Saludos cordiales amigos oyentes. Qué privilegio es para mí compartir este tiempo de estudio bíblico con Uds. Sean todos ustedes bienvenidos. La apostasía es la tarea o la obra de los apóstatas. El apóstata es aquel que finge ser creyente pero niega o rechaza todas o algunas doctrinas bíblicas. La táctica de los apóstatas es entrar encubiertamente a las iglesias para plantar en ellas su semilla de mala doctrina. La presencia de los apóstatas fue anunciada por los apóstoles como Pablo y Pedro y fue confirmada por Judas cuando constató la presencia de ellos en la iglesia. Juan, otro apóstol, también confirmó la presencia de los apóstatas en la Iglesia allá a finales del primer siglo. Es decir, amigos oyentes, la apostasía ha estado presente en la iglesia desde su mismo comienzo y a medida que pasa el tiempo va ganando más y más fuerza. ¿Qué podemos hacer los creyentes verdaderos ante la avalancha de la apostasía? Judas en su carta nos exhorta a contender ardientemente por la fe que ha sido una vez y para siempre dada a los santos. La pregunta lógica es: Cómo. En el estudio bíblico anterior, ya vimos que una manera de lograrlo es recordando las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. En el estudio bíblico de hoy, veremos otra forma de contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
Si dispone de una Biblia, qué tal si la abre en la epístola de Judas versículos 20 y 21. La primera parte del versículo 21 dice: «Consérvalos en el amor de Dios» Esta es otra forma de contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Como Ud. podrá notar esto es un mandato. Conservaos en el amor de Dios comunica la idea de mantenernos en un lugar en el cual el amor de Dios nos llegue de lleno. Permítame una ilustración para, entender un poco mejor lo que esto significa. Cuando Ud. está en la playa, y el sol está en todo su esplendor, Ud. puede conservarse en un lugar donde el sol le llegue de lleno o puede ir a un lugar, debajo de una palmera, digamos, donde el sol no le llegue de lleno. Todo dependerá de Ud., si quiere que el sol le queme se conservará en el sol, si quiere que el sol no le queme no se conservará en el sol. Algo parecido es con el amor de Dios. Judas dice, creyentes, si quieren que la apostasía no los afecte, consérvense en un lugar donde el amor de Dios les llegue de lleno, pero si quieren que la apostasía les afecte salgan del lugar donde el amor les llega de lleno. Es cuestión de uno el conservarnos en el amor de Dios o el no conservarnos en el amor de Dios. El amor de Dios siempre va a estar presente, pero nosotros decidiremos si querernos conservarnos en él u ocultarnos de él. Si nos conservamos en el amor de Dios no seremos afectados por la apostasía y si nos ocultamos del amor de Dios seremos destruidos por la apostasía. Una pregunta que debemos ahora hacernos es: ¿Cómo podemos conservarnos en el amor de Dios? Judas nos da tres pasos para conseguirlo. Paso número 1. La primera parte de versículo 20 dice «Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe» Judas se dirige a los creyentes llamándolos amados y les dice que si quieren conservarse en el amor de Dios deben comenzar por edificarse en la santísima fe. Edificarse da la idea de crecer en algo, de madurar, de progresar hacia lograr una meta. En lo que debemos crecer y progresar es en lo que Judas llama la santísima fe. La santísima fe no se refiere al credo de alguna religión ni a la declaración de fe de alguna Iglesia o denominación. La santísima fe se refiere a la Biblia entera. Me gusta mucho el adjetivo santísima que califica al sustantivo fe, porque denota que la fe o la Biblia es algo que no debe ser contaminado con nada. El momento que alguien añade o quita algo de la Biblia ha contaminado la fe y esta fe ha dejado de ser la santísima fe para pasar a ser simplemente la opinión o el pensamiento de un ser humano. Ud. y yo debemos crecer y madurar en nuestro conocimiento y práctica de la Palabra de Dios. Debemos oír la palabra de Dios, debemos leer la palabra de Dios, debemos, estudiar la palabra de Dios, debemos meditar en la palabra de Dios y debemos memorizar la palabra de Dios, y todo esto en una base diaria mientras estemos en este mundo. Esto es edificarse en la santísima fe. ¿Cómo está su vida en esta área? El día de hoy, por ejemplo, ¿ha apartado algo de su