“Jehová-Mekaddesh”

 

Yo, Jehová, soy vuestro Dios”. Es Dios mismo quien está hablando aquí, a continuación, viene la palabra “Mekaddesh” que significa “Santificación” “Santificaos, pues, y sed santos” (Levítico 20:7).

 Verdaderamente, Dios está muy lejos de nuestra capacidad humana de comprensión, sin embargo, Él desea que nosotros lleguemos a conocerlo, Así que nos ha dejado algunas historias para que podamos conocer sus deseos y las leyes que nos demuestran su carácter y nombres que revelan su persona. Hoy examinaremos uno de estos nombres para aprender a conocer a Dios de manera emocionante y profunda.

Estamos involucrados en una serie de mensajes considerando los nombres de Dios, y hoy hablaremos sobre el nombre “Jehová-Mekaddesh”. Toma tu Biblia y busca el libro de Levítico capítulo 20 verso 7.

Dios está dando a los israelitas algunas instrucciones. Levítico dice: “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico.”

“Yo, Jehová, soy vuestro Dios”, es Dios quien está hablando. A continuación, viene la palabra “Mekaddesh” que significa “Santificación” “Santificaos, pues, y sed santos” (Levítico 20:7-8). En el medio de esta palabra, “Mekaddesh” está la raíz “Kadosh” que significa “Santo”. Ser santo significa que debe ser tratado con especial cuidado, significa que no debe ser utilizado para su uso común.

Si algo es “Santo” debe estar apartado, debes ponerlo aparte, debe tener un lugar especial, debe ser de uso especial, es algo que no puede ser usado para lo común. Algo que es “santo” tiene un propósito especial.

Para entender lo que es la santidad tenemos que comenzar entendiendo a Dios, pues Dios es el único Santo. Así que toma tu Biblia y busca el libro de Isaías capítulo 6, aquí tenemos una excelente descripción que hace el profeta, en medio de una visión de Dios y aprenderemos algo sobre esta singularidad.

Isaías capítulo 6 verso 1 dice: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:1-3)

No sabemos cuántos serafines hay, pueden ser miles de ellos, todos se están alentando unos a otros para decir: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” Leamos el verso 4: “Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.” Imagínate esta escena por un momento: Isaías está contemplando al Dios Santo, Él está en toda su soberanía, Dios es alto y sublime, no hay nada ni nadie por encima de Él. Su túnica es una semblanza de majestad y realeza, y con ella, llena el templo, Él es el Rey y por encima revolotean los serafines, en hebreo, esta palabra significa “arder”.

La mayoría de los comentaristas creen que estos serafines tenían un celo ardiente por Dios, ellos revoloteaban en torno al Trono con sus alas, cubriendo sus ojos porque no podían mirar la santidad de Dios y con dos alas cubrían sus pies demostrando su servicio, con dos alas volaban alrededor del Trono y decían: “Santo, Santo, Santo” Él es el Señor Dios Todopoderoso, toda la tierra está llena de su gloria.

“Santo” se repite 3 veces para demostrar la integridad, la supremacía y la grandeza de la santidad de Dios; Él es Santo, no hay nadie como Dios.

A.W. Tozer dice lo siguiente: “La Santidad de Dios es simplemente lo más grande que podemos conocer, es algo infinitamente excelso, no existe nada como la santidad divina, es única, inconmensurable, incomprensible e inalcanzable.”

Dios es Santo, de la única manera en la que Él puede ser santo, su santidad no se ajusta a ningún estándar porque Él es el estándar. Él es absolutamente santo, lo infinito de su santidad es incomprensible, su pureza es plena, no existe nada con lo que pueda ser comparado, Dios es totalmente Santo. Cuando Isaías ve esta santidad, solo puede exclamar: “Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” Isaías 6:5

Estoy “frito” estoy “perdido” he visto la santidad de Dios y estoy muy, muy lejos de ella. En realidad, todos estamos completamente arruinados, es decir, tratar de comprender esta clase de santidad es imposible para nuestra mente humana.

Al rededor de nosotros hemos llegado a aceptar lo “no-santo” como lo común y natural, y esto no es de extrañarnos, pues Jeremías 17:9 dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” No podemos ni siquiera imaginar cómo es esta santidad divina. Dios es “Santo, santo, santo” y nosotros sólo tenemos un corazón engañoso y perverso.

Aquí tenemos a un Dios que es inalcanzable, incomprensible, único, totalmente Santo, supremamente Santo, y estamos nosotros, impíos. Este es un verdadero problema ¿verdad? Hay muchas personas que hacen lo mejor para tratar de llegar hasta Dios: se bautizan, se confirman, hacen su primera comunión, hacen buenas obras y piensan que algunas de sus obras pueden ser suficientes para llegar a Dios, pero existe un gran problema, Dios es supremamente Santo y no hay nada que podamos hacer, nosotros mismos, para llegar hasta su santidad.

Sin embargo, la respuesta a todo esto está en el nombre que hoy estamos considerando, “Jehová-Mekaddesh” Mira la última parte del verso 8 del capítulo 20 del libro de Levítico, dice: “Yo Jehová que os santifico.”

