Reconocimiento de Daniel

Reciba cordiales saludos amable oyente. Es un gozo para mí darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Daniel. En nuestro último estudio, comenzamos a analizar el capítulo 9 del libro de Daniel. Este capítulo tiene dos secciones. La primera es una oración de confesión. La segunda es una profecía, tal vez la más importante de toda la Biblia. En cuanto a la oración, habiendo reconocido la cercanía del cumplimiento del tiempo de cautiverio, Daniel volvió su rostro al Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Daniel comenzó su oración con una confesión de pecado. Identificándose con la nación de Israel, Daniel reconoció y confesó seis cosas, el pecado, la iniquidad, la impiedad, la rebeldía, el apartarse de los mandamientos y las ordenanzas, y la desobediencia a lo que Dios les dijo por medio de sus profetas. En el estudio bíblico de hoy, examinaremos algunos otros elementos importantes que Daniel incluyó en su oración de confesión.

Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Daniel 9 a partir del versículo 7. Estamos todavía dentro de la oración de confesión de Daniel. Luego de reconocer y confesar el pecado suyo y de la nación, Daniel procede a reconocer la justicia de Dios al haber castigado a su pueblo por el pecado. Esto es muy importante, amigo oyente, por cuanto, muchas veces, al sufrir las consecuencias de nuestro propio pecado, reclamamos a Dios diciendo que ha sido injusto con nosotros por lo que estamos padeciendo. Daniel fue diferente y en su oración declaró la justicia absoluta de Dios. Daniel 9:7-8 dice: Tuya es,  Señor,  la justicia,  y nuestra la confusión de rostro,  como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá,  los moradores de Jerusalén,  y todo Israel,  los de cerca y los de lejos,  en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.
Dan 9:8  Oh Jehová,  nuestra es la confusión de rostro,  de nuestros reyes,  de nuestros príncipes y de nuestros padres;  porque contra ti pecamos.
No olvide que Daniel era un exiliado en tierra ajena cuando hizo esta oración. Pero Daniel jamás pensó que Dios había sido injusto al permitir que eso pase. Todo lo contrario, en su oración Daniel dice a Dios: Tuya es, Señor, la justicia. Dios jamás va a tratar injustamente a nadie. Complementariamente con esto, Daniel reconoce que Dios hizo justicia al permitir todo lo que vino sobre el pueblo de Israel. Cuando Daniel habla de la confusión de rostro, se está refiriendo a la humillación resultante de haber pecado. Todo hombre de Judá, todos los moradores de Jerusalén y todo Israel en general estaban sufriendo la confusión de rostro, la humillación, a causa de su pecado contra Dios. En el caso de ellos, esta confusión de rostro tomó la forma de vivir como cautivos en la tierra de Babilonia. Daniel hace un interesante juego de palabras. Tuya, Señor es la justicia, mientras, nuestra, Señor, es la confusión de rostro, la humillación que resulta del pecado. Los culpables de lo que estaba pasando son los reyes, los príncipes, los antepasados y el pueblo en general. Todos ellos pecaron contra Dios. ¿Sabe una cosa, amable oyente? Todo pecado, por mínimo que sea tiene su consecuencia. Con Dios no se puede jugar. Gálatas 6:7 dice: No os engañéis;  Dios no puede ser burlado:  pues todo lo que el hombre sembrare,  eso también segará.
Prosiguiendo en su oración, Daniel nos introduce a otra faceta de la persona de Dios: Su misericordia y su perdón. Daniel 9:9-10 dice: De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar,  aunque contra él nos hemos rebelado,
Dan 9:10  y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios,  para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas.
Dios es justo, de eso no hay duda, si solamente existiera la justicia de Dios, ningún pecador tendría la más mínima esperanza. Pero además de justo, Dios es misericordioso. En su misericordia, Dios no nos da lo que merecemos por nuestro pecado. En lugar de ello, Dios nos da lo que no merecemos, esto es gracia. Por su gracia, o el favor no merecido, Dios está dispuesto a perdonar nuestro pecado, a pesar de lo mucho que nos hemos revelado contra él. Daniel reconoce este hecho. Daniel está admirado de la misericordia y perdón de Dios cuando lo mira a la luz de lo terrible que fue su pecado. Es como si dijese algo así: A pesar que nos rebelamos contra Dios, y no obedecimos su voz por