Juicio de Dios

Que grato es estar nuevamente junto a Usted, amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Daniel. En nuestro último estudio bíblico comenzamos el análisis del capítulo 7. Se trata de una visión que tuvo Daniel en el primer año de gobierno del rey Belsasar en Babilonia, es decir en el año 553 AC. En su visión, Daniel vio a los cuatro vientos del cielo, combatiendo en el gran mar. Esto representa a los poderes gentiles combatiendo a Dios y sus soberanos propósitos para la humanidad. En eso, Daniel vio que del mar subían cuatro bestias diferentes, en orden, en forma sucesiva. La primera bestia era como león con alas de águila. La segunda bestia era semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro y tenía en su boca tres costillas entre los dientes. La tercera era semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave y cuatro cabezas. Cada una de estas bestias representa en forma sucesiva a los siguientes poderes gentiles en forma sucesiva. El reino babilónico, el reino Medo Persa y el reino Griego. En el estudio bíblico de hoy vamos a examinar lo que Daniel vio en visión acerca de la cuarta bestia.

Dios es quien no sólo conoce el futuro sino decide el futuro. Por eso, para Él no reviste ningún problema comunicar a su siervo el profeta Daniel, lo que depara el futuro. Todo lo que Daniel vio en su visión se cumplió al pie de la letra siglos después y lo que falta por cumplirse se va a cumplir con la misma precisión. La visión de Daniel abarca desde su propio tiempo, cuando estaba en el poder gentil el imperio babilónico y se proyecta al futuro hasta el establecimiento de un reino eterno. Después de profetizar el surgimiento y caída de los imperios babilónico, medo-persa y griego, Daniel profetiza el surgimiento y caída del cuarto imperio mundial, el cual precede al establecimiento del reino eterno. Lo primero que notamos será la presencia de la bestia. Daniel 7:7 dice: Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos.
Daniel sigue relatando su visión. Después del surgimiento de las tres primeras bestias, en orden sucesivo, le toca a la cuarta bestia. A diferencia de las anteriores, esta bestia era espantosa y terrible. Era realmente algo horripilante. Además era extremadamente fuerte. Los dientes eran enormes y de hierro. Con ellos devoraba y desmenuzaba todo lo que tenía por delante, lo que caía de su boca lo pisoteaba sin misericordia alguna. Absorto por lo que veía en visión, Daniel reconoce que esta bestia no tenía ningún parecido con las tres bestias anteriores. Como si todo lo anterior no fuera suficiente, esta bestia espantosa y terrible tenía diez cuernos. Más adelante en el texto del capítulo 7, dice que estos diez cuernos representan a diez reyes. Detengámonos un momento para identificar lo que esta bestia representa. No puede ser otra cosa sino al imperio romano, porque a la caída del imperio griego, surgió el imperio romano. Fue un imperio supremamente poderoso. Con su poder y su fuerza aplastó y acabó a todos sus enemigos. Para cuando llegó el momento del nacimiento de Jesús, los romanos tenían prácticamente el control y dominio de todo el mundo conocido. Sus conquistas fueron sangrientas, sin ninguna misericordia para sus adversarios. El imperio romano mantuvo su hegemonía en el mundo por siglos, pero después se desintegró, aunque no desapareció. El imperio romano existe hasta hoy día en diversas formas de pensamiento, de gobierno y de religión. Mucho de lo que se hace hoy en día tiene sus raíces en el antiguo imperio romano. Pero un día futuro el imperio romano se va a reestructurar y en su fase final llegará a tener la forma de diez poderes o reinos. Esta última fase del imperio romano es simbolizada por los pies de la imagen que Nabucodonosor vio en su sueño en el capítulo 2 de Daniel. Allí vemos que los pies eran en parte de hierro y en parte de barro cocido. Los diez dedos de los pies, representan a esos diez reyes que Daniel vio en visión en Daniel capítulo 7. Por ser en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino romano reestructurado será en parte fuerte y en parte frágil. Pero había algo más en esta bestia espantosa y terrible que Daniel vio en su sueño. En segundo lugar tenemos los conflictos entre los cuernos de la bestia. Daniel 7:8 dice: Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
La presencia de los diez cuernos en esta bestia espantosa y terrible desconcertó a Daniel, y mientras los miraba notó que de entre los diez cuernos comenzaba a salir otro cuerno pequeño. A pesar de ser pequeño, este cuerno era poderoso, porque delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros. Daniel debe haber estado muy sorprendido al notar que este cuerno pequeño, delante del cual fueron arrancados tres cuernos de los primeros, tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Es de notar que el cuerno pequeño surge cuando los diez cuernos de la bestia espantosa y terrible, todavía estaban de pie. Esto se hace evidente porque el cuerno pequeño arranca a los primeros, en otras palabras destrona o elimina a tres de los diez reyes. Esto que Daniel vio en su visión ha tenido varias interpretaciones, dependiendo de la perspectiva que se tenga sobre la doctrina de las últimas cosas. En cuanto a nosotros, los diez cuernos representan a diez reyes que por una alianza entre ellos gobernarán el todavía futuro imperio romano reestructurado o como lo llama algunos, el futuro imperio romano revivido. Por su lado, el cuerno pequeño, simboliza a la persona del Anticristo, quien surgirá de en medio de los diez reyes, y se irá engrandeciendo en todo sentido hasta llegar a derrocar o eliminar a tres de los diez reyes. Además, no cabe duda en cuanto a que el cuerno pequeño que Daniel vio en la visión representa a una persona por cuanto tiene ojos como de hombre y boca que habla grandes cosas. Esto describe de una manera perfecta a la persona del Anticristo, quien será una persona sagaz, quien acumulará enorme poder y con su boca blasfemará contra Dios. Hablando del Anticristo, Apocalipsis 13:5-7 dice: También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Rev 13:6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Rev 13:7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Por ahora, dejemos atrás a la cuarta bestia y observemos lo que Daniel vio a continuación en su visión. Se trata de la intervención de Dios en el reino romano revivido. Daniel 7:9-10 dice: Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
Dan 7:10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
Mientras Daniel contemplaba absorto la escena sobre el cuerno pequeño en la bestia espantosa y terrible, notó que se pusieron tronos. Esto significa que se estaba preparando un juicio. Quien preside este juicio es alguien a quien Daniel llama el Anciano de días. Es una referencia a Dios Padre en su carácter de Juez, el nombre que utiliza Daniel habla de su eternidad y de su dignidad. El vestido blanco como la nieve y el pelo de su cabeza como lana limpia denota su sabiduría, su pureza, su verdad y su santidad. Daniel nos da una descripción del trono en el que se sienta Dios el Padre y simplemente dice que es llama de fuego y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Delante de él salía un río de fuego. El fuego habla de juicio divino, de su gloria y de su justicia. El trono con ruedas podría referirse a lo universal de su juicio. El Anciano de días, Dios el Padre no estaba solo porque había millares de millares de seres celestiales que le servían y millones de millones que le asistían. Esto habla de las huestes angélicas que están a las órdenes de Dios. Acto seguido, Daniel vio al Anciano de días, el Juez que se sentó, disponiéndose a realizar el juicio. Concomitante con eso, los libros fueron abiertos. Estos libros podrían representar al registro escrito de las obras de quien va a ser juzgado, y que se usarán como evidencia de culpabilidad para el momento de emitir sentencia. Todo está listo y dispuesto para realizar el juicio. En nuestro próximo estudio bíblico veremos quien va a ser juzgado. Espero por tanto su compañía.

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