Lo que Tito debía enseñar a los siervos en la iglesia

Cordiales saludos amable oyente. Es una bendición para mí estar junto a usted a través de esta emisora amiga. Soy David Logacho, dándole la bienvenida al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando la epístola de Pablo a Tito, en la serie titulada: Rasgos de una iglesia saludable. Una iglesia saludable, entre otras cosas, se caracteriza porque sus líderes ponen especial cuidado en el bienestar espiritual de los ancianos, las ancianas y los jóvenes. Esto fue el tema de nuestros últimos bíblicos. En el estudio bíblico de hoy vamos a considerar lo que Tito debía enseñar a los siervos en la iglesia.

Gracias a Dios por su palabra. Si tiene una Biblia, ábrala en Tito 2:9-10. La Biblia dice: Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;
Tit 2:10  no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.
En esta porción bíblica tenemos lo que Pablo pide a Tito que enseñe a los siervos en la iglesia. Al hablar de siervos, no nos estamos refiriendo a los que sirven en algún ministerio dentro de una iglesia local. Nos estamos refiriendo a los esclavos del tiempo que Pablo escribió la carta a Tito. No olvide amable oyente, que la esclavitud era una institución reconocida en buena parte de la historia de la humanidad. Gracias a Dios, tal vez en la mayor parte del mundo de hoy en día, la esclavitud ha sido abolida, pero siglos atrás existía y tenía mucha fuerza a pesar de todas sus aberraciones y sus abusos. En el tiempo que Pablo escribió a Tito, había millones de esclavos en el imperio romano y muchos de ellos llegaron a ser salvos por haber recibido a Cristo como Salvador. Pablo por tanto, a través de Tito, les instruye en cuando a su conducta. Al hacer referencia a los esclavos cristianos, de ninguna manera Pablo está aprobando o apoyando la esclavitud. Simplemente está mostrando cuál debe ser su conducta en esa institución de la cual formaban parte. Es probable que algunos tal vez piensen que como hoy en día no existe la esclavitud como institución en la mayor parte del mundo, entonces lo que Pablo dice acerca de los esclavos no tiene ninguna aplicación práctica. Pero no es así amable oyente. Lo que Pablo dice acerca de los esclavos se aplica perfectamente a todos aquellos que trabajan en relación de dependencia de un patrono. Digamos el empleado de una fábrica el obrero en una construcción, el dependiente de un almacén, el funcionario público en una entidad del gobierno de un país. Así que la enseñaza de Pablo es muy pertinente para hoy en día. Con esto en mente, Pablo pide a Tito que exhorte a los siervos. Como mencionamos en nuestro último estudio bíblico, exhortar denota acercarse a alguien para hablar, denota rogar, amonestar, apremiar a alguien para que siga determinada línea de conducta. Todo lo contrario a ordenar, a obligar, a amenazar, a manipular para obtener algo. Los amos del primer siglo maltrataban a los esclavos, pero Tito debía tratarlos con mucho respeto y amabilidad. No olvide amable oyente que entre los que somos hijos de Dios no debe existir ningún tipo de prejuicio en contra de los pobres o en contra de los menos preparados, o en contra de determinada raza. Hacer acepción de personas por cualquier índole es contrario al amor cristiano. ¿A qué debía entonces exhortar Tito a los esclavos? Pablo menciona cinco cosas. La primera, a que se sujeten a sus amos. El verbo sujetarse es la traducción de un verbo que significa ponerse en orden por debajo de, o en otras palabras, ocupar el lugar que a uno le corresponde en una cadena de autoridad. Lo que pasa es que con la entrada del cristianismo, algunos esclavos llegaron a ser creyentes y como creyentes estaban pensando que tal vez ya no seguirían siendo esclavos. Pablo les dice: No. Siguen siendo esclavos, de modo que tienen que sujetarse a sus amos. La única diferencia es que una vez que llegaron a ser creyentes, debían mostrar a Cristo en su conducta como esclavos. La segunda, a que agraden en todo. Los que trabajamos sabemos que existen algunas cosas que nos gusta hacer en nuestro trabajo y algunas cosas que no nos gusta hacer en nuestro trabajo. Las cosas que nos gusta hacer las hacemos bien, pero las cosas que no nos gusta hacer las hacemos mal. Pablo