Lo grandioso que es nuestro Dios

Qué grato saludarle amable oyente y darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy en el libro de Efesios. Este estudio bíblico es parte de la serie titulada: Las Maravillas de la gracia de Dios. En nuestro estudio bíblico último, hicimos una introducción al libro de Efesios, indicando que este libro fue escrito para que los creyentes sepamos cuan ricos somos en Cristo, de manera que no tengamos que vivir como mendigos espirituales. Además estudiamos los dos primeros versículos del capítulo 1 en los cuales se identifica al autor del libro, el apóstol Pablo, se identifica a los destinatarios del libro, los santos y fieles en Cristo Jesús, y se hace un saludo lleno de significado, manifestando que la gracia de Dios derramada sobre la vida de todo pecador que recibe a Cristo como Salvador se transforma en paz con Dios, paz consigo mismo y paz con otros. Todo esto proviene de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. En el estudio de hoy, vamos a introducirnos en una incomparable doxología que nos dice mucho en cuanto a lo grandioso que es nuestro Dios.

Damos gracias a Dios por su bendita palabra. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala por favor en Efesios capítulo 1. En el versículo 3 encontramos lo que podríamos llamar la doxología del apóstol. Lo que pasa es que previendo lo que va a escribir a partir del versículo 4, el corazón de Pablo se llena de una genuina devoción para adorar a Dios, y su mano comienza a escribir palabras saturadas de exaltación a la persona de Dios. En esta doxología, palabra que simplemente denota un discurso de exaltación, vamos a distinguir tres palabras importantes: Bendito, bendijo y bendición. Cada una de estas palabras encierra una hermosa verdad para nuestra edificación espiritual. En primer lugar, consideremos al bendito. Efesios 1:3 en su primera parte dice: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
El adjetivo bendito proviene del verbo bendecir, el cual literalmente significa: Hablar bien de algo o de alguien. En el Nuevo Testamento, el adjetivo bendito se aplica solamente a Dios. Santiago 1:17 dice: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,  del Padre de las luces,  en el cual no hay mudanza,  ni sombra de variación.
Solamente de Dios puede venir lo bueno y lo perfecto, por eso Dios tiene todo el derecho de ser llamado Bendito. Dios es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Esto es otro motivo para que Dios sea bendito. De Él provino el Don Perfecto que es el Señor Jesucristo. En segundo lugar tenemos a los bendecidos. La segunda parte de Efesios 1:3 dice: que nos bendijo
Cuando nosotros bendecimos a Dios, estamos hablando bien de Él, exaltando su persona. No olvide que el verbo bendecir significa hablar bien de algo o de alguien. Pero cuando Dios nos bendice, Él nos da lo mejor de Él. Los bendecidos somos los creyentes, aquellos santos y fieles en Cristo Jesús, a quienes Pablo escribió esta epístola. La implicación de esta declaración es que si usted, amable oyente, no ha recibido a Cristo como Salvador, usted no ha sido todavía bendecido por Dios. Quizá usted me dirá: Yo no he recibido todavía Cristo como Salvador, pero tengo todo, ¿Cómo es esto de que todavía no he sido bendecido por Dios? Bueno, puede ser que tenga todo a pesar de no haber recibido todavía a Cristo como Salvador, pero debe recordar que si tiene todo, pero no tiene a Cristo, en realidad le falta todo. De la misma manera, debe recordar que si no tiene nada, pero tiene a Cristo, en realidad tiene todo. Por eso le digo amable oyente que solamente cuando reciba a Cristo como su Salvador podrá decir que ha sido bendecido por Dios. En tercer lugar consideremos la bendición. Efesios 1:3 termina diciendo: con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Aquí tenemos varias cosas dignas de ser tomadas muy en cuenta. En primer lugar, Dios nos ha bendecido con “toda” bendición. Esto es fantástico. Dios nos ha dado toda bendición. El tiempo en el cual vivimos podría ser etiquetado como el tiempo de las grandes conquistas. El hombre siempre está tratando de obtener algo más. Puede ser en el campo de la ciencia, de la industria, de la