La oración que mueve el brazo de Dios

Reciba cordiales saludos amable oyente al inicio del estudio bíblico de hoy. Continuamos con el estudio del libro de Efesios en la serie titulada: Las Maravillas de la Gracia de Dios. En nuestro estudio bíblico anterior vimos la importancia de tomar toda la armadura de Dios, para poder resistir en el día malo. La meta de todo creyente es mantenerse firme ante el ataque espiritual del enemigo. Para lograr este propósito es necesario también la oración. La oración es la herramienta que capacita al creyente para tomar su armadura y empuñar su espada. El creyente no puede enfrentar la batalla en su propia fuerza. Cuando Amalec atacó a Israel, Moisés ascendió a la cumbre del collado a orar, mientras Josué y el ejército de Israel estaban en el valle enfrentando al poderoso enemigo en batalla. Se necesitó oración y acción para derrotar al enemigo. Con razón que se ha dicho que la oración es el músculo que mueve el brazo de Dios. Si esto es así, entonces, ¿Qué pasa con muchas de nuestras oraciones que aparentemente no están causando ningún efecto en Dios? Veamos lo que Pablo tiene para decirnos en cuanto a la oración que mueve el brazo de Dios y permite enfrentarse con éxito ante Satanás.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en el libro de Efesios capítulo 6 versículos 18 a 20. En estos tres versículos encontramos seis características de la oración que derrota Satanás. Permítame leer Efesios 6:18. La Biblia dice: orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,  y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
La primera característica es: Orando en todo tiempo. Esto no significa pasar las 24 horas del día con los ojos cerrados en oración, aunque si alguien puede hacerlo no estaría nada mal. La idea detrás de orando en todo tiempo es la misma idea que Pablo la menciona en 1 Tesalonicenses 5:17 donde dice: Orad sin cesar, lo cual significa: Siempre estén en comunión con el Señor. Es no tener que decir: Señor, aquí estoy en tu presencia otra vez, por cuanto nunca dejamos de estar en su presencia. El creyente necesita orar en todo tiempo porque no sabe cuando va a ser tentado o atacado por Satanás. Muchos creyentes han sido derrotados más de una vez porque olvidaron orar sin cesar. La segunda característica de una oración que derrota a Satanás es: Orando con toda súplica. Existen varios tipos de oración, tales como acción de gracias, peticiones o súplicas, intercesión. Muchas de nuestras oraciones se limitan a pedir cosas a Dios. Pensamos que Dios es como un dependiente de un almacén que con papel en mano está tomando nota de nuestros pedidos y pobre de él donde no atienda nuestro pedido o desobedezca nuestras órdenes. Pero esto es arrogancia en extremo. ¿No le parece? ¿Quiénes nos creemos que somos para dar órdenes a Dios? ¿Quiénes nos creemos que somos para hacer de Dios nuestro dócil siervo? Decláralo y recíbelo nos aconsejan los que hacen de Dios su geniecillo para cumplir sus más extravagantes caprichos. La oración que vence a Satanás es la oración equilibrada donde hay alabanza al Señor, donde hay acción de gracias al Señor y también donde hay peticiones reconociendo que Dios tiene la última palabra conforme a su sabiduría y su voluntad soberana, porque muchas veces no sabemos lo que estamos pidiendo. De tanto en tanto en mi hogar decidimos que en el culto familiar, al orar, no vamos a pedir nada a Dios en oración sino que solamente vamos a dar gracias a Dios por las bendiciones que hemos recibido. Esto representaba un gran desafío para mi última hija, quien en esa época debe haber tenido unos cinco años. Comenzaba bien su oración, pero el momento menos pensado ya venía la frase: Señor, te pido… Se detenía un rato para ordenar sus pensamientos y continuaba dando gracias por algo, hasta que otra vez ocurría lo mismo y así por varias oportunidades. En una niña de cinco años sería justificable, por su corta edad, pero lo triste es que a veces en creyentes maduros también es difícil solamente agradecer a Dios sin pedir nada de él o solamente adorar y alabar a Dios sin pedir nada de él. Nos hemos acostumbrado a que cuando oramos solamente es para pedir cosas a Dios y lo