Libro de Gálatas

Qué gozo es para nosotros compartir este tiempo junto a Usted. Bienvenida, o bienvenido al estudio bíblico de hoy. La libertad es uno de los tesoros más preciados tanto por personas como por países. La historia de casi cada país en el mundo da testimonio del precio que se tuvo que pagar para obtener la tan ansiada libertad de sus ciudadanos. El precio incluyó vidas de personas que fueron ofrendadas en las guerras libertarias. Es por eso que ningún país libre del mundo osaría perder la libertad obtenida con tanto sacrificio. Pero lamentablemente, en el campo espiritual no ha acontecido lo mismo. Menciono esto porque, aunque los creyentes tenemos libertad en Cristo, a un inestimable precio pagado por él, su misma vida, sin embargo, no atesoramos esa libertad con el celo que deberíamos, y nos dejamos arrastrar fácilmente por doctrinas que atentan contra esa libertad que Dios ya nos ha dado en Cristo. Este fenómeno es tan antiguo como antiguo es el Cristianismo. En el Nuevo Testamento existe un libro dedicado exclusivamente a confrontar a los que atentan contra nuestra libertad en Cristo. Es el libro de Gálatas, el cual será materia de nuestro estudio bíblico con David Logacho a partir de este momento.

El libro de Gálatas fue considerado por F. W. Farrar como la Carta Magna de la Emancipación Espiritual, porque allí se declara que Cristo nos redimió de la ley, hecho por nosotros maldición… a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. Con la ayuda del Señor, a partir de este estudio bíblico, estaremos examinando los tesoros espirituales que Dios nos ha concedido y que han quedado registrados para la eternidad en este magnífico libro. Como ha sido nuestra costumbre, antes de introducirnos en el estudio de un libro de la Biblia, es necesario dar atención a algunos detalles importantes que deben ser tomados muy en cuenta para una cabal comprensión del contenido del libro. En primer lugar, quisiera referirme al autor del libro. Tanto la evidencia interna como la evidencia externa apuntan a que el apóstol Pablo es el autor del libro. Consideremos la evidencia interna. El primer versículo del primer capítulo declara que el autor del libro es el apóstol Pablo. Note lo que dice: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)” Más adelante, en el capítulo 5 versículo 2 se menciona nuevamente a Pablo como el autor de la Escritura. Dice así: “He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo” Por estas dos citas en el mismo libro y por el tenor del libro, es decir por el estilo, por la forma de decir las cosas, es irrefutable la declaración que el apóstol Pablo es el autor del libro de Gálatas. Esta es la evidencia interna. En relación con la evidencia externa, los padres de la iglesia Cristiana fueron unánimes en reconocer al apóstol Pablo como el autor del libro de Gálatas. El libro de Gálatas ha sido escrito en forma de carta, por eso se lo conoce también como la Epístola de Pablo a los Gálatas. Siendo así, en segundo lugar, es necesario referirnos a los destinatarios de la carta. Su identificación aparece en la última frase del segundo versículo del primer capítulo. Dice así: “ a las iglesias de Galacia” Sabemos entonces que Pablo dirigió su carta a varias iglesias locales ubicadas en una región conocida con el nombre de Galacia. Más adelante en su carta, el apóstol Pablo hace una nueva mención de los destinatarios de su carta cuando en el capítulo 3 versículo 1 les dice: “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” Queda claro entonces que la carta que estamos estudiando fue escrita a varias iglesias ubicadas en una región conocida con el nombre de Galacia, cuyos habitantes eran conocidos con el nombre de gálatas. El problema surge al identificar dónde estaba ubicada esa región llamada Galacia. El asunto de la fundación de las iglesias en Galacia ha presentado un problema a los estudiosos de la Biblia por causa del significado del nombre Galacia. Años antes del nacimiento de Cristo, unas tribus emigraron de Galia, lo que es hoy la moderna Francia, se encaminaron hacia el Asia menor y se establecieron en un una región que se llegó a conocer como Galacia, palabra que significa “el país de los galos” Cuando los romanos reorganizaron el viejo mundo, hicieron a la región de Galacia parte de una provincia más grande que incluyó a otras áreas y el nombre que pusieron a toda esa provincia es Galacia. Así que, en los días del apóstol Pablo, cuando una persona mencionaba la palabra Galacia, era difícil saber si se refería a la pequeña región o a la provincia romana que era más grande. Los estudios de la Biblia no están de acuerdo sobre si Pablo escribió a las iglesias en la región de Galacia o en la provincia de Galacia. El primer argumento se conoce como la teoría de Galacia del