Estoy solo, necesito prosperar, quiero que me den una orientación

Soy pobre, tímido, sin suerte, vivo triste porque no valgo nada, no tengo novia, ni casa. Sólo Dios me protege. No sé qué hacer porque no tengo empleo. Estoy solo. Necesito prosperar. Quiero que me den alguna orientación amigos cristianos.

Por la información que nos ha proporcionado en su carta, nos es difícil saber si ha recibido alguna vez a Cristo como su Salvador personal. Por este motivo, permítame informarle que lo que hoy está experimentando en vida en este mundo es nada en comparación a lo que le espera una vez que salga de este mundo, si persiste en rechazar a Cristo como su Salvador, por supuesto. Sin Cristo en su corazón, no sólo es pobre materialmente sino que está muerto espiritualmente. Para tener vida espiritual o resucitar espiritualmente necesita recibir a Cristo como su Salvador. Cuando dé este paso, llegará a ser un hijo de Dios, o llegará a tener vida eterna, o pasará a estar vivo espiritualmente. 1 Juan 5:11-12 dice: “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” Para tener al Hijo de Dios en su vida, solamente necesita reconocer que es un pecador y que está condenado a muerte por su pecado. Luego necesita reconocer que Cristo murió en la cruz en el lugar suyo y que después de ser sepultado resucitó al tercer día para ofrecerle la vida eterna. Por fe aprópiese de esta verdad e invite a Cristo a su vida como su Salvador. Por lo que dice la palabra de Dios en Juan 6:47, inmediatamente tendrá vida eterna o dicho en otras palabras, llegará a ser un hijo de Dios. Ponga atención a lo que dice este texto: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” Habiendo tocado este asunto que es fundamental y asumiendo que ha recibido a Cristo como Salvador, quisiera indicarle amable oyente que está atravesando por una profunda crisis de auto compasión. Cuando dice que es pobre, tímido, sin valor, hasta sin suerte, como si para un creyente existiera la suerte, lo único que está haciendo es compadeciéndose de Usted mismo y en el fondo, buscando algún culpable de la situación que está viviendo. Con amor y respeto, le exhorto a cambiar su manera de pensar, porque de otro modo está contradiciendo lo que afirma la palabra de Dios, cuando, por ejemplo, en Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” La palabra de Dios dice que Usted es hechura de Dios. Esto significa una obra maestra de Dios. Quizá se mira a Usted mismo y llega a la conclusión que no vale nada, pero Dios dice que es una obra maestra, y cuando contradice a Dios, está pecando. ¿Quiénes nos creemos que somos para contradecir a Dios? Hay varios otros pasajes bíblicos que muestran que para Dios somos de valor inestimable, pero por las limitaciones impuestas por el tiempo, no es posible analizarlos. Pero hay un texto que me encantaría citarlo para que se dé cuenta de cuán valioso es a los ojos de Dios. Se encuentra en 1 Pedro 1:18-19 donde dice: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” Debemos ser de mucho valor para Dios, si él pagó un precio tan elevado para comprarnos. De manera que, amigo oyente, el pensar que no vale nada, que es un desdichado y toda clase similar de pensamientos que manifiestan su auto compasión, son pensamientos pecaminosos que deben ser confesados a Dios como pecado y abandonados inmediatamente. Seguidamente, me gustaría referirme a su comentario acerca de la pobreza. Podríamos decir que la pobreza tiene dos posibles fuentes de origen. Una posibilidad es que se trate de una consecuencia de algún pecado. Por ejemplo, Proverbios 28:19 dice: “El que labra su tierra se saciará de pan; mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza.” La otra posibilidad es que Dios quiere enseñarnos algo importante y usa la pobreza como un medio para hacerlo. Siendo que Usted manifiesta estar atravesando por un estado de máxima pobreza, le sugiero que investigue su vida para identificar algún pecado no confesado. A lo mejor no sea un pecado visible, por usar el término, como robar o matar o adulterar, etc. Pero qué tal el pecado de orgullo o pereza, o falta de confianza