que es peor, pedir cosas a Dios solamente para satisfacer nuestros propios deseos egoístas. La tercera característica de una oración que derrota a Satanás está igualmente en el versículo 18. Orando en el Espíritu. La fórmula bíblica para la oración es: Orar al Padre, en el nombre del Hijo y en el poder del Espíritu Santo. Según Romanos 8:26-27 es el Espíritu Santo quien nos ayuda a pedir como conviene. Si no dependemos de la guía del Espíritu Santo, estaremos haciendo oraciones egoístas y fuera de la voluntad de Dios. Es posible orar fervientemente en la carne y nunca llegar a Dios, pero también es posible orar calmadamente en el Espíritu Santo y ver que la mano de Dios hace grandes cosas. La cuarta característica de una oración que derrota a Satanás es una oración que vela. Efesios 6:18 dice: Velando en ello. Velar significa mantenerse despierto. En la Biblia encontramos varias veces la frase: Velad y orad. Esta combinación es efectiva para vencer al mundo, a la carne y al diablo, que son los tres enemigos del creyente. En mi vida personal encuentro que me es a veces difícil mantenerme velando en oración, especialmente cuando estoy orando en silencio. Mi mente de pronto empieza a volar de acá para allá y me cuesta concentrarme en lo que estoy orando. La oración y el sueño no son buenos compañeros. Nunca ore cuando ya este acostado, listo para dormir, porque seguramente le pasará lo que le sucedió a un amigo mío. Él y su esposa se pusieron a orar cuando ya estaban en cama para dormir. La esposa comenzaba a orar y ni bien iniciaba su oración, ya podía oír los ronquidos de su esposo, quien se había quedado dormido. A media noche él se despertaba asustado, miraba su reloj y miraba a su esposa dormida y le reclamaba por haberse quedado dormida en la oración. La quinta característica es: Orando con toda perseverancia y súplica. La palabra perseverancia significa persistir firmemente en una cosa. La perseverancia en la oración no significa que queremos obligar a Dios a que haga nuestra voluntad, sino que estamos seguros que eso que pedimos es la voluntad de Dios y no podemos descansar hasta no ver su respuesta. Muchos de nosotros dejamos de orar por ciertas cosas, cuando Dios estaba a punto de conceder nuestras peticiones y así nos perdemos la bendición de ver oraciones contestadas. La iglesia primitiva oraba sin cesar cuando Pedro fue tomado prisionero y estaba por ser ejecutado. Dios respondió a la oración y liberó a Pedro. ¿Hasta cuándo debo orar por determinado motivo? Nos preguntamos a veces. La respuesta es hasta cuando el Espíritu Santo nos guíe a dejar de pedir por eso, o hasta que veamos la respuesta a nuestro pedido. Finalmente, la sexta característica de la oración que derrota a Satanás es: Orando por todos los santos. Esta es una oración intercesora. Todos necesitamos de oración de otros. Debemos acostumbrarnos a orar los unos por los otros. Aun Pablo  necesitaba de la oración de los creyentes de Efeso. Efesios 6:19-20 dice: y por mí,  a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
Eph 6:20  por el cual soy embajador en cadenas;  que con denuedo hable de él,  como debo hablar.
Qué hermoso pedido de oración, ¿verdad? Pensemos un poco en esto. Pablo estaba prisionero en Roma cuando escribió el libro de Efesios. Uno hubiera esperado que pida que los creyentes oren por él para que sea liberado, pero no. Pablo está pidiendo que oren en la voluntad de Dios. La voluntad de Dios para Pablo era que anuncie el Evangelio y él quería que al abrir su boca para hacerlo, lo haga con libertad, seguro de que está descorriendo el velo del misterio escondido por siglos en la mente de Dios. Pablo se consideraba a sí mismo como un embajador, pero un embajador en cadenas, preso, por eso pide que su prisión no sea un obstáculo para que las buenas nuevas sean anunciadas por él. Hemos visto entonces las características de la oración que vence a Satanás. ¿Está usted orando así, amable oyente? El autor L. Bounds solía decir: La poca estima que damos a la oración se hace evidente en el poco tiempo que pasamos orando. ¿Está invirtiendo suficiente tiempo en oración? Que así sea.

Dejar un comentario Cancelar la respuesta

Salir de la versión móvil