Algunas cualidades más de todo líder en una iglesia local

Cordiales saludos amable oyente. Es motivo de mucho gozo darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es la primera epístola de Pablo a Timoteo en la serie titulada: Claves para ser un buen ministro de Jesucristo. Hoy vamos a seguir examinando algunas cualidades más de todo líder en una iglesia local.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Timote 3:3. Luego de mencionar que el obispo, pastor o anciano no debe ser dado al vino, en el sentido de no abusar de las bebidas alcohólicas, Pablo añade una cualidad más de carácter para los que ejercen liderazgo en una iglesia local. Se trata de: No pendenciero. Pendenciero es la traducción del adjetivo griego “pléktes” que denota a una persona propensa a golpear, un golpeador. El obispo, pastor o anciano no debe ser un golpeador, o uno que recurre a la violencia en general para arreglar sus diferencias con otros. Quien usa violencia, no importa si es física, o verbal, en su trato con los demás, está manifestando una seria debilidad de carácter, por cuanto todavía no ha logrado dominar la ira, lo cual es la raíz de toda conducta violenta. Un hombre airado, que explota como un volcán cada vez que alguien no está de acuerdo con él representa un grave peligro para los que tienen que trabajar con él. Otra cualidad de carácter es: No codicioso de ganancias deshonestas. Aparece en 1 Timoteo 3:3. Ganancias deshonestas, es una referencia a lucrar del liderazgo en una iglesia local. Los obispos, pastores o ancianos jamás deben hacer uso de su posición en el liderazgo para obtener beneficios personales, especialmente de tipo material. Esto no significa que los obispos pastores o ancianos que se dedican a enseñar en la iglesia no deben percibir una remuneración. La palabra de Dios dice en 1 Timoteo 5:17-18  Los ancianos que gobiernan bien,  sean tenidos por dignos de doble honor,  mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
1Ti 5:18  Pues la Escritura dice:  No pondrás bozal al buey que trilla;  y:  Digno es el obrero de su salario.

Quien codicia ganancias deshonestas es aquel que utiliza su oficio como obispo, pastor o anciano, para enriquecerse. Hoy en día vivimos en un mundo en el cual ser codicioso de ganancias deshonestas se considera una virtud, porque según los que sostienen esta forma de pensar, es la manera que deben vivir los hijos del Rey. Lo que nunca se les ha ocurrido pensar a estas personas es que para que ellos puedan vivir como hijos del Rey, hay cientos y hasta miles a quienes con astucia se les manipula para que den hasta el último centavo. Ellos viven como hijos del Rey a costilla de todos los que viven como mendigos. Esto es justamente uno de los postulados importantes de lo que se conoce como el evangelio de la prosperidad. Lucrar de la religión es algo tan antiguo como antigua es la humanidad. En los días que el Señor Jesús estuvo en la tierra en su primera venida, los sacerdotes y levitas mantenían en el mismo templo de Jerusalén un lucrativo negocio de cambio de moneda y venta de animales para el sacrificio. Pero note lo que hizo el Señor Jesucristo. Leo en Mateo 21:12-13. La Biblia dice: Y entró Jesús en el templo de Dios,  y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo,  y volcó las mesas de los cambistas,  y las sillas de los que vendían palomas;
Mat 21:13  y les dijo:  Escrito está:  Mi casa,  casa de oración será llamada;  mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. 