norte, y el segundo, la teoría de Galacia del sur. El asunto no ha sido completamente aclarado, pero la evidencia parece indicar que el apóstol Pablo escribió esta carta a las iglesias en la parte Sur de la provincia de Galacia, es decir Antioquia, Iconio, Listra y Derbe; iglesias que Pablo fundó en su primer viaje misionero, según el relato en el libro de los Hechos, capítulos 13 y 14. En tercer lugar, debemos referirnos a la fecha de escritura de la carta. Bueno, todo depende de la posición que adoptemos en cuanto a los destinatarios de la carta. Si la carta fue escrita a los creyentes del norte de Galacia, cuyas iglesias fueron fundadas en el segundo viaje misionero de Pablo, entonces la carta a los gálatas debió haber sido escrita en el tercer viaje misionero de Pablo o en una fecha temprana desde Efeso, quizá por el año 53 DC o más tarde, por el año 55 DC desde Macedonia. Pero si la carta fue escrita a los creyentes de Galacia del sur, las iglesias fueron fundadas en el primer viaje misionero de Pablo y la carta debió haber sido escrita después del final del viaje, probablemente desde Antioquia, por el año 49 DC, con lo cual la Epístola a los Gálatas sería la más antigua de todas las epístolas Paulinas, escrita poco antes del concilio de Jerusalén. A favor de esta fecha está el hecho de que Pablo no menciona la decisión del concilio de Jerusalén, que tan directamente atañe a los asuntos que fueron materia de la carta a los Gálatas. En cuanto al contenido de la carta se debe notar que los creyentes de Galacia eran de origen pagano. Gálatas 4:8 dice: “Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses” Pero en algún momento, Pablo hizo contacto con esta gente pagana, les predicó el evangelio de la gracia de Dios y los guió a recibir a Cristo como su Salvador personal. Pablo recuerda a sus lectores la alegría y la buena disposición con que los gálatas recibieron el evangelio. Gálatas 4:13-15 dice: “Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; y no me despreciasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacados vuestros propios ojos para dármelos.” Sin embargo, esa situación se vio perturbada por algunos falsos maestros que después de la salida de Pablo, se introdujeron en las iglesias de Galacia para enseñar nuevas doctrinas, y a la vez, atacar la legitimidad del apostolado de Pablo. Según lo que dice la carta, estas personas querían obligar a los gálatas a someterse a la ley de Moisés o al menos a parte de la ley de Moisés. Gálatas 4:21 dice: “Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?” La parte de la ley de Moisés que los falsos maestros trataban de forzar a que forme parte de la conducta de los nuevos creyentes de Galacia era la circuncisión y la observancia de algunas fiestas propias del judaísmo. Según los falsos maestros, si los creyentes de Galacia no observaban estos mandatos de la ley de Moisés, no podrían participar de las bendiciones prometidas por Dios. Pablo entendió muy bien que lo que estaba en juego no eran solamente prácticas externas, sino la esencia misma del evangelio, el cual tiene que ver con que la obra de Cristo en la cruz es absolutamente suficiente para salvar a una persona y otorgarle todas las bendiciones prometidas por Dios. El apóstol escribe esta carta con mucha emoción, no tanto por los ataques a su apostolado, sino más bien por el peligro que veía para la verdad del evangelio. El ser humano es muy propenso a hacer algún mérito para ganar la salvación. Se le hace muy difícil aceptar que la fe en la persona y obra de Cristo es el único requisito para ser salvo. Por eso es que el ser humano cae con tanta frecuencia en el error no solo de pensar que la salvación es por buenas obras, sino más peligroso todavía, el error de pensar que para ser salvos es necesario poner la fe en Cristo como Salvador y además cumplir con algún requisito más, de origen puramente humano. Quizá hoy en día nadie intentará decir que para ser salvos es necesario recibir a Cristo como Salvador y además circuncidarse y guardar los días festivos del judaísmo, pero créame amigo oyente cuando le digo que hay muchos hoy en día que piensan que para ser salvo es necesario recibir a Cristo como Salvador y además guardar el séptimo día de la semana como día de reposo, o además bautizarse en agua, o además ser miembro de alguna denominación, o además nunca pecar, etc. Cuando se añade cualquier cosa al único requisito de la fe en Cristo para ser salvo, se está cayendo en el mismo error que cayeron los gálatas, y por tanto el contenido del libro de Gálatas es muy pertinente para nuestros días. Con la ayuda del Señor, en nuestros próximos estudios bíblicos, estaremos analizando este grandioso libro para nuestro beneficio espiritual.

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