Preguntas y respuestas Bíblicas

  • La pregunta para este día es acerca del texto en Génesis 6:1-2. Si los hijos de Dios de quienes se habla en este texto bíblico son ángeles caídos ¿Cómo pudieron estos ángeles caídos o demonios, engendrar hijos con mujeres? La única manera sería poseyendo a hombres dispuestos a eso, para hacer posible tener relaciones sexuales con mujeres. Si esto fuera así, ¿por qué estos demonios no están engendrando hijos con mujeres hoy en día?

    El sustento bíblico para identificar a los hijos de Dios de Génesis 6:1-2 como ángeles caídos parte del hecho que la expresión “hijos de Dios” aparece por tres ocasiones en el libro de Job y en cada una de ellas es obvio que se refiere a ángeles. En Job 1:6 y Job 2:1 se refiere a ángeles caídos, con Satanás a la cabeza. En Job 38:7 se refiere a los ángeles que no cayeron de su posición de dignidad. Por esta evidencia es natural entender que la misma expresión, “hijos de Dios” en las dos veces que aparece en el libro de Génesis, en capítulo 6 versículo 2 y capítulo 6 versículo 4, se debe referir también a ángeles, y más específicamente a ángeles caídos. La gran preocupación con esta interpretación es el pasaje en el Nuevo Testamento, según el cual los ángeles de Dios no se casan ni se dan en casamiento. Pero esto se refiere a los ángeles en el cielo, en la esfera celestial. Allí los ángeles no se casan ni se dan en casamiento porque sencillamente no tienen necesidad de reproducirse por medio de la procreación. Sin embargo, cuando los ángeles tomaron forma humana para cumplir con algún encargo de Dios, los seres humanos los consideraron como seres sexuales, por eso es que los perversos moradores de Sodoma y Gomorra querían que Lot saque a los ángeles que estaban hospedados en su casa, para abusar sexualmente de ellos. Esto se encuentra en Génesis capítulo 19. Pero su inquietud acerca de esto es doble. Por un lado ¿cómo pueden los ángeles tomar mujeres para sí, según Génesis 6:2? Pues la única manera sería por medio de poseer cuerpos humanos de sexo masculino. Los demonios pudieron haber poseído hombres perversos para hacer posible esas uniones con mujeres de la época. Por otro lado, muy acertadamente se ha preguntado, si los ángeles caídos fueron capaces de poseer varones de sexo masculino para unirse sexualmente con mujeres, ¿Por qué no están haciendo lo mismo hoy en día? Bueno, una vez más, no se puede ser dogmático, pero parecería ser que a raíz del episodio relatado en Génesis 6:1-2, y viendo lo nefasto de lo que resultó, Dios confinó en prisión a estos ángeles caídos hasta el día cuando serán sueltos de su prisión para ser juzgados. Parece que 2 Pedro 2:4 se referiría a este hecho. Note lo que dice: Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

    La misma idea parece estar en Judas 6 donde dice: Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas,  para el juicio del gran día;

    Pudiera ser que los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, se refiera a los ángeles caídos de Génesis 6, y si fuera así, estos ángeles caídos han sido guardados bajo oscuridad, en prisiones eternas, hasta que llegue el juicio sobre ellos. Por esta razón, estos ángeles caídos no están tomando mujeres hoy en día como aconteció en el tiempo que se relata en Génesis 6.

  • ¿Qué es el limbo?

    Para la religión católico romana, el limbo era el lugar donde iban a residir las almas que, habiendo habitado en la Tierra, han pasado a la otra vida sin tener otro pecado que el original.  San Agustín describió el limbo como algo muy parecido al infierno, pero menos doloroso físicamente.

