Dones de apoyo

Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al Estudio Bíblico de hoy. Prosiguiendo con nuestro estudio de lo que Dios nos ha revelado sobre el Espíritu Santo, estamos analizando el tema de los dones espirituales. Hemos hablado de la definición de los dones espirituales, luego vimos cómo estos dones espirituales son distribuidos y finalmente entramos en una descripción de cada uno de los dones espirituales. Dentro de esto hemos hablado ya de los dones de comunicación, es decir, los dones de apóstol, profeta, evangelista, pastor maestro, enseñanza, exhortación, palabra de ciencia y palabra de sabiduría. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho comenzara a describir los dones de apoyo.

Hemos dejado atrás la descripción de los dones espirituales de comunicación, es decir aquellos que tienen que ver con la diseminación de la palabra de Dios. Hoy comenzamos con la descripción de los dones espirituales de apoyo, los cuales no tienen tanto que ver con la comunicación de la verdad bíblica sino más bien con la ayuda mutua entre los miembros del cuerpo de Cristo. El primer don dentro de esta categoría es el don de servicio, conocido también como don de ayuda. Precisemos el significado de este don. El don de servicio es la capacidad dada por Dios a los creyentes por medio del Espíritu Santo, por la cual estos creyentes se deleitan en servir a otros, no de forma egoísta sino con un sincero deseo de ayudar. A manera de explicación diremos que este don es muy útil para realizar servicio práctico los miembros de la iglesia de Cristo. Es un don orientado a satisfacer las necesidades prácticas de los miembros de la iglesia que están en necesidad. Los creyentes que poseen este don, realizan su servicio de una forma totalmente desinteresada, sin buscar ningún beneficio a cambio. La fama y el reconocimiento público es algo que incomoda a las personas que tienen el don de servicio. El tipo de servicio puede ser muy variado y no está restringido a cosas consideradas materiales sino que pueden ser también cosas espirituales. En cuanto a los síntomas que manifiestan los creyentes que tienen el don de servicio, podemos mencionar los siguientes. Primero, un profundo deseo de ayudar a otros. Los creyentes que poseen el don de servicio, realmente se deleitan satisfaciendo las necesidades de otros y por ello manifiestan un marcado interés por involucrarse en algún tipo de servicio. Mientras mi familia y yo asistíamos al Instituto Bíblico en Argentina, conocimos a muchos hermanos con este don tan especial. Había uno que de pronto se presentaba en nuestra casa para que le digamos algo que hacer. No buscaba paga ni reconocimiento o algo por el estilo, sino que simplemente no podía estar tranquilo sin servir a los demás desinteresadamente. Segundo, una habilidad para buscar maneras de ayudar a otros. Los creyentes que tienen el don de servicio, son el típico hombre de los siete oficios. Saben de todo un poco y no dudan jamás en emprender una tarea de servicio en base a lo poco o mucho que saben. Si no saben mucho se las ingeniarán de alguna manera con tal de satisfacer alguna necesidad. Tercero, los creyentes que tienen el don de servicio tienen una actitud mental según la cual no existe tarea que sea baja o indigna. Esto también lo he visto mucho en el Instituto Bíblico donde cursé mis estudios bíblicos. Todos los estudiantes tenían ciertas tareas que hacer obligatoriamente. Entre esas tareas había algunas consideradas indignas por muchos, como limpiar los baños, recoger la basura, etc. La mayoría de los estudiantes que teníamos que ejecutar estas tareas lo hacíamos por obligación, pero había algunos, los que tenían el don de servicio, quienes no lo hacían porque tenían que hacerlo sino porque para ellos era un deleite hacerlo. Cuarto, una especial predilección por realizar cosas prácticas en lugar de la retórica. Los creyentes que tienen el don de servicio casi no soportan a los creyentes que solo hablan y no hacen nada. Para ellos lo importante es hacer, no tanto hablar. Todos los creyentes necesitamos en realidad de una buena dosis de ello, porque si somos honestos con nosotros mismos debemos admitir que muchas veces hablamos cosas hermosas pero no hacemos nada en la práctica. Quinto, un deseo por liberar a los líderes de sus congregaciones de las tareas manuales, con el fin de que estos líderes puedan tener más tiempo para pastorear la grey. Eso fue lo que aconteció en la iglesia primitiva. Los apóstoles se dedicaron a la oración y al ministerio de la palabra, mientras que los diáconos se dedicaron a servir a las masas. Si Ud. amigo oyente está viendo en su vida algunos de estos síntomas, es muy probable que Ud. tenga el don de servicio. De ser ese el caso agradezca a Dios por ello y use su don de la manera más amplia posible. Antes de dejar atrás a este don en nuestra descripción de los dones, es necesario señalar que todos los creyentes estamos obligados a servimos unos a otros, esto es una orden del Señor, pero existen algunos creyentes que han sido especialmente capacitados por Dios para ejecutar esta función con excelencia. Muy bien, vayamos ahora a otro don. Se trata del don de repartir o del don de dar. Como definición diremos que el don de repartir o dar es la capacidad sobrenatural dada por Dios a algunos creyentes, mediante el Espíritu Santo, por la cual estos creyentes tiene la capacidad de dar con liberalidad para llenar las necesidades de otros y con motivos puros. Este don, amigo oyente, tiene que ver con la capacidad de dar de lo que uno tiene para la obra del Señor en forma constante y libre, con un sentido de sacrificio y con tanta alegría que los demás son animados o bendecidos. El don de dar no es solamente para los ricos amigo oyente. 2ª Corintios 8:2-3 nos muestra como dieron los creyentes de Macedonia. Dice así: “que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas” Diremos también que es un don que va en contra de la tendencia humana de guardar. Nuestra vieja naturaleza nos incita a guardar las cosas para que el futuro esté seguro, pero los que tienen el don de dar no se preocupan por eso, sino que simplemente donde ven una necesidad dan, no importa si ello les deja en una posición económica comprometida. Lo que dan aquellos creyentes que tienen el don de dar sirve para varios propósitos, puede ser para satisfacer necesidades de otros creyentes. Gálatas 6:10 dice: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” También puede ser para satisfacer necesidades de una iglesia local. De esto nos da amplia evidencia el Nuevo Testamento. También puede ser para satisfacer necesidades materiales de los líderes espirituales. Pablo el apóstol recibió ayuda económica de creyentes que tenían el don de dar. En cuanto a los síntomas podemos anotar una sensibilidad para reconocer las necesidades físicas de otros, una rapidez para asumir la carga de ayudar a otros, una habilidad para hacer productivos los negocios y de esa manera, con las ganancias contribuir a la obra del Señor. Los creyentes que tienen el don de dar son muy cautelosos en el uso de los bienes materiales. Normalmente no gastan su dinero innecesariamente comprando artículos suntuosos, sino que canalizan ayuda a los sectores donde existe mayor necesidad. Los que tienen este don poseen un correcto sentido de mayordomía. Saben que todo es de Dios y que nosotros somos simplemente mayordomos que un día daremos cuentas a Dios de nuestra mayordomía. Esto les conduce a usar los bienes materiales con sabiduría para el beneficio de Dios y de su obra. Otro síntoma es experimentar gozo cuando su acción de dar ha satisfecho la necesidad de algún hermano o de una Iglesia o de algún Ministerio. Examine usted su vida, amigo oyente. Si alguno de estos síntomas presenta es muy probable que usted tenga el don de dar. La Obra del Señor necesita de muchos creyentes que tengan este don y lo ejerciten. Es un don que no sólo presenta beneficio para el que recibe sino también para el que da.

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