Comunidad ¿Qué es esto? II

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La expectativa de parte de Dios para esta primera comunidad es muy alta, y es la misma expectativa que Dios tiene por nosotros, así que el matrimonio es la primera comunidad creada, mira en el libro de Génesis, capítulo 2, verso 24, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”

Amar a la comunidad, ese es el legado de este día, pero ¿Cómo puedo amar a una persona que no me respeta, que no se somete, que en definitiva no me ama? Para lograrlo necesitamos echar mano del poder sobrenatural que nos da el Espíritu Santo que mora en los que somos hijos de Dios. Revestidos de este poder se hace posible amar como Cristo amó a la iglesia. Esto es grandioso. El mismo tipo de amor que Cristo tuvo hacia la iglesia, debo tener yo hacia mi esposa, mi familia y la comunidad. El amor de Cristo al pecador fue sin condiciones. Cristo no puso como condición para amarnos que nosotros seamos buenos y que abandonemos el pecado, nada de esto, Él simplemente nos amó, tal como éramos, con nuestra carga de pecado y maldad. Así debe ser mi amor a mi esposa, a mi familia y a mi comunidad. Un amor sin condiciones.

¿Qué es esto llamado Comunidad? Con esta pregunta comenzamos esta serie, creo que lo correcto es ir a la fuente y buscar en las escrituras lo que Dios dice en cuanto a esto, llamado, comunidad.

Hemos visto que la “Comunidad” ha estado en la mente de Dios desde el principio de la creación y vimos cómo el matrimonio se convirtió en el ejemplo de la primera comunidad.

Ahora, el hombre y la mujer abandonan a su padre y a su madre, ellos son sus familiares, la gente que los ha alimentado y les ha brindado comodidad y ayuda, pero los dejan con el propósito de servir en otra comunidad, se unen el uno al otro y están dedicados el uno al otro, para el bien o para el mal, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, no sólo en la unidad de la carne, sino también en la unidad espiritual y emocional, caminan juntos en la misma dirección, al mismo tiempo y por los mismos motivos.

Para mirar que es lo que está detrás del concepto de la primera comunidad creada por Dios, el matrimonio, según las normas de Dios, consideremos lo que la Biblia dice en el libro de Efesios capítulo 5 versos del 22 al 30 “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”

Aquí lo tenemos amable oyente. Ser líder en la familia es lo mismo que ser cabeza en la familia. Contrario a lo que muchos piensan, la cabeza no está para mandar al cuerpo sino para servir al cuerpo. El cuerpo por sí solo no tiene la capacidad de sostenerse a sí mismo. Necesita de su cabeza para funcionar armónicamente. La cabeza presta un servicio indispensable al cuerpo. Igual es con el padre de familia como líder o cabeza de familia.

Bien, estos principios son fundamentales en la relación del matrimonio, y mi argumento para hoy, es que estos principios son fundamentales también en la comunidad, por lo tanto, estos mismos principios fundamentales se deben aplicar a la comunidad cristiana. Es por eso que debemos estudiarlos detenidamente. Consideremos, por ejemplo; el servicio mutuo, el hombre abandona a su padre y a su madre y ahora debe servir a su esposa, y la esposa a su esposo, esto es lo que se supone que hacemos en la iglesia ¿verdad? Servimos, tenemos que dejar aquellas cosas que son cómodas para nosotros, y tenemos que poner nuestra vida al servicio de la iglesia, dejamos nuestras experiencias del pasado, para servir el uno al otro en el presente, pero esto siempre trae algún desafío. Hay muchas personas que dicen que desearían que la iglesia sea lo mismo que fue hace 10 años, porque era más fácil, pero esto mata la comunidad, porque no vivimos hace 10 años, vivimos hoy en el presente.

Aquellos fueron días de grandes experiencias, y honramos a Dios en esos tiempos, pero tenemos que dejarlos atrás. Debemos servirnos mutuamente hoy, no podemos servirnos el uno al otro en un matrimonio, si todavía vivimos con papá y mamá y de igual manera, no podemos servir plenamente al Señor ni podríamos servir el uno al otro en la comunidad, si todavía estuviéramos en la iglesia de hace 10 años. Debemos servirnos mutuamente hoy, debemos dedicarnos el uno al otro, hoy. Cuando hablamos de temas matrimoniales, siempre decimos que el matrimonio debería ser como un cuarto sin puertas, ya que, con el tiempo, el matrimonio será una experiencia emocionalmente fuerte, y si uno de los dos encuentra una puerta para escaparse, sin duda lo haría. En la comunidad sucede lo mismo, al estar sirviéndonos el uno al otro debemos permanecer unidos el uno con el otro, no sólo para satisfacer nuestras necesidades personales, estamos dedicados a este grupo para el bien o para el mal, habrá algunos que son mejores y abran otros que sean peores.

He oído a mucha gente decir: “visité su iglesia, pero no me quede porque cuando estuve ahí, nadie estrecho mi mano” ¿en serio? ¿por eso vino a la iglesia? ¿para que alguien estreche su mano? esto no es el verdadero propósito de la comunidad, cuando usted se afilia a una comunidad hay un compromiso, tal cual como en el matrimonio. Tenemos una unidad, nos dirigimos al mismo lugar, al mismo tiempo y con los mismos motivos, nuestra razón es Jesucristo, la comunidad viene de Jesús, su esencia se encuentra en Dios y gira alrededor de Jesús, la comunidad hace que vivamos juntos, esto es difícil, es complicado y doloroso, y así será mientras llevemos aún con nosotros nuestra naturaleza pecaminosa.