    Posteriormente, el limbo se dividió a su vez en dos secciones: el limbus patrum, donde se acogían las almas bondadosas que habían tenido la desgracia de vivir antes de la llegada de Cristo y carecían por tanto de bautismo, y el limbo reservado para los niños que morían antes de haber sido bautizados, el limbus infantium.
    No existen fundamentos en la Biblia para creer en la existencia de este lugar post mortem. Hay que referirse a los escritos de los Santos Padres para hallar argumentos que lo sustenten, por ejemplo, en los escritos dejados por San Gregorio Nacianceno y San Agustín, quienes hablan de limbo como un estado y lugar a donde se dirigen las almas de los hombres que no han llegado al uso de la razón o que no han sido bautizados, y por tanto mantienen únicamente el pecado original.
    Estas almas son privadas de la visión de Dios, que es un don gratuito, no son castigadas con penas de aflicción y pueden gozar de una felicidad natural.
    El Concilio de Cartago, en el año 418, declaró que la idea del limbo era falsa. Sin embargo, en el catecismo de Trento, promulgado después del Concilio de Trento (siglo XVI), al dar explicación de los lugares donde van las almas privadas de gloria, dice lo siguiente “hay una tercera clase de cavidad, en donde residían las almas de los Santos antes de la venida de Cristo Señor Nuestro, en donde, sin sentir dolor alguno, sostenidos con la esperanza dichosa de la redención, disfrutan de pacífica morada.
    En el contexto religioso católico romano entonces, el limbo se refiere a un estado después de la muerte que no es ni cielo ni infierno.

    Es de mencionar que el Papa Benedicto 16 publicó un decreto aboliendo la existencia del limbo el 29 de noviembre del 2005. En resumen, entonces, el limbo existió solamente en la mente de los teólogos católico romanos desde su creación hasta el 29 de noviembre del 2005 cuando fue abolido. El gran problema que tienen ahora los teólogos católico romanos es decidir dónde poner a todas las almas que desde su comienzo hasta el 29 de noviembre del 2005 estaban morando en el limbo. ¿Irán al cielo? ¿Irán al infierno? ¿O tal vez irán al purgatorio? porque ellos creen en el purgatorio. Es un dilema que debe estar ocupando buena parte del tiempo de los teólogos católico romanos. Pero, por otro lado, la Biblia es clara cuando afirma que únicamente existen dos destinos para las almas que salen de este mundo, no importa en qué época de la humanidad. El cielo para los que por fe han aprovechado la gracia de Dios para perdonar el pecado, o el castigo eterno para los que han rechazado el perdón de sus pecados por medio de la obra del Señor Jesucristo en la cruz. No existe lugar intermedio. Así que, el destino eterno de una persona que sale de este mundo depende única y exclusivamente de la decisión que tome esa persona en cuanto a Cristo. Si lo recibe como Salvador irá al cielo, si rechaza a Cristo como Salvador irá al infierno. No existe lugar intermedio.

  • Según Hechos 16:6 el Espíritu Santo prohibió a Pablo que predique el Evangelio en Asia, pero según Hechos 19:10 y 22 Pablo predicó el Evangelio en Asia. ¿Será que Pablo desobedeció al Espíritu Santo?

    Gracias por su interesante pregunta. El apóstol Pablo no desobedeció al Espíritu Santo de ninguna manera. Permítame explicarlo. Para ello voy a leer el texto en Hechos 16:6. La Biblia dice:

    “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.”

    Este episodio ocurrió durante el segundo viaje misionero de Pablo. La idea original en la planificación de Pablo era ir a la provincia romana de Asia para predicar el Evangelio allí, una vez que cumplan su ministerio en Frigia y Galacia, pero el Espíritu Santo no se lo permitió. Obediente a esta prohibición, Pablo cambió de rumbo y fue hacia Misia. Una vez allí, Pablo intentó ir a Bitinia pero nuevamente el Espíritu Santo no se lo permitió. Hechos 16:7 dice: Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se los permitió. Fue así como Pablo, pasando junto a Misia, descendió a Troas. Fue allí donde Pablo vio en visión a un varón Macedonio, en pie, rogándole y diciendo: pasa a Macedonia y ayúdanos. Hechos 16: 8-10 dice: Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. Así que, por lo que dice este texto, Pablo se sometió absolutamente a la voluntad del Espíritu Santo y ciertamente también a la voluntad de Dios. Esto abrió la puerta para el fructífero ministerio de Pablo y sus acompañantes en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Vemos aquí al Espíritu Santo dirigiendo la labor evangelística de Pablo y Pablo sometiéndose totalmente a la voluntad del Espíritu Santo.

