¿Cómo podemos ser de bendición a las personas?

Bueno, la Biblia enseña que los creyentes hemos sido bendecidos de Dios. Efesios 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Como benditos de Dios estamos en capacidad de ser de bendición para otros. Podemos pensar en varias maneras que los creyentes podemos ser de bendición para otros. Primero, compartiendo la palabra de Dios con otros. Esto tendría dos enfoques diferentes. Si los otros son incrédulos debemos compartir con ellos el mensaje del evangelio, o las buenas nuevas de salvación. Esto es parte de lo que se llama la gran comisión. Mateo 28:19-20 dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.” No olvidemos jamás que para que una persona sea salva es necesario que primero oiga y entienda bien el mensaje del evangelio. Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Qué maravilloso es ser de bendición para otros al anunciarles el mensaje del evangelio. Si los otros ya son creyentes, también podemos ser de bendición para ellos al compartir con ellos algún pensamiento de la palabra de Dios. Puede ser que Dios habló a su corazón por medio de su palabra, a través de un mensaje que escuchó en la iglesia o en la radio o en la televisión, no sea egoísta disfrutándolo solamente Usted, compártalo con otros creyentes para que ellos también disfruten lo que Dios le ha dado. Podemos ser de bendición para otros al compartir con ellos la palabra de Dios. Segundo, podemos ser de bendición para otros al compartir con otros nuestro testimonio, o nuestra conducta, o nuestra forma de ser. La palabra de Dios dice que los creyentes somos nuevas criaturas. 2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Como nuevas criaturas que somos, los creyentes debemos dejar atrás los hábitos o conducta que fueron propios de nuestro estilo de vida antigua, antes de recibir a Cristo, y debemos incorporar los hábitos que son propios de los hijos de Dios. El mundo debe ver en nosotros un estilo de vida diferente al del mundo. Este estilo de vida diferente es una bendición para otros, quizá principalmente para los incrédulos. Una vez un creyente fue agredido salvajemente de palabra y obra, por otra persona, sin que mediara motivo alguno. La gente que presenció la agresión, esperaba que ese creyente responda a la agresión agrediendo también de palabra y obra, pero ese creyente simplemente dijo algo como: Que el Señor te pague conforme a tus hechos, tal cual como el apóstol Pablo dijo acerca de Alejandro el calderero, quien le había causado muchos males. Esta conducta de este creyente fue tan impactante para algunos que estuvieron presentes en el incidente, que cuando se calmaron los ánimos, estaban vivamente interesados en saber por qué ese creyente actuó de esa manera. Esa fue la puerta que se abrió para que ese creyente comparta con ellos el evangelio. El estilo de vida, o la conducta de un creyente puede ser de bendición para otros, o puede ser de tropiezo para otros. Tercero, los creyentes podemos ser de bendición para otros cuando compartimos con ellos los bienes materiales que Dios ha puesto a nuestra disposición. 1 Juan 3:17-18 dice: “Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” Jesús dijo que a los pobres siempre los tendremos entre nosotros. Oportunidades para ayudar a los necesitados nunca van a faltar. Una manera de ser bendición para otros es por medio de satisfacer esas necesidades en la medida que tengamos los medios para hacerlo. Cuarto, podemos ser de bendición para otros, orando por ellos al Señor. La oración es el músculo que mueve el brazo de Dios. Por medio de la oración podemos estar siendo de bendición a tanta gente en tantas partes del mundo. Son quizá las maneras más evidentes de ser bendición para otros.