La triste realidad es que el mundo vive en constante peligro de una tercera guerra mundial

Cordiales saludos amiga, amigo oyente. Es motivo de mucho gozo para nosotros poder compartir con Usted estos minutos alrededor de la palabra del Señor. Bienvenido al estudio Bíblico de hoy. Cuando el mundo se estaba preparando para lo que se conoce como la Primera Guerra mundial, se dijo que esa guerra era necesaria para acabar con todas las guerras en el mundo. Lamentablemente, pocas décadas más tarde, el mundo se tiñó de sangre con otra guerra mundial. La segunda guerra mundial. Muchos se habrán ilusionado pensando que esa será la última guerra mundial. La triste realidad es que el mundo vive en constante peligro de una tercera guerra mundial. De algo que podemos estar totalmente seguros es que casi al final de la tribulación tendrá lugar la última guerra mundial. Después de ésta no habrá más guerras en el mundo.

Abramos nuestras Biblias en el libro de Apocalipsis capítulo 16. Este capítulo nos provee un recuento detallado de lo que se llama los juicios de las copas. Lo último que estudiamos fue el juicio de la sexta copa. El ángel derramó el contenido de esta copa sobre el gran río Eufrates. Como resultado, el agua de este gran río se secó y el lecho seco del río sirvió de vía de acceso para un poderoso ejército de una confederación de naciones de oriente. Acto seguido, Juan vio que de la boca de Satanás, del Anticristo y del falso profeta, salieron tres espíritus inmundos a manera de ranas. Estos demonios tenían poder sobrenatural para realizar toda clase de milagros. Mediante la realización de milagros lograrán engañar a los reyes de la tierra en todo el mundo y los convencerán que lo mejor que pueden hacer para el bienestar del mundo es contribuir con sus ejércitos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. Es así como todas las fuerzas militares del mundo estarán congregadas en el lugar que en hebreo se llama Armagedón. Este nombre se compone de dos palabras. Ar y Meguido. Ar significa monte y Meguido es el nombre de la ciudad situada en un monte de poca altura al pie del Carmelo en el Valle de Jezreel. Por eso, Armagedón, literalmente, significa el monte de Meguido. Pero Meguido, no solo es el nombre de la ciudad, sino que además significa: cortar, separar, juzgar, matar. Comprende un área de unos 23 Km. De ancho por 32 Km. De largo y forma lo que Napoleón Bonaparte calificó como el escenario natural perfecto para una batalla. Fue aquí donde Débora y Barac derrotaron a las fuerzas de Canaán según Jueces 5. Fue aquí donde Gedeón peleó con los Madianitas según Jueces 7. Fue aquí donde David derrotó al gigante Goliat según 1 Samuel 17. Fue aquí donde el rey Saúl perdió la vida en forma trágica según 1 Samuel 31. Fue aquí donde las fuerzas Egipcias mataron al rey Josías según 2 Reyes 23. Fue usado por Tito al mando del ejército Romano y también por los Cruzados. Más recientemente fue utilizado por el General Allenby cuando derrotó a las fuerzas Turcas en 1917. Este lugar se teñirá de sangre nuevamente en la futura guerra de Armagedón. De modo que con el derramamiento de la sexta copa, quedan listas las fuerzas militares para la guerra de Armagedón. Solo falta la orden de batalla. Pero juntamente con eso está el juicio de la séptima copa. Esto es justamente lo que tenemos en el pasaje bíblico que vamos a estudiar el día de hoy. Primero tenemos un anuncio singular. Apocalipsis 16:17 dice: “El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.” El contenido de la séptima copa se derrama por el aire. Esto significa que su efecto abarca a todo el mundo. Inmediatamente desde el templo del cielo, desde el trono del templo más exactamente, salió un anuncio singular. El trono del templo del cielo es el lugar donde está Dios, es Dios entonces quien hizo ese anuncio singular a gran voz. El anuncio singular fue: Hecho está. Esto significa: Se ha cumplido. Está acabado. Se refiere a los juicios de Dios sobre este mundo. Después del juicio de la séptima copa no habrá más juicios sobre la tierra durante la tribulación. Un anuncio semejante hizo miles de años atrás el Hijo de Dios, Jesucristo. Estando en la cruz del Calvario, pronunció: Consumado es. El anuncio en este caso tenía que ver con que la obra redentora de Cristo a favor del pecador estaba completa. Inmediatamente después del anuncio singular, ocurrieron eventos singulares en el mundo. Note lo que dice Apocalipsis 16:18-21 “Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo: porque su plaga fue sobremanera grande.” Parece como si el universo entero estuviera convulsionado. El globo terrestre es envuelto en una vorágine de violencia. La atmósfera