El cuidado personal que Pablo aconseja a Timoteo

Qué grato saludarle nuevamente amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la primera epístola de Pablo a Timoteo, en la serie titulada: Claves para ser un buen ministro de Jesucristo. En esta oportunidad vamos a considerar el cuidado personal que Pablo aconseja a Timoteo.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en 1 Timoteo 5, a partir del versículo 23. En un párrafo anterior Pablo hizo una referencia al cuerpo de un obispo, anciano o pastor, cuando dijo a Timoteo que el ejercicio corporal para poco es provechoso, porque sirve solamente para la vida presente en este mundo, pero en cambio, la piedad para todo aprovecha, porque no sirve solamente para la vida presente en este mundo sino también para la vida venidera. Esto se encuentra en 1 Timoteo 4:8. De manera que, aunque el provecho sirva sólo para esta vida, el ejercicio corporal es bueno para toda persona, incluyendo ancianos, obispos o pastores. El cuerpo es templo del Espíritu Santo y es nuestro deber mantenerlo en las mejores condiciones posibles, a pesar del constante deterioro al que inevitablemente está sujeto. Pues, es dentro del cuidado del cuerpo, que Pablo da a Timoteo el consejo que aparece en 1 Timoteo 5:23 donde dice: Ya no bebas agua,  sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
La salud de Timoteo no era de lo mejor. Pablo sabía que sufría de frecuentes enfermedades. Si hiciéramos caso a los que impulsan el evangelio de la prosperidad, tendríamos que llegar a la conclusión que Timoteo o estaba en pecado o no tenía la suficiente fe para pararse firme y reprender a las enfermedades, porque eso es lo que dicen los que creen que los hijos de Dios siempre debemos estar sanos, siempre debemos estar felices y siempre debemos ser ricos, si tenemos la suficiente fe, por supuesto. Pero no hay tal amable oyente. Los buenos creyentes también padecen enfermedades, a pesar de su mucha fe, como fue el caso de Timoteo, Epafrodito quien estuvo al borde mismo de la muerte, Pablo, si asumimos que el aguijón en su carne se trataba de una enfermedad, y tantos otros más como ellos. En el caso de Timoteo, parece que sus frecuentes enfermedades estaban relacionadas con su estómago, lo cual no debería causar sorpresa por cuanto los problemas de estómago eran muy comunes en las personas en el primer siglo a causa de la mala calidad del agua que bebían. No olvide que la potabilización del agua es un recurso relativamente moderno y aún hoy en día en los lugares donde no existe agua potable, la gente padece muchas enfermedades que se originan en el agua contaminada que consumen. Pablo no era médico, pero de alguna manera sabía, tal vez por su contacto con el médico Lucas, que los problemas de estómago se solucionaban usando un poco de vino en lugar de agua. Por eso es que en su carta dice a Timoteo: Ya no bebas agua, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago. Los hermanos en la fe que viven en lugares donde se considera aceptable que los creyentes tomen un poco de vino, como en Argentina y Chile, están contentos con este consejo que dio Pablo a Timoteo, pero los hermanos en la fe que viven en lugares donde no se considera aceptable que los creyentes tomen un poco de vino, les hubiera gustado mucho que Pablo no hubiera dado este consejo a Timoteo, porque claro, ellos abogan por la abstinencia total de las bebidas que contengan alcohol, y por tanto interpretan el texto en el sentido que Pablo no estaba hablando de vino con algún grado de contenido alcohólico sino de jugo de uva. La pregunta que yo me hago es: ¿Existe algún vino que no tenga al menos cierto grado mínimo de alcohol? La respuesta es no, porque dejaría de ser vino. Entonces Pablo estaba hablando de vino, no de jugo de uva. En todo caso no se puede arribar a la conclusión apresurada que no hay problema con que un creyente tome un poco de vino porque Pablo aconsejó a Timoteo que lo haga. No olvide que Pablo estaba recomendando a Timoteo que ya no beba agua, sino use de un poco de vino, a causa del problema de salud que tenía Timoteo, mas no como una práctica social. En esto de tomar o no vino como práctica social por parte de un creyente entra en juego la enseñanza del apóstol Pablo en 1 Corintios 8:8-13 donde dice: Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios;  pues ni porque comamos,  seremos más,  ni porque no comamos,  seremos menos.
