Lo que hizo la fe en Enoc

Cordiales saludos, amiga, amigo oyente. La Biblia Dice… le extiende una cálida bienvenida al estudio bíblico de hoy. Continuamos estudiando el libro de Hebreos en esta serie que ha sido titulada: La preeminencia de Jesucristo. Estamos observando lo que ha hecho la fe en algunos grandes hombres de Dios. En esta ocasión, David Logacho nos mostrará lo que hizo la fe en Enoc.

Abel sacrificó un cordero por una persona. Tiempo después, en la primera pascua, fue necesario sacrificar un cordero por una familia. Más tarde, el sumo sacerdote sacrificaba un cordero por toda la nación de Israel. En el cumplimiento del tiempo, el Cordero, con mayúscula, fue sacrificado por todo el mundo. Este Cordero es Jesucristo. Para hallar perdón de pecados es necesario apropiarse por la fe de este sacrificio del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La fe es el tema central del capítulo 11 de Hebreos.

Abel fue el primer hombre de fe de la historia de la humanidad. Por la fe, Abel ofreció más excelente sacrificio que Caín. Por la fe, Abel alcanzó testimonio de que era justo, y por la fe, Abel, aun estando muerto, sigue dando testimonio de que el justo vivirá por fe. Después de Abel, el autor de Hebreos nos va a presentar a otro personaje. Su nombre es Enoc. Así como Abel adoró por fe, Enoc vivió por fe, y esa vida tiene mucho para enseñarnos acerca del vivir por fe. El autor de Hebreos ha sido muy claro y enfático al manifestar que el justo vivirá por fe.

Este concepto es difícil de ser digerido por el judío promedio. Lo que pasa es que los judíos estaban acostumbrados a una forma de acercamiento a Dios sobre la base de las obras. Escuchar que el acercamiento a Dios no es sobre la base de las obras, sino sobre la base de la fe, era como una bofetada para su modo de pensar sobre la forma como se debe acercar a Dios. Por esta razón, el autor de Hebreos, tiene que hacerles entender que desde siempre Dios se ha agradado en las personas de fe. Lo hizo con Abel cuando lo miró con agrado por su fe y lo hizo también con Enoc, de quien vamos a estudiar en esta ocasión. Hebreos 11:6 en su primera parte dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios” La fe es el requisito indispensable para agradar a Dios. Romanos 8:8 dice: “y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” La fe es por tanto, lo contrario a vivir según la carne.

Lo contrario a vivir según la carne es vivir según el Espíritu. Por eso, la fe es sinónimo de vivir según el Espíritu. Enoc es un clásico ejemplo de alguien que vivió según el Espíritu. Génesis 5:22 dice: “y caminó Enoc con Dios” Génesis 5:24 dice: “Caminó, pues, Enoc con Dios” Por dos ocasiones dice la Escritura que Enoc caminó con Dios, o su equivalente, que Enoc tuvo un estilo de vida controlada por el Espíritu. Así que, Enoc agradó a Dios. ¿Por qué agradó a Dios? Primero, porque creyó a Dios.

Hebreos 11:6 en su segunda parte dice: “porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay” Para agradar a Dios hay que comenzar creyendo que existe Dios. Esta creencia no es un mero asentimiento intelectual de la existencia de Dios, sino un convencimiento de que hay un ser personal que gobierna el universo y a quien tenemos que dar cuenta.

Hay muchos que rehusarían que se les llame ateos, pero con su concepto de un Dios impersonal, impotente de actuar, alejado totalmente de la humanidad, están cayendo en el mismo plano del ateísmo. La fe que vimos en el versículo 1 es la “convicción de lo que no se ve” La fe hace que cuando uno se acerca a Dios, esté seguro de encontrarse con un Dios real, personal, todopoderoso que está interesado en uno. Enoc tenía esta confianza. Se había acercado a Dios convencido totalmente de la existencia de Dios. En segundo lugar, Enoc agrado a Dios, no sólo porque creyó a Dios sino también porque confió que Dios es galardonador de los que le buscan.

Hebreos 11:6 termina citando esta verdad. Dios es galardonador de los que se acercan a Él por fe y es también castigador de los que se resisten a acercarse a él por fe. Juan 3:18 dice a este respecto: “El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en nombre del unigénito Hijo de Dios.”

Una cosa es saber que Dios existe, otra muy distinta es saber que a más de existir, premiará a los que se acercan a él por fe, y condenará a los que no se acercan a él por fe. Enoc sabía que hay un premio para los que tienen fe en Dios, se apropió de este pensamiento y como veremos más adelante recibió su galardón. Enoc agradó a Dios porque creyó a Dios y confió que Dios es galardonador de los que le buscan.

