Experimentar gozo en medio de la aflicción

Saludos cordiales amigo oyente, nos da mucho gozo saber que Ud. nos está sintonizando. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. El gran tema de la primera epístola de Pedro, es la verdadera gracia de Dios. En nuestro último estudio bíblico sobre esta preciosa carta, vimos que la verdadera gracia de Dios nos trae aparejada una esperanza viva. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos mostrará que además de esperanza viva, la verdadera gracia de Dios nos trae la capacidad de experimentar gozo en medio de la aflicción.

La verdadera gracia de Dios es como un hermoso diamante, cada una de cuyas caras refleja la luz de una forma admirable. En lo que va de nuestro estudio bíblico, en la primera epístola de Pedro, ya hemos visto dos de esas caras. La una fue la salvación. La otra fue una esperanza viva. La verdadera gracia de Dios nos trae una esperanza viva. Hoy vamos a ver otra cara de este refulgente diamante llamado gracia de Dios. Para ello, le invito a abrir su Biblia en 1ª Pedro 1: 6-9. Lo que nos presenta este pasaje, es que la verdadera gracia de Dios nos trae gozo en medio de la aflicción. Esto, amigo oyente, es vital para el creyente, porque la palabra de Dios afirma que mientras estemos en este mundo, vamos a tener aflicción y debemos estar preparados para saber como manejar esa aflicción. En Juan 16:33 encontramos estas palabras dichas por el Señor Jesucristo: «En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo». El problema es que muchas veces cuando nos ataca la aflicción, no sabemos como manejarla y normalmente perdemos el gozo que debemos tener como hijos de Dios. Se nos hace realmente difícil experimentar gozo en medio de la aflicción. ¿Pero sabe una cosa, amigo oyente? La verdadera gracia de Dios nos trae aparejada, justamente esta capacidad. Esto es precisamente el tema de la porción bíblica que tenemos para el estudio bíblico de hoy. 1ª Pedro 1:6-9. Lo que primero notamos en esta porción es la declaración del hecho. 1ª Pedro 1:6 dice «En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas» Pedro estaba hablando de la herencia incorruptible, incontaminada, inmarcesible y reservada en los cielos que ha de ser manifestada para cada creyente en el tiempo postrero. Al pensar en esto, Pedro dice: En lo cual vosotros os alegráis. Cuánta razón tiene Pedro, porque en realidad cuando pensamos en lo que Dios nos tiene reservado en los cielos, todo nuestro ser se llena de alegría. Esta alegría se manifiesta aún a pesar de la aflicción que experimentamos ante la presencia de diversas pruebas. ¿Cómo es esto posible? Es decir, ¿cómo es posible que a pesar de estar en suma aflicción podamos experimentar gozo? Pedro nos muestra como es posible esto. Veamos por tanto en segundo lugar la explicación del hecho. Pedro nos da tres características de las pruebas que al comprenderlas a cabalidad nos permitirán soportar con gozo la aflicción que nos producen las pruebas. Número 1, las pruebas son pasajeras. Lo más que pueden durar es el tiempo que vive el creyente en este mundo, y esto es nada en comparación con la eternidad que tendremos para disfrutar de nuestra herencia gloriosa. Esto lo tenemos en el versículo 6 cuando Pedro dice: «aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas» Número 2, las pruebas son útiles para purificar nuestra fe. Dios no es un ser sádico que disfruta con la aflicción que experimentamos al ser probados. Mire lo que dice 1ª Pedro 1:7 «para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, se hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo» Las pruebas amigo oyente, son el alimento para la fe. Así como la comida es el alimento para el cuerpo. Sin comida el cuerpo se debilita. Sin pruebas, la fe se debilita. Para ilustrar este asunto, Pedro hace una interesante comparación. Trae a colación a un joyero que está purificando un metal precioso, el oro. Lo que hará este joyero es tomar el oro, colocarlo en un crisol, y calentar el crisol hasta que el oro se funda. Una vez que el oro se ha fundido, las impurezas de su contenido o la escoria brotará a la superficie y el joyero podrá retirarla con facilidad. Bueno, para Dios, la fe es mucho más preciosa