La disciplina de los hijos adolescentes y jóvenes

Es motivo de gran gozo compartir este tiempo con Usted. Bienvenida o bienvenido a otro estudio bíblico dentro de la serie titulada La Familia Auténticamente Cristiana. Hemos estado tratando el tema de la disciplina de los hijos. En esta ocasión, David Logacho nos hablará acerca de la disciplina de los hijos adolescentes y jóvenes.

Hace algún tiempo atrás, el departamento de Policía de Houston, Texas, publicó un panfleto muy especial, el cual contenía instrucciones a los padres con la finalidad de hacer que sus hijos se tornen en delincuentes juveniles. Sí, amigo oyente, Usted oyó bien. Instrucciones de la policía para convertir a un hijo en delincuente juvenil. Si Usted quiere que su hijo se haga delincuente juvenil, entonces ponga en práctica las siguientes instrucciones: Primero, comience en la infancia dando a su hijo todo lo que le pida. No le niegue absolutamente nada. De esta manera, su hijo crecerá con la idea que el mundo está obligado a mantenerle. Segundo, cuando su hijo diga alguna mala palabra, no le reprenda, sino ríase por lo gracioso que es ver a una criatura diciendo palabrotas que usan solo los adultos. De esta manera su hijo irá perfeccionando el uso de vocabulario soez. Tercero, jamás enseñe a su hijo sobre cosas espirituales. Déjelo crecer sin la influencia de su creencia religiosa. Cuando su hijo sea mayor de edad decidirá por sí mismo lo que quiera creer. Cuarto, evite corregir a su hijo. Cuidado con disciplinarle con vara. Esto podría lastimar seriamente su dignidad. Quinto, recoja todo lo que su hijo deja tirado, libros, zapatos, ropa, juguetes, etc. Haga Usted todo lo que él tendría que hacer. Así, su hijo crecerá con la costumbre de que otros hagan lo que a él le toca hacer. Sexto, permítale leer todo tipo de literatura que caiga en sus manos. Jamás prohíba a su hijo tener revistas pornográficas, porque si lo intenta, lo único que conseguirá es que su hijo las lea cuando Usted no esté presente. Séptimo, discuta y pelee con su esposa en presencia de su hijo, así no se producirá sorpresa en su hijo cuando uno de los cónyuges abandone el hogar. Octavo, asegúrese de dar a su hijo todo el dinero que pida, así su hijo crecerá con la idea que tener dinero es asunto fácil y que no es necesario trabajar para obtenerlo. Noveno. Cuidado con poner reglas en el hogar. Lo único que logrará es criar a un hijo cohibido. Décimo, cómprele un buen equipo de sonido, su propio televisor y equipo de video. Cuidado se entrometa en lo que su hijo acostumbra oír o ver. ¿Por qué dudar de la capacidad de su hijo para discernir lo bueno de lo malo? Luego el folleto termina con este comentario irónico: Si cumple con todas o una buena parte de estas recomendaciones, le aseguramos que su hijo llegará a ser un delincuente juvenil y también le aseguramos que el departamento de Policía tendrá una celda lista para él. Qué interesante. Parece que la policía tiene mejor concepto de cómo criar hijos que la mayoría de los padres de la actualidad. Hemos estado estudiando lo que la Biblia presenta en cuanto a la disciplina de los hijos. En esta ocasión vamos a enfocar nuestra atención sobre la disciplina de los hijos cuando son adolescentes o jóvenes. Le invito a abrir su Biblia en el libro de Colosenses, capítulo 3 versículo 21. La Biblia dice: “Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” Cuando Pablo, el apóstol y autor del libro de Colosenses, habla de padres en este versículo, no se está refiriendo solamente a los papás, sino tanto a los papás como a las mamás. Cuando habla de hijos, no se está refiriendo solamente a hijos tiernos sino a hijos en general, siempre y cuando vivan bajo el mismo techo que sus padres, sin importar su edad, preparación académica u ocupación. Los padres por tanto tenemos la responsabilidad de no exasperar a los hijos. El verbo que se ha traducido como exasperar, en el idioma en que se escribió el Nuevo Testamento significa literalmente excitar, agitar, provocar, irritar. Como padres, tenemos la obligación de no provocar o irritar o agitar pasiones negativas en nuestros hijos. La motivación para no hacer esto es para que los hijos no se desalienten. Una traducción equivalente sería para que los hijos no se hagan de poco ánimo. El desalentarse o hacerse de poco ánimo es típico de los adolescentes y jóvenes. Por el hecho de estar en medio del proceso de transformación de niño a adulto, el adolescente y joven halla difícil encontrar su propia identidad en la sociedad. Se siente demasiado