La homosexualidad

Saludos cordiales amigo oyente. Bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando sobre la santidad. Lo último que vimos fue en cuanto a la necesidad de vivir en pureza en el área del sexo. En el estudio bíblico de hoy, David Logacho tratara el tema de la homosexualidad, otra área donde Satanás está obteniendo mucha victoria.

En el mundo en el cual vivimos, con muchos de los valores éticos y morales por los suelos, no es extraño encontrar personas que abiertamente se pronuncian en favor de la homosexualidad. Piensan que la homosexualidad es una forma legítima de expresión de la sexualidad humana. Esta tendencia ha ocasionado que el homosexualismo deje de ser un tabú y se lo mire como algo normal en la vida. En algunos países, es normal ver miles de homosexuales marchando por las calles de las grandes ciudades en reivindicación de sus derechos, amenazados por lo que ellos llaman discriminación contra los homosexuales. En otros países, existen ministros religiosos homosexuales. En otros países el homosexualismo es tolerado entre las filas militares. En otros países, las parejas homosexuales pueden adoptar niños, etc., etc. Pero los creyentes jamás debemos guiarnos por lo que acepta la mayoría, sino por lo que dice la inmutable palabra de Dios. La manera de pensar según la cual: Si todos lo hacen, debe ser bueno, no es bíblica amigo oyente. La gran pregunta es: ¿Qué dice la Biblia sobre eso? Y allí es donde el homosexualismo cae por su propio peso. Veamos pues que es lo que afirma la Biblia sobre el homosexualismo. Primero, en Génesis 1 y 2 encontramos que Dios creó hombre y mujer y estableció el matrimonio como el marco único e ideal para que los dos expresen su sexualidad con el propósito de hallar placer, tener intimidad y multiplicar la especie. Si Dios hubiera tenido en mente que un hombre se una sexualmente con otro hombre, entonces hubiera creado solo hombres y hubiera diseñado alguna manera para que los hombres puedan concebir bebés. Algo absurdo. Con solo pensarlo se nos eriza el cabello. ¡Qué fuera del mundo sin las mujeres! El homosexualismo es por tanto una perversión de los planes de Dios para la correcta expresión de la sexualidad. Es un crimen contra natura. Segundo, en Génesis 19:1-26 encontramos ese ofensivo incidente cuando los hombres de Sodoma, entre quienes el homosexualismo era una manera aceptada de expresión sexual, querían violar a los ángeles de Dios que se hospedaron en la casa de Lot. Inmerso en el relato, vemos que la voluntad de Dios fue destruir a Sodoma y sus habitantes a causa de su impiedad. Dios dio una oportunidad a Lot y a su familia para que salgan de Sodoma y cuando salieron, Dios efectivamente destruyó a Sodoma con una lluvia de fuego y azufre. Dios no tolera el homosexualismo como una forma legítima de expresión sexual. Dios es drástico en el castigo al homosexualismo. Tercero, en Levítico 18:22 y 20:13 encontramos que el homosexualismo es abominación a Jehová y los que se entregaban a las prácticas homosexuales debían ser ejecutados de inmediato. Imagine si esta ley se pusiera en efecto hoy en día. Faltarían cementerios para sepultar a los muertos. Cuarto, Romanos 1:18-32 nos muestra que el hombre primitivo tema algo de conocimiento del Dios verdadero, pero rehusó aceptarlo y se entregó a la idolatría rindiendo culto a las imágenes talladas en piedra o madera. Cuando el hombre primitivo dio la espalda a Dios, Dios le entregó al pecado y como consecuencia, el hombre primitivo se metió en todo tipo de inmoralidad, entre lo cual el homosexualismo estaba presente. En otras palabras, amigo oyente, el homosexualismo no es una evolución de la sexualidad como piensan algunos sino una degradación de la sexualidad como afirma Dios. Quinto, 1ª Corintios 6:9 claramente señala que los que se echan con varones no heredarán el reino de Dios. Este versículo pone al descubierto la falacia de aquellos que a pesar que dicen que son creyentes, aún así, practican el homosexualismo. Sexto, en 1ª Timoteo 1:8-10 vemos que la ley condena a los homicidas, adúlteros, fornicarios, secuestradores, etc., y como corona de esta lista negra, aparecen los sodomitas, que es otro nombre para los homosexuales. Definitivamente amigo oyente, Dios rechaza el homosexualismo como forma de expresión sexual. Por más