La hambruna

Qué gozo es contar con su sintonía amable oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. La hambruna es una condición difícil de entender si no se ha experimentado en carne propia. Una vez se preguntó a un campesino ruso cómo fue la hambruna que soportó Rusia entre 1932 y 1933. Dijo él lo siguiente: Fue algo terrible. Teníamos que comer cualquier cosa que caía en nuestras manos: gatos, perros, ratones, pájaros. Cuando uno se levantaba a la mañana se encontraba con algunos árboles sin la corteza. Alguien se la había comido durante la noche. Se llegó inclusive a recoger excremento de los caballos, porque a veces allí se encontraba algunos granos. Cuesta creer, pero es la realidad. Una persona al borde de morir de hambre es capaz de cualquier cosa. Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que aproximadamente la tercera parte de la población mundial está bien alimentada. La otra tercera parte de la población mundial está sub alimentada y la última tercera parte de la población mundial se muere de hambre. Esto hace que cuatro millones de personas mueran de hambre cada año y el 70% de los niños menores de 6 años sufran de desnutrición. Es decir que 30 personas en el mundo mueren de hambre cada minuto. Impresionante, amigo oyente. Pero más impresionante es lo que va a acontecer en relación con la hambruna durante la tribulación.

Si tiene una Biblia a la mano, le invito a abrirla en el libro de Apocalipsis capítulo 6, versículos 5 y 6. Este pasaje bíblico se ubica dentro de lo que se llama los juicios de los sellos durante la tribulación. Ya se han desplegado dos de los siete juicios de los sellos. El primero significó la aparición del Anticristo, quien con su poder engañoso someterá a la población del mundo bajo su dominio. El segundo significó la aparición de la guerra. El paraíso que prometió el Anticristo en este mundo, y que por un poco de tiempo parecía que se hacía realidad, de pronto se hizo pedazos. Así ha sido siempre la efímera paz fabricada por el hombre. Durante la tribulación, el mundo será testigo de las guerras más feroces y sangrientas jamás registradas en la historia de la humanidad. Este es el preámbulo para la apertura del tercer sello. Apocalipsis 6:5 en su primera parte dice: “Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira.” Jesucristo resucitado, el Cordero de Dios, tiene el libro sellado en su mano. Lo tomó de la mano derecha del que está sentado en el trono, es decir de Dios. El libro tenía siete sellos. Dos han sido ya abiertos. El Cordero se dispone a abrir el tercer sello. Tan pronto lo hace, se escucha una voz como de trueno. Los truenos siempre anuncian tormenta. Y vaya tormenta que está por abatirse sobre los pobladores de la tierra durante la tribulación. Es la voz del tercer ser viviente, el que tenía rostro como de hombre. Ven y mira dice al anciano Juan. Al instante, Juan es testigo de un hecho inusual. La segunda parte de Apocalipsis 6:5 y el versículo 6 dice: “Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.” En medio del campo de batalla que es la tierra, como resultado del juicio del segundo sello, Juan ve entrar en escena un brioso corcel negro. El color negro, amigo oyente, significa hambre. En cierta época de su azarosa historia, la ciudad de Jerusalén sufrió el asedio de los babilonios. Los alimentos comenzaron a escasear. En algún momento desaparecieron. Fue tal la desesperación por comer algo que las manos de mujeres piadosas cocieron a sus hijos; sus propios hijos les sirvieron de comida en el día del quebrantamiento. Pero note como describe Jeremías el cuadro desolador de los habitantes de Jerusalén en esa época. Lamentaciones 4:8 dice: “Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los conocen por las calles; su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo” Por eso decimos que el negro simboliza hambre. El jinete que montaba sobre el caballo negro lleva un instrumento para pesar en su mano. Para eso sirve la balanza. Mientras Juan contemplaba todo esto, quizá tratando de hallar una explicación a lo que tenía ante sus ojos. Se oyó una voz que partía de en medio de los cuatro seres vivientes. A lo mejor Dios o quizá el Cordero, está explicando a Juan el misterio de la balanza en la mano del jinete que cabalgaba sobre el caballo negro. La balanza simboliza que en la tribulación habrá racionamiento de alimentos. Los alimentos serán tan escasos y