“Viviendo Juntos en Unidad 2”

Entonces, si estás buscando los ingredientes esenciales de la unidad, si lo que quieres es lograr una verdadera unidad con quienes compartes tu vida, debes acudir a la Palabra de Dios, porque estos ingredientes están pintados como una bella imagen en los Salmos; debemos tener una visión compartida, valores compartidos y un comportamiento compartido el cual también esta descrito en la Palabra de Dios.

Ahora lo último que queremos hacer es dejar esto cómo un estudio más que escuchaste y que después de tres días lo olvidaste. Mira, hoy quiero hacerte varias preguntas: ¿Alguna vez has sentido que la unidad es algo que no puedes lograr? ¿Haz sentido que simplemente no puedes seguir buscando la unidad? Hoy veremos varios ejemplos de cuando la unidad debe ceder.

Estamos involucrados en una nueva serie titulada “Salmos” y en programa anterior vimos lo maravilloso de la unidad y analizamos el salmo 133 un salmo escrito por David y vemos que desde el salmo 120 hasta el 134 existen canciones de ascenso escritas cuando el pueblo de Dios subía a Jerusalén para celebrar un festival.

Bueno, en el programa anterior ya vimos cuáles son los ingredientes esenciales de la unidad y hoy queremos ver ¿qué es lo que destruye la unidad? Déjame darte tres detalles de lo que rompe la unidad:

El primero es el egoísmo, querer hacer mi propio camino. Hay mucho que se llaman cristianos pero que no les importa nadie más que ellos, y dicen cosas como: “tendré que hacerlo a mi manera para conseguir lo que yo quiero y si no me salgo con la mía pues entonces tomaré mis cosas y me iré a casa”. Ahora que te parece si vamos al capítulo 4 de Santiago. Como sabes, Santiago es un libro muy duro y es muy claro en sus escritos: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?  ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.» (Santiago 4: 1-3) “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?” Santiago dice que vienen de las batallas que tienen lugar dentro de ti. Tienes algo, quieres algo y no puedes obtenerlo, entonces peleas y peleas. Mira, el egoísmo mata a la unidad.

Aquí hay otra cosa, las palabras destructivas matan a la unidad. ¿Siempre estas quejándote? Pues si es así debes examinar tu corazón. Y ahora, con respecto a la queja, debes tener mucho cuidado con quien lo haces, no puedes ir por ahí quejándote con todas las personas a espaldas de quien te han ofendido que al final es quien realmente necesita escucharlo. Mira, la queja es sólo una infección que se mueve a lo largo de un grupo, se mueven de una persona a otra y mata la unidad. Ahora, algo más, a menudo no es lo que dices, sino cómo lo dices. Las palabras duras y los chismes simplemente destruyen la unidad.

Proverbios 6 versos del 16 al 19 dice esto: «Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos,  la lengua mentirosa,  Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos,  Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.» Dios dice: «Odio eso, eso es detestable para mí porque eso mata la unidad”

Otra cosa que mata la unidad es la falta de voluntad para perdonar. Recuerda que un comportamiento esperado de unidad es: «Perdona como el Señor te perdonó». He estado en muchas situaciones de conflicto y he usado herramientas y procesos de resolución de conflictos, pero he aprendido, de la peor manera que la paz entre individuos no vendrá si ellos no están dispuestos a admitir su error.

He visto tantos conflictos que habrían terminado si uno de ellos se hubiera atrevido a decir: «Lo siento, de verdad lo siento mucho, nunca quise que esto sucediera» Mira, la unidad nunca tendrá lugar en ninguna relación si una persona no está dispuesta a perdonar. Pablo dice en Efesios 4:31 y 32″Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.» Lo ves, somos nosotros quienes tenemos que estar dispuestos a perdonar.

Déjame darte algunos ejemplos de cuando debemos entender que la unidad a veces debe ceder. Comencemos con el matrimonio, en el matrimonio dejar de buscar esta unidad esta permitido por las Escrituras; cuando hay inmoralidad sexual continua o hay deserción de un no creyente, la Biblia dice que eso es motivo de divorcio.