    La razón del Espíritu Santo para no permitir que Pablo predique el Evangelio en Asia en su segundo viaje misionero, fue simplemente porque no era el tiempo de Dios. Pero note algo por demás interesante. Más tarde, Pablo se embarcó en su tercer viaje misionero. Ahora había llegado el tiempo de Dios para predicar el evangelio en Asia. Pablo visitó por orden a la región de Galacia y de Frigia. Visitó las regiones superiores y eventualmente llegó a Efeso, la primera ciudad en Asia. Pablo comenzó a enseñar en la sinagoga de los judíos por espacio de tres meses. Cuando los judíos rechazaron el mensaje de Pablo, se separó de ellos y se quedó en Efeso por espacio de dos años. Note lo que dice Hechos 19:10.

    “Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.”

    Allí lo tiene. No es que Pablo desobedeció la prohibición del Espíritu Santo de ir a Asia. Esa prohibición se dio en el segundo viaje misionero de Pablo y Pablo obedeció a la perfección la voluntad del Espíritu Santo. Pero para el tercer viaje misionero de Pablo, la prohibición ya no estaba más en vigencia. Había llegado el tiempo de Dios para que Pablo predique el Evangelio en Asia. Pablo lo hizo y Dios añadió su bendición a raudales.

  • La pregunta para este día es acerca del texto en 1 Juan 1:6. Nos pide una explicación de su significado.

    Muchas gracias por su pregunta. Para responderla, permítame leer el texto que se encuentra en 1 Juan 1:6. La Biblia dice: «Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.»

    En la primera Epístola de Juan podemos encontrar varios indicios para saber si en realidad somos o no hijos de Dios. Alguna vez me di el trabajo de enumerar las pruebas de autocomprobación para saber si uno es realmente creyente y encontré al menos doce. Pues, la cita bíblica en cuestión es una de las pruebas para saber si una persona es o no es creyente. En el versículo cinco del mismo capítulo, el Apóstol Juan hace una declaración impactante. Note lo que dice: Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Según este texto,  Dios es absolutamente santo, absolutamente justo y absolutamente puro. Luego Juan añade que no hay ningunas tinieblas en él. Esto significa que Dios no puede tolerar delante de sí ningún tipo de pecado. Con todo esto en mente, arribamos al versículo seis. Este texto nos está hablando de comunión con Dios. Comunión es un estado en el cual dos o más personas comparten una o más cosas en común. Para que haya comunión de una persona con Dios no puede existir ocultamiento de pecado por parte de esa persona. La luz y las tinieblas no pueden existir al mismo tiempo. Cada uno de estos elementos excluye al otro. Sucede exactamente lo mismo cuando encendemos una luz en una habitación que está a obscuras. La luz aparece y automáticamente las tinieblas desaparecen. Si una persona camina en tinieblas, no está en comunión con Dios. Caminar en tinieblas significa vivir en pecado, es el estilo de vida de todo incrédulo. El incrédulo puede decir que tiene comunión con Dios, pero su estilo de vida de pecado testifica en contra de él, desenmascarándole como un mentiroso. Según el Apóstol Juan, el hombre no puede estar sino en uno de dos estados, en luz o en tinieblas. Si está en luz, es un miembro de la familia de Dios. Si está en tinieblas no puede tener ninguna comunión con Dios porque sencillamente en Dios no hay tinieblas. De manera que, si una persona dice que tiene comunión con Dios, esto significa que se ha lavado de su pecado en la preciosa sangre de Cristo. Si esto no ha acontecido y eso se comprueba por cuanto la persona anda en tinieblas, entonces esta persona es mentirosa y no practica la verdad al afirmar que tiene comunión con Dios. Mateo 7:16-20 dice: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol  dar malos frutos, ni el árbol  malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. De modo que, al árbol se le conoce por el fruto. Un buen árbol no puede dar un mal fruto y un árbol malo no puede dar un buen fruto. Nadie puede decir que es creyente, que teme a Dios, que es cristiano y a la vez dar un fruto malo, caracterizado por el pecado continuo.

