El juicio injusto que el Señor Jesús tuvo que padecer ante Pilato y ante Herodes

Cordiales saludos amable oyente. Soy David Logacho agradeciéndole por su sintonía y dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el evangelio según Lucas. En esta oportunidad vamos a estudiar el juicio injusto que el Señor Jesús tuvo que padecer ante Pilato y ante Herodes.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala el Lucas 23:1-12. En esta porción bíblica encontramos la primera comparecencia del Señor Jesús ante el gobernador romano Poncio Pilato, y la comparecencia ante Herodes Antipas. Lo que Lucas relata en esta porción bíblica aconteció el día 14 de Nisán, conocido entre los judíos como el día de la preparación de la pascua, porque en ese día, entre las dos tardes, esto es al finalizar el 14 de Nisán y al comenzar el 15 de Nisán, se debía sacrificar al cordero pascual para asarlo y comerlo con pan sin levadura y yerbas amargas. El día 15 de Nisán era el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, un día de reposo de gran solemnidad, que no debe confundirse con el séptimo día de la semana, el cual también era un día de reposo. El 15 de Nisán podía caer en cualquier día de la semana y ciertamente en ocasiones coincidía con el séptimo día de la semana. Al amanecer del 14 de Nisán, el sanedrín, formado por los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, 71 en total, emitieron la sentencia en contra del Señor Jesús. Lucas 22:70-71 dice: Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy.
Luk 22:71  Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
El castigo por lo que el sanedrín consideró como blasfemia era la pena de muerte. Pero por cuanto el pueblo de Israel era un pueblo dominado por el imperio romano a esas alturas de su historia, era necesario contar con la aprobación del gobernante romano para sentenciar a muerte a un reo. Esta fue la razón por la cual el Señor Jesús fue conducido ante Poncio Pilato. Lucas 23:1-5 dice: Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato.
Luk 23:2  Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.
Luk 23:3  Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices.
Luk 23:4  Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre.
Luk 23:5  Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
Luego de emitir su sentencia en contra del Señor Jesús, el sanedrín levantó la sesión. A esto se refiere Lucas cuando dice que se levantaron toda la muchedumbre de ellos. Lo que correspondía hacer era tomar al Señor Jesús y llevarlo ante el gobernador romano para obtener su aprobación para llevar a cabo la ejecución. Esto fue justamente lo que hicieron. El gobernador romano de ese entonces se llamaba Poncio Pilato, también conocido como Pilatos, miembro del orden ecuestre, fue el quinto prefecto de la provincia romana de Judea, entre los años 26 y 36 d.C. Fue designado prefecto de Judea por Tiberio, a instancias de su prefecto para el pretorio, Lucio Elio Sejano, adversario de Agripina y destacado antisemita. Intentó romanizar Judea sin éxito, introduciendo imágenes de culto al César, y trató de construir un acueducto con los fondos del Templo. Las desavenencias con el pueblo judío lo llevaron a trasladar su centro de mando de Cesarea a Jerusalén para controlar mejor las revueltas. Pilato se enfrentaba además a grupos extremistas anti-imperialistas entre los que se contaba Barrabás, quien había asesinado a un soldado romano. Estos grupos subversivos daban mucho quehacer a Pilato. Poncio Pilato fue relevado del mando de Judea en el año 36 d.C., después de reprimir fuertemente una revuelta de los samaritanos, durante la cual crucificó a varios alborotadores. Una vez ante Poncio Pilato, los miembros del sanedrín y seguramente mucha gente más, comenzaron a acusarle. Los cargos en contra del Señor Jesús fueron tres. Primero. A este hemos hallado que pervierte a la nación. El verbo que se ha traducido como pervertir, entre otras cosas, significa apartar a alguno de lo que es correcto. En otras palabras, el sanedrín estaba acusando al Señor Jesús de estar apartando al pueblo de la lealtad al imperio romano. Esto era una acusación temeraria por decir lo menos. Esta acusación pretendía predisponer al Poncio Pilato en contra del Señor Jesús. La segunda acusación fue: Prohíbe dar tributo a César. Una acusación temeraria una vez más. El Señor Jesús más bien enseñó que los judíos