Tratamiento de la depresión

Saludos cordiales amable oyente. Bienvenida, bienvenido al estudio bíblico de hoy. En vista de la gran incidencia de ese desorden emocional llamado depresión en la sociedad, estamos tratando este asunto en nuestros estudios bíblicos. Ya hemos hablado sobre las causas de la depresión y los síntomas de la depresión. En esta oportunidad hablaremos acerca del tratamiento de la depresión.

La depresión amable oyente, es un mal que afecta a creyentes y no creyentes sin respetar edad, género, situación social, situación económica, preparación académica. Aun los más connotados hombres y mujeres de Dios han padecido el azote de la depresión en algún momento de sus vidas. Ya hemos mencionado las probables causas de la depresión. Estas causas pueden ser físicas, emocionales y espirituales. También hemos mencionado los síntomas de la depresión, de modo que usted sepa si esos problemas que ahora último está padeciendo pudieran ser atribuibles a la depresión. Asumiendo que efectivamente, usted padece de depresión, no importa si es ligera o acentuada, entonces es vital que hablemos acerca del tratamiento para esa depresión. Ninguna persona medianamente sensata, querrá vivir permanentemente en el profundo valle de la depresión. Si ese es su caso, ponga atención a lo que vamos a decir. El primer paso para salir del valle de la depresión, es muy sencillo. Es reconocer que está deprimido. Decir esto es muy fácil, pero otra cosa es aceptarlo en la práctica. El orgullo impide muchas veces reconocer que usted está deprimido. Claro, usted no quiere que nadie se atreva siquiera a pensar que tiene algún problema emocional. Pero si quiere en verdad salir de la depresión, no le queda otra sino arrojar su orgullo a un lado y aceptar que está deprimido. No esconda su depresión detrás de los vanos esfuerzos por aparentar que no pasa nada y que todo está bien. Ármese de valor y dígase a usted mismo: Estoy deprimido. El segundo paso es: Abra su corazón a Dios. Comparta su depresión con la persona de Dios. A estas alturas, debe tener una buena idea de qué es lo que le está sumiendo en la depresión. Pues bien, es necesario entonces que hable franca y abiertamente con Dios sobre esto en particular. Cuando compartimos nuestras cargas con otros, las cargas se nos hacen más llevaderas, pero cuando echamos nuestras cargas sobre Dios simplemente nos libramos de ellas. Por algo dice la Biblia el Salmo 55:22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. No pretenda llevar la carga solo. Usted ya ha probado lo que resulta de llevar una carga solo. Terminará deprimido. Pero allí a su lado está la persona más poderosa y dispuesta a llevar su carga. No sufra innecesariamente. Eche su carga sobre Jehová. Note lo que dice 1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Hasta aquí, puede ser que no haya ninguna dificultad para que intente tratar su problema de depresión. Inclusive, a lo mejor, ya ha andado por este camino y lamentablemente continua deprimido. Pero considere el paso número tres. Comparta su problema de depresión con un hermano, o hermana, maduros en la fe. Esto es un poco más complicado porque ya no es solamente hablar con alguien a quien no se ve, como es la persona de Dios, sino con alguien a quien se ve. Tal vez tenga temor de que esa persona no le comprenda o que se burle de usted, o que piense mal de usted, o que comente con otros lo que a usted le está pasando. Pero no se detenga ante estos temores. Siga adelante asegurándose hasta donde pueda en cuanto a que lo que hable con esa persona de confianza va a ser guardado en reserva. Confíe en Dios que no se va filtrar información que llegue a ser causa de chisme o murmuración. Es importante buscar la ayuda de hermanos maduros y fieles al Señor cuando estamos bajo el peso de la depresión. Ponga atención a lo que dice Gálatas 6:2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