que se trate de racionalizar el comportamiento homosexual, siempre se levantará la palabra de Dios para condenarlo. Pero recuerde amigo oyente, que Dios odia el pecado pero ama al pecador. Aplicado al homosexualismo podemos decir que Dios odia el homosexualismo, pero ama al homosexual, así como ama al asesino o al ladrón o al adúltero, etc. Dios ama tanto, que envió a su único Hijo amado para que muera en lugar del pecador. Por eso, no todo está perdido para todos aquellos que han transitado por el bajo mundo del homosexualismo. Hay esperanza. Esa esperanza está en Cristo. Cristo tiene el poder suficiente para transformar a todo homosexual en un hombre normal. Pero él no va a transformar a ningún homosexual que no quiera ser transformado. El homosexual necesita primeramente reconocer que está ofendiendo a Dios con aquel pecado y luego en un acto de fe, necesita reconocer que Cristo ha pagado ya por ese pecado en la cruz del Calvario. Acto seguido debe recibir a Cristo como su Salvador personal. Cuando esto pase, se hará realidad ese texto que se encuentra en 2ª Corintios 5:17 donde dice: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» Tenemos entonces que la Biblia condena el homosexualismo y esa debería ser suficiente razón para abandonar el homosexualismo. Pero como si eso no fuera suficiente, existen además otras razones. El homosexualismo cobra un precio escandalosamente alto a sus víctimas. El apóstol Pablo, en Romanos 1:27 dice que los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y, note amigo oyente, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. El homosexualismo retribuye con creces a sus víctimas. La retribución tiene su componente espiritual. El homosexual ofende a Dios y aunque no lo reconozca, sabe que está alejado de Dios. La retribución tiene su componente emocional. El homosexual vive acusado por su conciencia. La culpa es como una gruesa cadena que va arrastrando al caminar. Después que se llegó a saber que el escritor inglés del siglo 19, Ocar Wilde era homosexual, escribió lo siguiente: Me complací en todo lo imaginable, pero olvidé que todas las acciones de uno resultan en bien o en mal del carácter de uno y por tanto lo que hice en lo secreto de la recámara tuve que gritarlo en público desde la azotea. Deje de ser el amo de mí mismo, ya no era el capitán de mi alma y yo no lo sabía. Me dejé dominar de los placeres y termine en profunda desgracia. No hay duda que Oscar Wilde estaba pagando un elevado precio emocional debido a su conducta homosexual. Pero la retribución tiene también su componente físico. El homosexualismo conduce a las enfermedades venéreas, a la pneumoeistitis, al sarcoma de Kaposi y últimamente al terrible mal del SIDA. ¿Por qué pagar un precio tan alto por un efímero placer desordenado? Pero como hemos señalado ya, no todo está perdido para el homosexual, todavía hay esperanza. No es sencillo, pero tampoco es imposible. Se ha dicho que si una persona ha entrado al camino de la homosexualidad, jamás logrará salir de él. Eso es mentira. La práctica lo contradice, porque existen muchos homosexuales que han sido totalmente transformados por el poder de Dios. No importa que tan bajo ha descendido una persona en el pecado, aún así, la gracia de Dios es suficiente para perdonar y restaurar. La palabra de Dios lo dice: Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Dios es poderoso para hacer esto y más amigo oyente. Pero no solamente la práctica contradice la creencia que una vez que alguien ha entrado en el camino del homosexualismo, nunca va a salir de allí. También la palabra de Dios lo contradice porque la palabra de Dios dice al pecador que desea convertirse: Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada. Depende de la voluntad de la persona amigo oyente. Si el homosexual desea sinceramente salir de la celda del homosexualismo, puede hacerlo por medio de depositar su fe en Cristo Jesús. Hemos visto que el punto de vista del mundo en cuanto a que el homosexualismo es una forma legítima de expresión de la sexualidad, es totalmente contrario a la clara enseñanza de la Biblia en cuanto a la sexualidad, ¿a quién va a dar crédito amigo oyente? A lo que dice el mundo o a lo que dice la Biblia. Ud. tiene la última palabra.

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