La necesidad de fundamentar nuestra doctrina y práctica en la Biblia

Es una bendición estar junto a Usted una vez más para continuar con el estudio bíblico de la segunda epístola de Pablo a Timoteo. Segunda a Timoteo nos habla de consejos para una iglesia en peligro. En esta oportunidad, David Logacho nos hablará acerca de la necesidad de fundamentar nuestra doctrina y práctica en la Biblia, la palabra de Dios.

En tiempos de persecución severa, es muy fuerte la tentación a desconfiar de Dios y de su palabra. Pablo estaba consciente de este hecho y por eso pide a Timoteo aferrarse lo más posible a la palabra de Dios y ciertamente, al Dios de la palabra. Lo primero que hará Pablo es expresar el pedido.

La primera parte de 2 Timoteo 3:14 dice: «Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste»

Pablo estaba hablando sobre los hombres malos y los engañadores, quienes irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. De Timoteo se esperaba algo absolutamente diferente, algo totalmente opuesto. Por eso Pablo comienza diciendo: Pero tú. Los creyentes debemos marcar una diferencia con los incrédulos, en especial con aquellos que enseñan y practican el engaño como norma de vida.

Lo que Timoteo tenía que hacer para estar firme en los momentos peligrosos por los cuales estaba atravesando la iglesia, era persistir en lo que había aprendido. Un poco más adelante se hará claro que lo que Timoteo había aprendido es las Sagradas Escrituras, o los Escritos Sagrados.

Esta designación se refiere a todo aquello que Dios ha revelado en su palabra. En el caso de Timoteo, y por cuanto el Nuevo Testamento todavía no estaba completo, las Sagradas Escrituras comprendían todo el Antiguo Testamento y lo que hasta ese momento se había escrito del Nuevo Testamento.

El verbo persistir es la traducción de un verbo griego que literalmente significa quedarse en el lugar donde uno se encuentra.

En momentos de crisis, no se debe dudar de las Sagradas Escrituras, no se debe reinterpretar las Sagradas Escrituras, no se debe añadir ni quitar nada de las Sagradas Escrituras, no se debe rechazar las Sagradas Escrituras.

Se debe persistir o mantenerse en las Sagradas Escrituras. Pero no sólo es cuestión de persistir en las Sagradas Escrituras, sino de estar persuadido de las Sagradas Escrituras. El verbo griego que se ha traducido como «estar persuadido» significa creer algo sin la menor sombra de duda.

Mucha gente puede conocer mucho de las Sagradas Escrituras, pero puede ser que no esté persuadida de lo que han aprendido, en el sentido que no lo creen sin sombra de duda y eso se manifiesta en que no ponen en práctica lo que saben en la teoría. En tiempos peligrosos es necesario persistir y estar persuadido de las Sagradas Escrituras.

Luego de expresar el pedido, Pablo va a explicar el pedido. En su explicación, Pablo presenta varios argumentos que respaldan el pedido de persistir y estar persuadido de las Sagradas Escrituras.

El primer argumento es por las personas de quienes Timoteo recibió la enseñanza de las Sagradas Escrituras. La segunda parte de 2 Timoteo 3:14 dice lo siguiente: «Sabiendo de quién has aprendido»

Las personas que enseñaron a Timoteo las Escrituras, no eran personas de dudosa reputación, ni en lo moral, ni en lo espiritual ni en lo doctrinal. Timoteo podía mirar el testimonio o la vida de las personas que le enseñaron las Sagradas Escrituras y podía llegar a la conclusión que vivían lo que enseñaban. Esto debía ser fuente de gran seguridad para Timoteo en cuanto a que lo que recibió era algo genuino, más aún, algo divino.

Una gran interrogante entre los intérpretes de la Biblia, es saber a quienes se refiere Pablo cuando dice: Sabiendo de quien has aprendido. ¿Fue Loida, la abuela de Tiomoteo? ¿Fue Eunice, la madre de Timoteo? ¿Fue Pablo, el maestro de Timoteo? Bueno, los tres califican como personas íntegras para transmitir un legado espiritual genuino. Timoteo podía estar absolutamente seguro que lo que recibió era algo que tenía poder para transformar vidas. Cuán importante es vivir lo que se enseña. Cuando se vive algo diferente a lo que se enseña se está sembrando una serie de dudas en la mente de los que reciben esa enseñanza.

El segundo argumento que utiliza Pablo para explicar su pedido a Timoteo, en cuanto a persistir y estar persuadido de las Sagradas Escrituras, es porque las Sagradas Escrituras muestran el camino hacia la salvación del pecador. 2 Timoteo 3:15 dice: «y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.»

Pablo está haciendo recordar a Timoteo, que desde que era niño sabía que las Sagradas Escrituras, proveen toda la información necesaria para saber con absoluta certeza cómo obtener la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.

