La llegada de los enviados con la carta y la lectura de la carta en Antioquía

Que privilegio es para todos los que hacemos La Biblia Dice… Contar con su compañía en esta oportunidad. Si esta es la primera vez que nos sintoniza le contamos que estamos desarrollando un interesante estudio que se titula: “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”. Quédese con nosotros y conozca que es lo que dios quiere que aprenda en esta oportunidad con respecto a este tema.

I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. Algunos maestros legalista judíos, identificados como judaizantes, alteraron la paz de los creyentes gentiles en Antioquía de Siria, enseñando que para ser salvos no era suficiente recibir por la fe a Cristo como Salvador, sino que además era necesario obedecer la ley de Moisés, especialmente en lo referente a la circuncisión. Esta falsa doctrina fue confrontada tenazmente por Pablo y Bernabé, y cuando se hizo imposible hacer entrar en razón a los judaizantes, el asunto fue llevado a Jerusalén, para que sean los apóstoles y ancianos de la iglesia en Jerusalén quienes traten el asunto. Esto fue el motivo para que tenga lugar lo que se llama el primer concilio en Jerusalén. Sucedió en el año 50DC. La decisión final del concilio fue puesta por escrito en una carta que debía ser llevada por Judas y Silas, varones de la iglesia en Jerusalén, a Antioquía de Siria, juntamente con Pablo, Bernabé y algunos otros hermanos. La carta decía: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Esta carta es un trofeo de la salvación por la sola gracia por medio de la fe. El momento que se añade cualquier cosa a la fe, como condición para ser salvo, se ha pervertido el Evangelio y Pablo fue enfático en cuanto a que cualquiera que lo haga sea anatema, esto es, sea condenado a destrucción. Los modernos judaizantes caen en el mismo error de los antiguos judaizantes, cuando enseñan que para ser salvos es necesario recibir por la fe a Cristo como Salvador y además, guardar el séptimo día como día de reposo, o no comer carne de cerdo, o diezmar, bautizarse, o congregarse en determinada iglesia. Cuidado amable oyente con caer en este error. Veamos que es lo que aconteció después. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos capítulo 15 a partir del versículo 30. Lo primero que vamos a notar es la llegada de los enviados con la carta y la lectura de la carta en Antioquía.

II. Hechos 15:30-31 dice: Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.
Judas y Silas, los enviados por la iglesia de Jerusalén hicieron su trabajo con meticulosidad. Dice el texto que descendieron a Antioquía, se debe entender Antioquía de Siria, y lo primero que hicieron al llegar fue reunir a la congregación. Debe haber habido mucha expectativa. Ante la congregación, Judas y Silas entregaron la carta. La congregación habrá hecho un gran silencio mientras se hacían los preparativos para leer la carta. Seguramente con solemnidad se procedió a la lectura de la carta. Era tan importante para la congregación. Al finalizar la lectura, no hubo reparo alguno a lo que decía la carta. Todo estaba absolutamente claro. Lucas registra que la congregación toda se regocijó por la consolación. Esto es digno de comentar. La falsa doctrina tiene muchos efectos nocivos en las iglesias. Causa tensión, causa confusión, causa inquietud, causa perturbación. Todo esto estaba padeciendo la iglesia en Antioquía de Siria, a raíz de la falsa enseñanza de los judaizantes. Al escuchar la lectura de la carta, la congregación se puso gozosa por la consolación que estaban sintiendo. En cambio cuando la doctrina está bien en una iglesia local, la iglesia local experimenta paz, gozo, armonía, tranquilidad. En segundo lugar, notamos el ministerio de Judas y Silas en Antioquía de Siria. Hechos 15:32-34 dice: Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.
Judas y Silas no se limitaron solamente a entregar y leer la carta que enviaron los apóstoles y los ancianos de Jerusalén. Como los dos eran profetas, se quedaron un tiempo más en Antioquía para consolar y confirmar a los hermanos con abundancia de palabras. La función del profeta es edificar, exhortar y consolar. Esto es justamente lo que estaban haciendo Judas y Silas en la iglesia en Antioquía. Cuando llegó el tiempo de volver a Jerusalén, la iglesia en Antioquía despidió a Judas y Silas en paz. Judas retornó efectivamente a Jerusalén a continuar con su ministerio allí, pero en cambio Silas percibió que tendría oportunidad de ministrar en la iglesia de Antioquía y por tanto se quedó en Antioquía. En tercer lugar tenemos el ministerio de Pablo y Bernabé en Antioquía. Hechos 15:35 dice: Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
El conflicto causado por los judaizantes quedó atrás y Pablo y Bernabé siguieron con su ministerio en Antioquía de Siria. Su énfasis de ministerio fue la enseñanza de la palabra de Señor a los que ya eran creyentes y la predicación del evangelio, o las buenas nuevas de salvación, a los incrédulos. Debe haber pasado como un año más o menos, cuando llegó el momento para el segundo viaje misionero de Pablo, pero antes de ello, fue necesario enfrentar el asunto de Juan Marcos. Note lo que dice Hechos 15:36-40. Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,
Pablo es quien lleva la batuta. Hablando con Bernabé, sugiere que sería bueno y necesario volver a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que los dos y otros más anunciaron la palabra de Señor, para ver cómo están. Esto muestra el interés personal que tenía Pablo por los creyentes en cualquier parte donde él había predicado el evangelio. Pablo sabía que estos creyentes eran bebés en un sentido espiritual y por tanto necesitaban el cuidado de creyentes maduros en la fe. A Bernabé le debe haber gustado la idea, porque inmediatamente se lo ve haciendo planes para el segundo viaje misionero. Dentro de los planes de Bernabé estaba llevar a su sobrino Juan Marcos. Pero a Pablo no le parecía una buena idea. No es que Pablo tenía algo en contra de Juan Marcos, sino que simplemente pensaba que como Juan Marcos desertó en Panfilia durante el primer viaje misionero y por su cuenta y riesgo se volvió a Jerusalén, tal vez podría pasar algo semejante durante el segundo viaje misionero. Sin embargo, Bernabé seguramente pensaba que era necesario dar a Juan Marcos una nueva oportunidad y por eso insistía en incluir a Juan Marcos en el equipo misionero. Sucede que a veces, aun entre los hombres más maduros espiritualmente hablando, como eran Pablo y Bernabé, ocurren desavenencias o desacuerdos, imposible de zanjarse. Esto fue justamente lo que sucedió entre Pablo y Bernabé en lo concerniente a Juan Marcos. Lucas registra que entre los dos hubo tal desacuerdo que se separaron. ¿Qué le parece? Pablo el paladín de la salvación por fe y Bernabé, el hijo de consolación, en total desacuerdo. Desde el punto de vista humano, parecería un desatino, pero aún si fuera así, Dios lo utilizó para bien, porque en lugar de haber un equipo misionero, ahora iba a haber dos equipos misioneros. Bernabé, tomando a Marcos navegó a Chipre, la tierra de Bernabé y el primer punto que fue visitado durante el primer viaje misionero. Por su lado, Pablo escogió a Silas, el varón profeta de la iglesia de Jerusalén, y salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. Interesante, que más tarde, ya en el ocaso de su vida, Pablo pidió que le sea traído Juan Marcos porque le era útil para el ministerio. Lucas no hace ningún comentario adicional sobre el viaje misionero de Bernabé y Juan Marcos y se enfoca en lo que fue el segundo viaje misionero de Pablo, lo cual será motivo de nuestro próximo estudio bíblico. Espero que nos acompañe.

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