La disciplina de un militar y la destreza de un marinero

Cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola de Pablo a Timoteo en la serie titulada: Claves para ser un buen ministro de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a ver que para ser un buen ministro de Jesucristo es necesario la disciplina de un militar y la destreza de un marinero

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Timoteo 1 versículos 18 a 20. En este pasaje bíblico vamos a notar que para ser un buen ministro de Jesucristo se necesita la disciplina de un militar y la destreza de un marinero. En cuanto a lo primero, vamos a leer el texto en 1 Timoteo 1:18. La Biblia dice: Este mandamiento,  hijo Timoteo,  te encargo,  para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti,  milites por ellas la buena milicia,
Cuando Pablo habla de “este mandamiento” se está refiriendo a lo que Pablo dijo a Timoteo según los versículos 3 y 4 Como te rogué que te quedases en Efeso,  cuando fui a Macedonia,  para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
1Ti 1:4  ni presten atención a fábulas y genealogías interminables,  que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe,  así te encargo ahora.
Pablo pudo haber hecho uso de su autoridad como apóstol para obligar a Timoteo a cumplir con este mandamiento, pero no lo hizo, sino que más bien prefirió ponerse en la posición de un padre exhortando a su hijo. Timoteo no podía defraudar a alguien que le consideraba como si fuera un hijo y esto era todo lo que necesitaba para cumplir a cabalidad con lo que Pablo pedía. Sin embargo, Pablo se aseguró que Timoteo comprenda que lo que estaba pidiendo era algo que tenía que hacerse con suma dedicación como lo haría un militar cuando recibe órdenes de un oficial superior. Por eso dice a Timoteo: Te encargo, lo cual significa, esto es una orden urgente emanada por un oficial superior. Pablo está usando terminología militar en esta parte de su carta. Según esto, era indispensable que conforme a las profecías que se hicieron en cuanto a Timoteo, milite por ellas la buena milicia. Militar la buena milicia es lo que todo oficial militar espera de sus súbditos. En esencia significa, pelea la buena batalla, disciplínate para ganar la batalla, da todo de ti para ganar la batalla. Pablo repitió esta misma figura en la segunda carta a Timoteo, cuando en 2 Timoteo 2:3-4 le dijo: tú,  pues,  sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
2Ti 2:4  Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida,  a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
Ser un buen soldado implica sufrir penalidades. Los soldados de Jesucristo debemos estar dispuestos a sufrir penalidades si queremos ser buenos soldados de Jesucristo. Si hay algo que caracteriza a los buenos soldados es su disciplina. Siendo así es de esperarse que los soldados de Jesucristo no nos enredemos en los negocios de la vida, es decir en cosas que nos distraen de nuestro propósito principal, con la finalidad de agradar al Señor Jesucristo quien nos tomó como sus soldados. Una de las preguntas que con frecuencia se escucha a la gente es: ¿Pueden los pastores meterse a la política? ¿Pueden los pastores meterse a los negocios? ¿Pueden los pastores meterse al mundo del cine, la televisión, los deportes y tantas otras cosas más? La mejor respuesta desde mi punto de vista es lo que Pablo dijo a Timoteo: Que milites la buena milicia. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. En el mundo existen cantidad de personas que están perfectamente calificadas para ser buenos políticos, buenos negociantes, buenos actores, buenos presentadores de televisión, buenos deportistas y tantas otras cosas más, pero no están calificados para ser ancianos o pastores como por contraste sí lo estamos muchos de nosotros. En este caso se aplicaría muy bien el dicho: Zapatero a tus zapatos. En el caso de Timoteo, es de asumir que en su asamblea o iglesia local hubo profetas que le profetizaron que iba a ser un instrumento en la obra del Señor. Timoteo debía ser fiel también a estas profecías que se hicieron sobre él. Un buen ministro de Jesucristo es aquel que tiene la disciplina de un soldado para dedicarse exclusivamente a lo que Dios le ha llamado hacer. Pero esto no es todo lo que Pablo dijo a Timoteo. En segundo lugar, para ser un buen ministro de Jesucristo se necesita la destreza de un marinero. Note lo que dice 1 Timoteo 1:19-20 manteniendo la fe y buena conciencia,  desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos,