deben dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. La tercera acusación fue: Él mismo dice que es el Cristo, un rey. Al único rey que Poncio Pilato conocía es al César, al oír que el Señor Jesús es un rey, Poncio Pilato podía arremeter contra el Señor Jesús por rebelarse contra el César. Interesante que el sanedrín no mencionó en absoluto la razón por la cual ellos estaban sentenciando a muerte al Señor Jesús, la blasfemia, porque según ellos, el Señor Jesús se había hecho a sí mismo Dios. El sanedrín sabía que Poncio Pilado jamás habría dado valor a esta acusación y por esto tuvieron que inventar esas tres acusaciones infundadas. Al oír la última acusación en contra del Señor Jesús, Poncio Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? La respuesta del Señor Jesús fue: Tú lo dices. Es una tácita aceptación de un hecho. El Señor Jesús es realmente el rey de los judíos. Su reino sin embargo no era de este mundo. De alguna manera, Poncio Pilato no vio en el Señor Jesús ninguna amenaza ni para él ni para el imperio romano, ni para el César. Así que su veredicto fue: Ningún delito hallo en este hombre. Esta fue la primera de tres afirmaciones de Poncio Pilato en el sentido que el Señor Jesús es inocente. Lo inaudito es que Poncio Pilato no actuó conforme a lo que pensaba, porque si lo hubiera hecho, hubiera tenido que liberar al Señor Jesús. Pero no lo hizo porque era voluble y además como astuto político buscaba algún rédito político a su favor. Es el prototipo de alguien que se vende por sus intereses. El sanedrín y la gente, porfiaba insistiendo en lo peligroso que según ellos era el Señor Jesús para el imperio romano. Decían: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí. Esto hizo encender la lámpara en la voluble mente de Poncio Pilato, lo cual abrió la puerta para que Pilato trate de pasar la pelotita a otra persona. El Señor Jesús fue remitido a Herodes Antipas. Note lo que dice Lucas 23:6-12  Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
Luk 23:7  Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.
Luk 23:8  Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.
Luk 23:9  Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.
Luk 23:10  Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia.
Luk 23:11  Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.
Luk 23:12  Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí.
Cuando Pilato oyó la palabra Galilea, preguntó si el Señor Jesús era Galileo. La respuesta del sanedrín debe haber sido afirmativa, aunque ciertamente el Señor Jesús nació en Belén de Judea, pero creció en Nazaret de Galilea, por eso le decían Nazareno. Dando por sentado que era Galileo, Pilato hizo su movida para no tener que tomar una decisión sobre el Señor Jesús. Le envió a Herodes, quien en esos días también estaba en Jerusalén, con ocasión de la fiesta de la pascua. Se trata de Herodes Antipas, el hijo de Herodes el grande, a quien el Señor Jesús llamó zorra en algún momento, quien entre sus obras perversas hizo decapitar a Juan el Bautista. Cuando Herodes Antipas vio al Señor Jesús, se puso alegre, porque desde hace mucho tiempo se moría de curiosidad por ver al Señor Jesús haciendo alguna señal milagrosa. Así opera la incredulidad. Se interesa en lo espectacular e ignora a la persona. El Señor Jesús no se prestó para el circo. La boca del Señor Jesús estaba cerrada a todas las preguntas que hacía Herodes Antipas. El Señor Jesús sabía que cualquier cosa que diga no iba a modificar su situación ante Herodes Antipas. Además de Herodes Antipas, el sanedrín acusaba al Señor Jesús con gran vehemencia. Como no logró lo que buscaba, Herodes Antipas y sus soldados decidieron menospreciarle y escarnecerle. Esto significa humillarle y burlarse de él. Como el sanedrín acusaba al Señor Jesús de ser rey de los judíos, Herodes Antipas y sus soldados, en son de burla, vistieron al Señor Jesús con ropa espléndida, y vestido de esa manera le enviaron de regreso ante Poncio Pilato. El gesto de Poncio Pilato al enviar al Señor Jesús ante Herodes Antipas, fue recibido con agrado por Herodes Antipas y esto sirvió para normalizar las relaciones entre los dos, porque habían estado enemistados. Interesante. Los enemigos se hicieron amigos para estar en contra del Señor Jesús. En nuestro próximo estudio veremos lo que sucedió a continuación.

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