La palabra de Dios es como el faro que guía al pecador a la seguridad del puerto llamado salvación. La palabra de Dios es como el mapa que guía al pecador al destino seguro de la salvación. Aparte de la palabra de Dios, el pecador está imposibilitado de hallar el camino a la salvación.

Es la palabra de Dios la que afirma que el hombre es pecador por naturaleza, sin importar la buena opinión que el pecador pueda tener sobre sí mismo. Es la palabra de Dios la que afirma que el hombre está separado de Dios a causa de su pecado. Es la palabra de Dios la que afirma que el pecador está en serio peligro de recibir eterna condenación, si sale de este mundo sin haber arreglado su problema de pecado con Dios. Es la palabra de Dios la que afirma que Dios ama al pecador y por ese amor dio a su Hijo unigénito, el Señor Jesucristo, para que muera en la cruz del calvario en lugar del pecador. Es la palabra de Dios la que afirma que Jesucristo murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos al tercer día y hoy está a la diestra de su Padre en el cielo, ofreciendo y garantizando salvación a todo aquel que le recibe como su Salvador personal.

Sin esta información que provee las Sagradas Escrituras sería imposible que el pecador llegue a ser salvo. Por eso, Timoteo debía persistir en las Sagradas Escrituras y debía estar persuadido de todo lo que dice Dios en su palabra.

El tercer argumento que Pablo utiliza para pedir a Timoteo que persista y esté persuadido de las Sagradas Escrituras, es por el carácter mismo de las Sagradas Escrituras. Note lo que dice 2 Timoteo 3:16-17 «Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.»

Hablando de las Sagradas Escrituras, lo cual comprende tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, Pablo dice que es inspirada por Dios. La frase castellana: «Inspirada por Dios», la cual, como un adjetivo, modifica al sustantivo «Escritura» es la traducción de una sola palabra en el idioma griego, la palabra «Theópneustos» que literalmente significa: exhalada por Dios.

Hablando sobre esto, el autor John MacArthur lo explica de la siguiente manera: A veces Dios dictó a los escritores bíblicos las palabras que debían escribir, como Jeremías 1:9, pero la mayoría de las veces, Dios usó la mente, el vocabulario, y las experiencias de los escritores bíblicos para producir su perfecta, infalible e inerrante palabra. Esto es inspiración.

Todo lo que Dios entregó al hombre por inspiración divina, forma lo que para nosotros es la Biblia, compuesta de 66 libros, 39 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento. No existen otros escritos inspirados por Dios, aparte de esos 66 libros que forman la Biblia. Ahora bien, esta Escritura, exhalada, o inspirada por Dios, cumple un múltiple propósito divino.

Número uno, es útil para enseñar. Esto tiene que ver con que la Biblia contiene todo lo que hombre necesita saber acerca de Dios y acerca de sí mismo. Es absolutamente inútil intentar conocer a Dios y conocer al hombre aparte de la Biblia.

Número dos es útil para redargüir. Esto significa que la Biblia ha sido diseñada por Dios para confrontar al hombre con sus errores, con su pecado, con las cosas que está haciendo y que desagradan a Dios. La Biblia es como el espejo que muestra los defectos de quien se mira en él. Si yo quiero mirar como estoy espiritualmente, lo único que tengo que hacer es mirarme en la palabra de Dios. La Biblia me dirá como estoy con mucha franqueza.

Número tres, es útil para corregir. La Biblia no sólo me dice lo que está mal, sino que me muestra como corregir lo que está mal para que esté bien. A manera de ejemplo, la Biblia dice en Colosenses 3:9 «No mintáis los unos a los otros» Pero también dice en Efesios 4:25 «hablad verdad cada uno con su prójimo»

Número cuatro, es útil para instruir en justicia. La vida cristiana no sólo consiste en reconocer lo malo y corregirlo para que esté bien. La vida cristiana consiste también en aprender a hacer las cosas que agradan a Dios, consiste en incorporar al diario vivir aquellas cosas que son propias de la vida de santidad.

Si Usted desea saber lo que debe hacer para agradar a Dios, debe estudiar la Biblia con mucha dedicación. Mientras más conozca de la Biblia, más capacitado estará para vivir en santidad. Todo esto que puede lograr la Biblia en una persona, se resume en lo siguiente: A fin de que el hombre de Dios sea perfecto.

Esto no significa que el hombre de Dios que persiste en las Sagradas Escrituras y que está persuadido de ella, no pecará jamás. Perfecto se debe entender en el sentido de estar completo, de ser maduro, de llegar a un estado en que no le hace falta nada para agradar a Dios. Por eso dice Pablo que el hombre de Dios estará enteramente preparado para toda buena obra.

Esto significa estar bien equipado para hacer cualquier cosa que Dios determine. En tiempos de oposición, es importante mantener en alto la palabra de Dios. Porque es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. ¿Con qué propósito? Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. ¿Es Usted un hombre así? Quiera Dios que lo sea. Si no, este es el momento para ratificar su respeto y sumisión a lo que Dios ha comunicado en su palabra, la Biblia.

 

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