El Señor Jesús usando su maravilloso poder para sanar a distancia

Reciba cordiales saludos amiga, amigo oyente. Soy David Logacho, dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Juan. En esta oportunidad veremos al Señor Jesús usando su maravilloso poder para sanar a distancia.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Juan 4:43-54. Como antecedente, el Señor Jesús y sus discípulos estaban viajando de Judea a Galilea. El camino que escogieron pasaba por Samaria, territorio despreciado por los judíos de esa época. Fue en Samaria, en el pozo de Jacob, donde el Señor Jesús tuvo su encuentro con una mujer samaritana, y a raíz de ese encuentro, esta mujer fue transformada totalmente. Su alma bebió el agua viva y su vida se transformó en una fuente de agua que salta para vida eterna. Una vez salva, la mujer no tenía otro tema de conversación que no sea la persona del Señor Jesús, y de esta manera, llevó a muchos a conocer al Señor Jesús y ser salvos por él. La gente en Samaria estaba tan entusiasmada con el Señor Jesús, que le pidieron que no se vaya. El Señor Jesús accedió al pedido y se quedó con ellos dos días compartiendo las buenas nuevas de salvación. Muchos creyeron en él por su palabra. Aquí es donde se inscribe el pasaje bíblico que vamos a estudiar. Tiene que ver con un milagro en el cual el Señor Jesús muestra su poder sobre la enfermedad de una persona que estaba lejos de Él. Es el segundo milagro que relata Juan con el propósito que los lectores crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y que creyendo tengan vida eterna en su nombre. Juan 4:43-44 dice: Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
Joh 4:44  Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
Después de los dos días que se detuvo en Samaria, llegó el momento para que el Señor Jesús y sus discípulos continúen con su viaje hacia el norte, con dirección a la región de Galilea. Esta es la región donde quedaba Nazaret, la ciudad en la cual creció el Señor Jesús, junto a su madre María, a José, el esposo de María, y a los hijos que tuvieron María y José. Los evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas relatan que el Señor Jesús no fue del todo aceptado en la región de Galilea, especialmente en Nazaret. Por eso el Señor Jesús dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra. Pero a pesar de esto, el Señor Jesús fue a esa región, mostrando su gracia a personas que le rechazaban. Juan muestra cual fue la actitud de los Galileos ante la presencia del Señor Jesús. Juan 4:45 dice: Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta;(D) porque también ellos habían ido a la fiesta.
Si bien antes los galileos no recibieron bien al Señor Jesús, esta vez le recibieron, pero lamentablemente no porque reconocían que el Señor Jesús es el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios, sino por las cosas que vieron hacer al Señor Jesús mientras estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, porque ellos también habían ido a la fiesta. Esto es triste y lamentablemente se repite hoy en día. Existe tanta gente que se acerca al Señor Jesús, no por lo que Él es, ni tampoco por alcanzar perdón de pecado, sino para que el Señor le resuelva algún problema, tal vez falta de salud, o falta de trabajo, o falta de buenas relaciones con el esposo, la esposa, los hijos, los compañeros de trabajo, los hermanos en la iglesia. La gente está más interesada en el regalo que en el dador del regalo. Los Galileos recibieron al Señor Jesús, porque querían verle hacer cosas sobrenaturales como las que hizo en Jerusalén. ¿Cuál fue su motivación para recibir al Señor Jesús, amable oyente? Si no es por lo que Él es, está equivocado. El Señor Jesús está más interesando en ser su Salvador que en ser el que arregla sus problemas. Dicho, esto, veamos a qué parte de Galilea llegó el Señor Jesús. La primera parte de Juan 4:46 dice: Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Su primer destino en Galilea fue Caná. ¿Por qué Caná? Pues porque allí había gente a quien el Señor Jesús conocía. Uno de sus discípulos, Natanael, era de Caná. Allí también estaba la gente que estuvo en la fiesta de bodas, cuando el Señor Jesús convirtió el agua en vino. Había varias razones para que el Señor Jesús haya escogido Caná como su primer destino en Galilea. Veamos qué es lo que sucedió en Caná. La segunda parte de Juan 4:46 y el versículo 47 dice: Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
Joh 4:47  Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir.
