Los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres

Qué grato es compartir este tiempo junto a Usted amiga, amigo oyente. Sea bienvenida o bienvenido al estudio bíblico de hoy. Estamos estudiando el libro de Proverbios en la serie que lleva por título: Proverbios, sabiduría celestial para la vida terrenal. En instantes más estará con nosotros David Logacho para guiarnos en el estudio del capítulo diez de Proverbios.

Al llegar al capítulo 10 del libro de Proverbios nos encontramos con un cambio importante en la estructura de los proverbios.

A lo largo del capítulo 1 hasta el capítulo 9, se trataron los diversos asuntos por temas, pero a partir del capítulo 10 y hasta el capítulo 22 versículo 16, encontramos 375 proverbios sueltos, sin relación los unos con los otros, los cuales destilan la sabiduría celestial, sobre un sin número de asuntos propios de la vida terrenal.

Introduzcámonos pues en lo que está a nuestra disposición en el capítulo 10 de Proverbios.

El versículo 1 dice: «Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre.»

Por lo que dice este texto, Salomón es el autor de los Proverbios que vamos a estar estudiando por un buen tiempo. Salomón ha notado que el hijo sabio trae un gozo especial al padre, en cambio el hijo necio produce profunda tristeza a la madre.

Esto explica por qué las madres son más sensibles a los fracasos de los hijos. Cuando un hijo fracasa, a quien afecta más ese fracaso es a la madre, porque fue ella quien lo llevó en su seno, fue ella quien lo dio a luz, fue ella quien estuvo más involucrada en criarlo. Cuidado hijos con lastimar a sus madres de esta manera.

Proverbios 10.2 dice: «Los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de muerte.»

Este proverbio tiene que ver con la riqueza mal habida o injustamente obtenida. Salomón dice que esta riqueza no rendirá el provecho que espera el malhechor.

Hace algunos días atrás, una banda de delincuentes asaltó un banco de la ciudad de Quito, Ecuador. El botín fue de algunos cientos de miles de dólares. ¡Imagine lo que Usted haría con todo ese dinero! Pero estos delincuentes no pudieron aprovechar este botín en absoluto, porque pocas horas después del asalto fueron atrapados por la policía, y hoy están en prisión esperando su sentencia. A cosas como esta se refiere la Biblia cuando dice que los tesoros de maldad no serán de provecho.

En cambio, y por contraste, la vida justa libra de muerte. ¿En qué sentido? Pues una persona que vive en santidad no estará expuesta a los peligros que resultan de una vida de pecado. Además, la vida justa será indicio de que esa persona es un verdadero creyente, y como tal, ha vencido a la muerte, porque tiene garantía de resurrección si es que llega a morir.

Proverbios 10:3 «Jehová no dejará padecer hambre al justo, mas la iniquidad lanzará a los impíos»

Hermosa promesa en forma de proverbio. Dios ha dado su palabra de no permitir que un justo padezca de hambre. Esto me hace pensar en lo que dice Salmo 37:25 «Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.»

Pero por contraste, la iniquidad, o la vida de pecado, arrojará a los impíos a padecer hambre en algún momento. Seguramente Usted tanto como yo, hemos visto cantidad de casos de hombres o mujeres que por entregarse a algún vicio han caído a la más profunda miseria. Algo así jamás puede pasar a un justo, es la promesa de Dios.

Proverbios 10:4 dice: «La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece»

Tanta sabiduría encapsulada en este proverbio. La idea es muy clara. La ociosidad conduce a la pobreza, mientras que el trabajo diligente conduce a la riqueza.

Proverbios 10:5 dice: «El que recoge en el verano es hombre entendido; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.»

Este proverbio habla del verano o del tiempo de la siega. Esto se refiere a determinado tiempo en el cual se puede hacer determinada cosa. Es lo que llamaríamos una oportunidad. Lo que aprendemos de este proverbio es que los hombres entendidos aprovechan las oportunidades. El hombre sabio o entendido cosechó en el momento preciso que podía hacerlo. Aprovechó la oportunidad. En cambio el hombre necio o el hijo que avergüenza no aprovechó la oportunidad, desperdició la oportunidad. En lugar de cosechar en el verano, cuando podía hacerlo, el hombre necio se dedicó a dormir. Cuando quiso cosechar ya no era posible, porque ya se acabó la oportunidad.

Que con la ayuda de Dios sepamos distinguir las oportunidades que se presentan y que podamos aprovecharlas.

Proverbios 10:6 «Hay bendiciones sobre la cabeza del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.»

La ley de la siembra y la cosecha determina que si un hombre vive en santidad va a obtener bendiciones como resultado. Hay bendiciones sobre la cabeza del justo. Pero cuando lo que se ha sembrado es injusticia, o impiedad, entonces se cosechará violencia. Por eso dice el proverbio que violencia cubrirá la boca de los impíos.

