Lección sobre el ofrendar

Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. No hay duda que la responsabilidad más esquiva en la mayoría de los creyentes es el ofrendar. Si los creyentes ofrendáramos como deberíamos la obra del Señor no atravesaría jamás por necesidad. Los creyentes de Filipos enviaron una ofrenda a Pablo, no sabemos en qué consistió esa ofrenda a lo mejor fue dinero, o quizá ropa, o de pronto comida. No se sabe. Pero lo que sí se sabe es que esa ofrenda fue el motivo para que Pablo nos deje una impactante lección sobre el ofrendar. Dejemos por tanto que el hermano David Logacho comparta con nosotros esta lección sobre el ofrendar, tomada directamente de la epístola de Pablo a los Filipenses.

Abramos nuestras Biblias en la epístola de Pablo a los Filipenses, capitulo 4 versículos 10 a 13.

Efectivamente, los hermanos de Filipos hicieron llegar una ofrenda a Pablo por medio de Epafrodito. En este pasaje, Pablo hace referencia a esta ofrenda y es así como tenemos el efecto que produjo la ofrenda recibida, y en segundo lugar la explicación sobre la ofrenda recibida. Este será nuestro bosquejo para el estudio bíblico de hoy.

En cuanto al efecto que ocasionó la ofrenda recibida, Filipenses 4:10 dice: «En gran manera me goce en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabas solícitos, pero os faltaba la oportunidad»

Claramente notamos que la ofrenda recibida por Pablo causó en él un gozo sin igual. Pablo dice que se gozó grandemente en el Señor. Esto significa que aunque fueron los Filipenses quienes enviaron la ofrenda. Pablo vio en ellos la misma mano del Señor y lo recibió como si viniera del mismo Señor.

Los Filipenses tenían la costumbre de ofrendar a Pablo, y lo hacían con solicitud, es decir, generosa y diligentemente, pero por un buen tiempo no lo habían hecho, y por fin llegó el momento en que volvieron a hacerlo.

Pablo como que suaviza su apreciación de esta, falta de cuidado de los Filipenses hacía él, diciendo que no es que no estaban dispuestos a ofrendar sino que no tuvieron la oportunidad de hacerlo.

Así que, amigo oyente, el efecto dé la ofrenda que recibió Pablo, no solo cubrió algunas de sus necesidades sino principalmente trajo gozo a su corazón. ¿Está Ud. ofrendando a siervos del Señor, quienes como Pablo, están sirviendo al Señor, ya sea en una iglesia, o en un ministerio? Ud. debe saber qué sus ofrendas hechas con solicitud serán motivo de gozo en el Señor para estos hermanos.

En segundo lugar consideremos la explicación sobre la ofrenda recibida. Por lo que Pablo acabó de: decir, muchos quizá podrían estar pensando que Pablo era un codicioso de dinero, porque dice que en gran manera se gozó en el Señor porque los Filipenses le enviaron una ofrenda.

Para corregir este punto de vista errado, Pablo afirma lo siguiente en Filipenses 4:11-13 «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»

Pablo no quería que sus lectores pensaran que su gozo en el Señor es porque al fin le habla llegado dinero para satisfacer su necesidad económica del momento, porque simplemente, Pablo había aprendido a contentarse cualquiera que fuera su situación. Había aprendido a estar contento si tenía que vivir con lo mínimo indispensable para no morir, y había aprendido a estar contento si tenía abundancia para vivir holgadamente.

Independientemente de la situación. Pablo había aprendido a estar contento. Esto es sumamente interesante. Cuánto no diéramos por poder vivir nosotros mismos esta experiencia, porque si somos honestos con nosotros mismos, tenemos que admitir, que nuestro contentamiento es altamente dependiente de las circunstancias externas.

Si tenemos suficiente dinero, rebozamos de gozo, pero si no tenemos suficiente dinero, perdemos totalmente el gozo. Si tenemos salud, no cabemos de alegría, pero cuando enfermamos nos sumimos en la tristeza. Si las cosas salen como nosotros esperamos que salgan, nos sentimos muy contentos, pero tan pronto como las cosas no salen como lo esperábamos nos hundimos en la desesperación. ¿Cómo podemos llegar a estar contentos independientemente de la situación que afrontemos?