Si el Señor Jesús hiciera lo mismo hoy en día en su iglesia, no serían pocos a los que se les acabaría el lucrativo negocio de exprimir dinero de la gente para mantener su ostentoso estilo de vida como hijos del Rey. Otra cualidad de carácter de los que aspiran a ser o ya son obispos, pastores o ancianos es ser amables. Aparece también en 1 Timoteo 3:3. Amable es la traducción del adjetivo griego “epieikés” de epi que significa hacia y eikos que significa agradable. Amable denota una persona totalmente opuesta a la persona pendenciera. Se trata de alguien que jamás utiliza la violencia en el trato con sus semejantes sino que es cortés, de trato fácil, una persona agradable. El ser rudo, áspero en el trato, propenso al enojo, no va bien en el carácter de un obispo, pastor o anciano. Una cualidad más en 1 Timoteo 3:3 es apacible. Es la traducción del adjetivo griego “ámajos” que significa uno que no entra fácilmente en pelea. Tiene que ver con una persona que no se disgusta por la mínima cosa. Dicen que existen personas que se disgustan hasta cuando ven volar una mosca. El obispo, pastor o anciano no debe ser ese tipo de persona. El liderazgo es terreno propicio para que se manifiesten diferentes opiniones, diferentes opciones, diferentes formas de mirar una misma cosa y si los líderes no son apacibles, siempre encontrarán ocasión para discutir y pelear, pero que bueno es cuando los líderes son apacibles al punto de tener una capacidad de ponerse de acuerdo inclusive en los desacuerdos. La última cualidad de carácter que encontramos en 1 Timoteo 3:3 es: No avaro. Es la traducción del adjetivo griego “afilárguros” que literalmente significa uno que no ama la plata. Algo muy parecido a lo que hablamos antes en cuanto a no ser codicioso de ganancias deshonestas. El apóstol Pablo advierte en cuanto al peligro de amar el dinero. 1 Timoteo 6:9-10 dice: Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo,  y en muchas codicias necias y dañosas,  que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
1Ti 6:10  porque raíz de todos los males es el amor al dinero,  el cual codiciando algunos,  se extraviaron de la fe,  y fueron traspasados de muchos dolores.

Un creyente debe ser muy cuidadoso en cuanto al amor al dinero, cuánto más un creyente que aspira a ser o ya es obispo, pastor o anciano. El dinero puede ser un siervo dócil o un amo cruel. Los obispos, pastores o ancianos jamás deben permitir que el dinero sea un amo cruel. El momento que un líder espiritual en una iglesia local comienza a hacer cosas motivado por obtener réditos económicos, está en peligro de poner en juego principios importantes de la palabra de Dios. Otra de las cualidades de carácter de un líder en una iglesia local es saber gobernar bien su casa. Note lo que dice 1 Timoteo 3:4-5  que gobierne bien su casa,  que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
1Ti 3:5  (pues el que no sabe gobernar su propia casa,  ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

Una de las funciones más importantes de los obispos, pastores o ancianos es gobernar la iglesia local. El verbo gobernar es la traducción del verbo griego “proístemi” que literalmente significa estar de pie ante y por ende conducir, dirigir, gobernar, ocuparse de, presidir. Dios ha sido muy sabio al establecer que el creyente que anhela ser obispo, pastor o anciano, primeramente debe demostrar su capacidad para gobernar en su casa, o en su familia. Si un creyente tiene su casa en orden estará demostrando que tiene capacidad para gobernar, que tiene aptitud de líder, que está calificado para presidir. Un creyente así es un buen prospecto para llegar a ser un buen obispo, pastor o anciano en una iglesia local. Pero por contraste, si un creyente tiene su casa en caos estará demostrando que no tiene capacidad para gobernar, que no tiene aptitud de líder, que no está calificado para presidir. Un creyente así no puede llegar a ser obispo, pastor o anciano por cuanto ha fracasado en gobernar su casa y con toda seguridad fracasará también en gobernar la iglesia local. Pablo pone especial énfasis en la conducta de los hijos en la casa de quien aspira o ya es un líder en una iglesia local. Dice que el creyente que anhela obispado debe tener a sus hijos en sujeción con toda honestidad. Esto significa que el potencial obispo pastor o anciano debe enseña a sus hijos a ocupar el lugar que a ellos les corresponde en la cadena de autoridad dentro del hogar, los hijos no están para dominar en el hogar sino para estar sujetos a los padres. Cuando un padre fracasa en tener a sus hijos en sujeción, estará demostrando que no está calificado para ser un líder en la iglesia local, pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? La conducta de los hijos en el hogar acredita o desacredita a un obispo, pastor o anciano. Cuando el texto habla de hijos, normalmente se asume de hijos que están bajo el mismo techo de su padre, independientemente de su edad, de modo que el padre pueda ejercer autoridad y supervisión sobre ellos. Cuando los hijos no viven con sus padres, los padres ya no pueden ejercer control sobre ellos y en ese caso una probable mala conducta o rebeldía de un hijo no descalificaría a su padre para que sea obispo, pastor o anciano. Un buen ministro de Jesucristo es alguien que, como requisito de carácter, cumple con no ser pendenciero, no ser codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro y que gobierna bien su casa.

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