El Espíritu Santo posee deidad

Cordiales saludos amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Nuestro tema de estudio es el Espíritu Santo. Ya hemos visto que el Espíritu Santo es una persona mas no una mera fuerza activa de Dios como pretenden algunas sectas falsas. Como persona, tiene intelecto y por tanto puede entender cualquier asunto. Es tan extraordinario su intelecto que puede escudriñar lo más profundo de Dios. Qué consuelo es saber que el Espíritu Santo entiende lo que diariamente tenemos que enfrentar. Existen tantas cosas que no logramos entender como humanos, pero podemos estar seguros que el Espíritu Santo lo entiende perfectamente. Como persona, el Espíritu Santo tiene emociones. Puede estar triste o puede estar alegre. Nuestro pecado, nuestra desobediencia a la palabra de Dios le pone triste. En cambio, nuestra vida de obediencia a la palabra de Dios le trae gozo. Como persona, el Espíritu Santo tiene voluntad. Nos reparte dones como él quiere, nos guía como él quiere y siempre su dirección es la correcta. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos mostrará que además de personalidad, el Espíritu Santo posee deidad. Que el Señor bendiga tu enseñanza David.

Cuando hablamos de la deidad del Espíritu Santo, nos estamos refiriendo a que el Espíritu Santo es Dios. La deidad del Espíritu Santo es una doctrina que ha sido atacada inmisericordemente por una cantidad de sectas falsas. Pero todas las sectas falsas que niegan la deidad del Espíritu Santo siguen la falsa enseñanza de un presbítero de Alejandría que vivió en el siglo cuarto, cuyo nombre es Arrio, quien inició lo que se llama el error arriano. Según Arrio. Dios es una persona eterna, quien creó a Cristo, quien a su vez creó al Espíritu Santo, negando de este modo la deidad tanto del Hijo como del Espíritu Santo. Esta falsa enseñanza fue oficialmente declarada como antibíblica por el Concilio Niceno en el año 325 DC. Cuando hablamos de la deidad del Espíritu Santo, queremos expresar que él es coigual, coeterno y cosustancial con el Padre y con el Hijo. ¿Cómo se llega a esta conclusión? Existen cuatro argumentos. Primero, por los nombres divinos que se le otorgan en el Nuevo Testamento. Hechos 5:3-4 dice: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te la quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios” Ananías mintió al Espíritu Santo. Pedro dijo que Ananías no mintió a los hombres sino a Dios. En consecuencia el nombre Dios se atribuye clara y enfáticamente al Espíritu Santo. Pero este no es el único texto donde se otorga un nombre divino al Espíritu Santo, igual cosa sucede por ejemplo en 2ª Corintios 3:17 donde leemos: “Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” En este versículo, al Espíritu Santo se lo llama Señor, que es el equivalente griego del nombre Jehová del Antiguo Testamento. Segundo, por los atributos divinos que el Nuevo Testamento le confiere. Tenemos por ejemplo que el Espíritu Santo es eterno. Hebreos 9:14 dice: “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a si mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” La eternidad es un atributo divino. Eterno significa sin comienzo ni fin. El Espíritu Santo tiene que ser por tanto Dios. Además de eterno, el Espíritu Santo es Omnipotente, o todopoderoso. Lucas 1:35 dice: “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” En este versículo, se afirma que el Espíritu Santo es el Altísimo. Altísimo significa el que tiene la preeminencia en todo. Si pensamos en poder, el Espíritu Santo es el de mayor poder, por tanto, omnipotente. La Biblia dice además que el Espíritu Santo es Omnipresente o que está en todas partes. Salmo 139:7-10 dice: “¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú. Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra» No existe lugar donde el Espíritu Santo no se encuentre. El está en todo lugar en un tiempo dado. Esto significa que él es omnipresente y por tanto es Dios. Además de ser eterno, omnipotente y omnipresente, el Espíritu Santo es Omnisciente. 1ª Corintios 2:10-11 dice: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. ¿Porque quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” El Espíritu Santo lo indaga todo, aun lo más profundo de Dios no le es desconocido. Por tanto el Espíritu Santo es omnisciente, lo conoce todo y en consecuencia es Dios. Vayamos a un tercer argumento. El Espíritu Santo es Dios porque ejecuta obras que solamente Dios las puede ejecutar. El Espíritu Santo crea. Job 33:4 dice: “El Espíritu de Dios me hizo y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Solamente Dios puede crear, pero este texto dice que el Espíritu Santo crea, por tanto, el Espíritu Santo es Dios. Además de crear, el Espíritu Santo da vida. Romanos 8:11 dice: “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” El Espíritu Santo dará vida después de la muerte a los que confían en Cristo. El Espíritu Santo debe ser por tanto Dios. Tenemos ahora el cuarto y último argumento. El Espíritu Santo es Dios por sus asociaciones con el Padre y el Hijo. Note lo siguiente en Mateo 29:19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Sabemos que el Padre es Dios. Sabemos que el Hijo es Dios, y tenemos que el Espíritu Santo está asociado con ambas personas. Seria extraño que alguien quien no fuera Dios tuviera este tipo de asociación con dos personas revestidas de divinidad. La conclusión obvia es que el Espíritu Santo también es Dios. Exactamente lo mismo acontece en 2ª Corintios 13:14 donde dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” El Espíritu Santo debe ser Dios para poder asociarse al mismo nivel con el Padre y con el Hijo. Hemos presentado cuatro argumentos que prueban que el Espíritu Santo es; Dios, ¿pero qué tiene que ver eso con Ud. y conmigo? Pues mucho amigo oyente. Si él es Dios, entonces más vale que Ud. y yo nos sometamos a él enteramente. Si Ud. no es creyente, Ud. debe someterse a él recibiendo a Cristo como su Salvador. El Espíritu Santo es quien constantemente está tocando su corazón para que Ud. se decida a recibir a Cristo como Salvador. No sea rebelde a esa dirección. El Espíritu Santo no le obligará, pero si Ud. se resiste, algún día se arrepentirá de ello, porque habrá resistido a Dios mismo y es trágico amigo oyente resistir a Dios. Si Ud. ya es creyente, sométase al Espíritu Santo obedeciendo la palabra de Dios. Es absurdo revelarse contra el Espíritu Santo, a sabiendas que él es Dios. Poco a poco vamos completando el cuadro general sobre el Espíritu Santo. Ya hemos visto que es una persona, hoy hemos visto que él es Dios. ¿Está teniendo un lugar de privilegio en su vida?

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