ordena algo diferente. Dice a los esclavos: Agraden en todo a sus amos, tanto en lo que les gusta hacer como en lo que no les gusta hacer. Esta actitud de los esclavos va de la mano con la tercera cosa que Pablo requiere de los esclavos. El texto dice: Que no sean respondones. La palabra que se ha traducido como respondones, significa también responder con actitud desafiante a quien pide algo de nosotros, o disputar con quien pide algo de nosotros, o contestar a quien pide algo de nosotros, o contradecir a quien pide algo de nosotros, o negar a quien pide algo de nosotros, o decir lo contrario a quien pide algo de nosotros. Es una palabra muy rica en significado. Los esclavos incrédulos eran muy respondones. Pablo dice: No sean respondones. Que mandato tan pertinente para todos los que trabajamos en relación de dependencia, o para los hijos en la relación con sus padres también. ¿Cuál es nuestra tendencia natural cuando nuestros jefes o nuestros padres nos piden hacer algo? Muchas veces somos respondones. ¿Por qué a mí? O: Estoy cansado. O: Eso no está en mi descripción de trabajo. O simplemente: No quiero. Los esclavos, los empleados y los hijos están para obedecer a sus amos o a sus jefes o a sus padres. Hacer las cosas quejándose o siendo respondones no es una conducta agradable al Señor ni agradable a quien debemos estar sujetos. La cuarta cosa que Pablo pide a los esclavos es que no defrauden. El verbo que se ha traducido como defraudar significa tomar lo que no es de uno, malversar. En esencia, robar para ponerlo más claro. El hecho es que no siempre el amo tiene su ojo sobre el esclavo y por tanto cuando el amo no está presente el esclavo tiene que luchar contra la tentación de tomar lo que no le pertenece. Onésimo, el esclavo de Filemón hizo justamente esto. Pero no apuntemos el dedo índice a Onésimo o a cualquier otro esclavo que roba a su amo, porque tal vez nosotros también podemos estar haciendo lo mismo en nuestro trabajo. Los empleados creyentes debemos ser honestos no sólo absteniéndonos de llevarnos cosas aun cuando sean pequeñas, sino también utilizando bien el tiempo por el cual nos pagan un salario. Es lamentable que muchas veces desperdiciamos el tiempo en cosas que no tienen nada que ver con la actividad por la cual nos pagan un sueldo. Esto también es defraudar a nuestro jefe. La última cosa que Pablo espera de los esclavos es que se muestren fieles en todo. La fidelidad es esa cualidad que hace a una persona digna de confiar. Los esclavos debían ser dignos de confiar. Qué triste que muchos empleados no son nada dignos de confiar porque cuando reciben órdenes de sus jefes, o lo hacen mal o lo hacen bien pero no a tiempo, o simplemente no lo hacen. Los esclavos creyentes y los empleados creyentes deben ser dignos de confiar en todas las cosas. Note lo que dice Proverbios 25:3 sobre un mensajero fiel: Como frío de nieve en tiempo de la siega,
Así es el mensajero fiel a los que lo envían,
Pues al alma de su señor da refrigerio.
Estas son las cinco cosas que Pablo espera de los esclavos o de los empleados. Que se sujeten a sus amos o a sus jefes, que agraden en todo a sus amos o a sus jefes, que no sean respondones a sus amos o a sus jefes, que no defrauden a sus amos o a sus jefes y que sean fieles en todo a sus amos o a sus jefes. ¿Qué se logra con todo esto? El texto dice: Para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. No sólo los esclavos o los empleados, sino todos los que somos creyentes tenemos la responsabilidad solemne de adornar la doctrina de Dios nuestro Salvador. El verbo que se ha traducido como adornar, es el verbo del cual proviene nuestra palabra cosmético. Algo que sirve para resaltar, para embellecer, para hacer lucir bien. Pues, la buena conducta de un creyente es el cosmético que adorna o embellece o hace lucir bien la doctrina de Dios nuestro Salvador. De la misma manera, la mala conducta de un creyente es lo que hace deslucir o afear la doctrina de Dios, nuestro Salvador. Que Dios nos libre de caer en esto. En resumen, amable oyente, otro rasgo de una iglesia saludable es que los que allí se congregan adornan la doctrina de Dios nuestro Salvador. ¿Lo está haciendo usted?

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