que me inquiete tanto como esto!! Necesito su consejo.

    Gracias por comunicarse con nosotros para pedirnos consejo sobre la situación que está viviendo. En primer lugar quiero felicitarle por ser sensible a la falta de constancia en su vida devocional. La mayoría de jóvenes y también adultos, tienen una ausencia total de vida devocional, y los que tiene algo de vida devocional, son muy inconstantes, pero eso no les preocupa en absoluto. Siguen su vida como si todo estuviera bien. Tan contrario a su caso, cuando dice que no hay nada en su vida que le inquiete tanto como esto. Gracias también por su franqueza, al no justificar su falta de constancia en su vida devocional diciendo que no tiene tiempo o que está muy cansada como para levantarse temprano a la mañana. Usted ha dicho que simplemente no tiene ganas de hacerlo. Es obvio que usted es una hija de Dios por cuanto el Espíritu Santo está trabajando en Usted haciéndole sentir triste por su falta de fidelidad en su vida devocional. Usted dice que cuando toma conciencia de su falta de constancia en su vida devocional se arrepiente con lágrimas, pide perdón a Dios, pero, me imagino después de poco tiempo vuelve a caer en el mismo error. A usted le gustaría ser muy constante, o muy fiel en cumplir con su tiempo devocional. Para esto, nuestro consejo es que Usted primeramente examine su vida en el orden espiritual. ¿Hay algún pecado que solamente Usted y Dios saben que Usted está cometiendo? El pecado no confesado es un gran obstáculo para que los creyentes se sientan inclinados a buscar a Dios en su palabra y la oración. En el plano espiritual se cumple este axioma: La Biblia te alejará del pecado o el pecado te alejará de la Biblia. Si al examinar su vida detecta algún pecado, cualquiera que sea, confiésele al Señor y en respuesta, el Señor perdonará su pecado y le limpiará de toda maldad, conforme a lo que dice 1 Juan 1:9. En segundo lugar, le aconsejo que se esfuerce por conocer más a la persona y obra del Señor Jesucristo. Cuando más se conoce a una persona, más se ama a esa persona y más tiempo se quiere pasar con esa persona. Esto es lo que Usted necesita hacer con la persona del Señor Jesucristo. Tome uno de los Evangelios y comience a examinar los hechos desde su nacimiento, su ministerio público, su enseñanza, su pasión, su muerte, su resurrección y su ascensión a la gloria de su Padre. La idea es que Usted se sienta atraída por Él, por lo mucho que le ama, al punto que se ofreció a sí mismo para morir por Usted en la cruz del Calvario. ¿Podrá haber mayor amor que este? Tome conciencia de lo mucho que Él le ama y en consecuencia enamórese de él. Usted comenzará a notar en Usted un deseo por estar más en comunión con Él a través de la Biblia y la oración. En tercer lugar, comience a servir al Señor Jesucristo de corazón, en cualquier actividad que se presente. Al poner su corazón en el servicio al Señor, sus afectos y emociones se inclinarán hacia el Señor, porque la Biblia dice que donde está nuestro tesoro allí estará también nuestro corazón. En cuarto lugar, le aconsejo que planifique con anticipación lo que va a hacer durante su tiempo devocional. Tal vez sea necesario que se provea de un cuaderno y asigne una hoja para cada día del año y a la par busque un calendario de lecturas bíblicas para todo el año. Cada día entonces, lea lo que le corresponde para ese día y escriba en su cuaderno un breve resumen de lo que ha leído. Además es necesario que se haga un calendario semanal o mensual de oración. Ore por diferentes asuntos cada día conforme a su calendario personal de oración. Una vez que Dios conteste algo por lo que está orando, anótelo como una oración contestada y reemplace ese pedido por algún otro. Además de dar orden a su tiempo devocional, esto le traerá un mayor vigor y dinamismo a su tiempo devocional, evitando la rutina que es un gran enemigo para la vida devocional. En quinto lugar, me gustaría recomendarle que busque a una persona madura espiritualmente, a quien Usted pueda rendir cuentas en cuanto a su fidelidad o constancia en su vida devocional. Pida a esta persona que diariamente o semanalmente revise el cuaderno donde Usted ha escrito el resumen de lo que ha leído diariamente. Debe estar dispuesta a dar las explicaciones que fueren del caso sobre los días que por alguna razón no pudo hacer su tiempo devocional. Esto no tiene el propósito de transformarse en legalismo sino simplemente es un estímulo para que le ayude a ser constante en su vida devocional. Finalmente me gustaría sugerir que se una a algún grupo de hermanos que entre otras cosas tengan como meta el hacer un devocional diariamente, de modo que entre todos puedan animarse a ser fieles en la vida devocional por medio de llamarse telefónicamente o personalmente para compartir lo que cada uno ha aprendido de su tiempo devocional determinado día. Espero amiga oyente que estas ideas le ayuden a ser más fiel y constante en su vida devocional.

