La necesidad de la fe Pt. 3

Bienvenidos una vez más a la serie Hilos. Les recuerdo que hemos avanzado poco a poco en cada uno de ellos. El día de hoy vamos a continuar con el cuarto hilo llamado la necesidad de la fe.

Ahora, antes de empezar, quiero recordarte que Dios es bueno, santo y juez justo; pero el hombre tiene una naturaleza pecaminosa, y en medio de eso, Jesús es nuestro Salvador y Señor, y a través de su vida, muerte y resurrección nosotros hemos sido justificados; pero para recibir todo eso es necesario que cada uno crea en esa verdad, sino no la va a poder vivir. De esta manera, en los próximos minutos vamos a estar compartiendo sobre la fe bíblica, no la que erróneamente hemos vivido.

Siguiendo con el tema de la fe, permítanme presentarles un par de preguntas para su propia reflexión: ¿cómo puse mi fe en Jesús?, ¿cómo vine a apartarme de mi pecado?, ¿confío en Jesús como Salvador y Señor? Y la última ¿cómo es mi vida desde que lo hice? Tal vez ya las habías escuchado antes, al igual que estas: ¿cómo ha sido mi vida desde que fui restaurado a Dios?, ¿cómo es ser absuelto ante Dios, el juez?, ¿cómo es ser adoptado por Dios, el Padre?, ¿cómo es estar seguro de Dios, el rey de la vida eterna?, ¿cómo afecta eso la forma en que miras tu pasado? Cuando miras tu presente, incluso las dificultades presentes, ¿cómo afecta eso la forma en que ves tu futuro? No hay necesidad de detenerse en el drama. No es necesario que sientan que no tiene una gran historia porque no es lo suficientemente dramática.

Como una anécdota quiero contarles que un amigo llegó a la fe en Cristo cuando tenía ocho años, entonces cuando el compartía su testimonio nunca lo hizo como alguien que había estado en drogas o alcohol, si no como un niño apartado a Dios y sentía que no conocía completamente la obra de Dios, porque nunca vio un cambio radical en su vida. Fue solamente cuando se dio cuenta de que Dios le ama, no basado en lo que él hacía, sino en base a lo que Dios ha había hecho por él que se dedicó a confiar en el favor que Jesús le había dado. Claro, el hecho de haber conocido de Dios desde niño, no significó que no haya tenido problemas, pero sí ha encontrado que Dios no solo es suficiente para salvarlo del pecado, sino que es suficiente para satisfacer su alma más que nadie en este mundo.

En la palabra de Dios hay historias similares que llegan a nuestro corazón, un ejemplo de ello es la que encontramos en Juan 3, me refiero al encuentro de Nicodemo con el Señor. En ella, Jesús enfatiza la necesidad de nacer de nuevo, no en la carne, pero sí en el espíritu. En el siguiente capítulo de Juan está escrito el diálogo con la mujer samaritana, a quien el Señor le dijo todo lo que había en ella, le dijo su pecado, pero también le dio la respuesta en su propia vida. En otro pasaje en el mismo libro, una mujer fue atrapada en el acto mismo de pecado, ella esperaba ser apedreada como la ley mandaba, pero lo que llegó para ella fue la salvación. En Juan capítulo 9 se menciona la sanidad del hombre ciego de nacimiento. Y así, puedo pasarme contándoles lo que Jesús hizo. Para algunos de ustedes, toda su vida estuvo marcada por el miedo, pero luego de tener fe en Cristo, Él les ha dado la libertad y seguridad que no se encuentran en ningún otro lugar en este mundo.

Muchos de ustedes, antes de conocer a Cristo tuvieron esta sensación de soledad, crecieron en una familia disfuncional y pasaron solos por varios días, noches aisladas, pero conocieron a Cristo y, a través de Él, Dios los adoptó y ahora saben lo que significa ser amado, cuidado y querido. Entonces puede que hayan sido atormentados por la culpa o la vergüenza de los errores cometidos en el pasado y hayan intentado por mucho tiempo cubrirlos y nada ha funcionado, hasta que llegaron a los pies de Jesús y él ha cubierto todo, toda la culpa y la vergüenza, que los atormentaba y ustedes no son más cautivos. Entonces, les animo a enfocarse en la grandeza de Dios.

Ahora les pido que no dejen de contar su historia, su testimonio de vida, háganlo enfocado en lo que Dios ha hecho en cada uno de nosotros porque ¿no les parece que eso es a lo que nos lleva el evangelio? Mantengan la historia enfocada en los hilos del evangelio, como lo hemos hablado: el carácter de Dios, nuestra pecaminosidad, la suficiencia de Cristo, la necesidad de la fe.

Entonces, espero que te dejes seducir del amor de Dios y puedas decir: “me doy cuenta de que Dios es santo y misericordioso. Me di cuenta que me rebelaba contra él por eso estaba separado de ÉL, pero con la muerte de Jesús volví a tener comunión, volví a tener restauración. Me di cuenta de que simplemente Jesús vivió la vida que no podía vivir, murió la muerte que no merecía, y conquistó al enemigo”. Cuando entiendes esto, no hay otra opción que confiar en ÉL y dejar que Él se siente en nuestro propio trono.

Con esto les aliento a que usen un lenguaje comprensible con quienes compartan de Dios, para que ellos puedan entender lo que dirán. No le digas a nadie cómo eres justificado por el Espíritu Santo cuando él regeneró tu corazón, revelando tu depravación antes que su divinidad, restaurando tu conectividad con el soberano Rey y el cristianismo. Pensarán que eres raro, así que, no hagas eso.

