Gracias por estar nuevamente con nosotros, es un privilegio contar con su sintonía, hoy continuaremos con el interesante tema que está desarrollando nuestro hermano David Logacho, “La obra de Jesucristo después de su ascensión, por medio del Espíritu Santo”, tenga su Biblia a mano y acompáñenos a conocer que es lo que dios nos quiere decir acerca de esto.
I. Introducción. Saludos y bienvenida. Estudio del libro de Hechos en la serie titulada: La obra de Jesucristo después de su ascensión, realizada por medio del Espíritu Santo. En nuestro estudio bíblico último dejamos a los apóstoles y ancianos de la iglesia en Jerusalén deliberando sobre el crucial asunto de si los creyentes gentiles deben obedecer la ley de Moisés conforme algunos maestros legalistas judíos pensaban. Luego de mucha discusión, Pedro tomó la palabra y básicamente hizo referencia a que él no tenía duda alguna de que los gentiles en la casa de Cornelio llegaron a ser creyentes por gracia por medio de la fe, sin necesidad de que guarden la ley de Moisés. También Pablo y Bernabé tomaron la palabra para mostrar que por medio de grandes señales y maravillas, Dios había confirmado el mensaje que ellos predicaron entre los gentiles, mensaje que de ninguna manera incluía la obediencia a la ley de Moisés por parte de los gentiles creyentes. Finalmente tomó la palabra Jacobo, el medio hermano de Jesús, quien en ese tiempo era un líder respetado en la iglesia de Jerusalén, para mostrar que las mismas escrituras de los judíos, el Antiguo Testamento, hablaban de que algún día Dios iba a tomar también de entre los gentiles pueblo para su nombre. Dicho esto, llegó el momento para tomar una decisión con respecto a esto de si los gentiles creyentes, además de depositar su fe en la persona y obra del Señor Jesús, deben obedecer la ley de Moisés. Si tiene una Biblia a la mano, ábrala en Hechos 15 a partir del versículo 19.
II. Luego de la discusión y la defensa, llegó el momento de la decisión. Guiado por el Espíritu Santo, Jacobo puso en palabras la decisión que de común acuerdo se tomó. Hechos 15:19-21 dice: Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
Aquí notamos que los líderes de la iglesia en Jerusalén, guiados por el Espíritu Santo, tomaron una decisión que contiene dos partes. La primera parte es doctrinal y la segunda parte es práctica. La decisión doctrinal fue que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios. Esto significa que no se enseñe a los gentiles que para ser salvos necesitan recibir por la fe al Señor como Salvador y además, guardar la ley de Moisés o parte de ella, como la circuncisión. Tanto judíos como gentiles son pecadores a los ojos de Dios y la única manera de salvarse para los dos, es por medio de la fe en Jesucristo. Fe más nada. A los judaizantes, esos maestros legalistas judíos, no les debe haber agradado para nada esta decisión. Fue un duro revés para ellos. Un fuerte golpe para su orgullo judío. Cuidado amable oyente con mezclar la fe con las obras, como requisitos para la salvación. Cualquier mensaje que diga: para ser salvo es necesario creer en Cristo y además bautizarse, o además guardar el séptimo día como día de reposo, o además circuncidarse, o además se parte de determinada iglesia, o además hacer esto o esto otro, es un evangelio diferente y los que lo proponen, sean anatema, según lo que dijo Pablo en Gálatas. En lo que tiene que ver con la decisión práctica, se les iba a escribir a los gentiles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. La primera parte de esta decisión práctica tiene que ver con algo que era muy prevaleciente entre los gentiles incrédulos. La idolatría e íntimamente asociada con ella, la fornicación, esto es el uso del uso del sexo de una manera no conforme a lo establecido por Dios. Por ser ya creyentes, los gentiles no debían seguir viviendo en idolatría. Por ser ya creyentes, los gentiles no debían seguir viviendo en inmoralidad sexual. La segunda parte de esta decisión práctica tiene que ver con algunas normas relacionadas con la alimentación. Apartarse de ahogado y de sangre. Apartarse de ahogado, significa comer carne de un animal que ha sido muerto por estrangulación en lugar de inmolación, para drenar