medio de sus siervos los profetas, quienes nos exhortaron a andar en sus leyes, sin embargo, Dios nos trató con misericordia y nos perdonó. Tal vez Usted ha hecho cosas muy terribles amigo oyente, pero si ha recibido a Cristo como su Salvador, Usted se ha encontrado con Dios quien es misericordioso y por su misericordia le ha perdonado de todo su pecado, tanto el que cometió en el pasado como el que comete en el presente y como el que cometerá en el futuro, mientras esté en este mundo. Prosiguiendo con su oración, Daniel introduce otro elemento importante en su oración de confesión. Note lo que dice Daniel 9:11-14 dice: Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz;  por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés,  siervo de Dios;  porque contra él pecamos.
Dan 9:12  Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron,  trayendo sobre nosotros tan grande mal;  pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.
Dan 9:13  Conforme está escrito en la ley de Moisés,  todo este mal vino sobre nosotros;  y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios,  para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.
Dan 9:14  Por tanto,  Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros;  porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho,  porque no obedecimos a su voz.
En su oración, Daniel introduce el testimonio de la palabra de Dios. Dios jamás va a castigar a alguien sin primeramente advertir por medio de su palabra. Eso fue justamente lo que sucedió con el pueblo de Israel. Daniel lo reconoció en su oración de confesión. Daniel dijo: Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz, por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. Daniel se está refiriendo a lo que se conoce como el pacto palestino. En este pacto se promete bendición como resultado de la obediencia y maldición como resultado de la desobediencia. Note lo que dice Deuteronomio 28:1-2  Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios,  para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy,  también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Deu 28:2  Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones,  y te alcanzarán,  si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
Esta es la promesa de bendición. Ahora considere la promesa de maldición. Se encuentra en Deuteronomio 28:15 Pero acontecerá,  si no oyeres la voz de Jehová tu Dios,  para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy,  que vendrán sobre ti todas estas maldiciones,  y te alcanzarán.
El pueblo de Israel fue advertido con suficiente anticipación sobre esto, pero a pesar de ello, el pueblo de Israel se apartó de la ley y no obedeció la voz de Dios. Como es lógico, entonces, Dios cumplió con su palabra, y por eso trajo sobre el pueblo de Israel todo ese gran mal que le vino. Refiriéndose a ese gran mal que resultó de su pecado, Daniel dice que nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. El pacto palestino también contemplaba, que Dios estaba dispuesto a perdonar el pecado de su pueblo si el pueblo se arrepentía de su pecado. Deuteronomio 30:1-3 dice: Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas,  la bendición y la maldición que he puesto delante de ti,  y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
Deu 30:2  y te convirtieres a Jehová tu Dios,  y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy,  tú y tus hijos,  con todo tu corazón y con toda tu alma,
Deu 30:3  entonces Jehová hará volver a tus cautivos,  y tendrá misericordia de ti,  y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.
Daniel reconoce que el pueblo de Israel todavía no se había arrepentido de su pecado para recibir el perdón de Dios y por eso en su oración dice: Y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. Esta fue la razón por la cual Jehová veló sobre el mal, es decir, mantuvo el castigo por el pecado sobre su pueblo. En esto Dios hizo justicia. Daniel dice que Jehová nuestro Dios es justo en todas sus obras que ha hecho, por cuanto fue el pueblo de Israel, quien no obedeció la voz de Dios. Jamás debemos olvidar amable oyente que todo pecado produce consecuencias y a veces esas consecuencias pueden ser muy funestas. Debemos evitar el pecado a cualquier precio. Los creyentes estamos en capacidad de hacerlo.

Dejar un comentario Cancelar la respuesta

Salir de la versión móvil