Ahora, te diré algo que ya lo escuchaste en el programa anterior, y si esta es la primera vez que nos escuchas, no te preocupes, lo que quiero es recordarles que en el Antiguo Testamento hay dos momentos en la vida del hombre necesarios: la fe y el arrepentimiento. Cuando muchas personas escuchan: “arrepiéntanse” la imagen mental que se nos vienes es la de un predicador hablando por la televisión; pero no, les hablo de estas dos grandes palabras que te van a llevar a una vida diferente, que te llevarán a una comunión excepcional con el Padre y a confiar en Él. Pero cuando queremos que otros lo entiendan debemos darles un significado, un contexto para que ellos también lo hagan.

Mira, ya no es el tiempo para que Dios hable a través de tablas de piedra, nosotros mismo somos la carta, la tabla, que lleva el mensaje de Dios. Así que, te animo a recordar tu propia historia, aquel encuentro con el Creador, con el Señor y el Salvador; además no olvides que esa historia que empezó hace años, meses, días o que incluso puede iniciar hoy, aún no ha terminado. Así que pídele al Señor que te capacite para llevar su mensaje, que ponga disposición en las personas que vas a hablarles, que la pasión por el no mengüe sino crezca cada día más. Sé un apasionado como aquel que está enamorado, comparte sobre Jesús con alegría, deleite y pasión; no con miedo, vergüenza, rareza e inquietud.

Dios está tejiendo soberanamente una historia en tu vida, en donde se encuentren sentados, una que tiene el potencial de tener un profundo efecto en las vidas de los demás por toda la eternidad. Entonces sé tú mismo es la historia de cómo Jesús te salvó para siempre, así que no lo pienses más y busca una oportunidad esta semana para compartir tu historia.

Ahora, es muy probable que surja una nueva pregunta y es: ¿cómo podemos tejer este hilo de la restauración de Dios, en nuestras conversaciones diarias? Bien, hemos hablado de la culpa, la vergüenza y el miedo como tres efectos primarios del pecado en el mundo y en nuestras vidas, y como resultado de eso, nos encontraremos con personas a nuestro alrededor que luchan contra todo esto. Entonces, en las conversaciones sobre la culpa, que inevitablemente sucederán, hablen sobre el perdón en Cristo. Cuando las personas que te rodean hablan de culpa, cuando muestran evidencia de sentirse culpables por algo que han hecho, entonces cuéntales cómo este problema de culpa ha sido resuelto por Dios. Cuénteles cómo no importa lo que hayamos hecho, podemos ser perdonados por completo mediante la fe en Él.

Mira, hace poco estuve hablando con una persona que estaba llegando a uno de sus peores momentos en la vida y esta persona solo decía: “me equivoqué tan fuerte que lo único que deseo es borrar todo mi pasado y empezar desde cero”. Entonces, a penas yo escuché esto, le compartí cómo esto es exactamente lo que Dios hace por nosotros a través de la fe en Cristo; todas nuestras culpas son borradas, completamente limpias y buenas. Esa esa una hermosa respuesta para quienes sienten que han hecho todo mal y no podrán solucionarlo nunca más.

Entonces, para compartir eso en conversaciones sobre la vergüenza, hablen sobre el honor en Cristo, así que no piensen solo en términos de culpabilidad, piensen en términos del honor de Cristo y cómo esto borra toda vergüenza. Es decir, cuando vemos a Jesús venir, Él toma a los que están sucios y los limpia. Él toma a los que están afligidos y dolidos y los restaura por completo.  La idea general aquí es buscar oportunidades para señalar cómo Dios nos saca de la vergüenza. Les recomiendo que busquen maneras de dibujar en la mente de los que no tienen a Cristo la manera en cómo hemos sido restaurados, sanados de todo miedo. Ahora, la única forma de ser libres de esto es a través de señalar la libertad que se encuentra en Cristo, eso solo es posible mediante la confianza en Jesús que ha vencido a: el pecado, Satanás y la muerte misma. Entonces mira a tu alrededor; la gente tiene culpa, vergüenza y miedo.

Hay un anhelo en el alma de todo ser humano de ser restaurados a Dios, así que, señala cómo esta restauración puede suceder a través de la fe en Jesús. Cuando nos encontramos cara a cara con nuestro pecado, sabíamos en nuestros corazones que algo andaba mal y alguien nos dijo que estábamos separados de Dios, que eso era lo que estaba mal y que solo Él podía restaurarnos a través de Jesús. Entonces, cuando veas a alguien cuyas circunstancias o situaciones los confronten con su necesidad de Dios, hoy te pido que, por el amor de Dios les cuentes sobre el amor de Dios. Cuéntales a tus hijos, a tus compañeros de trabajo y a tus vecinos. Cuando muestren evidencia de reconocer el pecado en sus vidas, díles que Cristo está inmerso en él. Creo que no es ninguna coincidencia que tengamos a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Dios, así como alguna vez hizo con nosotros, nos puso aquella persona para hablarnos de la libertad del pecado, de la salvación, del perdón, de la misericordia, nos puso a esa persona para que le hablemos de una vida nueva.

Una cosa más, quiero aclarar que nosotros no estamos aquí para usar discursos psicológicos diciendo a las personas: “¡tú puedes mejorar, sigue intentándolo!” No, nuestro mensaje es uno y muy claro; que ellos necesitan a Jesús y que Él está listo para darles de su amor y su misericordia. De otra manera, estaríamos menospreciando el evangelio y fomentamos la forma de una vida autosuficiente y centrada en el hombre, tal y como la psicología pop. Así que recuerda lo que Pablo dice en Hechos 13, verso 47 al recordar lo que el Señor le había mandado hacer, Pablo dijo: “porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.” Así que, hoy te pido que medites en esto durante el resto de tu día e involucres a Dios en tus conversaciones diarias. Que Dios te bendiga.

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