La aparición del Señor Jesús a dos de sus discípulos

Cordiales saludos amable oyente. Soy David Logacho, agradeciéndoles por su sintonía, y dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el evangelio según Lucas. En esta oportunidad vamos a estudiar la aparición del Señor Jesús a dos de sus discípulos en el camino a Emaús.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Lucas 24:13-35. Este pasaje bíblico es el relato fascinante de la aparición del Señor Jesús resucitado a dos de sus discípulos en el camino a Emaús. Lo primero que tenemos es a dos descorazonados discípulos. Lucas 24:13-14 dice: Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
Luk 24:14  E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Este evento ocurrió el primer día de la semana, el mismo día que resucitó el Señor Jesús. Estos dos discípulos deben haber estado con los otros discípulos del Señor Jesús en Jerusalén, quienes calificaron como una locura o un cuento de hadas la noticia que trajeron las mujeres en cuanto a que el Señor Jesús había resucitado. Como no creyeron las buenas nuevas sobre la resurrección del Señor Jesús, sus corazones estaba saturados de desilusión, derrota y dolor por todo lo que tuvo que padecer el Señor Jesús y que culminó con su muerte por crucifixión. Agobiados de esta manera, estos dos discípulos emprendieron el camino hacia una aldea que se llamaba Emaús, la cual estaba bastante cerca de Jerusalén, apenas a sesenta estadios, esto es a unos 12 kilómetros hacia el noroeste de Jerusalén. Lucas dice que mientras caminaban iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. En segundo lugar tenemos un inesperado acompañante. Lucas 24:15-20  Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
Luk 24:16  Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
Luk 24:17  Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
Luk 24:18  Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Luk 24:19  Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Luk 24:20  y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
Mientras los discípulos estaban ensimismados en su conversación, se unió a ellos el Señor Jesús resucitado. Simplemente apareció de pronto y comenzó a caminar junto a ellos. Lucas dice que los ojos de estos dos discípulos estaban velados, para que no le conociesen. Mucho se ha especulado en cuanto al por qué estos discípulos no pudieron reconocer al Señor Jesús resucitado. Algunos piensan que fue porque estaban llorando. Yo no me atrevo a especular. Simplemente el Señor Jesús no quiso que estos dos discípulos le reconozcan inmediatamente. Interrumpiendo la plática entre los dos, el Señor Jesús resucitado les hizo una pregunta: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Los dos discípulos se sorprendieron con la pregunta y uno de ellos, cuyo nombre era Cleofas replicó: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Los acontecimientos relacionados con la crucifixión del Señor Jesús fueron notorios para todos los que estaban en Jerusalén en esos días. Con un gran sentido del humor, el Señor Jesús preguntó a estos discípulos: ¿Qué cosas? Como si no supiera nada. Los discípulos entonces dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y como le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte y le crucificaron. Note como estos dos discípulos tenían una imagen adecuada de la persona y obra del Señor Jesús y reconocían lo injusto de su muerte por crucifixión. Esto era lo que el Señor Jesús quería escuchar de ellos. En tercer lugar tenemos la incredulidad de los discípulos. Lucas 24:21-24 dice: Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Luk 24:22  Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
Luk 24:23  y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
Luk 24:24  Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
Los dos discípulos abrieron su corazón de par en par para dejar ver la incredulidad reinante. Dijeron que tenían la esperanza que el Señor Jesús redima a Israel, pero todo eso se acabó con la muerte del Señor Jesús. Tal vez esperaban que de alguna manera el Señor Jesús hubiera logrado evitar ser ejecutado, pero no fue así, inclusive habían transcurrido ya tres días desde que murió. Ya no tenían ninguna esperanza. Su incredulidad les condujo a la desesperanza y en esas condiciones confesaron que se asombraron pero no creyeron la noticia de las mujeres que fueron al sepulcro en ese mismo día al amanecer y como no hallaron el cuerpo del Señor Jesús, recibieron visión de ángeles quienes afirmaron que el Señor Jesús está vivo. Su incredulidad se reforzó al saber que algunos de los discípulos, Pedro y Juan, fueron al sepulcro y efectivamente constataron que el cuerpo no estaba allí como dijeron las mujeres, sin embargo no vieron con sus propios ojos al Señor Jesús. Estos discípulos tenían el problema que muchos tienen hoy en día. Me refiero a esto de ver para creer. La Biblia enseña que es necesario creer para ver. En cuarto lugar tenemos la instrucción del Señor Jesús resucitado. Lucas 24:25-27 dice: Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Luk 24:26  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Luk 24:27  Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
El Señor Jesús reprende fuertemente a los dos discípulos señalando que son insensatos y tardos de corazón para creer. Esto es en esencia la incredulidad. Manifestaron falta de fe. El objeto de la fe es el testimonio de los profetas que hablaron a nombre de Dios. Los profetas anunciaron tiempo atrás que era necesario que el Cristo padezca todo lo que el Señor Jesús padeció antes de ser glorificado. La solución para el problema de la incredulidad es conocer y aceptar el testimonio de la palabra de Dios. Por eso el Señor Jesús resucitado, comenzando desde Moisés, esto significa desde el Pentateuco, y siguiendo por todos los escritos de los otros profetas, les mostró lo que las Escrituras decían sobre Él. A todo esto, las sombras de la noche estaban aproximándose. En quinto lugar tenemos al Señor Jesús resucitado dándose a conocer a los dos discípulos. Lucas 24:28-31 dice: Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
Luk 24:29  Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Luk 24:30  Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
Luk 24:31  Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Una vez que llegaron a Emaús, el Señor Jesús actuó como que seguía de camino. Como ya era casi de noche, los dos discípulos le obligaron a quedarse con ellos. Cuando todos estaban sentados a la mesa, el Señor Jesús tomó el pan y lo bendijo y lo partió y les dio. Esto fue el detonante para que los dos discípulos reconozcan que aquel que se les había juntado en el camino era nada más y nada menos que el mismo Señor Jesús resucitado. Ya no pudieron compartir más con Él porque desapareció de su vista, de la misma manera que apareció en el camino hacia Emaús. El cuerpo glorificado que tenía el Señor Jesús le permitía hacer cosas así. Finalmente en sexto lugar tenemos a los dos discípulos dando las buenas nuevas de su encuentro personal con el Señor Jesús. Lucas 24:32-35 dice: Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Luk 24:33  Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
Luk 24:34  que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
Luk 24:35  Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
Mirando hacia atrás, los dos discípulos recordaron lo maravilloso que se sentían cuando estaba acompañados del Señor Jesús resucitado. Así deberíamos sentirnos cuando tenemos comunión con Él por medio la oración. Lo que los dos discípulos experimentaron aquel día no podían guardarlo ni por un minuto más, así que, en ese mismo instante emprendieron su regreso a Jerusalén. No importaba el cansancio ni las tinieblas de la noche. Tenían un mensaje urgente que comunicar a los incrédulos discípulos en Jerusalén. Cuando llegaron, anunciaron con emoción: Ha resucitado el Señor verdaderamente y ha aparecido a Simón. No se sabe en qué momento estos dos discípulos supieron sobre la aparición del Señor Jesús a Simón. Luego contaron los detalles de lo que vivieron ese día. Tal vez piense que con todo esto, los discípulos ya habrán quedado sin duda alguna sobre la resurrección del Señor Jesús. Lamentablemente no, pero eso será tema para nuestro próximo estudio bíblico.

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