Proverbios 10:7 dice: «La memoria del justo será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá»

Después de la muerte física, lo único que queda en el mundo es la memoria del difunto. Si el que murió era justo, esa memoria será bendita, en el sentido que todos lo recordarán con gratitud o admiración. Pero si el que murió era injusto o impío, esa memoria será tan repulsiva como repulsivo es el olor de un cuerpo en estado de putrefacción. ¿Cómo será recordado Usted cuando muera? Todo depende del estilo de vida mientras está vivo.

Proverbios 10:8 dice: «El sabio de corazón recibirá los mandamientos; mas el necio de labios caerá.»

El sabio presta atención y recibe enseñanza y como resultado es exaltado. El necio, está siempre hablando y está pronto a caer, porque rechaza los mandamientos de Dios.

Proverbios 10:9 dice: «El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.»

Esto muestra la relación que existe entre el estilo de vida y lo que resulta de ello. La relación es muy sencilla. Una vida guiada por la palabra de Dios resultará en una vida de tranquilidad y realización. En cambio, una vida desordenada, guiada por los deseos de la carne, inevitablemente resultará en tragedias, con graves consecuencias para quien vive de esa manera y tristemente, para personas inocentes también.

Si Usted, amigo oyente, quiere vivir tranquilo, confiado, sin temores y todo lo demás, entonces decídase a conocer a Dios, conocer su palabra y sobre todo, vivir lo que dice su palabra.

Proverbios 10:10 dice: «El que guiña el ojo acarrea tristeza; y el necio de labios será castigado»

Este proverbio tiene que ver con el mal uso de la lengua. Hablar guiñando el ojo es una forma de decir que lo que se está diciendo no se ajusta a la verdad. Se trata de un engaño. Quien hace esto producirá tristeza en su interlocutor. Cuantas veces no habremos sentido el filo puñal de las palabras falsas clavándose en nuestra espalda. Una persona que habla guiñando el ojo, es catalogada como un necio de labios. Es una persona que no medita en lo que está por decir, una persona que habla antes de pensar y después tiene que lamentar lo que ha dicho.

Como consecuencia de su acción, esta persona recibirá un castigo. Las malas acciones siempre resultan en alguna forma de disciplina por parte de Dios.

Proverbios 10:11 «Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos»

Aquí tenemos una clara exposición de los efectos que produce el hablar de una persona. Si esa persona es una persona justa, entonces la gente se beneficiará de todo lo que dice esa persona. El hablar de alguien así, entonces es comparable a un manantial del cual brota la vida.

En cambio, si esa persona es impía, entonces la gente, en lugar de beneficiarse, sufrirá daño por lo que esa persona impía dice.

Hace algunos días atrás oí hablar a un impío. Lo que decía era tan ofensivo que tuve que alejarme de él para no recibir más daño. ¿Cómo es su hablar amigo oyente? La palabra de Dios dice que nuestro hablar debe ser con gracia, sazonado con sal, de tal manera que la gente se deleite oyéndonos.

Proverbios 10:12 dice: «El odio despierta rencillas: pero el amor cubrirá todas las faltas.»

Las actitudes determinan nuestras acciones. Una actitud de odio impulsa a una persona a no perdonar jamás y a buscar siempre venganza por alguna ofensa recibida. Por eso dice el proverbio: El odio despierta, o agita las peleas. En cambio, una actitud de amor impulsa a correr una cortina de secretismo sobre las faltas y fallas de los demás. No se trata de ignorar las faltas o fallas. Estas faltas y fallas, deben por supuesto ser reconocidas, confesadas y arregladas, pero dentro de una atmósfera de amor y confidencialidad, evitando el chisme o la murmuración.

¿Cuál es su reacción cuando es ofendido de alguna manera? ¿Busca siempre la revancha? La Biblia dice que el amor cubre todas las faltas.

Proverbios 10:13 dice: «En los labios del prudente se halla la sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.»

Cuando una persona sabia o prudente abre la boca para hablar, los que le oyen reciben abundante bendición. Pero por otro lado, cuando una persona necia o falta de cordura abre la boca para hablar, el único resultado que produce son los azotes que recibe en la espalda. Interesante mirar el poder de la palabra. Puede producir bendición o puede producir aflicción.

Proverbios 10:14 dice: «Los sabios guardan la sabiduría; mas la boca del necio es calamidad cercana»

Esto ratifica lo que acabamos de decir. Los sabios atesoran el conocimiento. En cambio los necios hablan y hablan, y lo único que lograrán es traer sobre ellos calamidad repentina.

Proverbios 10:15 dice: «Las riquezas del rico son su ciudad fortificada; y el desmayo de los pobres es su pobreza.»

Lo que este proverbio ilustra es que los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres. Los que tienen el dinero hacen más dinero. Los que no tienen dinero no tienen forma de hacer dinero. Esa es una de las tristes consecuencias del pecado en el mundo. Los políticos hablan de la desigual distribución de la riqueza en el mundo. Solamente la presencia personal de Jesucristo logrará la tan anhelada erradicación de la pobreza en el mundo.

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