Es una bendición para nosotros saber que Usted nos está escuchando a través de esta emisora amiga. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Prosiguiendo con la serie que lleva por título: Un mensaje oportuno para una iglesia en crisis, en esta ocasión, David Logacho nos guiará en el estudio de un pasaje bíblico en 1 Corintios que tiene que ver con la manera como la sabiduría de Dios llega al hombre.
Las divisiones internas estaban asolando a la iglesia en Corinto. Pablo ha estado confrontando este terrible mal y mostrando lo absurdo de hacer grupos alrededor de determinado predicador o maestro bíblico y despreciar a los otros. La sabiduría con la que Pablo habló a los creyentes corintios no era su propia sabiduría sino la sabiduría de Dios en misterio. En el pasaje bíblico que nos corresponde estudiar el día de hoy, vamos a ver el proceso que es necesario para que esa sabiduría de Dios en misterio llegue a cada uno de los creyentes. Todo comienza con la revelación, luego viene la inspiración y finalmente la iluminación. Abramos nuestras Biblias en 1 Corintios. En los versículos 9-12 tenemos la revelación. Dice así: «Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.» Humanamente hablando, uno pensaría que Dios escogería a lo más selecto de la humanidad para revelar su sabiduría escondida. Pero Dios piensa diferente. Lo ha dicho en su palabra. Pablo cita libremente un texto de la Escritura, en el cual la idea central es que Dios ha reservado sus más preciados tesoros de sabiduría, las cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, a los que le aman. Esto es grandioso amable oyente. Dios da un trato especial a los que le aman. Parte de ese trato especial es que les revela sus tesoros más preciosos de sabiduría. Si usted quiere conocer las cosas profundas de Dios debe comenzar a amar a Dios con todo su corazón. Una vez dicho esto, Pablo pasa a explicar cómo le fue revelada a él la sabiduría oculta de Dios. El verbo griego que se ha traducido como revelar, el verbo apocalupto, significa desvelar o hacer visible algo que estaba de alguna forma encubierto o tapado. Dios en su soberanía tenía algunas cosas que estaban encubiertas o tapadas para el hombre, pero en su momento, Dios las reveló, o las hizo visibles a un hombre, en este caso al apóstol Pablo. El Espíritu Santo fue la persona de la trinidad quien se encargó de esta obra. La razón para esto, es que el Espíritu Santo todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Para comprender la razón para que el Espíritu Santo sea quien reveló a Pablo la sabiduría de Dios, Pablo nos presenta una ilustración. Dice que así como el espíritu del hombre es quien más sabe lo que hay en el hombre, así también el Espíritu Santo, es quien más sabe lo que hay en Dios. El mismo Espíritu Santo que conoce las cosas más profundas de Dios, es el Espíritu Santo que tiene Pablo y que tenemos todos los que hemos recibido a Cristo como Salvador. Los creyentes no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios. Es este Espíritu, el Espíritu Santo, quien reveló a Pablo lo que Dios le había concedido, es decir la sabiduría escondida de Dios. Como resultado de esta obra de Dios a través del Espíritu Santo, la sabiduría de Dios es, por decirlo así, transferida a la mente del apóstol Pablo. Pero para que Pablo haga conocer esta sabiduría de Dios a los hombres, fue necesario que lo ponga por escrito. Aquí es donde entra otra obra de Dios a través de su Espíritu, la cual se llama inspiración. 1 Corintios 2:13 dice: «lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.» La inspiración tiene que ver con la influencia que Dios ejerció mediante su Espíritu, sobre los hombres que escribieron la Biblia. Esa expresión tiene que ver con la exactitud con que dicho mensaje es registrado por escrito. La inspiración verbal significa que, en sus documentos originales, el Espíritu Santo dirigió en la selección de las palabras usadas. A esto se refiere Pablo cuando dice: lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Sin embargo, la personalidad del autor humano fue respetada al extremo que sus características como escritor, son preservadas y su estilo y vocabularios empleados, pero sin incurrir en ningún tipo de error. Inspiración plenaria significa que la exactitud que la inspiración verbal asegura, se extiende a la totalidad de la Biblia, de manera que ésta es en todas sus partes tanto infalible en cuanto a la verdad, como final en cuanto a su autoridad divina. De modo que hasta este momento, la