  • Los Nicolaítas, ¿Quiénes son? ¿Qué creen?

    La palabra Nicolaítas aparece únicamente dos veces en la Biblia, ambas en el libro de Apocalipsis. La primera vez aparece en Apocalipsis 2:6 donde dice: Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
    Esto es parte del mensaje a la iglesia de Efeso. Los creyentes de esta iglesia rechazaron frontalmente las obras de los nicolaítas, obras que también rechaza el Señor Jesucristo. La segunda vez aparece en Apocalipsis 2:15 donde dice: Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
    Esto es parte del mensaje a la iglesia de Pérgamo. Lo que en la iglesia de Efeso eran las obras de los nicolaítas, en la iglesia de Pérgamo degeneró a la doctrina de los nicolaítas. El Señor Jesucristo aborrece tanto las obras como la doctrina de los nicolaítas. Pero ¿quienes eran los nicolaítas? Eran personas seguidoras de un líder llamado Nicolás, nombre que significa: él que se enseñorea sobre el pueblo. La Biblia no revela nada sobre la identidad de este personaje. Uno de los siete discípulos que fueron escogidos por la iglesia de Jerusalén para servir a las mesas, se llamaba Nicolás, según Hechos 6:5. Como dato curioso, Ireneo uno de los padres de la iglesia, decía que este Nicolás fue un falso creyente que después se convirtió en apóstata y aprovechando su fama arrastró tras sí a un buen número de creyentes hacia la falsa doctrina. No existe forma de verificar esta información. En cuanto a las obras y la doctrina de los nicolaítas, tiene relación con lo que Apocalipsis 2:14 llama la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. De aquí parte la noción de que la doctrina de los nicolaítas impulsaba el libertinaje sexual entre los creyentes. Clemente de Alejandría, otro de los padres de la iglesia, decía lo siguiente sobre los nicolaítas: Se abandonan como animales al placer y a una vida de auto indulgencia. Era una perversión de la gracia reemplazando la libertad por el libertinaje. Por el hecho que Nicolás significa: el que se enseñorea sobre el pueblo, algunos intérpretes piensan que uno de los errores doctrinales de los nicolaítas era considerarse como una casta especial que tenía dominio sobre la congregación en las iglesias locales. El típico clero que se enseñorea sobre los laicos, o el pueblo común. La Biblia no reconoce la distinción entre clero y laicos.

  • ¿Puedo obligar a mi hijo a ir a la iglesia?

    Tengo un hijo de 18 años quien no es creyente. Hasta hace poco me acompañaba a los cultos de la iglesia, pero últimamente ya no quiere venir conmigo a los cultos de la iglesia. ¿Debo obligarle a que me acompañe?