  • La pregunta para este día tiene relación con un artículo acerca de los símbolos que los cristianos deberíamos evitar. Dice así:  Observé que la cruz no consta en la lista de símbolos que los cristianos debemos evitar. ¿Significa esto que está bien que un creyente lleve un crucifijo colgado del cuello?

    Hasta donde se sabe, los creyentes en la iglesia primitiva jamás consideraron a la cruz como un símbolo digno de ser honrado, peor de ser adorado. Los creyentes en la iglesia primitiva siempre vieron a la cruz como un símbolo de oprobio, de escarnio, de vergüenza. Note lo que dice Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús,  el autor y consumador de la fe,  el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio,  y se sentó a la diestra del trono de Dios.

    La cruz es considerada como un oprobio en este texto bíblico. Tanto es así, que el Nuevo Testamento declara que es maldito aquel que es colgado de un madero. Observe lo que dice Gálatas 3:13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley,  hecho por nosotros maldición  (porque está escrito:  Maldito todo el que es colgado en un madero),

    Los primeros creyentes no tenían ninguna fe en la cruz como tal, porque sabían que es un instrumento de tortura para ejecutar a los reos más peligrosos. Su fe estaba sólidamente puesta no en el instrumento llamado cruz sino en lo que se realizó en la cruz, porque por medio de lo que Cristo hizo en la cruz, estaban seguros que sus pecados habían sido perdonados para siempre. Fue en este sentido que los apóstoles predicaron acerca de la cruz y vieron en ello una manifestación del poder de Dios. Ponga atención a lo que dice 1 Corintios 1:17-18 Pues no me envió Cristo a bautizar,  sino a predicar el evangelio;  no con sabiduría de palabras,  para que no se haga vana la cruz de Cristo.  Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden;  pero a los que se salvan,  esto es,  a nosotros,  es poder de Dios.

    Pasajes bíblicos como este, se refieren a la obra que realizó el Señor Jesucristo en la cruz, para garantizar nuestra salvación eterna, no a un pedazo de madera o de algún metal al cual se le ha dado la forma de una cruz. El mensaje de los apóstoles fue sobre Aquel que fue colgado y murió en la cruz. Cuando hablaban de la cruz se referían al sufrimiento en el Calvario, al sacrificio supremo que allí se realizó. La Iglesia primitiva nunca pensó siquiera que en algún momento en el futuro una imagen de una cruz iba a llegar a ser como un amuleto para la buena suerte, para los que confían en la buena suerte, o peor todavía un objeto para que se le rinda honores y hasta adoración. Así que, el uso de la cruz o el crucifijo no fue una práctica de la iglesia primitiva, no formó parte jamás de la fe que una vez fue dada a los santos. Por este motivo, para evitar tal vez un involuntario giro hacia prácticas propias del paganismo, es recomendable no usar la imagen de la cruz ni en los hogares ni en los templos ni en los adornos como collares, pulseras y demás.

  • Según la versión de la Biblia en Español Reina-Valera 1960, Juan 5:4 dice: Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Cotejando este texto con otras versiones de la Biblia en Español, encontré que este texto es espurio, por cuanto no aparece en los manuscritos originales. Me gustaría saber si esto es verdad y si es así, ¿Por qué se encuentra en la Biblia en Español versión Reina-Valera 1960? ¿Acaso esta versión contiene errores?

