La exhortación por parte de Pablo

Es grato estar nuevamente junto a Usted amiga, amigo oyente para proseguir en nuestro estudio del libro de Gálatas, La Carta Magna de Emancipación Espiritual de la Iglesia. Es tan sencillo creer una cosa y vivir otra cosa totalmente diferente. Ese fue el error que cometió un gran hombre de Dios llamado Pedro. En el estudio bíblico de hoy, veremos detalles de este error y la exhortación correspondiente por parte de otro hombre de Dios llamado Pablo. En instantes más estará con nosotros David Logacho para hablarnos de este interesante tema.

A manera de introducción, recordemos que el apóstol Pablo fundó varias iglesias en una región conocida como Galacia. Casi tan pronto salió Pablo de esa región, entraron unos falsos maestros conocidos como judaizantes. Estos falsos hermanos eran de ascendencia judía y proclamaban un mensaje de salvación por fe más obras. El verdadero evangelio es un mensaje de salvación por gracia, el cual se recibe por la sola fe en la sola persona y obra de Jesucristo. Pero los judaizantes pervirtieron este mensaje y predicaban que para ser salvos es necesario tener fe en la persona y obra de Jesucristo y además someterse a la circuncisión conforme al rito de Moisés. Increíblemente este mensaje fue ingenuamente aceptado por los creyentes de Galacia y se dispusieron a someterse al bisturí. Cuando Pablo supo de esto, les escribió una encendida carta para corregir el error que estaban cometiendo. La primera parte de su carta, tiene un tono eminentemente personal. Pablo hace una magistral defensa de su apostolado y del mensaje que predicaba. En esta parte, encontramos el relato de un viaje muy especial que Pablo juntamente con algunos de sus colaboradores hizo a Jerusalén. Sucede que mientras Pablo estaba en Antioquia de Siria, vinieron algunos falsos maestros de Judea, los judaizantes, enseñando a los hermanos que si no se circuncidan conforme al rito de Moisés, no pueden ser salvos. Pablo y su colaborador Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con estos judaizantes y como no llegaron a ningún acuerdo, el asunto fue llevado a la gran ciudad de Jerusalén donde estaban los apóstoles y los ancianos, la flor y nata de la iglesia. Todo esto está registrado en el capítulo 15 del libro de Hechos. Luego de discutir sobre el asunto, finalmente se arribó a la conclusión que los gentiles no deben ser obligados a circuncidarse ni a guardar la ley de Moisés para ser salvos. Lo único que necesitan para ser salvos es confiar en Cristo como su Salvador personal. Lo mismo se aplica a los judíos. Fue una total derrota para los judaizantes. En esto estuvieron totalmente de acuerdo Pedro, Jacobo y Juan quienes eran considerados como columnas en la iglesia de Jerusalén. Pablo y sus acompañantes retornaron victoriosos a Antioquia, comunicaron las buenas nuevas a la iglesia y prosiguieron con su trabajo de predicar el verdadero evangelio de la gracia de Dios. Inclusive invitaron a Pedro a estar un tiempo en Antioquia. Pedro aceptó la invitación y llegó a Antioquia. Una vez allí, Pedro compartió de lo más bien con los creyentes gentiles. Pero no olvide amigo oyente que los judaizantes son huesos duros de roer. Lejos de desistir de su intento por pervertir el evangelio de la gracia de Dios, emprendieron con ahínco la empresa de diseminar su falsa doctrina. Fue así como llegaron nuevamente a Antioquia, donde estaba Pablo, Bernabé, Tito y por entonces también Pedro. Aquí es cuando debemos ir al libro de Gálatas, capítulo 2 versículo 11 a 21. Lo que primero notamos es la equivocación de Pedro, en los versículos 11 a 13, luego la exhortación de Pablo en el versículo 14 y finalmente la explicación de Pablo en los versículos 15 a 21. En esta ocasión nos ocuparemos solamente de la equivocación de Pedro y de la exhortación de Pablo. Vayamos a lo primero. Gálatas 2:11-13 dice: “Pero cuando Pedro vino a Antioquia, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos” Allí lo tiene amable oyente. El gran apóstol Pedro cometiendo una grave equivocación. ¿Cuál era? Tiene que ver con no poner en práctica lo que creía, o actuar en contra de lo que creía. Antes de apuntar con el dedo índice a Pedro, recuerde que cada vez que señalamos a alguien con el dedo índice, los restantes cuatro dedos nos apuntan a nosotros mismos. Lamentablemente es así. Cuantas veces habremos hecho cosas a sabiendas que no las debemos hacer. Pedro cayó justamente en eso. Cuando Pedro llegó a Antioquia, estaba convencido de que en