    El mandato a congregarse es para los creyentes, amiga , no para los incrédulos. Es bueno que los incrédulos asistan a los cultos de la iglesia, porque así podrán escuchar las buenas nuevas de salvación en Cristo, pero nadie debería obligarlos a hacerlo. Recuerde que en las cosas espirituales nada se debe hacer por obligación sino por voluntad propia. Así como a Usted jamás se le ocurriría obligar a su hijo a que reciba a Cristo como Salvador, tampoco debería obligarle a asistir a las reuniones de la iglesia. Si llega a hacerlo, es posible que su hijo vaya a los cultos de la iglesia, pero de mala gana. Estará sentado allí, pero su mente estará quien sabe dónde y peor todavía, es posible que dentro de él se esté formando una raíz de amargura en contra suya. Yo entiendo muy bien que Usted como madre querrá no solo ver a su hijo en las reuniones de la iglesia, sino verlo salvo, pero Usted no puede obligarle a eso. Recuerde que la salvación es un asunto privado entre Dios y su hijo. Usted podrá enseñar a su hijo el camino a la salvación, Usted podrá orar a Dios para que su hijo encuentre la salvación, pero solo hasta allí puede llegar. Usted no puede tomar decisión por su hijo y tampoco puede obligar a que su hijo reciba a Cristo como Salvador. Yo le recomiendo que invite a su hijo a las reuniones de la iglesia y si él de buena gana acepta la invitación, en buena hora, caso contrario, no lo obligue. Dígale que Usted va a estar orando para que el Señor le cambie el corazón, y hágalo. Ore. Clame a Dios en oración por la salvación de su hijo. Tenga paciencia. No se desespere. No se desanime. No piense que ya no hay esperanza para su hijo. Recuerde que mientras haya vida, está vigente la oferta de salvación para el incrédulo. Me gustaría también sugerirle que Usted tenga un buen testimonio delante de su hijo. De nada serviría que Usted viva como incrédula entre semana y el domingo a la mañana se ponga el vestido de creyente para ir a la iglesia y encima de eso obligando a su hijo a que le acompañe. Quiera Dios que algo así no esté pasando. Usted debe ser una mujer de Dios. Invierta tiempo en la palabra de Dios, ore con frecuencia, varias veces al día y ponga en práctica lo que sabe de la Biblia. Su hijo estará muy pendiente de su manera de vivir y si esa manera de vivir es buena, es muy probable que su hijo reciba a Cristo como Salvador y con gusto, por voluntad propia desee asistir a los cultos de la iglesia.

  • ¿Puede un pastor que ha cometido adulterio y se ha alejado de los caminos del Señor por un buen tiempo, volver a ejercer el pastorado una vez que se ha arrepentido y ha pedido perdón por su pecado?

    ¿Puede un pastor que ha cometido adulterio y se ha alejado de los caminos del Señor por un buen tiempo, volver a ejercer el pastorado una vez que se ha arrepentido y ha pedido perdón por su pecado? En el caso de una respuesta negativa, ¿Habría alguna consecuencia si lo hace?