Por cuestiones de tiempo no leeré los pasajes, pero puedes escribirlos y estudiarlos a solas en tu habitación, puedes encontrar esto en Mateo 19:19 y 1 Corintios 7:13 al 15. En una situación en la que hay una inmoralidad continua por parte de un compañero, la Biblia dice que la unidad está tan destruida que puedes salir de esa relación. Ahora, quiero dejar en claro que no aconsejamos el divorcio, siempre aconsejamos el perdón y la restauración, pues siempre vemos que Dios obra a través de un corazón limpio. Pero las Escrituras lo permiten. Hay momentos en que una de las partes ya no puede seguir buscando la unidad, es decir, si un cristiano está casado con un no cristiano y el conflicto crece tanto que los no cristianos se van, las Escrituras dicen que dejes ir a esa persona.

Ahora, ¿qué pasa si esto sucede en la familia? A veces hay problemas con respecto a una persona que es cristiana en una familia donde los demás miembros de la familia no lo son. Entonces en lugar de que este nuevo cristiano sea un remanente de paz y una fuente de luz para el hogar se convierte en un motivo de disputa, pues estos nuevos cristianos suelen tratar a toda costa de que su familia se convierta, pero a veces no lo hacen de la mejor manera. Entonces, en estos hogares existe una clara división en la que los cristianos y los no cristianos viven en dos mundos diferentes, la luz y la oscuridad, por lo que esa es una situación muy difícil para la unidad.

Jesús dijo en Lucas capítulo 12 versos del 52 al 53 «Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres. Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.» La diferencia entre la luz y la oscuridad es tan contrastante que la unidad es muy difícil en esas situaciones. Ora por ello, trabaja para lograrlo; pero debes saber que a veces esto no sucederá.

Ahora ¿qué tal si esto sucede en la iglesia? Mira, hay momentos en el que en la iglesia tenemos que decir: «Está bien, ya no buscamos la unidad» y hay tres cuestiones relacionadas a esto:

Número uno, cuando una persona influye negativamente en el cuerpo de la iglesia con respecto al pecado de la inmoralidad 1 Corintios 5 versos del 9 al 12 dice: «Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?»

Pablo es muy claro cuando pregunta: «¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?» Dios juzgará a los que están fuera, pero cuando están adentro, y dicen: «Soy cristiano, confío en Cristo, estoy viviendo para Dios» y, sin embargo, están viviendo un estilo de vida inmoral. Pablo dice que no debes juntarte con ellos, no debes buscar unidad con ellos. Ellos impactan negativamente en el Cuerpo de Cristo.

Número dos, la unidad no debe buscarse cuando hay enseñanza no bíblica. Romanos capítulo 16 versos del 17 al 18 dice; «Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.» Hoy hay un gran clamor por la tolerancia, queremos ser tolerantes con todos, pero esa no es siempre la ruta bíblica para ir. A veces tenemos que decir que no podemos relacionarnos con esa persona por lo que nos están haciendo espiritual o teológicamente en la iglesia.

Una tercera razón son los desacuerdos doctrinales. En Hechos capítulo 15. Pablo y Bernabé se preparan para ir a un viaje misionero, pero: “Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,» (Hechos 15:37-39). Hubo un desacuerdo doctrinal entre ellos y algunas veces en una sociedad o iglesia tenemos diferentes direcciones y en lugar de estar todo el tiempo en desacuerdo, es mejor irse y dejar que el Señor nos use dónde tiene que hacerlo.

Tres aplicaciones y luego terminamos:

Número uno, lo más importante, ¿estás en paz? ¿hay unidad entre tú y Dios? ¿has confiado solo en Cristo para tu salvación? Si lo has hecho, ¿estás viviendo en algún pecado que te separe de Dios, que separa esa comunión y causa la desunión entre Dios y tú? Tienes que entregarle tu vida por completo al Señor y dejar que Él te restaure integralmente.

En segundo lugar, ¿hay alguna falta de armonía entre ti y otra persona en lo que necesites trabajar? No puedes hacer como si no sucediera nada y tratar de llevar una relación con Dios, eres tú quien debe perdonar a esa persona, eres tú quien debe ir y pedir perdón, no puedes esperar que Dios te perdone mientras tú vas por la vida lleno de rencor y lastimando a todos quienes se te atraviesan. Tienes que ir a esa persona y tienes que decir: «Mira, lo siento, no quiero que esto siga sucediendo. Quiero que me perdones y quiero perdonarte”

En tercer lugar, ¿estás involucrado en una situación de unidad que no debería ser? Esa situación te destrozará y tienes que salir de ella, debes ser honesto con esa persona y explicarle porque estás saliendo de ella.

¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.

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