Primero, es algo que tenemos que aprender. Pablo dice que aprendió a contentarse cualquiera que fuera su situación. El aprendizaje implica tiempo y esfuerzo. Nadie experimenta contentamiento cualquiera que sean sus circunstancias desde el momento que recibe a Cristo como Salvador. Pablo debió haber experimentado tristeza y pesar cuando las cosas no le salían bien, en algún momento de su vida, cuando era un bebé espiritualmente hablando, pero en algún momento, quizá como resultado de las pruebas, aprendió a contentarse cualquiera que sea su situación.

Pero además, en segundo lugar, Pablo dice que en todo y por todo está enseñado. Esto significa que en ese proceso de aprendizaje se introdujo a los secretos, si podríamos llamarlo, de vivir contento independientemente de las circunstancias.

Enseñado es una palabra que significa iniciado en una religión de misterio. Pablo era un iniciado no en religiones de misterio, sino en los secretos de vivir contento cualquiera que sea su situación. Eso le permitió vivir contento tanto si estaba saciado como si estaba con hambre, tanto si tenía abundancia como si tenía necesidad. La clave está entonces en conocer ese secreto para que nosotros también seamos enseñados en todo y por todo.

Allí es cuando entra como un rayo fulgurante Filipenses 4:13 en su verdadera dimensión: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»

Este es el secreto para la vida de contentamiento independientemente de las circunstancias externas. Este texto, amigo oyente, ha sido maltratado sin misericordia, cuando se lo entiende fuera de contexto como el justificativo para que podamos hacer cualquier cosa que se nos venga a la cabeza.

Quizá como en ningún otro lugar es vital entender el contexto de este texto para captar su verdadero significado.

Un joven una vez no estudió para rendir un examen en la universidad, sin embargo se presentó a la prueba y antes de contestar las preguntas oró al Señor diciendo: Señor, yo sé que todo lo puedo en Cristo que me fortalece, por tanto, te pido que me ayudes a rendir bien este; examen. Por supuesto que saco una mala calificación, como era de esperarse, porque Filipenses 4:13 no es una promesa para sacar buenas calificaciones sin estudiar.

Otro joven que estaba enamorado de una chica decía que sabía que debía casarse con ella, y que le iba a ir bien en el matrimonio porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¿Pero es Filipenses 4:13 una promesa para garantizar que nos va a ir bien en un matrimonio? Por supuesto que no, porque lo que dice Filipenses 4:13 es que el estar contento cualquiera que sea nuestra situación es consecuencia de confiar en Cristo quien es la fuente de nuestra fortaleza.

Si estamos con hambre, confiemos en él, que él nos dará la fortaleza para soportarlo. Si estamos saciados, confiemos en él, que él nos dará la fortaleza para no jactarnos y alejarnos del Señor.

Todo depende de dónde extrae Ud. su fortaleza, si su fortaleza, viene del dinero que Ud. tiene, Ud. estará contento cuando tenga dinero, pero se sentirá miserable cuando le falte el dinero. Pero si su fortaleza viene de Cristo, no importa si tiene o no tiene dinero, Ud. siempre podrá estar contento.

Así que el gozo sin igual de Pablo no era porque tenía sus bolsillos llenos de dinero con la ofrenda que; recibió de los Filipenses, porque su contentamiento no dependía de cuánto dinero tenia sino de la fortaleza que extraía de la persona de Cristo Jesús.

Si Ud. amigo oyente, quiere vivir contento independientemente de las circunstancias, aprenda como Pablo a mirar a Cristo y encontrar en él todo lo que necesita para vivir contento. En nuestro próximo estudio bíblico veremos por qué en realidad Pablo se sintió con gran gozo al recibir la ofrenda de los Filipenses, esperamos por tanto que nos acompañe Dios.

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