Comparte la Palabra Parte 4

Hola amigo, amiga, este día quiero empezar con maravillosas noticias, gracias a la obra consumada de Cristo en una cruz podemos tener la seguridad de la vida eterna. ¡Esas sí que son buenas noticias! así que, toma tu Biblia y acompáñame a Juan capítulo 11 versículo 25, ahí Lázaro resucitó de los muertos, y la Biblia Dice: «Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. »

Ahora ve a Juan capítulo 14. Jesús está hablando de hacia dónde se dirige, el cielo. Tomas le die: «No sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos saber el camino?» Y Jesús dice «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»(Juan 14: 6). ¿Lo ves? una y otra vez vemos que el propósito central de Jesús era impartir vida. Y el énfasis no está en el hecho de que sea una existencia eterna, el punto es que ahora conoces al Dios eterno y caminas con Él, conociéndolo día a día.

Esto es más que solo conocimiento intelectual. Debemos conocer al Señor, y este conocimiento es algo que vemos a lo largo de la Escritura y describe la fe y la confianza íntima. Incluso en el capítulo 4 de Génesis, solo para darte una pequeña imagen de ello, la traducción griega del Antiguo Testamento, usa la palabra “conocer” para describir cómo Adán conoció a su esposa, Eva, y tuvieron un hijo como resultado de conocerse el uno al otro. Eso es más que un ascenso intelectual, es una relación íntima. Esa es la imagen que tenemos de conocer a Dios. Cada día agotando más y más la bondad infinita, la gracia, misericordia y la grandeza de nuestro Dios y no hay fin para su bondad. Entonces, cuando compartimos la Palabra, eso es lo que compartimos.

Muchas veces, cuando pensamos en compartir la Palabra, comenzamos a pensar en todas las cosas que necesitamos saber para decir y es justamente en ese punto en el que entramos en una nueva imagen contemporánea del evangelismo en la iglesia; programas y presentaciones que aprendemos y en las que recibimos capacitación y proyectos que hacer, no digo que eso sea malo, de hecho, creo que algunos de ellos pueden ser herramientas muy útiles, pero quiero liberarte un poco; una de las razones por las que creemos que no podemos ser eficaces al compartir la Palabra es porque no hemos pasado por el programa, no conocemos la presentación o no tenemos el proyecto asignado. Y la belleza de esto es que, si compartimos lo que vivimos, entonces lo único que necesitamos conocer es a la persona de la que vamos a compartir. No estoy diciendo que el entrenamiento sea malo, estoy diciendo que el entrenamiento no es necesario.

Alguno de estos muchachos en el capítulo 1 de Juan, ¿recibió entrenamiento cuando compartieron el evangelio? Déjame traerlo a nuestro contexto, ¿cuántos de ustedes son abuelos? Bueno. Aquellos de ustedes que son abuelos, permítanme hacerles una pregunta, ¿cuántos de ustedes, como abuelos, disfrutan hablando de sus nietos? me imagino que casi todos, si ese es el caso, ¿cuántos de ustedes han sido entrenados para hablar sobre sus nietos como abuelos? ¿Cuántos de ustedes han tomado un curso?

Entonces, nuestra oración debe ser, “Dios, ayúdanos a que lo que tenemos en mente y lo que está en nuestros corazones salga de nuestros corazones. Que sea para que Jesucristo esté en el centro de nuestras mentes y de nuestros corazones para que salga de nuestras bocas. Y que no seamos personas que elaboren una lista de razones por las que no sale de nuestras bocas. Que podamos ser personas que compartan la Palabra.” Deja que su vida fluya a través de ti. Tenemos a Jesús que nos da las personas, las palabras y la autoridad.

La última verdad que surge de Juan 17 versículos 6 al 8 que espero que sea un consuelo para nosotros es esta: compartir la Palabra está diseñado para humillarnos y honrar a Cristo. Ahora, todo lo que Jesús señaló al Padre y Él es intencional para decirnos no solo que sé que estas cosas vinieron de ti, sino que estos muchachos saben que vinieron de ti. Estos muchachos saben que me enviaste y que tus palabras vienen a través de mí. Todo esto fue diseñado incluso en la propia vida de Jesús para que el Padre fuera exaltado, para que todo apuntara a Dios. Ahora, piensa en cómo se relaciona eso con nosotros. El mayor obstáculo para compartir la Palabra es el miedo, ansiedad e intimidación. Y si alguna vez has sentido ese tipo de miedo cuando se trata de compartir la Palabra, quiero que te consuele esto, Dios lo diseñó para ti, tener miedo, Él lo hizo de esa manera.

Ahora, puede que no pienses que eso es muy alentador, pero es en nuestro temor que Él muestra Su poder. Y es en nuestra intimidación que Él muestra su fuerza y ​​todo esto está diseñado para que nuestras debilidades se muestren y su fuerza se magnifique. Cristo desea ser exaltado a través de nuestra debilidad y no solo ser exaltado en nuestra debilidad, sino que las personas, se salvan a través de nuestro testimonio y estamos en el plan de Dios, estamos en su misión en el mundo.

Nunca olvidaré a la primera persona que tuve la oportunidad de llevar a la fe en Cristo. Estaba sentado en la mesa de la cafetería frente a uno de mis amigos, y pensé, “debería compartir el Evangelio con mi amigo.” Entonces saqué un folleto del evangelio y simplemente lo leí hasta el final y pregunte, ¿te gustaría entregar tu corazón a Jesús? Recuerdo que Scott me miró y dijo, “sí, lo haría.” Y pensé, ¿lo harías? ¿Qué hago ahora? y dije, “haz esta oración” Y recuerdo justo frente a mí que la vida de mi amigo que se dirigía a una eternidad sin Cristo toma un giro eterno a la vida eterna.