1Ti 1:20  de los cuales son Himeneo y Alejandro,  a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.
Pablo utilizó terminología militar para exhortar a Timoteo a cumplir con las órdenes que le había dado, ahora está utilizando terminología de la marina para exhortar a Timoteo a cumplir con las órdenes que le había dado. Pablo dice a Timoteo: Mantén la fe y buena conciencia. Mantener la fe no solamente significa proclamar sana doctrina, sino también practicar sana doctrina. Un buen ministro de Jesucristo es aquel que vive lo que predica. Una vez supe de un siervo del Señor que aparentemente era muy hábil para predicar la palabra del Señor, pero su estilo de vida dejaba mucho que desear. Usted sabe, todo lo que escribía con la mano lo borraba con el codo. Hablando sobre éste siervo decían: Si solamente pusiera en práctica un uno por ciento de lo que sabe, sería un gran pastor. Bueno, esto sería un ejemplo de alguien que no está manteniendo la fe, porque aunque predique sana doctrina no está practicando lo que predica. Usted no se imagina el potencial daño que podemos hacer los ancianos o pastores cuando predicamos muy lindo pero vivimos todo lo contrario de lo que predicamos. Pero también es necesario mantener buena conciencia. La conciencia es el árbitro que Dios ha puesto en cada uno de los que somos suyos para saber cuando hacemos bien y cuando hacemos mal. Cuando hacemos algo que está mal, nuestra conciencia nos apuntará con el dedo índice y nos dirá: Hiciste mal. Pero si persistimos en hacer mal, a pesar de que nuestra conciencia nos muestra que estamos haciendo mal, llegamos a tener una mala conciencia. Un buen ministro de Jesucristo es aquel que tiene una buena conciencia. Pueda ser que se equivoque de alguna manera, pero dará atención a su conciencia y reconocerá su pecado, confesará su pecado y sobre todo, se apartará de su pecado, entonces tendrá una buena conciencia. Esto es tan importante amable oyente. Dios quiere que seamos honestos. Se dice que la honestidad se mide por lo que hacemos cuando nadie nos ve. Es relativamente fácil ser honesto cuando tenemos cantidad de ojos que nos están viendo. ¿Pero cuando nadie nos ve? Eso es diferente. Un buen ministro de Jesucristo hace lo que es bueno sin importar si hay o no hay alguien que le vea. En la iglesia local en Efeso hubo personas que no estaban manteniendo la fe y buena conciencia. Pablo los comparó con marineros inexpertos que provocaron un naufragio. Dice que naufragaron en cuanto a la fe. Se hundieron en cuanto a la fe. Esto significa que no solamente proclamaron mala doctrina sino que también estaban ofendiendo a Dios con su conducta. La mala doctrina siempre conduce a mala conducta. Entre los que naufragaron en cuanto a la fe en Efeso estaban dos hombres, Himeneo y Alejandro. Si este Himeneo es el mismo Himeneo del cual habla Pablo en 2 Timoteo 2:18 podemos decir que su error doctrinal tenía que ver con la enseñanza que la resurrección ya se había efectuado. En cuanto a Alejandro, si se trata del mismo Alejandro del cual habla Pablo en 2 Timoteo 4:14 se trataría de un calderero que causó muchos males a Pablo. En todo caso, Pablo fue severo con Himeneo y Alejandro y usando su autoridad como apóstol, los entregó a Satanás para que aprendan a no blasfemar. Se trató de una medida de disciplina efectuada por un apóstol de Jesucristo. El propósito de toda medida de disciplina es restaurar. En este caso, Pablo entregó a estos dos hombres a Satanás, en el sentido de privarles de la protección de la comunión de la iglesia local haciéndolos vulnerables a los ataques de Satanás. Un buen ministro de Jesucristo debe ser diestro como un buen marinero para evitar un naufragio. Si queremos ser buenos ministros de Jesucristo aprendamos de un buen militar, su disciplina y de un buen marinero, su destreza. Esto es lo que Pablo aconsejó a Timoteo.

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