sabiduría divina ha sido transferida a la mente de Pablo, y ha sido puesta por escrito sin ningún error en los originales. Pero falta algo. Falta que esa sabiduría divina llegue finalmente a la mente del lector de esos escritos originales. Esta también es una obra sobrenatural por parte de Dios. Se llama iluminación. De esto nos habla Pablo en 1 Corintios 2:14-16 donde dice: «Pero el hombre natural no percibe las cosas las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.» Pablo muestra un contraste impactante en este pasaje Bíblico. Habla de dos hombres, y dos diferentes efectos de la sabiduría de Dios revelada en su palabra. El primer hombre es lo que Pablo ha llamado el hombre natural. Se trata del hombre incrédulo, el hombre que no tiene el Espíritu Santo en su vida. Este hombre no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios. La falta del Espíritu Santo en su vida impide que este hombre pueda entender la sabiduría de Dios revelada en la palabra de Dios. El hombre natural o el hombre incrédulo no halla el sentido a las cosas espirituales. Pablo dice que para este tipo de hombre, las cosas que son del Espíritu de Dios le son locura, algo fuera de la razón, y que por tanto no las puede entender. Lo que pasa es que la única manera de conocer las cosas que son del Espíritu de Dios es mediante una mente espiritual y el hombre incrédulo no tiene esta mente espiritual. Por eso está imposibilitado de comprender las cosas que son del Espíritu de Dios. De modo que no pierda su tiempo tratando de hacer comprender las cosas profundas de Dios a una persona incrédula. No va a comprender nada, no porque no sea inteligente, sino porque no tiene la mente espiritual que es indispensable para entender las cosas espirituales. Esto nos lleva al otro hombre. Se trata del hombre espiritual. El hombre espiritual es aquel que ha recibido a Cristo como Salvador y en consecuencia tiene al Espíritu Santo morando en su vida. Este tipo de hombre, dice Pablo, juzga todas las cosas. Esto significa que el hombre espiritual, por el hecho de tener una mente espiritual, está en capacidad de comprender las cosas espirituales, las cosas que son del Espíritu de Dios. Inclusive, dice Pablo, el hombre espiritual, además de juzgar todas las cosas, él no es juzgado de nadie. Hablando de que el hombre espiritual no es juzgado de nadie, esto no significa que el hombre espiritual puede vivir en pecado y los incrédulos no tienen el derecho de juzgarlo. No tiene nada que ver con esto. Lo que significa es que el incrédulo no puede entender muchas cosas que cree y practica el creyente. El incrédulo jamás entenderá, por ejemplo, por qué un creyente está dispuesto hasta a morir por la causa de Cristo. Por qué un creyente prefiere el domingo a la mañana estar en un culto y no durmiendo en la casa o viendo televisión o en un paseo o mirando un partido de fútbol. El incrédulo no logra comprender cosas como estas en el creyente. Pablo termina esta sección haciendo una pregunta retórica: ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? La respuesta es nadie. Dios no puede ser conocido por la sabiduría o el poder del hombre. Dios puede ser conocido únicamente por aquellos a quienes Dios mismo se da a conocer. Sin embargo, los que tenemos la mente de Cristo estamos en capacidad de entender las profundas verdades de Dios. De manera que, cuando hablamos de iluminación nos estamos refiriendo a la obra de Dios mediante su Espíritu, a través de la cual el hombre que ha recibido a Cristo como Salvador, está en capacidad de comprender lo que Dios mismo ha revelado en su palabra. Estas tres obras de Dios que hemos mencionado en este estudio bíblico son indispensables para poder comprender la verdad de Dios. Si solamente una de ellas faltara, sería imposible conocer la verdad de Dios. Agradezcamos a Dios por la revelación, la inspiración y la iluminación.
Antes de concluir nuestra edición de hoy, le invito a visitar nuestra página Web y conocer la respuesta a la PREGUNTA DEL DÍA En Mateo 5:45 se dice que Dios hace llover sobre justos e injustos, pero en 2a Crónicas 6:26 habla de que Dios puede hacer cerrar los cielos para que no haya lluvia para castigar a los injustos. ¿Cómo se explica esto? Nuestra dirección es: labibliadice.org Además puede hacernos llegar sus consultas y sugerencias y por supuesto escuchar nuevamente el programa de hoy. Le recuerdo nuestra dirección: labibliadice.org Hasta la próxima y que Dios le bendiga grandemente.
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