Déjame decirte lo que no fue eso, es decir, esa no fue una presentación increíble del Evangelio. Déjame decirte lo que no llevé, confianza en mí mismo, pero después de eso me alejé con gran confianza y el poder del Espíritu Santo para acercar a las personas a Cristo. No llegamos a ese tipo de confianza hasta que dejamos que se muestre en nuestras vidas y es por eso por lo que no debemos esperar que suceda algo extraordinario para empezar a hacerlo. Muchos de nostros solemos pensar, “necesito arreglar algunas cosas en mi propia vida y luego comenzaré a hacer discípulos.” pero déjame decirte que ese no es el punto, el punto es que comenzamos a asumir la responsabilidad del plan de Cristo ahora, y junto con ello empezar a hacer discípulos.

Que tu vida espiritual afecte la vida de los que te rodean, eso es exactamente lo que Cristo dijo, en el versículo 10 de Juan capítulo 17, dice «y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío;» y escucha esto «y he sido glorificado en ellos.» Jesús dice que mi gloria se ve en ellos, en sus vidas, 11 hombres, Él dice, “mi gloria viene a través de ellos. Viví para ellos para que viertan sus vidas en otros.” Entonces, la pregunta que quiero hacerte es: ¿viviremos para que Cristo reciba la gloria en los demás?

Ahora ves por qué la formación de discípulos no puede ser egocéntrica y por qué ya no se trata de tu vida, poner una caja alrededor de tu vida y tu familia para glorificar a Dios. Sí eso es lo que hacemos, y hacemos discípulos en nuestra casa, eso es algo obvio que tenemos que estar haciendo, entregando nuestra vida a nuestros hijos y mostrándoles a Cristo indudablemente, pero si nos detenemos allí, entonces ¿cómo vamos a llegar a todas las naciones?? Lo que debemos hacer es comenzar a vivir, para que la gloria de Cristo se vea en los que nos rodean y vivamos nuestra vida cristiana no por nosotros, sino por los demás, para que vean a Cristo en nosotros. No se trata de nosotros, sino de ellos. Eso es lo que dice Pablo en 1 Tesalonicenses capítulo 2 versículo 19 al 20, dice: “Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.” Él le está diciendo a la iglesia que es su corona, su alegría, y su vida.

¿Qué sucede cuando una familia de fe comienza a ver a los demás de esa manera y empieza a vivir por el bien de los demás? Mira, personalmente no vivo para la supervivencia institucional de la iglesia, mi sueño no es tener edificios y programas más grandes, mi sueño es las vidas que están representadas en cada uno de los que me escuchan. Es como la vida de Cristo se da a conocer en cada uno de ustedes. Tu eres mi sueño. ¿Y qué pasa cuando comenzamos a vivir así el uno para el otro? Comenzamos a vivir para que Cristo reciba la gloria en todas las personas que nos rodean. Entonces el Evangelio comienza a multiplicarse y el mensaje de redención avanza rápidamente a través de su propagación.

Jesús dio toda su vida y ministerio a 12 hombres. Todo el éxito de este plan dependió de su fidelidad para seguir su ejemplo y comenzar a hacerlo al compartir la Palabra. ¿Así que, qué hacemos? ¿Qué significa esto para nosotros? Hay dos preguntas que quiero hacerte, son muy simples, número uno, ¿conoces la Palabra de Dios? La Biblia deja muy en claro que puedes estar atascado en la iglesia y la religión toda tu vida y nunca conocer a Jesús. Entonces, aquí va la siguiente pregunta, ¿conoces la vida eterna? ¿Conoces a Jesús?, tienes una confianza íntima y una relación con Él? déjame decirte algo, toda la eternidad depende de esa pregunta ¿Conoces la Palabra? y si lo haces, ¿compartirás la Palabra? Y es en este punto que quiero nos tomemos un tiempo en el que oremos juntos.

Así que, voy a pedir que quienes no conocen la Palabra y no han llegado a conocer la vida eterna a través de Él que no se queden más sin confiar en Él. Tal vez te estas preguntando, ¿cómo conozco la Palabra? Y mi deseo es compartir contigo y que puedas conocer la vida eterna a través de Jesús.

Luego, en segundo lugar, quiero que pienses en si compartir la Palabra no ha sido parte de tu caminar con Cristo, entonces puedas decidir confiar en Él y comenzar a creer en esto. Quiero darte la oportunidad de pasar un tiempo con Dios y que, si tienes personas en tu vida, en el trabajo, en el hogar o en tu barrio, por las que has estado orando, o si han estado en tu mente al hablar de esto hoy, tengas un tiempo en el que puedas orar por ellas y decir al Padre que ponga en ti las palabras para verlas llegar a conocer la vida eterna a través de Cristo. Quiero darte la oportunidad de hacer eso. Así que oremos,

Dios te alabo por tu Evangelio, por tu Palabra y por el privilegio de presentarte a otros. Dios, te pido que atraigas a las personas hacia ti por primera vez. Dios, confío en que trabajas en los corazones de todos y pido que traigas a hombres y mujeres a la vida eterna por medio de Cristo, tal como lo hiciste a lo largo de los Evangelios. Oramos para que lo hagas hoy. Y Dios te pedimos que levantes tu Iglesia para rendirnos a esta misión y que comencemos a compartir la Palabra. Dios pon en nuestros corazones, tu corazón para con las personas que nos rodean para que podamos comenzar a vivir para que vean la gloria de Cristo en nosotros y lleguen a conocer la vida eterna. Oramos para que levantes personas que, a pesar de la debilidad, a pesar de la lucha, confíen en tu fortaleza y nos entregamos a tu plan. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

 

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