Es muy grato saludarle y compartir este tiempo con usted amiga, amigo oyente. El Ministerio Internacional La Biblia Dice… le extiende la más cordial bienvenida al estudio bíblico de hoy. Por la gracia de Dios hemos llegado al último estudio de la serie que lleva por título: Romanos, la salvación por gracia por medio de la fe en Cristo Jesús. En esta oportunidad daremos una mirada a los saludos finales y la doxología final.
Gracias por su sintonía amiga, amigo oyente, y gracias a Dios quien nos ha permitido estudiar la epístola a los Romanos. Este es el último estudio en esta serie. Pablo concluye su epístola con saludos a los creyentes de Roma, con la expresión de sus deseos en cuanto a los creyentes de Roma y con una sentida doxología. Si tiene a la mano su Biblia, ábrala en Romanos 16:21-27. Permítame leer este pasaje bíblico. “Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. Yo tercio, que escribí la carta, os saludo en el Señor. Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” Lo primero que notamos son los saludos a los creyentes de Roma. Pablo menciona a algunos personajes que estaban muy relacionados con él cuando escribía su carta. En primer lugar aparece el nombre de Timoteo. Refiriéndose a él, Pablo dice que es su colaborador. La palabra colaborador significa alguien que se pone junto a otro para ayudar en un trabajo que demanda grandes dosis de energía. Servir al Señor en el evangelio no es un trabajo fácil. Demanda esfuerzo supremo, hasta el punto del agotamiento. Gracias a Dios que había personas, como Timoteo, que estaban dispuestas a poner el hombro junto a Pablo para ayudar a sobrellevar el arduo trabajo de proclamar el evangelio. Después de Timoteo aparecen tres nombres quienes eran parientes de Pablo. La palabra griega que se ha traducido como parientes, la palabra “sunguenéis”, también puede traducirse como paisano o compatriota. Muy probablemente es en este sentido que Pablo usó la palabra “sunguenéis” para referirse a Lucio, Jasón y Socípater. En cuanto a Lucio es muy probable que se trate de uno de los profetas y maestros de Antioquia, de quien habla Hechos 13:1 donde aparece como Lucio de Cirene. Jasón era uno de los primeros creyentes de Tesalónica. La casa de Jasón fue asaltada por los enemigos del evangelio para arrebatar a Pablo y Silas, quienes se habían hospedado allí. En cuanto a Sosípater, todo parece indicar que se trata de Sópater de Berea, quien aparece en Hechos 20:4 formando parte del grupo de creyentes que acompañaron a Pablo hasta Asia. Interesante que aunque Pablo no tenía una familia cercana, eso no significaba que estaba sólo, porque además de Dios, tenía una gran familia en la fe, quienes estaban dispuestos inclusive a poner en riesgo su vida por la causa del evangelio. A estas alturas de la carta, interviene en forma directa Tercio, quien era el secretario o amanuense de Pablo. Él también expresa sus saludos personales a los creyentes de Roma. Tercio dijo textualmente que él escribió la epístola a los Romanos. Esto no significa que Tercio es el autor de la carta a los Romanos sino que simplemente fue el secretario o amanuense. Luego aparece otro nombre muy relacionado con Pablo. Se trata de Gayo. Fue uno de los primeros creyentes en Corinto. Inclusive, según 1 Corintios 1:14, Gayo fue bautizado por Pablo. Gayo tenía algo digno de imitarse. Estaba saturado de amor por los creyentes. Gayo no sólo amaba de palabra sino que demostraba su amor por medio de sus obras. Pablo dice que la forma práctica de demostrar el amor a los hermanos por parte de Gayo era por medio del hospedaje. Pablo se hospedó en la casa de Gayo. Cuando el texto dice que toda la iglesia se hospedó en la casa de Gayo, se está refiriendo al hecho que la iglesia tenía sus reuniones en la casa de Gayo. El siguiente personaje que aparece en la lista de los que saludan a los creyentes de Roma, es Erasto. Este hermano en la fe era una persona muy distinguida en la ciudad de Corinto. A decir verdad, se trataba de un funcionario público. Era nada más y nada menos que el tesorero de Corinto. En esto podemos ver que el evangelio no echó raíces solamente entre los pobres y en la clase social baja, sino también entre los ricos y en la clase social alta. En el evangelio hay cabida para todos, ricos y pobres, letrados e iletrados, de clase social alta y de clase social baja, libres y esclavos. Dios no hace acepción de personas de ninguna naturaleza. Junto al ilustre Erasto, aparece otro personaje, su nombre es Cuarto. De él se dice simplemente que es un hermano. Este es el título más distinguido que un creyente puede anteponer a su nombre. El mundo admira títulos que anteceden a un nombre, como Doctor, Ingeniero, Abogado, Master, Pastor, Reverendo y tantos otros más, pero para Dios el mejor título es simple y llanamente: Hermano. Muy bien, después de los saludos, en segundo lugar, Pablo expresa el deseo de su corazón en relación con los creyentes de Roma. De una manera muy sencilla expresa que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos los creyentes de Roma. La gracia de Dios es lo que trae salvación al hombre. La gracia de Dios es lo que trae protección y seguridad al hombre. La gracia de Dios es lo que trae esperanza al hombre, la gracia de Dios es lo que trae abundante bendición al hombre, inclusive la gracia de Dios trae prueba al hombre, porque es en la prueba donde se fortalece la fe del hombre. La gracia de Dios es todo lo que el hombre necesita y por eso tenemos a Pablo invocando a Dios para que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos los creyentes. Finalmente, en tercer lugar, Pablo pronuncia una sentida doxología. Una doxología es un discurso para exaltar o glorificar. En nuestro caso, a quien se dirige la doxología es a la persona de Dios. Hay varios motivos para esta doxología a Dios. Primero, porque él es único. No existe nadie como él ni en este mundo ni fuera de este mundo. Segundo, porque él es sabio. Su sabiduría es basta. La omnisciencia es justamente uno de los atributos de Dios. No existe nada que él no sepa. Ni siquiera es necesario que el hombre pronuncie palabra, para que Dios sepa qué es lo que el hombre está pensando. Tercero, porque él puede confirmarnos, según el evangelio que predicó Pablo. El hombre busca con desesperación algo en lo cual sentirse seguro. Cualquier cosa de este mundo no tiene capacidad para otorgar la seguridad que necesita el hombre. Solamente Dios puede confirmarnos, o darnos seguridad, conforme a lo que dice el evangelio. Jesucristo murió en la cruz del Calvario para que el hombre que cree en él obtenga eterna salvación. Cuarto, porque Dios reveló a Pablo un misterio. Un misterio en el sentido bíblico, no es algo incomprensible, sino algo que estaba oculto en la mente de Dios y en algún momento es revelado a uno de sus siervos, como al apóstol Pablo en este caso. El misterio tiene que ver con que el evangelio sería predicado a toda la gente en este mundo y que tanto judíos como gentiles llegarán a ser parte de un cuerpo, cuya cabeza es Cristo Jesús. Por estos motivos, Pablo exalta a Dios y rinde gloria a su nombre. No lo hace sobre la base de su propio mérito sino mediante Jesucristo. Todo lo que Pablo hacía y decía era por medio de Jesucristo. Pablo termina su epístola con un sonoro: Amén. De esta manera, nosotros también terminamos esta serie de estudios bíblicos en el libro de Romanos. Mi oración es que Dios haya usado su palabra para la edificación espiritual de su vida.
Leave a comment