    Respetando posturas y prácticas que sobre este asunto de seguro existen en las iglesias, yo me limitaré a compartir con Usted lo que es mi convicción personal acerca del tema y lo que practicamos en la iglesia donde yo soy uno de los ancianos o pastores. El hecho es que el oficio de anciano, pastor u obispo, todos términos sinónimos, es un oficio que reviste mucha honra. Siendo así, la Biblia presenta los requisitos de carácter que deben cumplir los que anhelan llegar a ocupar este oficio. Ponga mucha atención a estos requisitos de carácter. Se encuentran en dos pasajes bíblicos. En 1 Timoteo 3:1-7 y en Tito 1:6-9. Permítame leer el primero de estos pasajes bíblicos. Dice así: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.” Allí lo tiene amable oyente. Estos son los requisitos de carácter de un pastor, obispo o anciano. Como Usted podrá notar, estos requisitos de carácter no tienen nada que ver con la capacidad económica del candidato, ni con su apariencia física, ni con su elocuencia, ni siquiera con su preparación académica, aunque es deseable que los pastores estén muy bien capacitados para servir al Señor. Pero Usted y yo conocemos personas que intelectualmente saben mucho de la Biblia pero su estilo de vida deja mucho que desear. Lo que Dios busca para pastores, obispos o ancianos, es hombres de carácter. De entre los requisitos, me gustaría que enfoquemos nuestra atención sobre dos que revisten extrema importancia para el asunto que estamos tratando. El uno es aquel que dice que los pastores deben ser maridos de una sola mujer. Esto no significa que un pastor debe necesariamente ser casado para ejercer el pastorado. A decir verdad, este requisito no tiene nada que ver con el estado civil de un pastor. La frase que se ha traducido como “marido de una sola mujer” es una frase que literalmente significa: varón de una mujer. El énfasis no está en el estado civil del que anhela pastorado sino en la pureza sexual del que anhela el pastorado. El pastor casado no puede jamás mezclarse ni sentimentalmente peor físicamente con otra mujer que no sea su esposa. Esto significa que cuando un pastor ha cometido adulterio, ha dejado automáticamente de cumplir con este requisito y por tanto está descalificado para seguir ejerciendo el pastorado. Usted quizá me dirá: Pero tal o cual pastor que cayó en adulterio ha reconocido su pecado, lo ha confesado, se ha quebrantado, se ha apartado del pecado, ha sido perdonado y todo lo demás. Pues eso es bueno porque aquel pastor habrá restaurado su comunión con Dios. Dios le habrá perdonado y le habrá limpiado de toda maldad como dice en su palabra. Pero nadie puede librar a este pastor de las consecuencias de su pecado de adulterio. Una de las muchas consecuencias es que ese pastor ha dejado de ser varón de una mujer y por tanto ha quedado descalificado para ejercer el pastorado. Una vez que ha confesado el pecado y ha sido restaurado, el pastor que cayó en adulterio, podrá tener algún tipo de ministerio en la iglesia, pero jamás como pastor, obispo o anciano. Todo esto lo digo con temor y temblor porque yo también soy humano sujeto a todo tipo de tentaciones en todos los órdenes de la vida. “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” dice la palabra de Dios en 1 Corintios 10:12. Los ancianos o pastores tenemos una sola bala en el revólver. El momento que la disparamos, se acabó todo, nos quedamos sin municiones. El otro requisito para ser pastor, obispo o anciano, que me gustaría tomar en cuenta es aquel que dice que es necesario que los pastores tengan buen testimonio de los de afuera. La noticia que un pastor ha caído en adulterio se esparce a los cuatro vientos. Eso es inevitable. Lo sabrán todos en la iglesia. Lo sabrán muchos que no son de la iglesia. El testimonio de aquel pastor quedará en los suelos. Pero si más tarde ese pastor que cayó en adulterio, lo cual fue evidente para propios y extraños, sigue pastoreando en la iglesia. ¿Qué va a pensar la gente de afuera? La gente de afuera no sabe que ese pastor ha confesado, ha derramado lágrimas, se ha restaurado y ha sido perdonado. Por tanto, lo que dirán es: Miren a los evangelistas, para ellos no ha habido problema con que un pastor cometa adulterio, porque sigue siendo pastor. Esto acarreará terrible problema a la iglesia. Un pastor debe tener buen testimonio tanto dentro de la iglesia como fuera de la iglesia. Por estas consideraciones, es mi convicción personal y así es como lo entendemos en la iglesia donde sirvo, que si un anciano o pastor comete adulterio está descalificado para seguir manteniendo ese oficio, no importa si se ha arrepentido y ha sido perdonado. ¿Qué consecuencias habrá cuando un pastor que cometió adulterio sigue siendo pastor una vez que se ha arrepentido y apartado del pecado? Bueno, yo no sé. Dios lo sabe, y el se encargará de eso. Lo que sí sé es que Dios es celoso de la santidad en la iglesia.