Qué tal amiga, amigo oyente. Sea bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy. Prosiguiendo con la serie titulada: La Vida Auténticamente Cristiana, en esta ocasión, David Logacho nos mostrará que otra característica de este estilo de vida es el buen uso del tiempo.
¿Ama Usted la vida? Entonces no desperdicie el tiempo, porque de eso está hecha la vida.
Esta profunda reflexión se atribuye a Benjamin Franklin. Cuán importante es hacer buen uso del tiempo. Es otra de las características de la vida auténticamente cristiana.
El tiempo, según el diccionario, es la duración de las cosas sujetas a mudanza.
Interesante definición. El tiempo tiene sentido solamente para las cosas sujetas a mudanza.
La Biblia dice que para Padre no hay mudanza, ni sombra de variación. El tiempo no tiene ningún efecto en él. Dios vive en la esfera de lo eterno. El tiempo al lado de la eternidad es como una gota de agua al lado de un océano. Entonces, el tiempo es de Dios.
Esto parece reconocer David el salmista cuando en Salmo 31:15 dice lo siguiente: “En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores”
Siendo así, el tiempo que tenemos es un regalo que Dios nos hace.
Otro salmista, cuyo nombre era Etan, reconoce que Dios es soberano en el tiempo que nos da para vivir. Salmo 89:47-48 dice: “Recuerda cuán breve es mi tiempo; ¿Por qué habrás creado en vano a todo hijo de hombre? ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?”
Dios sabe cuánto tiempo asigna a cada ser humano. Este tiempo es breve comparado con lo que es la eternidad. Nadie puede adelantar su nacimiento ni su muerte. ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? Entonces el ser humano no es dueño del tiempo sino un mayordomo del tiempo. El tiempo es del Señor.
Como mayordomo del tiempo, el ser humano en general y el creyente en particular debe poner mucha atención en la manera como usa el tiempo. No olvide que el mayordomo siempre busca sacar el mejor provecho del recurso que está a su cuidado, para beneficio del dueño de ese recurso.
Para el ser humano, el tiempo comienza cuando nace y termina cuando muere. Ese tiempo es el recurso que Dios le ha dado para hacer su voluntad.
Eclesiastés 8:5 dice al respecto: “El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.”
El corazón del sabio discierne el tiempo, no sólo en el sentido de apreciar las particularidades de cada época, sino también en el sentido de aprovechar bien el tiempo. El tiempo es demasiado precioso como para desperdiciarlo impunemente.
Para aprovechar bien el tiempo es necesario planificar de antemano lo que se pretende hacer durante determinado período de tiempo. La planificación toma tiempo y esfuerzo y por eso es que muy pocos están dispuestos a planificar. Un antiguo proverbio dice: Uno tiene que invertir dinero para ganar dinero. De la misma manera, uno tiene que invertir tiempo para ganar tiempo.
Interesante, invertir tiempo para ganar tiempo. Eso se consigue con la planificación adecuada. Es a esto a lo que en parte se refiere Efesios 5:15-17 donde dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”
Si Usted no tiene la sana costumbre de planificar con anticipación sus actividades, el tiempo se le irá como la arena entre los dedos.
¿Cuáles son entonces los elementos más importantes que debería tomar en cuenta en la planificación de las actividades diarias?
Bueno, cada día tiene 24 horas. Nadie tiene más y nadie tiene menos. Durante esas 24 horas es necesario asignar tiempo a actividades como: La relación con Dios, la familia, el trabajo, el servicio a otros, el descanso, la distracción, la alimentación, los estudios, el sueño, y cualquier otra actividad particular de cada uno.
De modo que permítame brevemente comentar acerca de cada uno de estos elementos. La actividad diaria más importante es la relación con Dios. Como tal, es recomendable asignarle un lugar importante dentro de las actividades diarias.
David el salmista solía dedicar tiempo a la mañana, antes de cualquier otra actividad. Salmo 5:3 dice: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y esperaré.”
Dedicar tiempo a la comunión con Dios a la mañana tiene la ventaja de que la mente está más alerta y que las interrupciones propias de la vida se reducen al mínimo. Al menos eso es lo que un padre de tres hijos, sobrecargado de actividades, como yo, experimenta. Por supuesto que para adoptar esta práctica es necesario doblegar la resistencia natural del cuerpo a dejar atrás las tibias sábanas.