tan costosos que solo se podrá comprar dos libras de trigo por un denario. El denario era lo que ganaba un jornalero por un día de trabajo. Es decir que con un día de trabajo apenas se podrá comprar dos libras de trigo, cuando normalmente se podía comprar 16 libras de trigo. Dos libras de trigo era el sustento de un día para una persona. Imagine a un trabajador durante la tribulación. Con lo que ganaba un día apenas llevaba a su casa dos libras de trigo. Eso alcanzaba solo para una persona, cuando en su casa había no menos de cuatro bocas más. Esta escasez de alimentos hará que muchos opten por un cereal más económico, pero menos nutritivo y menos apetecible. La cebada. Con el mismo denario se podía comprar seis libras de cebada. La cebada era el cereal que se usaba para alimentar a los animales. El hambre hará que la gente se tenga que conformar con cebada y aún eso, alcanzará con las justas para una pequeña familia. Pero dato curioso: El aceite y el vino no van a ser tocados. Aceite y vino son símbolos de artículos suntuosos. Habrá abundancia de aceite y vino, el problema es que serán tan caros que la gente común y corriente no lo podrá comprar. Sin embargo, la gente pudiente, como siempre, tendrá acceso a todo lo que desee el paladar. Este es el cuadro que nos presenta el tercer sello. Quizá Usted se estará preguntando ¿Y qué es lo que hará que el mundo se vea sumido en esta hambruna tan severa durante la tribulación? El origen de la hambruna se remonta a la acción del jinete con la gran espada que cabalgaba el caballo rojo sangre. ¿Qué representaba este jinete? Exactamente. Guerra generalizada. La hambruna se debe a una variedad de factores, como sequía, inundaciones, tornados, plagas de insectos, aumento descontrolado de población, erosión del suelo, etc. Y ciertamente, también la guerra. Mientras mayor sea la guerra, mayor es la hambruna resultante. Como resultado de la primera guerra mundial y las revoluciones que le siguieron, murieron de hambre 27 millones de personas en el mundo. Cuando un país está en guerra, los recursos económicos que normalmente sirven para desarrollo de la agricultura, se utilizan en la compra o fabricación de armas, dando como resultado una escasa producción agrícola y la consecuente falta de alimentos para la población. De modo que, amable oyente, durante la tribulación, la guerra estará al orden del día. No es de extrañarse entonces que le siga la hambruna en el planeta. Sobre esto, profetizó el Señor Jesucristo cuando en Mateo 24:7 dijo: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá pestes y hambres y terremotos en diferentes lugares” Cuando este versículo habla de hambres, se está refiriendo a la acción del jinete que con balanza en mano cabalga sobre el caballo negro. Las desgracias nunca vienen solas, afirma el dicho. Esto será una realidad en la tribulación. Al terrible mal de tener al Anticristo dominando la tierra, le seguirá la desgracia de la cruenta guerra y a esta le seguirá la desgracia de la hambruna. Pero al igual que con los otros dos jinetes, también se oye ya a lo lejos el galopar del tercer jinete del Apocalipsis. ¿Lo percibe? Es un hecho que el mundo enfrenta en la actualidad un grave problema con la provisión de alimentos para sustentar a la población mundial. El problema se ha vuelto crítico durante los últimos 20 años. Los países en desarrollo, que prácticamente no importaban alimentos hasta 1950 comenzaron a importar entre 25 y 30 millones de toneladas de granos para 1960. Para 1975 las importaciones netas de granos fueron de 50 millones de toneladas por año. Cada año se hace más evidente la falta de alimentos a escala mundial. Todo esto es un anticipo de lo que va a acontecer en la tribulación. Es el eco del galopar del caballo negro y su jinete que trae hambre sobre la tierra. A lo mejor Usted está alarmado por lo que el mundo ya está viviendo y lo que vivirá después, durante la tribulación. Pero no se alarme, porque si Usted es del Señor, Usted será librado de la tribulación que vendrá sobre la tierra. Y si Usted no es del Señor, Usted puede hoy mismo ser de él. Lo único que necesita hacer es recibir a Cristo como Salvador. Él saciará el hambre de su alma, lo cual bien puede ser el inicio de una vida de íntima relación con él para experimentar que además de ser su Salvador él es también su proveedor de las cosas materiales.

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