medicina, de la literatura, de la música, del arte. Tal vez esta tendencia esté bien en las esferas que hemos mencionado, pero lo triste es que en la esfera espiritual existen muchos creyentes que parecen no estar satisfechos con tener a Cristo, y por eso andan desesperados buscando nuevas experiencias, nuevas sensaciones y van de iglesia en iglesia en su frenética búsqueda de algo novedoso. Pero el texto en Efesios 1:3 dice que hemos sido bendecidos con toda bendición, ya no hay más que lo que hemos ya recibido. Dios no se guardó algo de la bendición y mezquinamente lo está reteniendo para no dárnosla. No. Él nos ha dado toda bendición, al darnos a Cristo. Colosenses 2:9-10 dice al respecto: Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Col 2:10  y vosotros estáis completos en él,  que es la cabeza de todo principado y potestad.
Si usted tiene a Cristo, ya tiene todo, no ande por aquí y por allá buscando alguna experiencia supuestamente sobrenatural que le haga sentir bien, que le haga sentir realizado o completo. No. Con Cristo ya tiene toda la bendición que podría alcanzar. En segundo lugar, la bendición es espiritual. El hombre está más interesado en lo material que en lo espiritual, pero a Dios le interesa más lo espiritual que lo material y por eso Él nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Lo espiritual es lo que siempre permanece. Lo material es temporal. En tercer lugar, la bendición espiritual está en los lugares celestiales. Quizá una mejor traducción de esta frase sería simplemente “en lo celestial” El hijo de Dios existe en dos esferas distintas, la material y la espiritual, la visible y la invisible. Físicamente está en la tierra en un cuerpo humano, pero espiritualmente está sentado con Cristo en la esfera divina, y es esta esfera divina la que le otorga el poder y dirección para su andar en el mundo. Cuando Victoria era todavía una niña, se le ocultó el hecho que llegaría a ser la reina de Inglaterra, para evitar que el saberlo tan temprano le afecte de alguna manera negativa. Cuando ella por sí misma descubrió que algún día iba a ser la reina Victoria, dijo: Entonces voy a ser buena. Su vida iba a ser controlada por su posición. Lo mismo debería pasar con el hijo de Dios, su caminar y su accionar en este mundo debe estar de acuerdo con la posición que tiene en la esfera celestial. Finalmente, Efesios 1:3 nos da la clave para ser bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Esto se logra estando en Cristo. Esa es la clave. La gran pregunta sería: ¿Cómo se llega a estar en Cristo? La única respuesta es: Recibiendo a Cristo como Salvador. El momento mismo que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, somos introducidos en el cuerpo de Cristo, o en Cristo. Llegamos a ser uno con él. Él está en nosotros y nosotros estamos en él. Esto nos garantiza tener todos los privilegios que Cristo tiene, entre ellos, el ser bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. De manera que, en esta hermosa doxología del apóstol Pablo, antes de expresar lo que Dios había puesto en su corazón, hemos hablado del bendito, quien no puede ser otro sino Dios, hemos hablado de los benditos, quienes somos todos aquellos que hemos recibido a Cristo como Salvador y hemos hablado de la bendición, el estar en Cristo y Cristo en nosotros. La pregunta es: ¿Ha sido usted bendecido por Dios? Si no, le invito a recibir a Cristo como su único y personal Salvador. Para eso, es necesario que usted reconozca que es pecador, es necesario que usted reconozca que está en peligro de recibir eterna condenación, es necesario que usted reconozca que Dios le ama tanto que envió a su Hijo para que tome su lugar y reciba el castigo que usted merece por ser pecador. Habiendo reconocido esto, usted debe tomar la decisión de recibir a Cristo como su Salvador. El momento que lo haga llegará ser bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Mejor posición no puede haber para un ser humano. Mi oración es que tome esta decisión y si lo hace se comunique con nosotros por medio del correo electrónico, de modo que podamos orientarle en su nueva vida en Cristo. Que el Señor le bendiga.

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