La idea es entonces, que un hermano o hermana le dé un buen consejo o una palabra de aliento o el apoyo espiritual en oración que usted necesita para salir del valle de la depresión. El cuarto paso es: Asegúrese que su depresión no tenga su origen en algún mal funcionamiento de algún órgano de su cuerpo. Algunas personas deprimidas podrían salir de su estado de depresión con tan solo tener un mejor cuidado de sus propios cuerpos. Quizá si se alimentaran mejor, o descansaran lo necesario, o tuvieran algo más de ejercicio físico. Recuerde que la negligencia en el cuidado del cuerpo puede perfectamente derivar en problemas físicos y emocionales. Uno de los problemas emocionales es justamente la depresión. A lo mejor recordará la historia de Elías cuando se sentó debajo del enebro y pidió a Dios que le quite la vida. Elías estaba realmente deprimido. Pero cuando Dios intervino, primero hizo que se duerma y luego de un descanso reparador, Dios envió un ángel que dijo a Elías: Levántate y come. Ahora Elías estaba descansado y bien comido. Luego, Elías se volvió a dormir y nuevamente el ángel de Dios le despertó diciéndole por segunda vez: Levántate y come, porque largo camino te resta. Elías se levantó y comió. Para entonces, la depresión era cosa del pasado en la vida de Elías. Tan es así que tuvo fuerzas para caminar desde ese lugar hasta Horeb, cuarenta días y cuarenta noches. Lo único que Elías necesitaba era descanso y alimento para salir de su depresión. A lo mejor pasa algo similar con usted amable oyente. Quizá ha estado tan metido en su trabajo o en su ministerio o en su negocio que no ha tenido tiempo para comer bien, sanamente, descansar bien y tomar la vida con más calma. Como consecuencia, sin que usted se dé cuenta, se ha ido deslizando hacia el valle de la depresión. Es hora entonces que ponga algo de orden en su vida. Ponga en orden sus prioridades. Coma bien, descanse bien, distráigase bien, y verá que los días de la depresión están contados. Así aconteció con Elías. El quinto paso es: Desarrolle una actitud de agradecimiento a Dios. En medio de la depresión, la persona deprimida reniega de Dios, pero ponga atención a lo que dice la Biblia en 1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

Agradezca a Dios siempre, aun por su depresión. Esto puede sonar extraño, pero es la realidad. Después de todo, la depresión que está sufriendo debe tener un buen propósito en su vida. Un propósito diseñado por Dios, aunque no sea nada placentero esto de estar deprimido. El sexto paso es: Desarrolle una actitud de alabanza a Dios. A lo mejor dirá: ¿Cómo? Estoy en este abismo de depresión y aun así, ¿debo alabar a Dios? La respuesta es sí. A pesar que todo tu ser se resista a hacerlo, su voluntad debe actuar agradeciendo a Dios por todo lo que está pasando con usted, pero haciéndolo son sinceridad no de labios para afuera. Eso fue lo que hizo el salmista según Salmo 43:5. La Biblia dice: ¿Por qué te abates, oh alma mía,

Y por qué te turbas dentro de mí?

Espera en Dios; porque aún he de alabarle,

Salvación mía y Dios mío.

Tan pronto comience a alabar a Dios con sinceridad, el hielo de la depresión comenzará a derretirse. Por último, el séptimo paso es: Busque oportunidades de servir a Dios por medio de servir a otros. Esta es una terapia ideal para combatir la depresión. De esta manera logrará quitar la atención de sobre usted mismo o de sus problemas y pondrá la atención en el Señor y en su obra. ¿Está sufriendo de depresión? No se alarme. Hay esperanza. No trate de manejar la depresión usted solo. Busque la ayuda de Dios. Eche sobre Él su carga. Busque la ayuda de personas maduras en la fe. Abrase a ellos compartiendo su situación, para que ellos le ayuden a identificar las causas de su depresión y el tratamiento para salir de la depresión. Que con la ayuda de Dios gane la victoria sobre la depresión y si esa es su experiencia, compártala con otros que también están padeciendo de depresión para que ellos también logren la victoria sobre este poderoso gigante, la depresión.

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