Ser rico no necesariamente es pecado

Saludos cordiales amigo oyente. Es motivo de mucho gozo para mí darle la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el tema de la mayordomía cristiana y dentro de ello, lo que primero hemos tocado es la mayordomía del dinero y los bienes en general. Hasta donde hemos llegado, ha quedado claro que lo que hacemos con el dinero y los bienes en general, parte de las actitudes que tenemos hacia estas cosas. Si queremos que esas acciones sean buenas, entonces las actitudes deben ser también buenas. Las buenas actitudes sobre el dinero y los bienes en general tienen que fundamentarse en la palabra de Dios para ser buenas. Hemos planteado ya cuatro actitudes bíblicas hacia el dinero y los bienes en general. Primero, toda riqueza pertenece a Dios. Segundo, toda riqueza es un don de Dios. Tercero, ser rico no necesariamente es pecado, y cuarto, ser pobre no necesariamente es pecado. En el estudio bíblico de hoy proseguiremos con este tema.

El hecho que la riqueza en su sentido más amplio, sea propiedad de Dios y que además sea un don de Dios, es decir algo que Dios da de una forma inmerecida a los hombres, no significa que Dios deja caer del cielo billetes o bienes para que lo que quieran enriquecerse simplemente se dediquen a recogerlos. Lo que sucede en la realidad es que Dios ha diseñado formas legítimas para hacer ricos a los que Él quiere que sean ricos. Lo triste es que el hombre en su afán de enriquecerse de cualquier manera ha desarrollado su propia forma ilegítima de acumular riqueza. Veamos por tanto por tanto algunas formas ilegítimas de acumular riqueza. Tenemos, el robo. La Biblia prohíbe de una manera muy enfática el obtener riqueza mediante el robo. El octavo mandamiento de la ley de Moisés dice textualmente: No hurtarás. El robo era tan ofensivo a Dios que instruyó a Moisés en el sentido que si un hombre robaba un buey, debía devolver cinco bueyes y si robaba una oveja, debía devolver cuatro ovejas. Robar definitivamente no es una forma legítima de obtener riqueza. Pero quizá usted podría decir: Yo no tengo problemas con el robo. Si es así, le felicito, pero usted debe recordar que robar no se limita solamente a robar un banco o a robar una casa o a despojar a alguno de sus joyas. Robar también es llevar a su casa algo que pertenece a la oficina donde usted trabaja, o de la fábrica donde usted trabaja, o de cualquier lugar donde usted trabaja. Ciertamente no se hará rico robando clips de la oficina donde trabaja, pero esto también es robar. Y ¿qué podemos decir en cuanto a recibir la paga por ocho horas diarias de trabajo y en realidad trabajar solamente seis horas diarias, porque las dos horas restantes no las utilizamos para trabajar sino para conversar o descansar o hacer nuestros asuntos personales o en la comidilla por teléfono o llegando tarde a trabajar? Esto también es robar y está condenado por Dios en su palabra. Y ¿qué tal esto de no declarar todo lo que hemos percibido en el año, con la finalidad de pagar menos impuestos o pagar nada de impuestos? Esto también es robar amigo oyente. El robo entonces no es solamente encañonar a alguien con una pistola y decir: Esto es un asalto. El robo es mucho más amplio que eso y totalmente condenado por Dios. Otra forma ilegítima de acumular riqueza es el engaño o la estafa. Tanta gente que se ha enriquecido utilizando el engaño o la estafa. Tanto usted, como yo, podríamos citar caso tras caso de personas inescrupulosas que sobre la base del engaño o la estafa han amasado cuantiosas fortunas. Un supuesto inversionista ofrecía fabulosos réditos a los que querían invertir en sus negocios. Los fabulosos réditos solamente se vieron los primeros meses, para tranquilizar a las víctimas. Después, el inversionista desapareció misteriosamente sin dejar rastro, pero antes de desaparecer se aseguró muy bien de transferir todo el dinero a su cuenta bancaria en algún banco de Europa donde está celosamente guardado. Levítico 19:11 dice: No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro.
El engaño, tanto como el robo han sido fuente de ganancia para muchas personas. Engaña quien vende leche mezclada con agua o agua mezclada con leche en algunos casos. Engaña quien afirma que el auto que está vendiendo está en perfectas condiciones aun sabiendo que el auto necesita una reparación del motor y el piso está a punto de desprenderse a causa de la corrosión. Engaña quien vende 800 gramos como si fuera un kilo. Engaña quien con tal de vender un producto exagera sus bondades en la publicidad. Pero note lo que dice Proverbios 11:1 El peso falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
Dios, amable oyente, está muy atento al engaño en los negocios. El negociante deshonesto a lo mejor pensará que nadie va descubrir el engaño, pero hay alguien ante quien todo está descubierto y de quien no podemos escapar de ninguna manera. Además de ser duro en el juicio por el engaño, Dios es generoso en recompensar a los que son honestos. Deuteronomio 25:15 dice: Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
Así que, amable oyente, el engaño definitivamente no es una manera legítima de obtener riqueza. Otra forma ilegítima de acumular riqueza es la injusticia. Esta forma ilícita de enriquecimiento se ve en el dueño de una fábrica o una industria que paga una miseria a sus empleados o retiene el pago que merecen sus empleados. Ponga atención a los que dice Jeremías 22:13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!
Cuando un trabajador no recibe lo que con justicia merece, se levanta un clamor a los oídos de Dios, un clamor que ciertamente será atendido por el Padre. Santiago 5:1 y 4 dice: ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Es extremadamente peligroso amasar fortuna por medio de injusticia. Lo que hará el Señor con personas así, es algo que les hará llorar y lamentar. Otra forma ilegítima de enriquecerse es la usura. La usura es exigir un interés más elevado que el permitido en los préstamos. El usurero acumula fortuna sacando ventaja de los que tienen necesidad económica. La Biblia condena esta forma de enriquecimiento. Éxodo 22:25 dice: Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.
Esto es muy claro, amable oyente. La ambición del usurero o el logrero, contradice la voluntad de Jehová. En Salmo 15:1 y 5 el salmista se hace esta pregunta: Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?
¿Quién morará en tu monte santo?
Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.

El cobro de interés en los préstamos es algo legítimo, pero cuando la ambición por el dinero se desborda y se exige intereses exorbitantes en los préstamos se ha caído en el pecado de la usura. El usurero quizá llegue a ser rico, pero debido a su riqueza mal habida, algún día tendrá que llorar y lamentar. Una forma ilegítima más de acumular riqueza es todo aquello que fomenta la inmoralidad. Cosas como: tráfico de drogas, pornografía, prostitución, puede llegar a ser negocios que dejan jugosos réditos, pero también profundos males sociales. Sólo basta ver como viven los capos de negocios así, para saber que si de riqueza se trata, ellos llevan la delantera. Los que acumulan riqueza de esta manera deberían poner atención a lo que Dios dice en su palabra, por ejemplo en Miqueas 6:9-13 donde leemos: La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece.
Mic 6:10 ¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad, y medida escasa que es detestable?
Mic 6:11 ¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?
Mic 6:12 Sus ricos se colmaron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca.
Mic 6:13 Por eso yo también te hice enflaquecer hiriéndote, asolándote por tus pecados.
Este es el castigo para aquellos que acumulan riqueza por medio de la deshonestidad. Con Dios no se puede jugar. Hemos visto algunas de las maneras ilegítimas de acumular riqueza. Cuidado con ceder a prácticas como estas.

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