Los magos

Reciba cordiales saludos amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. Aprovechando la época navideña estamos aprendiendo de la vida de algunos personajes que de alguna manera estuvieron relacionados con el niños Jesús, quien nació en un pesebre en Belén. Esta serie se llama Personajes alrededor del Pesebre. En nuestro programa anterior, vimos el triple propósito del nacimiento de Jesús. Uno de esos propósitos fue el ser Rey. Sí, Jesús vino para reinar sobre su pueblo en cumplimiento de las profecías hechas a David. Es dentro de este aspecto de su venida que vamos a considerar en esta ocasión a un grupo de personas que vinieron a adorar al Rey de los Judíos que había nacido. Se trata de los magos. Sobre ellos se ha tejido una leyenda que más obedece a la tradición que a la verdad de los hechos.

Se dice por ejemplo, que los que vinieron a adorar a Jesús fueron tres, el relato bíblico no indica cantidad, simplemente dice «unos magos». Se dice que eran reyes, pues la Biblia indica que solamente eran «magos». Se dice que vinieron de lugares diferentes y que se encontraron en Jerusalén, la Palabra de Dios dice que todos eran de un mismo País. Se dice que se llamaban Gaspar, Melchor y Baltasar, pero la Biblia no provee de nombres para ninguno de ellos. Se dice que uno era blanco, el otro negro, y el otro de tez bronceada, pero la Biblia no habla en absoluto del color de la piel de los magos. Mucha tradición pero nada o casi nada de fundamento bíblico.
Lo que sí se sabe por la historia y sobre todo por el relato bíblico, es que los magos eran una casta de hombres sabios, especializados en astronomía, medicina, ciencias naturales y principalmente en las profecías de Israel. Por su amplio conocimiento, estaban al tanto de los eventos que ocurrían en el mundo de su época, y no es de extrañarse por tanto que supieran con exactitud la fecha de nacimiento de Jesús, el Rey de los Judíos.
El origen de los magos se remonta a épocas lejanas en la antigua Babilonia. Se habla de ellos, como personas muy respetables en las cortes de los imperios babilónicos y medo-persas. Fue en estos imperios donde los magos tomaron contacto con la profecía bíblica, en especial a través de Daniel, quien profetizó, más de quinientos años antes de que sucedan los eventos. Algo que Daniel profetizó fue la fecha exacta de la venida del Hijo de Dios al mundo. Cuando los magos participaban en algún evento importante lo hacían con un gran despliegue de grandeza, acompañados de todo un ejército a su servicio y llevando consigo costosos presentes para los homenajeados.
El relato de la visita de los magos lo tenemos en el Evangelio de Mateo 2:1-12. Note lo que dicen los versículos 1-2 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes,  vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
Mat 2:2  diciendo:  ¿Dónde está el rey de los judíos,  que ha nacido?  Porque su estrella hemos visto en el oriente,  y venimos a adorarle.
Los magos declaran el propósito de su visita a Jerusalén. Era para adorar al recién nacido Rey de los judíos. En la adoración de los magos, tenemos varios elementos que nos ayudarán a nosotros a adorar a Jesús de una manera adecuada.
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Si tiene una Biblia ábrala en Mateo 2:3-12. La Biblia dice: Oyendo esto,  el rey Herodes se turbó,  y toda Jerusalén con él.
Mat 2:4  Y convocados todos los principales sacerdotes,  y los escribas del pueblo,  les preguntó dónde había de nacer el Cristo.
Mat 2:5  Ellos le dijeron:  En Belén de Judea;  porque así está escrito por el profeta:
Mat 2:6  Y tú,  Belén,  de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
Mat 2:7  Entonces Herodes,  llamando en secreto a los magos,  indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
Mat 2:8  y enviándolos a Belén,  dijo:  Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño;  y cuando le halléis,  hacédmelo saber,  para que yo también vaya y le adore.
Mat 2:9  Ellos,  habiendo oído al rey,  se fueron;  y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos,  hasta que llegando,  se detuvo sobre donde estaba el niño.
Mat 2:10  Y al ver la estrella,  se regocijaron con muy grande gozo.
Mat 2:11  Y al entrar en la casa,  vieron al niño con su madre María,  y postrándose,  lo adoraron;  y abriendo sus tesoros,  le ofrecieron presentes:  oro,  incienso y mirra.
Mat 2:12  Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes,  regresaron a su tierra por otro camino.
El primer elemento podría llamarlo guía Divina. Para adorar a Jesús necesitamos de guía Divina. Dios se manifestó a los magos por medio de una estrella y así fueron guiados desde el Oriente, viajando unos 2.500 Km. para llegar a Belén y adorar a Jesús. Dios nos ha dejado a cada uno de nosotros su guía, su palabra, para poder adorar a Jesús adecuadamente.