Hay ocasiones en las que esta naturaleza pecaminosa muestra su horrible cabeza, y muchos creyentes entran con esta expectativa de que la comunidad cristiana va a ser un lugar de paz y mucha amistad, que vamos a tener tiempos de adoración y alimentación profunda de la escritura, y qué van a sentir gran cariño y que de modo oportuno la comunidad les brindará su apoyo, y esto es lo que deseamos, esta es nuestra expectativa de la comunidad cristiana y sabemos que esta expectativa es alta, que no podemos decepcionarlos, soñamos con una comunidad que sirva oportunamente. Pero, lamento desilusionarte, si cada uno de nosotros fuera una pieza de ropa, en la etiqueta tendríamos marcada la sentencia: “con fallas” ¿no tenemos eso todos?

Todos tenemos fallas, el término teológico para esto es “depravación”, todos estamos estropeados, todos tenemos pecados en el corazón, somos egoístas, deseamos andar por nuestros propios caminos y nos irritamos cuando no lo conseguimos. La depravación ha causado pecado en nuestras vidas y esto ha generado estragos en la comunidad, y en lugar de tratar con este pecado en nuestras vidas ¿sabes lo que hacemos la mayoría de nosotros? esto es lo que un escritor llama “la protección de la depravación” nos ponemos una máscara, fingimos que todo está bien, tratamos de esconder esto de la comunidad, porque no queremos que nadie sepa lo que cada uno sabe de sí mismo.

Un gran escritor; Dietrich Bonhoeffer, dijo; El creyente recién convertido, que conoce por primera vez una comunidad cristiana, probablemente trae con él, algunas ideas preconcebidas de lo que la vida en la comunidad debería ser, lamentablemente estas ideas desaparecen rápidamente, y sólo la gracia de Dios puede sostener a estos nuevos creyentes, sólo el compañerismo que afronta tal desilusión, con todos sus aspectos infelices y feos, comienza a ser lo único que está a la vista de Dios, cada creyente que llega a una comunidad debe abandonar sus sueños y deseos, estos pueden ser un obstáculo para una comunidad genuina y deben desterrarse si la comunidad desea sobrevivir.

Si tenemos esta expectativa, este es el compromiso; Si tú no estás aquí, no estás participando de la comunidad, si no haces las cosas que hacemos, no estás participando de la comunidad, no puedes vivir en una isla, porque la comunidad subsiste cuando vives dentro de la comunidad, no puedes vivir en un mundo de ensueño, debes vivir la vida real. Me gusta mucho lo que el escritor dice: “el que ama la expectativa de la comunidad, más que a la verdadera comunidad, se convierte en un destructor de ella” y hay mucha gente que sólo ama la expectativa de lo que debe ser la comunidad. Pero, muchas veces, la comunidad no tiene lo que queremos, la comunidad no es un programa de entrenamiento de la iglesia, la comunidad no es una palabra común de nuestros días.

La comunidad no es un proyecto de servicio, la comunidad no es una sopa caliente que servimos. La comunidad es fea, sucia y solamente estamos en la comunidad debido a algo que pasó hace 2000 años, algo feo y sucio, Jesucristo murió en la cruz. Dime, ¿qué tiene que ver esto con una sopa caliente? Cuando entendamos que todo esto se trata de Jesús y no sobre nosotros, cuando entendamos que tenemos que dejar nuestra comodidad para levantarnos por Cristo, cuando entendamos que todos tenemos cosas personales que tratar todavía, cuando entendamos que nadie es perfecto y que hay muchas maneras de hacer las cosas que nosotros queremos hacer, cuando nuestras expectativas de lo que debería ser la comunidad se acaban, entonces podemos comenzar a ser la comunidad que Dios nos ha llamado para ser; porque el objetivo de la comunidad cristiana es revelar, honrar y glorificar a la persona de Jesucristo.

Una frase más de Bonhoeffer dice así: “Lo más genuino y profundo de nuestra comunidad, sucede cuando descubrimos las cosas que tenemos que abandonar” Solo Jesús sabe lo que tiene que hacer en nosotros.

Sin duda, hay muchos creyentes decepcionados con su experiencia en la iglesia y su relación con otros creyentes, esperaban más de la iglesia, o al menos algo diferente. Mientras hay grandes experiencias en las iglesias, parece que hay muchas más personas que describen a la iglesia como una experiencia amarga, de hecho, estoy seguro de que algunos de los que están escuchando este programa, sienten que fueron decepcionados por la iglesia.

Esto es lo que sucede, algunas personas sólo deciden alejarse y convertirse en creyentes pasivos qué van a la iglesia, semana tras semana, después, mes a mes, o año tras año, asisten a un servicio de adoración, tal vez un fin de semana y luego son los primeros en salir, sin involucrarse en nada con la comunidad de la iglesia. Mi oración es que, a través de esta serie sobre la comunidad, comprendas la importancia de relacionarse con otros creyentes en una iglesia local, no permitas que tu experiencia en el pasado impida tu crecimiento en el presente, queremos trabajar juntos para cambiar la experiencia que puedas tener en el futuro.

Cuando Dios es misericordioso con nosotros, aprendemos a ser misericordiosos con nuestros hermanos, cuando recibimos el perdón, también nos disponemos para perdonar a nuestros hermanos, lo que Dios hace con nosotros, es lo que debemos estar dispuestos a hacer por los demás.

 

 

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