1Co 8:9  Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.
1Co 8:10  Porque si alguno te ve a ti,  que tienes conocimiento,  sentado a la mesa en un lugar de ídolos,  la conciencia de aquel que es débil,  ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
1Co 8:11  Y por el conocimiento tuyo,  se perderá el hermano débil por quien Cristo murió.
1Co 8:12  De esta manera,  pues,  pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia,  contra Cristo pecáis.
1Co 8:13  Por lo cual,  si la comida le es a mi hermano ocasión de caer,  no comeré carne jamás,  para no poner tropiezo a mi hermano.
En este caso el dilema consistía en que si el creyente puede o no comer carne que había sido sacrificada a los ídolos, pero el mismo principio se aplica al caso de si el creyente puede o no beber un poco de vino sin llegar a emborracharse. En esencia es algo que el creyente tiene libertad de hacerlo, pero debe estar dispuesto a ceder ese derecho por amor para no ser tropiezo a un creyente que está convencido a sí mismo que los creyentes no deben ni ver de lejos al vino, peor tomarlo. Pero volviendo a nuestro texto en 1 Timoteo 5:23, es interesante notar que a pesar de ser un apóstol genuino, no auto-designado como muchos hoy en día, Pablo no pudo hacer uso de su don de sanidad, que ciertamente tenía, para sanar milagrosamente a Timoteo, sino que le recomendó un remedio para aliviar su mal. De esto aprendemos al menos dos cosas importantes, número uno, que el don de sanidad no se manifestaba indiscriminadamente aun en los apóstoles del Señor Jesucristo, sino solamente cuando era imperativo autenticar el mensaje y el mensajero y número dos, que es perfectamente legítimo recurrir al conocimiento médico y a las medicinas para aliviar o sanar una enfermedad. Menciono esto, porque algunas veces me he encontrado con creyentes que piensan que visitar a un médico y tomar medicina es contrario a la voluntad de Dios por cuando, según ellos, es negar el poder de Dios para sanar. Dios puede sanar sin la intervención de los médicos y la medicina o con la intervención de los médicos y la medicina. Lo que debemos hacer es pedir a Dios dirección para saber si en caso de enfermedad debo recurrir a un médico y a la medicina o debo esperar a que Dios ponga su mano sobre mi cuerpo y me sane sin necesidad de ir a un médico y a la medicina. Ambas cosas son perfectamente válidas. De modo que Timoteo no debía descuidar esas frecuentes enfermedades que padecía y debía seguir el consejo médico que sin ser médico le dio Pablo. Nosotros también debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance, bajo la dirección de Dios, para mantenernos sanos. Luego de esto, Pablo toca el asunto de que es riesgoso catalogar a un creyente como bueno o malo de una manera apresurada. Note lo que dice 1 Timoteo 5:24-25. Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio,  mas a otros se les descubren después.
1Ti 5:25  Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras;  y las que son de otra manera,  no pueden permanecer ocultas.
Muchas de las cosas contrarias a la voluntad de Dios que hacen los hombres no se hacen evidentes inmediatamente, pero eso no significa que jamás se harán evidentes porque en su momento Dios mismo hará que se manifiesten. De igual manera las cosas buenas que hacen los hombres no se hacen evidentes inmediatamente, pero eso no significa que jamás se harán evidentes porque en su momento, Dios mismo hará que se manifiesten. Nada queda oculto para siempre, no importa si se trata de algo bueno o de algo malo. Pero ¿Por qué menciona esto Pablo a Timoteo? La razón puede ser para que Timoteo no sea pronto a poner a un creyente en una posición de liderazgo sin antes comprobar el carácter de una persona por medio de las obras que hace. No olvide que las obras de un creyente es lo que indica el carácter de ese creyente. Se necesita de tiempo para observar las obras de un creyente y por eso un buen ministro de Jesucristo no debe poner a un creyente en una posición de liderazgo en la iglesia local sin antes haber mirado bien si ese creyente está capacitado para ser un líder. Uno de los requisitos para ser anciano, obispo o pastor es justamente no ser un neófito, o alguien que es tierno en la fe.

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