La presencia de falsos maestros en la iglesia

Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la carta del apóstol Pablo a los Filipenses. Hemos afirmado en varias oportunidades que esta carta es una carta que destila gozo. En esta ocasión veremos que aún la presencia de falsos maestros en la iglesia no es motivo suficiente para que los creyentes perdamos el gozo.

La presencia de falsos maestros en la iglesia es normalmente fuente de aflicción para los hermanos. Si Ud. ha sido parte de una iglesia, local en la cual han entrado falsos maestros enseñando falsas doctrinas estará de acuerdo con nosotros en tal sentido. Pero aun este grave mal no debería tener el poder de privarnos del gozo. A la iglesia de Filipos habían entrado algunos falsos maestros. Se llamaban los judaizantes. Esta palabra un tanto extraña es la que el nuevo testamento utiliza para referirse a falsos maestros que enseñan que para ser salvos se necesita de la fe más el cumplimiento de ritos religiosos. La circuncisión era el rito religioso favorito que los judaizantes intentaban añadir a la fe para ser salvos. Los judaizantes tenían el complejo del bisturí. ¿Sabe lo que eso significa? Significa que por medio del bisturí se puede ser salvo, porque en esencia eso era lo que los judaizantes enseñaban. En la actualidad existen también este tipo de falsos maestros, quizá no hablan de circuncisión, pero nos hablan de que para ser salvos necesitamos recibir a Cristo pero además guardar alguno de los diez mandamientos, o que para ser salvos necesitamos recibir a Cristo pero además ser miembros de tal o cual iglesia o tal o cual denominación. ¿Ha oído a personas que dicen eso? Probablemente sí. El momento que se añade algo más a la fe, no importa si es la obra del bisturí circuncidando a alguien o el guardar alguno de los diez mandamientos o el ser miembro de algún grupo religioso o denominacional, se ha pervertido el evangelio y Pablo dice en Gálatas 1:8: «Mas sí nosotros, o un ángel de cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado sea anatema» Muy bien, estos falsos maestros estaban entre los creyentes de Filipos, y probablemente algunos creyentes habían perdido su gozo. Ante esta situación. Pablo comienza diciendo, en Filipenses 3:1 «Por lo demás, gózaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro» El por lo demás con lo cual comienza este versículo, es simplemente una frase utilizada por Pablo para entrar a un nuevo asunto, como si Ud. diría, por otro lado, cuando está escribiendo una carta. Pablo se dirige a los creyentes, a los hermanos y ordena que nos gocemos en el Señor. Tome nota que gozarse es un acto de la voluntad, si no fuera así. Pablo no lo ordenaría. En otras palabras, es cuestión de Ud. amigo oyente el tener gozo o no tener gozo. Esto es importante recalcar porque la mayoría de nosotros pensamos que el gozo depende de las circunstancias. Si todo va bien con nuestros asuntos, entonces podemos tener gozo, pero si algo no marcha bien, entonces no podemos tener gozo. Pero bíblicamente hablando, no es así. El gozo es algo que Ud. y yo podemos producir sin importar cuales sean las circunstancias externas. Ciertamente que no es sencillo experimentar gozo en medio de las dificultades, pero tampoco es imposible. Para experimentarlo necesitamos ser llenos del Espíritu Santo, porque una parte del fruto del Espíritu, o lo que el Espíritu Santo produce en una persona que ha sido llenada por él es justamente el gozo. Además notemos que para experimentar gozo aun en medio de circunstancias adversas, necesitamos que la fuente del gozo sea el Señor. Gózaos en el Señor dice Pablo. En otras palabras, mire al Señor, reconozca todo lo que él es y gócese en ello, sabiendo que las circunstancias adversas no solo que son pasajeras sino que además tienen un buen propósito. La idea de experimentar gozo en medio de dificultades no era algo que por primera vez estaban escuchando los Filipenses. Lo habían oído varias veces, por eso Pablo pone ese comentario de que a él no le era molesto escribirles las mismas cosas, pero para los Filipenses quizá era molesto que se les repitieran las mismas órdenes vez tras vez. No siempre tomamos de buena manera el que nos repitan las órdenes, ¿verdad? Pero a veces es necesario hacerlo y Pablo no ha desistido de hacerlo. Así que, los Filipenses debían gozarse