En el principio Adán y Eva tenían una relación íntima con Dios, el pecado aún no había entrado en la tierra, ellos estaban completamente separados de toda pecaminosidad, pero, todos sabemos lo que pasó en Génesis capítulo 3; ellos desobedecieron a Dios y el pecado ingresó en la raza humana, tal como un veneno que contamina todo a su paso, el pecado ahora está en la naturaleza humana. Me gusta la forma en la que un escritor lo describe, él dice: “El shock moral sufrido por nosotros a través de nuestra caída nos deja un trauma permanente que afecta cada parte de nuestra naturaleza, existe una enfermedad llamada pecado en nosotros y a nuestro alrededor”

Somos impíos y vivimos en un mundo profano, tenemos a un Dios santo y no podemos hacer nada para alcanzar su santidad. Ni si quiera en uno de nuestros mejores días, con nuestros mejores esfuerzos podríamos ser lo suficientemente santos para agradar a Dios, no podemos hacer nada por nosotros mismos, somos un desastre.

Pero el Dios Santo nos ama tanto que hace por nosotros lo que nosotros no podríamos hacer por nosotros mismos, Dios envió a su hijo Jesucristo, para morir en nuestro lugar. Jesús es santo, completamente santo, y Dios puso sobre su santidad nuestro pecado, Él murió en una cruz como pago de nuestros pecados. Jesús murió por tu pecado y por mi pecado, Él era el único que podía hacerlo.

De esta manera, cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, cuando nos humillamos a nosotros mismos y derribamos el camino del orgullo que nos impide llegar a Dios, entonces dejamos de pensar que somos “independientes” dejamos de creer que podemos hacernos a nosotros mismos.

No podemos hacer nuestro propio camino hacia Dios, debemos confiar en Jesús y en su sacrificio, en su santidad, y en su obra de santificación en la cruz para que podamos ser santificados en su muerte.

Es Dios quien nos hace santos a través de la obra de Jesucristo, es Dios quien nos busca y nos ve como a sus hijos, estamos cubiertos por su sangre y Dios ve la muerte de Cristo como sustituto de nuestra muerte. Jesús ha pagado el precio con su muerte y ahora podemos tener una relación eterna con el Dios santo. Pero esto, sólo puede suceder cuando nos humillamos lo suficiente para entender que no podemos hacer nada para forjar nuestro propio camino hacia Dios.

Dios es nuestro “Jehová-Mekaddesh” Él es quien nos hace santos. Hoy te animo a poner tu confianza en Jesucristo solamente, cuando tú haces esto, varias cosas ocurrirán, veamos cuales son:

Primero, Cuando Dios nos santifica, siempre vamos a ser santos ante sus ojos. Esto se llama santidad posicional.

Seremos sus hijos para siempre, Dios nos ama con un amor incondicional, no hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame más, y no hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame menos. Recuerda, no podemos hacer nuestro propio camino hacia la santidad, es por eso que su amor es incondicional, es decir, no tiene ninguna condición. Debes saber que este amor viene del Padre Celestial, puedes tener la seguridad de que cuando mueras vas a pasar la eternidad en el cielo.

Jesús dijo en Juan 10 verso 27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.” (Juan 10:27-30) Nada puede arrebatarnos de su mano, Cristo es el santo que nos santifica. Cuando confiamos en Él, siempre seremos sus santos.

En segundo lugar, cuando confiamos en Dios nuestra identidad está solo en Él, 1 de Pedro dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” Piensa en este versículo, ahora, personalízalo, listo, esto dice así: “Mas tú eres linaje escogido, sacerdote real, persona santo, has sido adquirido por Dios, para que anuncies las virtudes de aquel que te llamó de las tinieblas a su luz admirable”

Estoy convencido de que mucha gente lucha con el tema de su identidad, es decir “no saben quiénes son” Mira, no soy psicólogo, pero sé que mucha gente cree que es importante porque su identidad se encuentra en lo que hace, los seres humanos somos así ¿verdad? cuando conversamos con alguien no estamos muy seguros de quién es esta persona hasta que preguntamos qué es lo que hace para vivir, es a partir de ese momento que tenemos una imagen mental de esa persona. Las profesiones son algo noble, pero no podemos hacer un juicio de valores basados en lo que una persona hace, tengo que recordarte que, si has confiado en Cristo, tu identidad está en Él, es Él quien ha colocado un llamado especial en tu vida, tú eres santo, has sido apartado para algo especial. Debes estar convencido y seguro de que tu identidad está en Cristo.

Otros ponen su seguridad en sus relaciones, esto es muy común en los solteros, muchas chicas van de una relación a otra, muchos chicos van de una cita a otra, pues su identidad se basa en quien está a su lado, en el fondo tienen miedo de estar solos, su identidad está en sus relaciones. Esperamos que puedas acompañarnos en nuestro próximo programa y conocer más sobre tu verdadera identidad solamente en “Jehová-Mekaddesh” Que Dios te bendiga

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