estará enrarecida. Los relámpagos parecían más brillantes en medio de las densas tinieblas que imperaban en el reino del Anticristo. Por el firmamento surcaron voces como de lúgubre lamento. Los truenos ensordecedores sacudían el espacio. Es la manifestación de un Dios santo airado por el pecado. Inmediatamente después la convulsión de la atmósfera contagia a la superficie de la tierra. Comienza con un gran temblor de tierra. Lo de gran se refiere al alcance universal de este movimiento terráqueo. La intensidad del temblor va en aumento. Los segundos se hacen eternidades. Llega un punto cuando ya no se puede hablar de un gran temblor de tierra únicamente porque la intensidad del movimiento terráqueo es tal que para ahora ya es un gran terremoto. Pero este terremoto será muy especial. Dice la Biblia que será tan grande cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Ningún ser humano ha vivido una experiencia similar a la que vivirán los moradores de la tierra cuando el séptimo ángel derrame su copa. El movimiento terráqueo hará que la gran ciudad se dividida en tres partes. Esto se refiere a la ciudad de Jerusalén. De una manera providencial, Dios hará que Jerusalén no sea destruida sino que sea dividida en tres partes. Las demás ciudades del mundo no serán tan favorecidas porque el texto leído declara que cayeron. No importa si son ciudades pequeñas, medianas o grandes. Todas quedarán deshechas por el gran terremoto. Será el fin de toda obra arquitectónica en el mundo entero. Cuando el texto dice que la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, significa que ha llegado el momento para que Dios tome venganza sobre el sistema mundial satánico liderado por el Anticristo. Por eso es que el mundo quedará en total ruina. Se acabarán los negocios, se acabará la política, se acabará el placer, se acabará la educación, se acabarán los deportes, se acabará el arte. Todo lo que el mundo considera valioso quedará reducido a escombros. Es la obra de Dios dando a beber a Babilonia el cáliz del vino del ardor de su ira. La violencia del terremoto será tal que la topografía del planeta sufrirá cambios radicales. Dice el texto que toda isla huyó. Esto significa que la corteza terrestre va a ser totalmente modificada. La tierra tiene ahora cinco continentes. Después de este terremoto, ya no serán cinco, ni cuatro ni seis. Solo Dios sabe. Los textos de geografía tendrán que volver a escribirse. La fisonomía del terreno también va a ser alterada. Los montes no serán hallados. Es como si hubieran volado de donde estaban originalmente a otro lugar distante. Solo con pensarlo me sobrecoge un sentimiento de pánico. Imagine lo que será estar allí. Gracias a Dios que por su misericordia, los que hemos recibido a Cristo como Salvador no viviremos esta experiencia. Ya hemos visto lo que sucederá con la atmósfera y con la superficie de la tierra. Veamos ahora lo que sucederá con los habitantes de la tierra. Recuerde amigo oyente, que para entonces, los moradores de la tierra, seguidores del Anticristo, estarán cubiertos de llagas malignas y pestilentes, no habrá mares, no habrá agua dulce, el sol será tan ardiente que quemará todo lo que alumbra. Como si eso fuera poco, dice el texto leído que del cielo caerá un granizo tan enorme como del peso de un talento. Un talento pesa alrededor de 34 kilos o unas 75 libras. Ay de aquel que le caiga encima un granizo de estas dimensiones. El juicio de la séptima copa ha causado estragos en la atmósfera, en la superficie de la tierra y en los moradores de la tierra. ¿Cuál será la reacción de los moradores de la tierra? El texto dice que los hombres blasfemaron o dijeron cosas ofensiva contra Dios por la calamidad del granizo, porque fue un castigo muy grande. Asombroso amigo oyente. El corazón de los moradores de la tierra se habrá endurecido tanto que a pesar de estar viviendo en las puertas mismas del infierno, no se arrepentirán de sus malas obras sino que levantarán sus puños en rebeldía contra Dios, seguramente reclamándole por lo que según ellos era un castigo injusto. Así es el corazón del hombre cuando reiteradamente rechaza la oferta de salvación que Dios ofrece en Cristo. Si Usted tiene a Cristo como su Salvador, todo el castigo que hemos descrito no es para Usted. Pero si Usted no tiene a Cristo como su Salvador, es muy probable que Usted viva en carne propia lo que hemos visto en este estudio bíblico. No ponga en riesgo el destino eterno de su alma. Hoy mismo reciba a Cristo como su Salvador. Si desea orientación sobre cómo hacerlo, póngase en contacto con nosotros a las direcciones que daremos a continuación.

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