tiempo para dedicarlo a la Palabra de Dios? O la palabra de Dios es simplemente un adorno en su casa o algo que Ud. lo saca a pasear cada domingo cuando va a su Iglesia. Necesitamos hoy más que nunca invertir tiempo en la palabra de Dios. Siempre será tiempo bien invertido, porque producirá un beneficio enorme. Quizá Ud. me dirá, pero, yo no tengo tiempo, Ud. sabe, las ocupaciones me absorben. Bueno, con amor y mucho respeto le digo que si Ud. tiene tiempo para otras cosas pero no para leer y estudiar la palabra de Dios, entonces Ud. está en grave riesgo de ser arrastrado por la apostasía, porque sus prioridades en la vida están equivocadas. El Señor dijo en Mateo 6.33 «Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» ¿Cuál debe ser la primera prioridad en la vida de todo ser humano? El reino de Dios y su justicia. Todo lo demás, su familia, su empresa, su trabajo su descanso, deben estar subordinadas a esta gran prioridad, pero si Ud. se da tiempo para muchas cosas y no se da tiempo ni para leer la Biblia, peor para estudiarla, entonces no está buscando el reino de Dios y su justicia como lo más importante de su vida. Paso número 2. La segunda parte de Judas 20 dice «orando en el Espíritu Santo» Para conservarnos en el amor de Dios, además de crecer en el conocimiento de la palabra de Dios, debemos orar en el Espíritu Santo. La oración es lo que completa nuestra comunicación con Dios. Cuando leemos y estudiamos su Palabra, Dios nos habla, pero cuando oramos nosotros hablamos a Dios. Pero note que la oración de la cual habla Judas no es una oración cualquiera, es una oración en el Espíritu Santo. Qué es esto de orar en el Espíritu Santo. Bueno, no es orar en idiomas desconocidos, tampoco orar repitiendo frases gastadas y carentes de significado. Orar en el Espíritu Santo significa orar guiados por el Espíritu Santo, permitiendo que sea el Espíritu Santo quien ponga en nuestra mente y en nuestros labios lo que decimos al Señor en oración. Cuando el Espíritu Santo guía nuestra oración, nuestros motivos de oración serán lo que es la voluntad de Dios y ciertamente veremos respuestas a nuestras oraciones. Cuando el Espíritu Santo guía nuestras oraciones, nuestros motivos de oración serán para glorificar a Jesucristo, más no para agradarnos a nosotros mismos. Recordemos que la oración no es para que nuestra voluntad se haga en el cielo, sino para que la voluntad de Dios se haga en la tierra. Para lograr esto, debemos orar en el Espíritu Santo. Paso número 3. La segunda parte de Judas 21 dice «esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna» Para conservarnos en el amor de Dios debemos crecer en el conocimiento y la práctica de la palabra de Dios, debernos orar en el Espíritu Santo y debemos esperar la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Respecto a esto último, una traducción literal dice: esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. La idea de esto es que los creyentes debemos vivir a la luz de la inminente y gloriosa venida del Señor Jesucristo, quien en su misericordia nos dará cuerpos nuevos, cuerpos glorificados con los cuales veremos consumada la vida eterna que él nos ha prometido. Hoy por hoy tenemos ya la vida eterna, porque esa vida eterna es Cristo Jesús morando en nosotros, pero hay una cantidad de cosas que pertenecen a la vida eterna que a pesar que son nuestras todavía no las tenemos en nuestras manos, pero cuando el Señor venga tendremos todo lo que se nos ha prometido y axial disfrutaremos de eso por toda la eternidad. ¿Sabia Ud. que hoy puede ser el último día que estemos en este mundo? Bien puede ser que Cristo Jesús venga hoy mismo. ¿Cómo le afecta este pensamiento? Vivamos pues como si este día fuera el último que tenemos antes de estar ante el Señor cara a cara. ¿Si Ud. supiera que Cristo viene el día de mañana a llevar a su Iglesia, en qué modo cambiarla los planes que Ud tiene para hoy? Vivamos constantemente a la luz de su pronta venida. ¿Cómo contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos? Conservándonos en el amor de Dios. ¿Cómo lograrlo? Creciendo en el conocimiento y en la práctica de la Palabra de Dios, orando en el Espíritu Santo y esperando con ansia la venida del Señor Jesucristo. Que Dios nos motive a vivir estas verdades.
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