    En respuesta comenzaré diciendo que las diferentes versiones de la Biblia en Español no tienen el propósito de competir entre ellas para ver cuál es la mejor, sino para que el estudiante de la Biblia tenga a su disposición una amplia gama de información para comprender mejor el texto bíblico.

    Al comparar varias versiones se encuentra que en algunas de ellas no aparece la última parte del versículo 3 de Juan capítulo 5 y todo el versículo 4 del mismo capítulo. Es decir que no consta toda esa parte que dice: “que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier” Este hallazgo le ha perturbado y ha calificado a este pasaje bíblico como espurio. Espurio es un adjetivo que significa: bastardo, que degenera de su origen o naturaleza. Por eso, en su sentido figurado, espurio significa: Falso, contrahecho, o adulterado y que degenera de su origen verdadero. Me temo que este calificativo es totalmente injusto para este asunto detectado en la versión de la Biblia Reina-Valera 1960.

    Permítame explicarlo de la siguiente forma. Refiriéndome exclusivamente al Nuevo Testamento de la Biblia, los 27 libros que lo componen fueron escritos originalmente en idioma Griego coiné, durante la segunda mitad del primer siglo. En ese tiempo no había imprentas ni copiadoras, de modo que, para tener copias de los escritos originales, fue necesario copiarlos a mano. A pesar de los meticulosos cuidados que ejercitaron los copistas, es inevitable la introducción de errores menores involuntarios, cometidos por los copistas. Esto explica la gran cantidad de variaciones menores que existen entre los diferentes fragmentos y libros completos del Nuevo Testamento. Hoy en día no existe en ninguna parte del mundo los escritos originales de alguna parte del Nuevo Testamento, peor del Nuevo Testamento completo.

    ¿A dónde apunta todo esto? Pues sencillamente a que un traductor de la Biblia, tiene que usar su discernimiento para escoger la copia que va a utilizar para hacer su trabajo de traducción. Pues sucede que cuando Casiodoro de Reina terminó su primer trabajo de traducción allá por el año 1569, en lo que se llamó la Biblia del Oso, utilizó un manuscrito en Griego del libro de Juan en el cual aparecía Juan 5:3-4 tal cual como lo tenemos en la versión Reina-Valera 1960. Esto no obedeció al deseo de Casiodoro de Reina de introducir un error en su traducción, o de manipular el texto bíblico, sino que simplemente por alguna razón decidió utilizar aquel manuscrito Griego. Tal vez en ese tiempo no tenía acceso a los códices más antiguos que ahora se sabe que existen. En todo caso, la variación en cuestión y por lo general todas las variaciones que existen, no atentan en nada contra doctrinas fundamentales de fe Cristiana.

  • Entiendo que las pruebas ayudan a los creyentes a fortalecerse en su fe y a depender de nuestro Señor en medio de la prueba, pero ¿qué se le puede decir a un incrédulo que está pasando por pruebas muy difíciles?

    Gracias por su pregunta. Usted tiene mucha razón cuando afirma que en el caso de los creyentes, las pruebas son para nuestro beneficio. Por eso alguien ha catalogado a las pruebas como bendiciones en disfraz. Las pruebas para los creyentes provienen de Dios, no del diablo y por tanto son cuidadosamente administradas en cuanto al tipo de prueba y la intensidad de la prueba. Un hermano en la fe solía afirmar que Dios nos mete en el horno de la prueba, pero mantiene su mano firme sobre el termostato. El creyente jamás será probado más de lo que puede soportar. Con razón que en Santiago 1:2-3 dice lo siguiente con respecto a las pruebas para los creyentes: Hermanos míos,  tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,  sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

    Los beneficios resultantes de las pruebas deben motivar al creyente a experimentar gozo. Las pruebas permiten que la fe sea más pura. Eso es lo que tenemos en 1 Pedro 1:6-7 hablando de la salvación. Dice así: En lo cual vosotros os alegráis,  aunque ahora por un poco de tiempo,  si es necesario,  tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,  para que sometida a prueba vuestra fe,  mucho más preciosa que el oro,  el cual aunque perecedero se prueba con fuego,  sea hallada en alabanza,  gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