maduro para jugar con los niños y demasiado inmaduro para relacionarse con los adultos. Como consecuencia, a menudo es rechazado por los niños y por los adultos. ¿Qué pueden hacer unos padres sabios ante esta situación? La palabra de Dios dice: No los exasperen. Existen varias maneras de no exasperar a los hijos adolescentes y jóvenes. Una de ellas es no tratándoles como si fueran niños. Lo que más odian los adolescentes y jóvenes es que sus padres les traten como niños. Es preferible que los padres empiecen a tratar a sus hijos adolescentes y jóvenes como si fueran adultos, sin necesariamente esperar que piensen y actúen como adultos, pero al menos, no se desalentarán al ser tratados como niños. En el tipo de trato a los adolescentes y jóvenes, por ejemplo, la forma de disciplinar debería ser diferente. La disciplina con vara no produce ningún efecto benéfico en los adolescentes y jóvenes, más bien produce un resultado negativo porque agita sentimientos de rebeldía en ellos. ¿Cómo disciplinarlos entonces? Quizá la mejor manera es dialogando con ellos y confrontando su falta con lo que dice la Biblia. Efesios 6:4 instruye a los padres a criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor. Amonestación justamente significa confrontar una falta de alguien con la palabra de Dios. Los padres no debemos dejar pasar por alto faltas de disciplina de los adolescentes y jóvenes por el solo hecho de que ya no son niños. Lo prudente es confrontar cada falta y con la ayuda de la palabra de Dios y el Espíritu Santo hacer entrar en razón al que cometió la falta. Otra manera de disciplinar a un adolescente o joven es por medio de privarle de algunos privilegios obtenidos. Algunos padres, por ejemplo, acostumbran permitir a sus hijos a salir de sus casas para estar con sus amigos. Una medida de disciplina podría ser suprimir esas salidas por un día, una semana, o lo que aconseje la gravedad de la falta cometida. El hecho es que los adolescentes y jóvenes deben ser tratados de un modo diferente de los niños. Una de las cosas, por ejemplo, que es indispensable en la crianza de los adolescentes y jóvenes es reconocer que están en un proceso de búsqueda de independencia. Como padres, lejos de sobreproteger a nuestros hijos adolescentes y jóvenes, necesitamos adiestrarles, capacitarles, formarles, de modo que paulatinamente vayan desarrollando su propia identidad. Mientras mejor los capacitemos en la familia, mejores serán las probabilidades de que ellos se desenvuelvan adecuadamente en medio de un mundo que tratará de devorarlos. Los hijos adolescentes y jóvenes necesitan de disciplina, pero la forma de disciplina es distinta de la que se administra a los niños. Un segundo aspecto importante en la crianza de los hijos adolescentes y jóvenes es el buen ejemplo de los padres. En su adolescencia y juventud, los hijos ya no son tan inocentes como para aceptar cualquier cosa que digamos. Quizá cuando eran niños, hasta cierto punto era posible comunicarles un mensaje de haz lo que te digo sin mirar lo que hago. Pero cuando los hijos llegan a su adolescencia y juventud, más vale que estemos haciendo lo que decimos que ellos deben hacer. ¿Cómo por ejemplo puede un padre fumador intentar que su hijo adolescente o joven no fume? ¿Cómo puede un padre infiel a su esposa inculcar principios de pureza moral en las vidas de sus hijos jóvenes o adolescentes? ¿Cómo puede un padre deshonesto en sus negocios exigir honestidad en sus jóvenes hijos? ¿Cómo puede una madre rebelde a su esposo, enseñar sumisión a sus hijas adolescentes o jóvenes? Es imposible. Lo que hacemos habla tan alto que los adolescentes y jóvenes no oyen lo que decimos. Una buena manera de enseñar a los adolescentes y jóvenes es por medio del ejemplo. El apóstol Pablo dijo lo siguiente a su discípulo Tito, según Tito 2:6-7 “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad” La integridad de la enseñanza viene cuando el ejemplo de vida está acorde con lo que se enseña. Padres, no podemos exigir buen comportamiento en nuestros hijos adolescentes y jóvenes si nuestras vidas son un desastre. Arreglemos nuestros problemas primeramente delante del Señor, para luego con autoridad demandar buen comportamiento en nuestros hijos. La adolescencia y juventud es una etapa hermosa de la vida, pero a la vez difícil. Nosotros como padres podemos hacer mucho para no exasperar a nuestros hijos adolescentes y jóvenes y por medio de ello animarles a ser fieles al Señor y no desalentarse.

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