en Dios, o a lo mejor, la avaricia. Recuerde que la avaricia no es un mal exclusivo de los ricos. Los pobres la padecen por igual. Avaricia es el excesivo amor a los bienes materiales, de modo que un pobre perfectamente puede ser más avaro que un rico. Si hay pecado en su vida, cualquiera que sea, no dude que una de las posibles consecuencias es la pobreza. Con esto no estoy afirmando que todos los pobres son pecadores ni que todos los pecadores son pobres Tanto Usted como yo sabemos que hay santos pero que son pobres, como hay gente muy malvada pero rodeada de riqueza. Dios es soberano en esto. Lo cual nos lleva a la segunda fuente posible de pobreza. A veces Dios usa la pobreza para acercarnos a él. En este caso, la pobreza no es una consecuencia de pecado sino un mecanismo diseñado por Dios para acercarnos más a él. Un caso típico de esta situación fue Job. Dios le condujo a un estado de pobreza total. No le quedó nada de los bienes materiales que tenía, con el agravante que inclusive murieron todos sus hijos y hasta perdió la salud. No era que Job estaba en pecado y que por tanto estaba sufriendo las consecuencias de ello. El primer versículo de su libro declara que este hombre era perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. A pesar de eso, allí lo tenemos, pobre en extremo y sobre eso, muy enfermo. Pero al final de su libro, Job declara el propósito de todo lo que tuvo que soportar. Job 42:1-6 dice: “Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.” Job reconoció que por medio de su difícil prueba, que incluía la pobreza extrema, Dios le enseñó cosas maravillosas. Así que, amigo oyente, analice por Usted mismo su propia vida para determinar si el resultado de su pobreza es consecuencia de pecado o Dios le está enseñando cosas maravillosas por medio de la pobreza. Note que la pobreza nunca es consecuencia de la mala suerte. Olvídese de la suerte, no importa si es buena o mala. Para Dios no existe la suerte. Dios tiene un propósito para todo lo que hace. Nada de lo que Dios hace ocurre por accidente. Dios tiene un propósito para que Usted esté atravesando por mucha pobreza. Cuando aprenda lo que Dios quiere enseñar o cuando vea lo que Dios quiere mostrar, reconocerá que el propósito fue algo bueno para su vida. Finalmente, amigo oyente, no piense que Dios quiere hacerle sufrir manteniéndole pobre. Dios no es alguien que goza con nuestro sufrimiento. Si Dios permite sufrimiento en nuestra vida, es porque él sabe que de alguna manera eso es bueno para nosotros y para su plan soberano. Hebreos 12:11 dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” ¿Entonces el creyente debe conformarse con ser pobre toda la vida? Por supuesto que no. Cuando tenga claro el motivo para su pobreza y aprenda las lecciones que Dios quiere enseñarle, Dios mismo se encargará de sacarle de ese estado de pobreza, así como sucedió con Job. Nuevamente aquí, es necesario enfatizar que Dios no siempre hace rica a una persona que vive piadosamente. Sólo Dios sabe cuando y a quien enriquece y así mismo, sólo Dios sabe cuándo y a quien empobrece. Usted dice que está sin trabajo. Ojalá que su caso no sea como el caso de una persona de quien alguna vez escuché, quien cuando se quedó sin trabajo se quedaba en su casa sin hacer nada, esperando que Dios le mande una oferta de trabajo desde el cielo, y eso más, siempre y cuando sea al menos un cargo de gerente de algo. El apóstol Pablo exhortaba a los creyentes de Efeso a trabajar con sus manos en lo que es bueno, y ese es mi consejo final para Usted. Ocúpese en lo que venga a la mano. No considere ninguna ocupación como algo indigno de Usted, a no ser que se trate de algo expresamente prohibido en la palabra de Dios. Póngase la ropa de trabajo y trabaje en lo que haya. Si es fiel en eso, no hay duda que Dios mismo le pondrá en ocupaciones de mayor responsabilidad. Pero sobre todo, busque primero las cosas celestiales. Recuerde siempre lo que dice Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Ore como si todo dependiera de Dios y trabaje como si todo dependiera de Usted. Ese es el perfecto equilibrio.