    La prueba para los creyentes es como el fuego que utiliza el joyero para purificar el oro. Las pruebas purifican la fe del creyente. Pero todo esto aplica única y exclusivamente a los creyentes. Los que no son creyentes pueden experimentar diversas crisis, pero no se puede afirmar que son pruebas de Dios. Recuerde que las pruebas tienen como propósito purificar la fe de los creyentes. Los incrédulos todavía no tienen la fe para ser purificada. Los incrédulos primeramente tienen que nacer de nuevo por medio de recibir a Cristo como Salvador para adquirir la fe verdadera, la fe que produce salvación. Las crisis en los incrédulos pueden resultar de sus propias malas decisiones, o de las malas decisiones que otros hayan tomado, o de poderes malignos o de Dios. Dios puede utilizar las crisis en los incrédulos para llamar a la reflexión en cuando a su estado espiritual, pero en este caso, el propósito es distinto al propósito de las pruebas para los creyentes. Lo que se puede decir a un incrédulo que está atravesando por una severa crisis, es que mire a esa crisis como una oportunidad para que Dios le guíe hacia una relación personal con él. No está por demás mencionar que no siempre Dios usa una crisis para guiar a un incrédulo a los pies de Cristo. Cuando Pablo estuvo en Filipos, hubo una mujer que con tan solo oír el evangelio reconoció su estado espiritual y recibió a Cristo como Salvador, pero en la misma ciudad, hubo un carcelero a quien le hizo falta que Dios envíe un terremoto para quebrantar su duro corazón. A raíz de este terremoto, el carcelero dijo a Pablo y a Silas: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? ¿Ve? Dios no siempre echa mano de las crisis para atraer a un pecador hacia la cruz de Cristo.

  • ¿Puede una persona creyente estar bajo el dominio de los demonios? ¿Por qué?

    La respuesta a esta pregunta depende de qué es lo que se entiende cuando se habla de estar bajo el dominio de los demonios. Si se entiende esto en el sentido de posesión demoníaca, entonces la respuesta es negativa. Posesión demoníaca es un estado en el cual una persona es controlada total y absolutamente por Satanás o sus demonios al punto de anular su propia voluntad. Un verdadero creyente jamás puede estar poseído de demonios, por dos razones contundentes. Primero, porque eso es lo que expresamente declara la Biblia en 1 Juan 5:18. La Biblia dice: Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios,  no practica el pecado,  pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda,  y el maligno no le toca.

    Según este texto, Aquel que fue engendrado por Dios, es decir el Señor Jesucristo, guarda al creyente. En consecuencia, el maligno o Satanás no toca al creyente. El apóstol Juan utiliza el verbo “tocar” solamente en este texto y en el Evangelio escrito por él, en el capítulo 20 versículo 17. El verbo “tocar” denota “asir a alguien con firmeza” o “agarrar con la finalidad de causar daño”. De esto podemos concluir que Satanás y ciertamente también sus demonios, pueden perseguir, tentar, probar y acusar a los creyentes, pero Dios protege a sus hijos y fija límites definidos a la influencia y poder de Satanás. La segunda razón es porque la Biblia declara que el creyente es templo del Espíritu Santo y mal podría ese mismo creyente ser templo de Satanás o sus demonios al mismo tiempo. Dios no puede compartir su morada con Satanás o sus demonios. Note lo que dice 1 Corintios 6:19-20. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,  el cual está en vosotros,  el cual tenéis de Dios,  y que no sois vuestros?  Porque habéis sido comprados por precio;  glorificad,  pues,  a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu,  los cuales son de Dios.