En uno de nuestros estudios anteriores dentro de esta misma serie, explicamos ya lo que se estila durante este tiempo, bástenos por ahora saber que es un tiempo a solas con Dios, oyendo su voz por medio de su palabra, la Biblia, y hablando con él por medio de la oración. ¿Cuánto tiempo se necesita para esto?, yo diría que no menos de unos treinta minutos. Si es posible más tiempo, mejor. Así que al planificar su día de actividades ponga en primer lugar al menos treinta minutos de comunión a solas con Dios.
Después es necesario pensar en la familia, máxime si Usted es casado o casada. Para los casados, después de Dios, lo más importante es la familia. Alguien que no cumple a cabalidad con sus responsabilidades familiares no está calificado para ser obispo o anciano o pastor. Su familia necesita de Usted, de modo que es necesario que planifique un tiempo diario para dedicar a su familia. Será un tiempo para dialogar con su esposa y con sus hijos. Un tiempo para animar y exhortar si es necesario.
Esta actividad puede estar distribuida durante el día en la medida de las circunstancias de cada caso. Una de sus metas como padre o madre, también como un hijo o hija, debería ser invertir algo de tiempo durante el día para compartir con su familia. Es la manera de edificar fuertes vínculos de amistad y compañerismo. Incluya en su plan de actividades un tiempo para compartir con su familia.
Otro de los elementos que demanda tiempo diario es el trabajo, o el negocio, o el estudio para el caso de aquellos que todavía están estudiando. Esto se llevará gran parte del tiempo del día, al menos ocho horas diarias, sin contar con el tiempo que toma el ir y venir del lugar donde se lleva a cabo esta actividad.
El trabajo no debería ser visto como una maldición sino como una bendición y es necesario formar buenas actitudes hacia el mismo. La actividad que se realiza en el trabajo demandará una planificación apropiada por su lado.
Otro elemento que necesita ser incluido en la planificación diaria es la alimentación. El cuerpo humano necesita alimentarse para subsistir. Trate de fijar tiempos específicos para comer. No es recomendable comer cualquier cosa en cualquier momento. Haga del tiempo de comer una ocasión para compartir con los suyos.
Un elemento más en las actividades diarias es el descanso. El cuerpo humano necesita tiempos de descanso para funcionar adecuadamente. Durante este tiempo se recupera la energía necesaria para atender a cabalidad todas las actividades diarias. El descanso no necesariamente denota inactividad. A veces, el cambio de actividad es el mejor descanso.
Durante el descanso se puede orar al Señor, o se puede leer la Biblia, o se puede leer un buen libro, o se puede caminar o tomar algún refresco, o mirar televisión o escuchar la radio. El descanso también debe ser parte de las actividades de cada día.
Un elemento más en la actividad diaria es dormir. El sueño es el método de Dios para dar descanso al cuerpo humano. Algunos necesitan muchas horas de sueño para recuperar energías, otro necesitan pocas horas de sueño para recuperar energías. En promedio, unas ocho horas de sueño parecen ser más que suficientes. Planifique para disponer de al menos esas ocho horas. Su cuerpo se lo agradecerá y Usted estará de mejor ánimo durante el día. No sacrifique horas de sueño por diversión o trabajo. Algún día su cuerpo sufrirá algún deterioro por ese motivo.
Otro elemento que debe considerar en la planificación diaria de sus actividades es el servicio a otros. La palabra del Señor dice que debemos servirnos por amor los unos a los otros. Planifique un tiempo en el cual Usted hará algo para beneficiar a alguien, preferiblemente a alguien fuera de su círculo familiar. Quizá podría llamar a alguien por teléfono para animarle, o tal vez podría visitar a algún enfermo, o quizá podría llevar algo de comer a alguna anciana en un asilo, o a lo mejor podría repartir tratados evangelísticos en algún parque. Cualquier cosa que ocupe su tiempo y que beneficie a otros. Esto debe ser parte de nuestras actividades diarias.
Por último, un elemento más que debería incluir en la planificación de sus actividades diarias es la auto capacitación. Nunca es tarde para aprender. Adopte la sana costumbre de tener siempre a la mano un libro para leer o algún curso por correspondencia. Procure aprender algo nuevo cada día, no solo de cosas bíblicas, sino también de cosas extra bíblicas pero útiles para la vida. Su tarea es dedicar un tiempo a al menos estos elementos.
Usted tiene 24 horas al día para hacer todas estas cosas. Tome papel y lápiz para asignar tiempo a cada uno de estos elementos, luego comprométase a cumplir con lo que planificó. Notará que el tiempo comenzará a rendirle y se irá de su mente esa sensación inconfundible de estar desperdiciando el tiempo. La Biblia nos exhorta a ser buenos administradores del tiempo que nos ha dado el Señor.
Es otra de las características de la vida auténticamente cristiana.
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