Mientras el Señor Jesús estaba en Caná de Galilea, Juan relata que había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Capernaum quedaba a unos 30 kilómetros hacia el este de Caná, sobre la orilla norte del mar de Galilea. Juan no menciona el nombre del oficial del rey, de modo que no se puede saber si era judío o gentil. En todo caso, tenía un alto puesto en la corte del rey. Se trataba del rey Herodes Antipas. La vida sonreía a este oficial del rey, hasta que su hijo cayó enfermo y parecía que su vida pendía de un hilo. Esto motivó al oficial del rey a buscar cualquier cosa que sea para ayudar a su hijo. Estando en eso, el oficial del rey oyó que el Señor Jesús había llegado de Judea a Galilea y estaba en Caná. Sin pensarlo dos veces armó viaje a Caná, esperando que el Señor Jesús pueda hacer algo por su hijo que estaba al borde mismo de la muerte, por cuanto debe haber oído que el Señor Jesús tenía poder para sanar enfermos. El problema era que el Señor Jesús estaba en Caná y su hijo moribundo estaba en Capernaum a 30 kilómetros, más o menos, de distancia. Juan por tanto relata que el oficial del rey se acercó al Señor Jesús y le rogó que descendiese y sanase a su hijo que estaba a punto de morir. En este punto, el Señor Jesús, exhortó al oficial del rey y a los que estaban presentes. Juan 4:48 dice: Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
El Señor Jesús sabe lo que hay en el corazón de todo ser humano. El Señor Jesús detectó en el corazón del oficial del rey una fe defectuosa. Esa fe que dice: Ver para creer. Por eso el Señor Jesús dijo al oficial del rey: Si no vieres señales y prodigios, no creeréis. La verdadera fe, en cambio dice: Creer para ver. El oficial del rey seguramente reconoció su error y por eso persistió en el pedio al Señor Jesús, esta vez con verdadera fe. Juan 4:49 dice: El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
La verdadera fe movió al oficial del rey a insistir en su ruego al Señor: Desciende antes que mi hijo muera. ¿Qué sucedió después? Note lo que dice Juan 4:50 en su primera parte. Jesús le dijo: Vé, tu hijo vive.
La fe en el Señor Jesús por parte del oficial del rey fue honrada con la respuesta afirmativa del Señor Jesús: Vé, o vuelve a Capernaum, porque tu hijo vive. Póngase en los zapados del oficial del rey. Lo único que tenía es la palabra del Señor Jesús, porque no olvide que estaba a como 30 kilómetros de donde estaba su hijo enfermo. No podía comprobar si se había producido el milagro. Pero no olvide que la verdadera fe dice: Creer para ver. Observe lo que hizo el oficial del rey. La segunda parte de Juan 4:50 dice: Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
Esto es fe. El oficial del rey, creyó la palabra que el Señor. Esa fe le motivó a la acción. Todavía no había visto a su hijo, pero estaba seguro que estaba sano, porque eso fue lo que dijo el Señor Jesús. Creyó para ver. Note lo que pasó después. Juan 4:51-53 dice: Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
Joh 4:52  Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
Joh 4:53  El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
Seguro de que su hijo estaba sano, el oficial del rey armó el viaje de regreso a Capernaum. Antes de llegar a su destino, le salieron a su encuentro sus siervos y le informaron que su hijo estaba sano. Esto ya lo sabía el oficial del rey, por fe, por supuesto. Lo único que quería saber el oficial del rey, es la hora a la cual su hijo se había sanado. La respuesta de sus siervos fue: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El oficial del rey hizo memoria de los hechos del día anterior, los tenía frescos en su memoria, e inmediatamente reconoció que justamente fue a las siete, cuando el Señor Jesús le dijo: Tu hijo vive. El Señor Jesús había hecho no sólo el milagro de sanar a su hijo, sino el milagro de sanar a su hijo a la distancia. No hizo falta que el Señor Jesús esté cerca del enfermo. Así de maravilloso es nuestro Salvador. Esto produjo otro milagro, tal vez más maravilloso. El texto dice que creyeron en el Señor Jesús, no solamente el oficial del rey, sino toda su casa, o todos sus parientes. Esto es lo que el Señor Jesús vino a hacer en este mundo. Buscar y salvar lo que se había perdido. Juan termina este relato con su comentario en el versículo 54. La Biblia dice: Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
Esto no significa que el milagro relatado por Juan es el segundo milagro que realizó el Señor Jesús durante su ministerio en este mundo. Lo que significa es que es el segundo milagro que hizo en Caná de Galilea. El primero fue convertir el agua en vino en las bodas de Caná. Que maravilloso es nuestro Salvador. Su poder es basto. La enfermedad se somete bajo sus pies, la distancia no es un obstáculo para que muestre su gracia.

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