su sangre. Apartarse de sangre, significa no comer sangre. Estos preceptos eran ciertamente parte de la ley de Moisés, pero existían desde antes que Dios entregue la ley a Moisés. Tal vez alguien dirá: Pero Jacobo se está contradiciendo, porque está imponiendo a los gentiles algo que era propio de la ley de Moisés. En respuesta, Jacobo ya dejó sentado que los gentiles no necesitan de nada, además de la fe, para ser salvos. Esto que se les iba a escribir a los gentiles, tenía que ver con comunión con los hermanos judíos, no con salvación. No olvide que en esa etapa de la existencia de la iglesia, había mucha comunión entre los creyentes de la iglesia, al punto que comían juntos en las casas con alegría y sencillez de corazón. Siempre será contrario al amor cristiano el hacer cosas que aunque estemos en libertad de hacerlas, sin embargo son ofensivas para otros hermanos en la fe. Pablo trata en detalle este asunto en Romanos 14: 13-23. Jacobo explicó esta decisión práctica, diciendo que había en cada ciudad judíos, a quienes desde tiempos antiguos se les enseñaba en la sinagoga cada día de reposo, que estaba mal hacer las cosas que Jacobo mencionó, esto es la idolatría, la fornicación, comer carne de un animal estrangulado, y comer sangre. Jacobo no quería que los creyentes gentiles ofendan a Dios por medio de la idolatría y la fornicación y tampoco que ofendan a sus hermanos judíos por medio de comer carne de un animal estrangulado y de comer sangre. Una vez que se tomó la decisión final, era necesario comunicarla a la iglesia en Jerusalén. Veamos qué pasó después. Hechos 15:22 hasta la primera parte del versículo 23 dice: Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos:
Los apóstoles, los ancianos y toda la iglesia acordaron que era conveniente elegir a algunos varones de la iglesia en Jerusalén para que vayan a Antioquía con Pablo y Bernabé y lleven una carta en la cual conste por escrito la decisión tomada. Luego de las correspondientes deliberaciones, eligieron a Judas, que tenía por sobrenombre Barsabás, que significa hijo de descanso, y a Silas. Este Silas es el que más tarde llegó a formar parte del equipo misionero de Pablo y quien aparece como Silvano en algunas epístolas. Judas y Silas eran varones principales en la iglesia de Jerusalén. Seguramente se procedió a redactar la carta que Judas y Silas, juntamente con Pablo y Bernabé iban a llevar a Antioquía. El documento final quedó de la manera que aparece en Hechos 15, desde la segunda parte del versículo 23 hasta el versículo 29, donde dice Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
La carta identifica a los que la suscriben, se trata de los apóstoles y los ancianos y los hermanos, una referencia a la iglesia en Jerusalén. Después la carta identifica a los receptores de la carta. Eran los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, los que están en la región de Siria y los que están en la región de Cilicia. Luego del saludo, la carta establece lo que fue materia del conflicto. Todo se debió a que algunos, entendiéndose los judaizantes, habían salido de Jerusalén, sin ninguna orden o autoridad de la iglesia, y con sus palabras habían inquietado a los creyentes gentiles, perturbando sus almas, ordenando que los creyentes gentiles se circunciden y guarden la ley. Ante esto, de común acuerdo, los apóstoles ancianos y la iglesia en Jerusalén, han elegido a varones para enviarlos con los amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de Jesucristo. Los varones enviados son Judas y Silas, quienes verbalmente van a informar todo lo sucedido en Jerusalén. En esencia, ha parecido bien al Espíritu Santo y a todos los que suscriben la carta, no imponer sobre los creyentes gentiles ninguna carga, aparte de que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, en esencia la idolatría, de comer sangre, de comer carne de animales muertos por estrangulación y de fornicación. Abstenerse de estas cosas es bueno para los creyentes gentiles y para los creyentes judíos. Finaliza la carta con saludos de despedida. En nuestro próximo estudio bíblico veremos que sucedió cuando se entregó esta carta. Espero su sintonía.
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