    Por estas dos razones es imposible que un verdadero creyente pueda ser poseído por Satanás o sus demonios. Pero si se entiende la frase “estar bajo el dominio de los demonios” en el sentido de ser perseguido, o tentado, o probado o acusado por demonios, entonces es afirmativo. Un verdadero creyente puede ser el blanco de Satanás o sus demonios para causar daño, pero siempre dentro de los límites que Dios establezca para cumplir con sus soberanos propósitos. En todo caso, la palabra de Dios nos muestra que el creyente tiene a su disposición todo lo que hace falta para no ser derrotado por Satanás o sus demonios. Permítame leer Efesios 6:10-13. Por lo demás,  hermanos míos,  fortaleceos en el Señor,  y en el poder de su fuerza.  Vestíos de toda la armadura de Dios,  para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.  Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,  sino contra principados,  contra potestades,  contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.  Por tanto,  tomad toda la armadura de Dios,  para que podáis resistir en el día malo,  y habiendo acabado todo,  estar firmes.

    Satanás y sus demonios pueden maquinar cualquier cosa en contra del creyente, pero si el creyente se ha fortalecido en el Señor y se ha vestido de toda la armadura de Dios, jamás será derrotado por Satanás o sus demonios.

  • ¿Cómo se debe ofrendar?

    Veamos cuáles son los principios que el Nuevo Testamento provee acerca de ofrendar. Para ello, permítame citar el texto en 2 Corintios 9:7. La Biblia dice: Cada uno dé como propuso en su corazón:  no con tristeza,  ni por necesidad,  porque Dios ama al dador alegre.

    En primer lugar, la ofrenda es un privilegio de todos y cada uno de los creyentes. No sólo de los ricos, no sólo de los creyentes que llevan años en el evangelio, no sólo de los maduros en la fe. Una de las primeras cosas que todo creyente debe aprender tan pronto recibe al Señor Jesucristo como Salvador, es justamente ofrendar.

    En segundo lugar, la ofrenda debe ser como se haya propuesto en el corazón. Esto significa que el ofrendar es un asunto privado, en el cual interviene única y exclusivamente el que ofrenda y Dios. Además, es un asunto premeditado, o decidido con anticipación. Nadie debería ofrendar impulsivamente como lamentablemente muchos de nosotros hicimos en el pasado o seguimos haciendo en el presente. Me refiero a esto de dar al Señor como ofrenda lo que se nos ocurre el instante que se está recogiendo la ofrenda. No debe ser así. Lo que se ofrenda al Señor debe ser un asunto planificado con anticipación, el resultado de un acuerdo previo con el Señor. Ningún creyente debería ir al culto dominical sin saber de antemano cuánto va a ofrendar al Señor.  En tercer lugar, la tristeza no debe tener parte cuando se ofrenda. El texto en 2 Corintios 9:7 dice textualmente: No con tristeza. Cuando se entiende que ofrendar es un privilegio que beneficia más al que ofrenda que a quien recibe esa ofrenda, no hay lugar para el pesar, o la queja o la incomodidad.  El texto en 2 Corintios 9:7 dice que Dios ama al dador alegre. Si no es con alegría es mejor no ofrendar al Señor. En cuarto lugar, el ofrendar no debe ser por necesidad. ¿Qué significa esto? Pues simplemente significa que nadie debe sentirse obligado a ofrendar, así como también, nadie debería obligar a otros a ofrendar. Para examinar el quinto principio es necesario considerar el texto que encuentra en 1 Corintios 16:2. La Biblia dice: Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo,  según haya prosperado,  guardándolo,  para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.