Pero no sólo eso, en tercer lugar, Enoc agradó a Dios porque caminó con Dios. Génesis 5:22 y 24 dice: “Y caminó Enoc con Dios… Caminó, pues, Enoc con Dios” Dios por ser Dios es santo. El hombre por ser hombre es pecador. Un Dios santo no puede andar con un hombre pecador así nomás. Para que Enoc camine con Dios fue necesario que se cumplan ciertas condiciones que rápidamente las vamos a analizar.

Número uno, Enoc tuvo que haberse reconciliado con Dios. Enoc nació siendo enemigo de Dios. En algún momento de su vida, Enoc debe haber reconocido este hecho y debe haber sacrificado a una víctima inocente para expiar o cubrir su pecado y así transformarse de un enemigo acérrimo en un amigo íntimo de Dios. Si usted no ha recibido a Jesucristo como su Salvador, usted sigue siendo enemigo de Dios. La necesidad más grande que todo ser humano tiene es reconciliarse con Dios. La única manera de reconciliarse con Dios es por medio de confiar en el sacrificio de Jesucristo y recibirlo como Salvador.

Número dos, Enoc tuvo que poseer la misma naturaleza de Dios. Dios, por ser santo vive en la esfera de santidad. El hombre pecador vive en la esfera de pecaminosidad. Para que el hombre pecador pueda caminar con Dios, necesita una nueva naturaleza. Esa naturaleza es divina. 1 Juan 3:9 dice: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede pecar porque es nacido de Dios.” Enoc poseía esa nueva naturaleza y por tanto podía caminar con Dios.

Número tres, Enoc tuvo que adaptarse a las normas morales de Dios. Amós 3:3 dice: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Para que Enoc camine con Dios, tuvo que estar de acuerdo con Dios en vivir como Dios vive. Dios odia el pecado, Enoc también debía odiar el pecado. Número cuatro, Enoc tuvo que someterse a la voluntad de Dios.
Dios es soberano, nadie puede sobreponer su voluntad sobre él. Si Enoc caminó con Dios, Enoc debe haber sometido su propia voluntad a la voluntad de Dios. Al menos estas cuatro condiciones deben haberse cumplido para que Enoc camine con Dios. Tenemos entonces que Enoc agradó a Dios porque creyó a Dios, confió que Dios es galardonador de los que le buscan y caminó con Dios. Pero eso no es todo. Además de todo esto, Enoc comunicó el mensaje de Dios. Enoc fue un predicador consumado.

Por curioso que parezca, Enoc vivió antes del diluvio, pero su mensaje lo encontramos en un pequeño libro del Nuevo Testamento, en el libro de Judas, versículos 14-15 donde dice: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.” Este fue el mensaje de Enoc, fue un mensaje condenatorio de los falsos maestros.

Interesante que muy temprano en la humanidad ya había falsos maestros. Estos falsos maestros fueron confrontados severamente por Enoc. La persona de fe no va a callar su boca denunciando el pecado y proclamando las buenas nuevas de salvación en Cristo. Enoc agradó a Dios porque creyó a Dios, confió que es galardonador de los que le buscan, caminó con Dios y comunicó el mensaje de Dios. Un gran hombre de fe, ¿no le parece? Enoc confió en que Dios es galardonador de los que le buscan.

Enoc sabía que le esperaba un galardón en el cielo. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para dejar este mundo y gozar de ese galardón, lo que no sabía es que iba a ser tan pronto y sin pasar por la muerte. Una persona tan digna como Enoc no merecía seguir en este mundo, quizá por eso, Hebreos 11:5 dice: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.” Hebreos 11:38 habla de algunas personas de las cuales el mundo no es digno. Enoc era una de estas personas.

Dios disfrutó tanto su compañía, que no pudo esperar que muera para llevarle junto a él, cuando Enoc tenía apenas 365 años. Recuerde que en esa época, la gente llegaba a vivir hasta casi 1000 años. Dios llevó a Enoc a su gloria antes que muera. Antes de ser traspuesto, Enoc tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Qué hermoso final para una vida entregada a Dios.

De modo que Enoc agradó a Dios, por la fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios. ¿Por qué agradó a Dios? Porque creyó a Dios, confió en que Dios es galardonador de los que le buscan, caminó con Dios y comunicó el mensaje de Dios. Como premio, Dios le llevó a su gloria sin que vea la muerte. ¿Ha confiado totalmente en Cristo para el perdón de sus pecados? Aprenda de Enoc. Sin fe es imposible agradar a Dios.”

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