Cristo no hay diferencia entre judío y gentil, pues de ambos pueblos, Dios hizo un solo pueblo, derribando la pared intermedia de separación. Es así como Pedro no tenía ningún problema para juntarse a comer con los gentiles. El acto de compartir una comida con los gentiles era la forma de Pedro de decir: ¿Ven?, Somos uno en Cristo. No existe diferencia entre Ustedes gentiles y yo judío. Todo iba muy bien, hasta que Pedro notó que habían llegado de Jerusalén, algunos judíos que supuestamente venían parte de Jacobo, aunque Jacobo nunca les envió. Eran los judaizantes quienes no tuvieron empacho en mentir diciendo que venían de parte de Jacobo. Tan pronto Pedro detectó la presencia de los judaizantes en Antioquia, dice la Biblia que se retraía y se apartaba de los gentiles. Esto significa que ya no quería estar junto a los gentiles. Ya no quería comer con los gentiles. Ya no quería mezclarse con los gentiles. Comenzó a actuar en contra de lo que creía, en contra de sus convicciones. ¿Cuál fue la razón? Pues porque tenía miedo de los de la circuncisión o de los judaizantes. En esta ocasión Pedro decidió agradar a los hombres. Recuerde que si agradamos a Dios no podemos agradar a los hombres y si agradamos a los hombres no podemos agradar a Dios. Hay dos tragedias en la caída de Pedro. Por un lado se convirtió en hipócrita, porque esa es la idea cuando Pablo dice que Pedro estaba simulando. Por dentro sabía que no había problema en comer con los gentiles, pero por fuera se retraía y se apartaba de los gentiles, para agradar a los judaizantes. Por otro lado, arrastró en su error a hombres notables como Bernabé y otros judíos de la iglesia de Antioquia. Cuando un hombre del calibre de Pedro se equivoca en algo, es probable que muchos le sigan en su caída. Cuán importante es no seguir al hombre sino al Señor. Y todo esto estaba pasando ante la estupefacta mirada del apóstol Pablo. Me imagino yo que la presión interna debe haber estado en aumento en Pablo al ver la conducta de Pedro. Pablo no era de las personas que se callaba al constatar un error, especialmente si la verdad del evangelio estaba en juego. Por eso es que Pablo resistió a Pedro cara a cara. Esto significa que mirándole a los ojos le dijo las cosas como son. Pablo no andaba por las ramas. La conducta de Pedro era de condenar y Pablo se lo dijo sin ruborizarse. Veamos por tanto la exhortación de Pablo. Se encuentra en Gálatas 2:14 donde dice: “Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” La conducta de Pedro y los demás judíos, al retraerse y apartarse de los gentiles, porque los gentiles no se habían circuncidado y no estaban guardando la ley de Moisés, era equivalente a no andar rectamente conforme a la verdad del evangelio. Pedro y compañía estaban actuando en desacuerdo con la verdad del evangelio. La verdad del evangelio dice: En Cristo no hay diferencia, porque tanto judío como gentil han sido redimidos por la sangre de Cristo. Pero cuando Pedro y los otros judíos se resistían a juntarse con los gentiles, estaban violentando esta verdad. Es a causa de esto que mirándole directamente a los ojos y en presencia de todos, Pablo exhortó a Pedro diciendo: Tú, que eres judío, has estado viviendo como si no lo fueras; ¿por qué, pues, quieres obligar a los no judíos a vivir como si lo fueran? Pablo es frontal y directo. No está diciendo nada exagerado ni nada alejado de la verdad. Mientras no estaban presentes los judaizantes, Pedro, siendo judío estaba actuando como gentil. Se reunía con los gentiles y comía con los gentiles. ¿Cómo entonces cuando llegaron los judaizantes, Pedro se retraía y se alejaba de los gentiles, como desaprobando que los gentiles no son circuncidados y no guardan la ley de Moisés? La Biblia no registra ni la reacción ni la respuesta de Pedro. Me imagino yo que lo único que habrá hecho es agachar la cabeza en señal de reconocimiento de su falta. Pero no seamos prontos a juzgar a Pedro, porque nosotros también cometemos el mismo error con mucha frecuencia. Lo hacemos cada vez que hacemos algo que sabemos que no debemos hacerlo. En nuestro próximo estudio bíblico estudiaremos la explicación que Pablo hace de su exhortación. Mientras tanto, amable oyente, no ceda jamás a la tentación de actuar en contra de los principios bíblicos que Usted ya sabe. No ande en simulación, o hipócritamente, como lo hizo Pedro en esta ocasión. Que el Señor le ayude a vivir en la práctica lo que Usted sabe en la teoría.

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