    La ofrenda debe ser parte de lo que se realiza durante el culto dominical en una iglesia local. La Biblia da evidencia en cuanto a que la ofrenda es parte de la adoración al Señor.  Finalmente, en sexto lugar, la ofrenda debe ser proporcional a lo que se haya prosperado. La cantidad que se debe ofrendar es: según, o conforme haya prosperado. El Nuevo Testamento no establece una cantidad fija, o un porcentaje determinado para ofrendar al Señor. La cantidad es voluntaria, tomando en cuenta lo que se haya prosperado. En el Antiguo Testamento, los judíos estaban obligados por la Ley de Moisés a dar dos diezmos completos y un tercer diezmo cada tres años. Es decir que la ley de Moisés obligaba a devolver a Dios un poco más que el 23% de lo que se ha prosperado. La pregunta que yo siempre me hago a mí mismo es la siguiente: Si bajo la ley daban al Señor más del 23% de sus ganancias, hoy que vivimos bajo la gracia, algo mucho mejor que bajo la ley, ¿deberíamos estar dando menos que ellos?

  • ¿Cuáles son las coronas que el Señor Jesús entregará a los creyentes en el Tribunal de Cristo?

    El tribunal de Cristo es el evento en el cual el Señor Jesucristo premiará a los creyentes que mientras estaban en el mundo hicieron obras para glorificar Su nombre. Estos premios se llaman coronas en el Nuevo Testamento. Estas coronas son cinco. Primero, la corona incorruptible. De esta corona nos habla 1 Corintios 9:25 donde dice: Todo aquel que lucha,  de todo se abstiene;  ellos,  a la verdad,  para recibir una corona corruptible,  pero nosotros,  una incorruptible.

    Esta corona será para los creyentes que, renunciando a sus legítimos derechos, viven la vida cristiana, dispuestos a sufrir y soportar cualquier contratiempo con tal de alcanzar la meta de ser semejantes al Señor Jesucristo. Segundo, la corona de gozo. Sobre esta corona nos habla 1 Tesalonicenses 2:19-20. La Biblia dice: Porque  ¿cuál es nuestra esperanza,  o gozo,  o corona de que me gloríe?  ¿No lo sois vosotros,  delante de nuestro Señor Jesucristo,  en su venida?  Vosotros sois nuestra gloria y gozo.

    Esta corona está reservada para los ganadores de almas. Será para todos aquellos que presenten delante del Señor, las personas que lograron guiar al Salvador mediante la predicación del Evangelio. Tercero, la corona de justicia. Sobre esto nos habla 2 Timoteo 4:8. La Biblia dice: Por lo demás,  me está guardada la corona de justicia,  la cual me dará el Señor,  juez justo,  en aquel día;  y no sólo a mí,  sino también a todos los que aman su venida.

    Esta corona será el premio o la recompensa para los que aman la venida del Señor. Es para los creyentes que despreciando lo mucho que este mundo ofrece para que se sientan satisfechos, anhelan algo mejor, la justicia de Dios, lo cual será una realidad cuando venga por segunda vez el Señor Jesucristo. La cuarta, es la corona de gloria. De ella nos habla 1 Pedro 5:1-4. La Biblia dice: Ruego a los ancianos que están entre vosotros,  yo anciano también con ellos,  y testigo de los padecimientos de Cristo,  que soy también participante de la gloria que será revelada.  Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,  cuidando de ella,  no por fuerza,  sino voluntariamente;  no por ganancia deshonesta,  sino con ánimo pronto;  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado,  sino siendo ejemplos de la grey.  Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,  vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.

    Esta corona será para los creyentes que, siendo ancianos, obispos o pastores, cuidan con sano propósito la grey de Dios. El Señor Jesucristo, quien es el Príncipe de los pastores, premiará con la corona de gloria todo esfuerzo de discipulado y buen cuidado de los que son suyos. La quinta y última corona es la corona de vida. Hay dos pasajes que nos hablan acerca de esta corona. Uno es Santiago 1:12 y el otro es Apocalipsis 2:10. Tomemos el primero para ver lo que dice. Bienaventurado el varón que soporta la tentación;  porque cuando haya resistido la prueba,  recibirá la corona de vida,  que Dios ha prometido a los que le aman.

    Esta corona está reservada para todos los creyentes que soporten de manera digna, las pruebas y tentaciones por causa de la fe en la persona de nuestro Señor Jesucristo.