en el Señor aun teniendo la amenaza de los falsos maestros. Esto no significa que los creyentes no debían hacer nada contra los falsos maestros. Con gozo en el Señor debían cuidarse de los falsos maestros. Por eso es que Pablo hace una advertencia. Consideremos entonces la advertencia enunciada y después la advertencia, explicada. En cuanto a la advertencia enunciada, Filipenses 3:2 dice: «Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo» Por tres ocasiones. Pablo advierte diciendo: Guardaos. Esto significa: Cuidado con ellos. Cuidado con seguir su enseñanza, cuidado con seguir su ejemplo. Pablo habla de las mismas personas y les da tres calificativos. Primero les llama perros. El perro era un animal inmundo para los judíos. Los judíos llamaban perros a los que no son judíos. Pero Pablo está diciendo, los inmundos son los falsos maestros que pretenden que la salvación es por fe más ritos religiosos de diversa índole como la circuncisión. Luego les llama malos obreros. Los falsos maestros pensaban que eran buenos obreros al inducir a los creyentes a circuncidarse como requisito adicional a la fe en Cristo para ser salvos, pero Pablo dice: Esos son malos obreros cada vez que alguien venga a Ud. y le diga que la salvación es por fe más guardar esto o aquello, Ud. debe saber que se trata de un mal obrero. Después les llama mutiladores del cuerpo. Esto significa que los falsos maestros estaban desesperados por cortar una parte del cuerpo, en clara alusión a la circuncisión. Tenían una verdadera pasión por usar el bisturí. Por eso dijimos que tenían el complejo del bisturí. Ud. puede ser salvo, decían, sí recibe a Cristo como Salvador, pero también necesita circuncidarse. Igual que muchos falsos maestros hoy en día quienes afirma casi lo mismo: Ud. puede ser salvo, por recibir a Cristo como Salvador, pero también necesita guardar tal o cual mandamiento o cumplir con tal o cual rito religioso. Los creyentes debernos guardarnos o cuidarnos de falsos maestros que pervierten el evangelio añadiendo requisitos, a la fe para ser salvos. ¿Por qué una advertencia en términos tan severos? Para responder esta pregunta consideremos la advertencia explicada. Filipenses 3:3 dice: “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne» Pablo está hablando a creyentes, y dice que nosotros somos la circuncisión. ¿En qué sentido somos la circuncisión? Ciertamente no por el hecho de haber sido circuncidados físicamente. Dejemos que el texto mismo responda entonces en qué sentido los creyentes somos la circuncisión. Pablo dice primeramente: Los que en espíritu servimos a Dios. Servir a Dios espíritu significa entrar a su presencia por la fe, no por medio de complicados ritos religiosos, o elaboradas manifestaciones emocionales carentes de realidad. Dios es Espíritu y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren, dice Juan 4:24. En segundo lugar, los creyentes somos la circuncisión porque nos gloriamos en Cristo Jesús. Para relacionarnos con Dios no dependemos de nuestra propia fuerza o nuestra propia capacidad o nuestro propio mérito. Nos relacionamos con Dios única y exclusivamente por medio de Cristo Jesús. En tercer lugar, los creyentes somos la circuncisión porque no tenemos confianza en la carne. Confiar en la carne significa depender de nuestras capacidades naturales para acercarnos a Dios. Una persona podría confiar en su inteligencia o en su educación o en su trasfondo social o en cualquier otra cosa para por ello acercarse a Dios. Si lo haría estaría confiando en la carne, pero los creyentes no tenernos ninguna confianza en la carne, porque nada, bueno se puede esperar de nuestra vieja naturaleza. Nuestra dependencia como vimos antes está en la obra perfecta de Cristo en la cruz en nuestro favor. Siendo que los creyentes somos la circuncisión, entonces ¿para qué someternos al bisturí como afirmaban los judaizantes? Si Ud. amigo oyente ha recibido a Cristo como su Salvador, Ud. es la circuncisión, no necesita circuncidarse o guardar tal o cual mandamiento para ser salvo o para mantenerse salvo. Este pensamiento debe traer gozo a su corazón, un gozo que no se desvanece aun cuando entre nosotros estén los infaltables falsos maestros que pervierten el evangelio añadiendo requisitos a la sola fe para ser salvos.

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