La purificación de la creación

Saludos cordiales amigo oyente, nuevamente estamos con Ud. para juntos participar en el estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando los eventos futuros y dentro de ello, aquellos que tendrán lugar al final del reino milenial de Cristo. Ya hemos considerado la purificación del reino milenial, cuando todos los incrédulos serán cortados de la tierra a causa de su rebelión contra Dios. Hemos considerado también el juicio a Satanás y sus ángeles. Satanás quien fue atado y confinado a un abismo al inicio del milenio, será suelto por un poco de tiempo al final del milenio y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a fin de reunirlos para la batalla contra Dios, pero de Dios descenderá fuego de cielo que los consumirá. Inmediatamente, el diablo que los engañaba será lanzado en el lago de fuego y azufre donde será atormentado día y noche por los siglos de los siglos, juntamente con el Anticristo, el falso profeta, los demonios y todos los que voluntariamente han rechazado la oferta de salvación que Dios ha hecho en Cristo Jesús a todo hombre.

En el estudio bíblico de hoy, David Logacho nos hablara de otro de los eventos que acontecerá al final del milenio, la purificación de la creación.

Para apreciar mejor el motivo por el cual la creación tiene que ser purificada es necesario volver nuestra mirada a lo que aconteció en el principio y cuyo relato lo tenemos en la Biblia. Allí podemos ver que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Luego, en el primer día. Dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. La Biblia añade un comentario sobre esto cuando dice: Y vio Dios que la luz era buena.

En el segundo día, dijo Dios; Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión.

En el tercer día, dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Nuevamente la Biblia añade un comentario, diciendo: Y vio Dios que era bueno. En este mismo día, dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba, que de semilla: árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Otra vez la Biblia añade este comentario: Y vio Dios que era bueno.

En el cuarto día. Dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años. Conforme a esto, hizo Dios el sol, la luna y las estrellas. Una vez más, la Biblia pone su comentario: Y vio Dios que era bueno.

En el quinto día, dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creo Dios los grande monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. También aquí, la Biblia dice: Y vio Dios que era bueno.

En el sexto día, dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. Otra vez la Biblia pone este comentario: Y vio Dios que era bueno. Fue tan bueno lo que hizo Dios, que Génesis 1:31 dice: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera»

Todo esto, algo bueno en gran manera, fue lo que recibió Adán como su dominio. Pero la Biblia también relata el fatídico momento cuando Adán cayó en pecado y como una de las muchas consecuencias trágicas de su caída fue la pérdida del dominio sobre lo que Dios había creado. Ya no seria Adán el señor de lo creado, sino Satanás y sus huestes demoníacas. Pero Satanás no dominarla algo bueno en gran manera, porque la creación misma, fue objeto de la maldición de Dios, Génesis 3:17 dice: «Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será toda la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida»

Qué triste, la tierra, y en general todo lo creado, que fue originalmente algo bueno en gran manera, se convirtió en un ambiente hostil para el hombre. Por eso tenemos temblores, terremotos, maremotos, tornados, inundaciones, deslaves, sequía, desertificación y todos los fenómenos naturales que afectan al hombre. La tierra está sufriendo las consecuencias del pecado amigo oyente y la tierra clama por la liberación de esta maldición.

Romanos 8:20-22 dice: «Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora»

Así es amigo oyente, la creación espera su restauración. Dios ha prometido que será restaurada. Dios ha prometido cielos nuevos y tierra nueva. Pero para que ello acontezca. Dios tiene que destruir los presentes cielos y tierra. De esto nos habla 2ª Pedro 3:10-13 donde dice: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia»

La antigua creación, con su maldición por el pecado a cuestas, será pasto del fuego. Los actuales cielos, encendiéndose, serán deshechos y la tierra actual, con todas sus obras siendo quemada se fundirá. Así, de está manera. Dios quitará para siempre la maldición de su creación por el pecado.

Demás esta decir que previo a este juicio de Dios sobre la creación, los creyentes que habitarán en la tierra hasta el final del milenio, serán puestos a buen recaudo por el Señor junto con sus escogidos que ya habitarán en la nueva Jerusalén.

Una nota final amigo oyente. Hoy en día en el mundo existe un denodado esfuerzo por mejorar la tierra. Los estadistas, políticos, sociólogos, científicos y aún los religiosos están muy interesados en ver una nueva tierra que sea el producto de las sabias decisiones que ellos tomen. Pero lamentablemente, el estado de descomposición a nivel mundial indica que la tierra está deteriorándose en lugar de mejorar.

¿Sabe por qué, amigo oyente? Porque la actual tierra con todas sus obras va camino hacia su propia destrucción. Seguramente seremos tildados de negativistas, pesimistas, retrógrados y todo lo demás por afirmar lo que hemos dicho. Pero no lo hemos dicho por ser pesimistas sino porque así lo vemos en la palabra de Dios.

Pero lo más triste de todo es que muchos creyentes piensan y actúan como si la tierra actual fuera a permanecer tal como está por la eternidad. Dedican todo su tiempo y esfuerzo a edificar sus imperios, a comprar grandes propiedades a hacerse de un nombre grande, olvidando que la tierra actual con sus obras, note amigo oyente, con sus obras, está destinada a ser consumida por el fuego el día que Dios purifique la creación.

No estamos abogando por que el creyente sea conformista y se cruce de brazos sin hacer nada sabiendo que cualquier cosa que haga va a ser algún día deshecha por el fuego. Lo que estamos diciendo es que en el creyente debe haber un correcto orden de prioridades.

Primero estará la devoción al Señor, con todo lo que ello implica y después vendrá todo lo demás, sabiendo que aparte del Señor, todo lo demás es secundario. Al explicar cual será el destino final de la presente tierra, Pedro dice en 2ª Pedro 3:14: «por lo cual, oh amados, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz»

Ante la inminencia de la destrucción por fuego de la creación actual se espera de los creyentes que procuren con toda diligencia vivir vidas santas delante de Dios, para que sean hallados sin mancha por él, irreprensibles, o que no tienen nada por lo cual ser acusados y por tanto en paz con él. Que Ud. se sienta desafiado a vivir este estilo de vida.

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