El segundo elemento, es la «separación». Los magos vinieron del Oriente y eventualmente llegaron a Belén. Salieron de su entorno. Dios acepta la adoración cuando vivimos vidas que no tienen pecado oculto o no confesado; de lo contrario es pura hipocresía. Isaías afirmó «este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí.

El tercer elemento es, «concentración». Los magos viajaron por varios meses, a través de los polvorientos caminos orientales con una sola idea en mente, «vamos a adorar al Rey de los Judíos»; ninguna cosa les desvió de su propósito. Así es como debemos adorar a Jesucristo, sin dejarnos atrapar por nada que distraiga nuestra mente de la Bendita persona de Jesús.

El cuarto elemento, es «gozo». Al ver que la estrella se detuvo, los magos, «se regocijaron con muy grande gozo». Su jornada terminó, ahora podían gozarse. Nuestra adoración no debe ser menos que la de los magos. Debemos regocijarnos con muy grande gozo al ver que tenemos el privilegio de adorar al Señor Jesucristo. El quinto elemento, es «la humildad», Mateo 2:11 dice: “al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron». Los magos eran personas muy importantes, llenos de riquezas y sabiduría, pero los vemos postrados ante un niño de un poco más de un año de edad. Qué cuadro tan hermoso de humildad. Esta es la actitud que debemos tener para adorar. La adoración que Dios acepta es la que proviene de humildad, cuando reconocemos que a pesar de lo que somos podemos exaltar a la persona de Jesucristo. Los magos reconocían la gran barrera que había entre ellos y Jesús y este reconocimiento les hizo postrar para adorarle.

El sexto elemento es, «preparación». Mateo 2:11 dice: «Y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra». Ellos vinieron preparados para adorar, igualmente nosotros, tenemos que prepararnos, tenemos que aprender a adorar. En las páginas de la Biblia podemos ver a hombres de Dios que adoraron. De ellos podemos aprender y así estar preparados para adorar como el Señor se merece. El séptimo elemento es «entregar algo de valor». Los magos ofrecieron «oro, incienso y mirra», cada presente está cargado de simbolismo sobre el carácter y ministerio de Jesús. Cada uno de los regalos eran muy costosos. La adoración que agrada a Dios es la que al adorador le cuesta algo valioso. No sin razón Mateo 6:21 dice: «Porque donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón».

Y el último elemento es «ocuparse en Jesús». Al entrar a la casa, los magos vieron a dos personas: al niño Jesús y María su madre, pero su atención se dirigió a Jesús únicamente. Mateo 2:11 dice: «Y postrándose lo adoraron». La adoración fue única y exclusivamente para Jesús, no para María. Si María debiera ser adorada como muchos lo hacen hoy en día, los magos hubieran cometido un grave desliz. Nosotros igualmente, debemos tener un sólo objeto de nuestra adoración y ese es el Señor Jesucristo.

Hemos visto entonces, los elementos de la adoración de los magos, qué gran ejemplo que nos dejan para que nosotros aprendamos a adorar a Jesucristo; pero si usted jamás lo ha recibido como su Salvador, no intente siquiera adorar a Jesucristo, porque usted es un pecador separado de Dios, y en esas condiciones no puede adorar a Jesucristo. Recíbalo como su Salvador, ofrézcale su mejor tesoro, que es su corazón. ¡Que Dios le bendiga!

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