que el oro amigo oyente. Si el joyero purifica con fuego el oro para quitar las impurezas, cuánto más Dios, purificará nuestra fe con el fuego de las pruebas para eliminar cualquier impureza. Las pruebas no son para lastimamos sino para purificar nuestra fe. Permítame ilustrarlo de esta manera. Hace algunos meses atrás fui invitado a predicar en una remota comunidad indígena ecuatoriana. Después de pasar allí tres días de incesante labor, retorné a mi casa al anochecer, con la única idea en mente de tomar un bien merecido descanso. Sin embargo, al llegar a casa, me encontré con la novedad que mientras yo estaba fuera de la ciudad, una de mis hijas había tenido un problema de salud y estaba hospitalizada. Al saberlo, me enojé, lo confieso con vergüenza. Ud. sabe, la típica rabieta contra Dios: ¿Por qué me tratas así si estoy dedicado a tu servicio? Ese momento no pude reconocer que estaba siendo probado y que esa prueba era necesaria para purificar mi fe. Más tarde pude verlo con claridad. El fuego de la prueba había derretido mi fe y había ascendido a la superficie la escoria para que yo pueda verla, Dios me había mostrado por medio de la prueba que mi fe tenía la impureza de la impaciencia, de la desconfianza en los propósitos de Dios. ¿Cómo hubiera podido saber todo esto sin haber sido probado? Cuando hemos sido probados lo suficiente y nuestra fe sea lo más pura posible, entonces será hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Número tres, las pruebas nos preparan para nuestro encuentro con el Señor Jesucristo. 1ª Pedro 1:8 dice «a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso». Cristo Jesús es el objeto supremo del amor del creyente. El nos amó tanto que voluntariamente tomó nuestro lugar para sufrir en su carne el castigo por nuestro pecado. Por eso le amamos aunque no le hayamos visto. La fe en él y en lo que él hizo es suficiente motivo para amarlo sobre todas las cosas. Por ahora él no está físicamente con nosotros, pero no siempre será así, porque creyendo en él aunque ahora no le vemos, sabemos que está cercano el día cuando le veremos cara a cara. Ese pensamiento nos pone gozosos. Es un gozo imposible de ser expresado con propiedad en palabras, a esto se refiere Pedro cuando dice que es un gozo inefable y glorioso. ¿Las pruebas nos preparan para este momento sin igual porque como veíamos anteriormente, mediante las pruebas se purifica nuestra fe, y mientras más pura, más alabanza y gloria recibiremos de nuestro Señor Jesucristo en su manifestación. A esto se refiere Pablo cuando en 2ª Corintios 4:17 dice «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» Cuando las pruebas son vistas bajo esta perspectiva amigo oyente, pierden ese sabor amargo que normalmente tienen y cuando ello sucede, es perfectamente posible experimentar gozo en medio de la aflicción producida por las pruebas. En tercer y último lugar, tenemos la conclusión del hecho. 1ª Pedro 1:9 dice «obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas» A simple vista, parecería que este texto está diciendo que en la manifestación de Jesucristo, recién vamos a saber si somos salvos o no. Pero esa no es la idea. Lo que Pedro está diciendo es que cuando se manifieste Jesucristo y nuestra fe sea hallada en alabanza, gloria y honra, entonces se obtendrá el fin de nuestra salvación, que tiene que ver con la salvación del cuerpo, en la gloria. Esa salvación del cuerpo, que es el fin de la salvación comenzó tiempo atrás cuando al recibir a Cristo por la fe, recibimos la salvación de nuestras almas, pero no olvide amigo oyente, que la salvación no apunta solamente al alma sino también al cuerpo. Pablo dice en Romanos 8:23 que «nosotros también gemimos dentro de nosotros, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo». Esto nos debe hacer experimentar gozo aún en medio de la aflicción a causa de la prueba. Sí, la verdadera gracia de Dios nos trae salvación, esperanza viva y gozo en medio de la aflicción. ¿Está Ud. afligido en este momento por alguna causa? anímese amigo oyente. Mire a la prueba como Dios la mira, y esto, inevitablemente hará brotar una luz en medio de las densas tinieblas de la aflicción.

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